Partida Rol por web

La maga tiene razón, ya lo corregí.

Bienvenida, Victoria.

Bienvenida!!!

 Ya he volvido... bueno a medias, ya que tengo todo hasta arriba y tengo que actualizar un poco. Sabed que seguramente mañana empezaremos, asi que espero que esteis todos listos y preparados. 

¡Bienvenido, Jefe! :D

¡Yo acabo de terminar! xD Me ha llevado más de lo que esperaba, pero también es verdad que me ha quedado muuuucho más largo de lo que esperaba... ^^"

De todos modos, espero que os guste si os apetece pasar un rato de entretenida lectura.

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- Cuéntanos tu historia, Artin.
Aquella sencilla frase, pronunciada en un tono de voz tan áspero y bajo que casi podría pensarse que la había imaginado, paralizó en el acto a la hechicera que casi se atraganta entre trago y trago de la oscura y fresca cerveza que tomaba. Sobreponiéndose al súbito atragantamiento la joven acabó de tragar, apuró su bebida y dejó caer la jarra con estrépito sobre la madera manchada y desgastada de la robusta mesa.
Frunció el ceño, desconcertada, mirando como si fuera la primera vez que lo veía el recipiente del que bebía hacía un instante, asombrada por su tamaño, y más desconcertada aún al hallar, frente a sí, nada más y nada menos que tres más, hermanas gemelas de la  que acababa de depositar.
Parpadeando como si despertara de un sueño, Artin fijó su más bien poco lúcida mirada hacia sus compañeros

- ¿Qué? - Preguntó, estúpidamente, y su voz pastosa y vacilante como la del más reacio borracho la sobresaltó. Carraspeó, como si intentara aclarársela, parpadeando una vez más. Pese a todo no pudo evitar que sus palabras sonaran ligeramente arrastradas. - ¿Qué has dicho?

Mircea tosió, se llevó el vaso que tenía delante (humeante y con un dulzón olor a miel y limón) a la boca y volvió a toser. Pero tampoco a él pareció darle resultado, pues su voz seguía siendo un graznido desteñido y descarriado.

- Cuéntanos tu historia. – Insistió, y sus ojos eran casi una súplica.

Artin levantó una ceja, y por un instante el mundo pareció enfocarse en su cabeza, como si el poder de un hechizo se resquebrajara y la lucidez se abriera paso entre su alcoholizada mente. Volvió a observar las jarras vacías. ¿Qué hacía ella bebiendo cerveza? Concretamente, ¿qué hacía ella bebiendo aquella desmesurada cantidad de cerveza? Juntando la recién vaciada jarra con sus hermanas, se obligó a recordar.
Estaban en una taberna, por supuesto, en el más remoto de los pueblos que habían visitado aquellos meses. Habían pasado los dos últimos días persiguiendo al Demonio Inverso por encargo del mandamás de aquella zona, por cuya aniquilación ofrecían una desorbitante recompensa. No habían podido resistirse y se habían lanzado de cabeza a la aventura, llevados por el oro, por la necesidad de hacer el bien, por la promesa de una buena comida y mejor bebida, por la gloria de componer una gran canción o por el mero hecho de vivir una aventura más y conocerse a sí misma un poco mejor. Habían encontrado al Demonio, y por supuesto, habían acabado con él. Pero, como venía siendo habitual últimamente, las cosas no habían salido tan bien como cabría esperar…

Miró a sus compañeros, uno por uno, sonriendo estúpidamente al darse cuenta de qué estaba pasando allí. Los cinco sin excepción estaban sufriendo las consecuencias de haberse enfrentado al Inverso y los efectos de su poder aún perduraban: Mircea estaba atrozmente afónico y no era capaz de arrancar de sus instrumentos una sola nota acertada, hasta el punto que incluso alguien a quién jamás le hubieran enseñado a tocar un instrumento parecía virtuoso a su lado, sumiéndolo en una profunda desesperación. Gog, el siempre alegre y borracho enano, era incapaz de tomar una gota de alcohol o comer una sola miga de pan sin vomitar, y llevaba toda la noche a base de agua, más sobrio incluso que cuando nació y del peor humor que jamás se hubiera podido esperar. Alaina, la pícara más pilluela y ladronzuela que Artin había conocido en su vida tenía entre manos una bolsa repleta de oro que, irónicamente, había ganado honradamente al matar al Inverso.... y estaba gastando pieza tras pieza invitando a sus compañeros y a cuantos parroquianos habían entrado aquella noche en la taberna sin poder evitarlo, sin que nada de lo que le dijeran pudiera convencerla de lo contrario, gastando a manos llenas una cantidad de oro que nunca antes había tenido y que jamás hubiera derrochado (y menos de un modo tan absurdo) de estar en sus cabales. Reithar, el bonachón y dicharachero semielfo tenía medio cuerpo sobre las sucias tablas de la mesa, refunfuñando por lo bajo mientras, de cuando en cuando, intentaba deshacer las ataduras que le aprisionaban las muñecas. Habían tenido que desarmarlo completamente e impedirle el movimiento al salir de la guarida del Inverso para lograr que dejara de intentar matarlos, a ellos, sus propios compañeros, pero eso no había evitado que su nunca antes afilada y venenosa lengua estuviera desatada y llevara horas profiriendo insultos,  maldiciones y amenazas entre dientes a cualquiera que se le viniera a la mente con promesas de muertes horribles, lentas y dolorosas. Y de hecho no lo hacía en voz alta únicamente por que cada vez que alzaba la voz Gog le endiñaba un sopapo.

¿Y ella? Artin se rió como una loca al reconocerse, acariciando casi con mimo la más reciente de las enormes jarras que se había bebido aquella noche. Ella, que pese a su don de lenguas y su desparpajo siempre se mostraba reservada y taciturna, comedida y responsable, había empezado a beber, y tenía el vago recuerdo de no haber parado de hablar en toda la noche, aunque no podría decir sobre qué. Por eso el Demonio Inverso se llamaba así, y maldito fuera él y su poder que convertía a las personas en negativos de sí mismos, opuestos exactos que eran realmente eran.

Volvió a reírse de aquella forma desgarbada y despreocupada una vez más mientras el tabernero, por petición de la pícara, le traía otra de aquellas enormes jarras llena del espumoso caldo. La joven se lo llevó a la boca de inmediato, teniendo que reconocerse que no estaba tan malo, mientras observaba con ojos divertidos y estúpida sonrisa en los labios como Alaina le pagaba generosamente por aquella nueva consumición y cómo el tabernero recibía el pago con expresión desconcertada e inquieta, como si temiera que la pieza de oro que acababa de encerrar en su puño pudiera desaparecer por arte de magia. Pero a fin de cuentas, ¿quién podía culparlo de desconfiar de una pícara que se comportaba con tal ligereza con su dinero e iba acompañada de tan extravagante grupo?

Volvió a mirar a Mircea, que seguía con la vista fija en ella, como esperando una respuesta a la petición que le había hecho, y volvió a fruncir el ceño. Jamás le había hablado a nadie de su pasado. Jamás había contado su historia. En condiciones normales, jamás lo hubiera hecho. Pero desde luego aquellas no eran condiciones normales: su cabeza había vuelto a sumergirse en aquella especie de hechizo que los embargaba a los cinco, o quizá sólo en las bondades del alcohol, despreocupándola de todo.

- Está bien. - Dijo, y ni siquiera se alteró al darse cuenta de que estaba cediendo. Todos sus compañeros fijaron sus ojos en ella, sorprendidos, e incluso el pequeño gato, que estaba echado sobre el zurrón que Artin tenía a su lado, levantó la cabeza con lo que podía interpretarse como verdadero interés. La joven miró a Mircea con lo que podría haber sido altanería de no haber estado tan rematadamente ebria. - Te voy a enseñar cómo se cuenta una buena historia, bardo.

Y enderezándose, alzó la voz y empezó a hablar.

“Érase una vez....

Madre del amor hermoso...

Voy a ponerme las gafas de leer, Artin, pero

hace hasta ilusión, porque en esa foto salimos nosotros!

Salís todos en el relato, salvo Victoria, a la que se supone que todavía no conocemos :)

Y sí, es un señor tocho... pero bueno, espero que os entretenga, cuanto menos xD

xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

Sed sinceros: os quejáis, pero... ¿a que os morís de curiosidad después de esa introducción?

Esto tengo que leerlo con calma, pues tiene buena pinta. ^^

Bien, bien... Voy a dejar de monopolizar el escenario, a ver si el resto se anima, que al final acabo haciendo siempre de portavoz xD

¿Te ha dado por leerte mi testamento? xD (Confieso que estoy impaciente por saber vuestra opinión xD)

 Sandri si puedes, pregunta a alberto que es lo que iba a hacer Alaina... por que no tengo ni idea de a donde se ha ido ni nada...una situacion un poco extraña :S

Ok, cuando hable con él se lo pregunto que ahora está durmiendo, vale?? En cuanto sepa algo te aviso...^^

Que su intencion era intentar robarle la cartera. Pero que ahora que quiere que le ayudemos pues Alaina aparta la mano y no le roba...algo asi me ha dicho....

 ok

tratare de penejotizarle como mejor pueda

No cree que este muchos dias malos, pero si que lo hagas, seguramente mañana ya pueda postear, era solo para que supieras porque ayer no lo hizo y hoy tampoco... pero ok, dice que escribas uno y ya seguira el^^

 Nah si es un dia me la pela, puede ser que se quede alli mientras los demas hablais...que ya escriba el mañana si se encuentra mejor

No quiero ser picajoso, pero por la introducción que hizo el director,

yo entendía que estábamos en el camino;

todos habéis decidido que nos encontramos en una posada

o similar. ¿Seguimos por ahí, verdad, director?

 En efecto estais en medio de un camino, tal y como he descrito... 

Yo también nos imagine acampados al lado del camino ^^

 Victoria Cedric puede ser un pariente tuyo, un conocido, un amigo... en definitiva lo puedes conocer de lo que te de la gana. No me digas que eres su novia o su mujer pero por lo demas lo que tu quieras :)