Partida Rol por web

- HEEEE!! Protesto Gog ante la afirmación que solo el semielfo veía en la oscuridad. - Mis antepasados cavaban en la fría piedra a oscuras, y los enanos vemos, sino mejor en la noche, que los propios elfos. El semblante del enano se había tornado duro y osco, pero tras sus espesas cejas rojizas, se podía vislumbrar una expresión juguetona y divertida, pues el tono de su voz, era sin duda, de broma.

- Por otra parte, estoy totalmente de acuerdo con Artin. No pienso subir por esa pared... - ¿Queréis que me rompa la crisma por con una tontería así? ¿Que diría mi gente si se enterara que me he roto la cabeza por ir trepando como los gatos, y no en una lucha atroz contra malditos orcos? No, Gog no trepará cual ratón. Dicho esto, clavó firmemente sus robustas y cortas patas contra el suelo, como si se resistiera a que alguien lo empujara, y desplazara del lugar que había tomado como suyo.

- Yo voto por encontrar otro sitio al que acceder a ese lugar...

-Bien, como queráis, yo voy a echar un ojo por esa grieta-les digo emocionado ante la pequeña azaña que estoy llevando a cabo.

Tengo ganas de ayudar a ese hombre, pero la idea de que puedan ser trasgos los que anden detrás, o que podamos enfrentarnos a algunos, alimenta mis ansias de seguir esa misma noche buscando pistas.

-Prometo que si no veo nada que llame mi atención, nos iremos de vuelta a la posada, pasaremos la noche y vovleremos cuando sea de día-les digo meintras me muevo agilmente hacia la grieta y miro a través de ella.

 Todos se quedan mirando a Reithar esperando que investigue aquella grieta. El elfo baja gracilmente de la roca y se acerca al muro. Justo donde hay un pequeño saliente unido al muro derruido, que os da una idea de donde empezaba el techo de la habitación. Al echar un vistazo bajo el techo restante, descubrís una telaraña grande y gruesa agitando suavemente con la brisa.

Alaina que se ha mantenido todo el rato oculta entre los árboles piensa:

Si fuesen a emboscarnos ya lo habrían hecho

Sigilosamente sin ser oída se acerca a sus compañeros y llega frente a ellos en el momento en que el enano dice que él no treparía por esa pared.

Gog dijo justo al lado de su oído de manera sorpresiva dirían que eres el primer enano que noa cepta una apuesta, te apuesto una moneda de cobre (que es lo único que queda en su monedero) a que no hay co......  a trepar ese muro dice Alaina intentando retar al enano.

Demasiado tiempo en la oscuridad reptando entre conejos le ha dado tiempo a Alaina a darle ganas de bromear y nada le parece más divertido que ver a un enano intentando trepar una pared.

Habiéndome encogido de hombros ante las objeciones de la maga y el enano (“Ya que estamos aquí…”, me reafirmo), me he colocado bajo la posición actual de Reithar, por darle alguna seguridad, no vaya a ser que sufra una sorpresa desagradable.

Sin embargo, al sentir de nuevo la presencia de Alaina, giro la cabeza el tiempo justo para preguntarle:

-¿No encontraste otra entrada a la torre en el rato que fuiste invisible?

 Mientras todos hablais y discutis sobre lo que deberiais hacer Reithar se acerca a la grieta. Observa con detenimiento la telaraña y el agujero. Alli no parece haber nada. Justo cuando se gira para deciroslo algo lo ataca por sorpresa y grita sorprendido. Todos mirais a la grieta donde imaginais que una terrible araña ha salido para atacarlo. Pero no es asi. Al menos no del todo. Entre las piedras que hay a los pies del elfo veis algoq ue se mueve. Al principio os parece otra roca con musgo pero a los pocos segundos veis unas patas alargadas y peludas que se agitan nerviosamente. La araña no estaba escondida en el muro si no debajo de las rocas y ha sorprendido a Reithar. La podeis ver claramente, del tamaño de la cabeza de un mediano, que se mueve entre los pies del elfo para picarle.

 La araña se mueve rapidamente y Reithar no es capaz de reaccionar a tiempo. Por suerte los aguijones de la araña se clavan en las botas del elfo pero no llegan a traspasar el duro cuerpo, por lo que Reithar consigue librarse de la araña, sin mucha dificultad.

Cuando la araña suelta mi bota, dándose cuenta de que no puede atravesarla. Decidido saco mi arco y la apunto tranquilamente manteniendo la cabeza fría y el pulso tenso.

-Suelo ser benevolente, peor cuando me atacan sin sentido sacan la pequeña minifiera que tengo dentro, amiguita-le digo a la araña como si pudiera entenderme.

Tenso la curda de mi arco y apunto. Suelto la cuerda y la flecha sale despedida.

 La flecha atraviesa completamente a la araña clavandola en el suelo. Un agudo chillido sale de ella mientras se retuerce ensartada en el suelo. Antes de poder suspirar otras dos arañas salen de la tierra atacando a Reithar y a Mircea por sorpresa. Por suerte para ellos ninguna de las dos arañas logra traspasar las ropas que los cubren.

Gog se aproximó sin dudarlo a uno de aquellos bichos. La verdad es que no eran muy grandes, pero era mejor no subestimar aquellas bestias peludas.

Las patas cortas del enano le impedían desplazarse con demasiada celeridad, pero intentó ir tan rápido como sus pies le permitían. No quería que se dijera que un enano no había corrido presto al combate, aunque fuera contra aquellos bichejos.

 El enano desenfundó su hacha y se lanzó corriendo al combate. Levantó su hacha y asestó un severo golpe, pero la araña mas agil se aparto y el golpe restalló en las rocas del suelo.

Alaina a una velocidad vertiginosa disparo su ballesta …

la flecha salio antes que su oración .

Dioses del mundo igual sigo a quien guié mi flecha....

pero la flecha se pierde

como los magos los dioses siempre decepcionan

Sin haber llegado a moverse, Artin observaba la escaramuza, concentrada en lo que sucedía, empuñando firmemente su lanza por si algo se atreviera a acercarse demasiado a ella. Observó como el hachazo del Enano se estrellaba contra las rocas, amenazando con su brutalidad, y como incluso la ágil alaina fallaba su tiro.

La costumbre y el instinto tomaron las riendas de la situación. Separando apenas los pies, y sin soltar la lanza de su mano derecha, Artin trazó con la mano izquierda un gracil movimiento, acabando con la mano abierta. En las puntas de sus dedos índice y anular podían verse dos pequeños puntos de luz, expectantes.

- ¡Shottei! - Exclamó, sin llegar a gritar, la vista fija en las dos arañas cercanas. En un visto y no visto, las dos pequeñas esferas salían relampagueando, esquivando a sus compañeros en zigazagas de efímera luz hasta estamparse cada una de ellas en una de las bestias.

La luz difusa del firmamento nocturno y la exigua del candil colocado a un par de metros, me dejan adivinar los bultos repugnantes de patas peludas y copiosas que chisporrotean sobre los escombros, y la impresión casi hace que se me olvide que tengo un disparo preparado.

-Aaah –apuesto a que no es muy varonil este gritito que se me escapa.

En lo que dura el susto, ya han tenido tiempo de arrojarse todos y cada uno de mis compañeros. Los dardos incandescentes de Artin acaban de exponer a uno de esos charquitos repiqueteantes de negrura y ponzoña, en trance de ir a saltar y picarme en las canillas.

-¡Pica esto, asquerosa! –impreco, y casi en simultaneidad, la cuerda de mi arco chasquea.

 Las arañas se movian muy rapido. Una de las flechas cercenó la pata de una de ellas mientras rayos de energía chocaban contra sus repugnantes cuerpos dejando unas marcas de quemaduras, pero aún asi seguían moviendose y acosando a los aventureros, tratando de subirse a ellos y picarles. Una de las arañas, pese ha haber perdido una de las patas se lanza sobre Mircea mientras trata de colocar otra flecha y le pica en la mano. Un quejido sale de su boca mientras ve como la criatura hunde sus aguijones en su piel.

 Notas un dolor agudo en tu mano que empieza ha adormecerte el brazo. Mueves los dedos pero siguen agarrotados.