Partida Rol por web

Artin observó al guardia con curiosidad. ¿Era miedo lo que detectaba en él? ¿Algún tipo de extraño recelo? Se tomó unos segundos para valorar la actitud de aquel elemento, más allá de lo lógico o ilógico que era tener un aviso de que no se admitían visitas pero abrir la puerta o viceversa.

¿Porqué aquel hombre parecía tan inseguro, tan ansioso por echarlos de allí, pero no se mostraba a la vez tan cauto, tan reservado, tan poco convincente? Artin tenía la sensación de que existía una amenaza más bien vacía en las palabras de aquel hombre, una autoridad fingida sin respaldo, un querer demostrar que se era algo que no se era. Era sólo una intuición, una corazonada. Pero ahí estaba.

- Me importa un bledo lo que tu sepas o no sepas, pasmarote. - Soltó Artin, de repente, irguiéndose cuan alta era sin soltar su lanza. En ese momento ya no parecía ni cansada, ni herida, ni tan siquiera amable. - Pero si Landatus está en casa ya le estás diciendo que queremos hablar con él, o mejor aún, con el Mago Delthis. Y nos gustaría hacerlo por las buenas, para variar.

Artin se dio cuenta de que el guardia parecía nervioso. Posiblemente por el echo de que esperara algún aldeano o quizás un simple pretendiente al que echar fuera y se encontró con un buen grupo de gente que no era "lo corriente". En cualquier caso las palabras de la hechicera le hizo plantearse su situación.

-Está bien seguidme. Pero os advierto, no intentéis nada raro. Delthis es un mago poderoso y no sería bueno para vosotros enfadarlo-dijo mientras os guiaba hacia la torre.

Tras pasar un pequeño patio lleno de rocas y barro llegáis al vestíbulo. La decoración de la casa es parca, y sólo hay unos  pocos cuadros y tapices para dar color al lugar. El guardia cruza a la siguiente sala, la que parece ser la sala de audiencias. Ésta es atravesada por hileras de columnas de piedra. Decorada con mugrientos tapices llenos de telarañas que representan escenas de luchas entre héroes y monstruos. A lo largo de la pared opuesta hay un estrado de piedra, con dos sillas finamente talladas y cuatros preciosos candelabros dorados. Una gran chimenea caldea la habitación y, calentándose en ella, una figura negra y pesada permanece en el suelo. Parece ser un enorme perro negro, que observa a los personajes con ojos amarillentos y prominentes en los que arde una inesperada inteligencia.

-Esperad aquí-os dice malhumorado- informare a Ladanthus de vuestra presencia y el os recibirá. Como ya os he advertido, tened cuidado con lo que haceis-dijo una vez mas antes de salir de la sala.

No tarda en aparecer un criado, un chico joven de aspecto desaliñado y pelo oscuro que ofrece a los visitantes un refrigerio mientras esperan.

Siempre me ha fascinado la facilidad que tiene Artin para hablar con la gente, pero creo que no recuerdo ninguna ocasión en la que se hubiera enfadado de verdad, por eso cuando la veo enfrentarse al grandullón me sorprendo bastante.

"Yo soy incapaz de sacar ese genio... ¡cómo admiro a mis compañeros!" pienso inocentemente mientras sigo a todos mis compañeros y entramos todos juntos a la torre.

Observo todo con mis ojos de semielfo rápidamente acostumbrados a la tenue luz. Una expresión de asco sale a mi cara cuando veo los mugrientos tapices. Agradezco al criado el refriegerio pero no lo tomo, ni siquiera me apetece y no me fío mucho de ese Landathus ni de Delthis como para tomar algo que me ofrezcan ttras las puertas de su torre.

-Alaina, Gog yo no tomaría nada de lo que nos ofrezcan, no debemos olvidar que la gente que entra aquí ya no sale-les comento tan bajito a los dos, que suelen ser los que no tienen problema en beber todo lo que les ponen delante, que casi les cuesta a ellos escucharme.

Mis ojos se desvían al perro y sin casi pensarlo me doy cuenta que a Wolf que sigue pegado a mis pies. El lobo mira sin pestañear el perro. Acaricio suavemente su pelaje espeso mientras espero a que aparezca el tal Landathus.

Resoplo, desistiendo de seguir dándome aires de malote. Ya estaba por beber de la copa, cuando la advertencia de Reithar me hace dar un respingo. La retengo en mi seno y giro sobre mis pies para examinar la estancia.

-Bueeno –murmuro entre dientes-, es chocante, ¿no? Ya estamos dentro, con armas y todo. ¿Y ahora qué haremos: los interrogaremos sobre Cedric y afearemos su conducta para con los aldeanos? ¿O seguiremos mintiendo?

“Estad ojo avizor por si hubiera rincones, palcos o saeteras desde los que pudieran sorprendernos en esta sala de tantas columnas.

Gog parecía haber disfrutado de aquel intercambio de palabras de sus compañeros con el guardia. Aun en medio de la sala no podía esconder la sonrisa que adornaba su rostro.

Con digna pose, estuvo a punto aceptar el refrigerio que se le ofrecía, más la insinuaciones de Reithar le hicieron arrugar la nariz y rechazar la bebida.

Poco a poco, el semblante del enano se fue tornando más serio. Estudiaba con esmero la sala en la que se encontraban debido a las palabras de Mircea.

- ¿Y ahora que? Cruzó sus fornidos brazos sobre el pecho. - Me da en la nariz, que nos hemos metido en la boca del lobo...

Alaina penso en el licor y el consejo dado por el elfo

mierda tendre que matar a diestro y siniestro !!!!!sobria!!!!!!

Perfeco desde la boca es mas facil destrozar la garganta!

en el momento que pudo con una señal indico a sus amigos que se ocultaria por algun lado moviendose silenciosamente se oculto como pudo cuando nadie miraba

Victoria está constantemente con su mano tocando su arma. Está pendiente de la extraña figura del suelo. No puede evitar mirar al enorme perro de extraños ojos amarillos. En ellos parece haber algo de inteligencia... 

Victoria comienza a dar vueltas alrededor de la criatura, evidentemente había hecho caso de los consejos de los demás, pues ella misma iba a dar el mismo consejo.

La mujer paró en seco, su puso de cunclillas y miró directamente a los ojos a la criatura, entonces rompió su mutismo.

Algo me dice que Delthis ya nos está vigilando...

Una vez dentro de la espaciosa sala, algo parece distraer a Artin, que se gira para mirar hacia atrás. No parece ver nada más que lo evidente, pero su atención queda fija allí durante algunos instantes, mientras sus compañeros comentan la nueva situación. ¿Se lo habrá imaginado?

La voz de Victoria parece devolverla a la realidad, y la hechicera se centra en el presente.

- No sería lógico que no lo hiciera. - Responde, encogiéndose de hombros. Repasa la conversación de sus compañeros mentalmente, cobrando consciencia de lo que se ha dicho antes de responder. - En cuanto ahora, por lo pronto esperaremos a ver si alguien se digna a presentarse ante nosotros y escucharnos aunque sea por cortesía. Si no... - Artin fija su mirada en los relucientes ojos del animal que hay en el suelo, aparentemente inmovil. - encontraremos la forma de que se nos escuche.

Como si lo que acaba de decir no fuera una amenaza, sino un simple comentario, Artin se entretiene a acariciar a su gato, que se ha acurrucado en sus brazos y la mira a los ojos.

- ¿Sientes curiosidad, verdad? Yo también.... - Murmura Artin, dirigiéndose exclusivamente a su gato. A través del vínculo empático que los une Chizu puede comprender que su ama se refiere a esas voces que hace un instante han escuchado.

El guerrero enano repiqueteaba sus dedos enguantados sobre la hebilla de su cinturón, esperando de forma impaciente a que algo sucediera.

No se sentía demasiado cómodo en aquel lugar, aunque estuviera rodeado de piedra vieja y trabajada, había algo que no le gustaba. No sabía el que, pero no le gustaba.

- ¿Cuanto tiempo tendremos que esperar aquí sin hacer nada?

-Ten paciencia, amigo enano, ten paciencia-le digo mientras mis ojos de semielfo siguen mirando la sala con interés, aunque yo también comienzo a estar impaciente.

Wolf se mantiene pegado a mis pies sin quitar ojo al perro enorme de ojos amarillos que hay en la sala.

Parece que todos han seguido mi consejo y nadie ha bebido del jugo que nos ofrecían.

"Delthis nos vigila" pienso después de que lo comenten.

Alaina mira en silencio desde las sombras y se pregunta cuando tardaran en aparecer el dichoso mago

No tarda mucho en aparecer un hombre esbelto y elegante, de larga melena y bigote refinado que os sonrrie y os saluda.

-Buenos dias-os dice con cortesía-espero que los criados os hallan tratado correctamente, últimamente están algo nerviosos y hace tiempo que no recibimos a nadie. Espero que no se les halla olvidado como se debe tratar a las visitas-bromea- Disculpad la espera, como ya he dicho no esperabamos a nadie. Mi nombre es Ladanthus-dice haciendo una ligera pero cortés reverencia.

Le dedico una inclinación de cabeza. No puedo negar que estoy sorprendido, me esperaba un aspecto más avieso de nuestro antagonista. Respondo con tranquilidad:

-No tenemos queja, Ladanthus. Es más, diría que ese hombre hace muy bien su trabajo de espantar a los ociosos. La morada de un mago infunde respeto, pero también mueve a los gandules y los zagales a someterse a ritos de iniciación. Mejor tener un guardián malencarado que la plaza manga por hombro con sus incursiones. –Decido ir al grano: -Me presento: soy Mircea Cólodrin, el músico trotamundos, primer discípulo del otrora afamado Olias de Agujerocolina y Solera. Voy tras la pista de un camarada de profesión, Cedric el Tornasolado. Nos dimos un plazo de  tres meses para encontrar la inspiración y completar una ofrenda musical para la Reina Lucille.

“Cedric me aviso de que andaría por esta parte del Reino. Estos de aquí, buenos amigos y gente de valía, decidieron acompañarme. En Costa Tempestuosa nos informaron de que se presentó ante Delthis. Como no hay rastro de él, y estamos muy preocupados (sobre todo su hermano Seimus, un caballero de solera, prometido con una camarera de la Reina –de este feliz vínculo queremos valernos Cedric y yo para hacerle llegar a la reina nuestro presente-), se me ocurrió que es posible que el mago, o tú mismo, conozcáis su posterior destino. Tal vez hiciese alguna alusión…

“Ah, y por cierto que también me trajo la curiosidad por conocer en persona a la famosa Liriandra; como pago por saciarla -mi curiosidad, digo-, no tendré inconveniente en deleitaros con una demostración de mi talento al violín.
 

- Mi nombre es Victoria, soy sirviente del dios Heioroneus, dios del valor y su valentía acompaña siempre nuestros cuerpo y corazones. Como bien ha dicho Mircea, somos sus amigos y acompañantes, gente de gran valía. Ahora haz caso a sus sabias palabras, y sobretodo a su música. No escucharás a nadie que toque tan bien como él.- Dijo todo esto mientras hacía una reverencia ante Landathus.

Ladanthus se queda pensativo unos segundos y después niega con al cabeza.

-No recuerdo a nadie por el estilo, quiero decir, caballeros rubios y de brillante armadura venían en tropel asi que me es dificil diferenciar unos de otros. Aunque debo deciros que si vino aquí no consiguió la mano de Liriandra, asi que seguramente volviera a su castillo después del rechazo. No hay muchos caballeros que se sientan gallardos después de que ella los rechace... aunque... ¿decís que tocaba como un bardo? Quizás si que me suene pero debo deciros que su nombre no es bien recibido en esta torre pues ofendió a Delthis y a la muchacha-pero sus palabras son silenciadas por el batir de unas alas, un gran cuervo negro vuela hasta el hombro de Ladanthus y se posa en él dejando caer en sus manos un pequeño pergamino- Vaya, estais de suerte. Delthis dice que estais invitados esta noche ha cenar con nosotros. Estará la joven Liriandra, asi que podras satisfacer tu curiosidad Colidrin-dice sonrriendo- aunque como ya os he dicho, evitaría hablar de ese tal Cedric en presencia del mago.

Alaina en silencio sigue a sus compañeros temiendose que algo malo pase

Jo que hambre pasare!!!!

Parece que al final hemos medio cambiado los planes, así que me relajo y mi pose de pretendiente pasa a ser mi acostumbrada pose amistosa y amable.

Casi prefiero quedarme callado mirando de uevo a mis compañeros hablar, siempre se les ha dado mejor que a mí y acostumbran a hacer siempre lo correcto. Aún así no puedo evitar sentirme algo tenso ante la idea de cenar con nuestros anfitriones pues, parece ser que las cosas por allí son algo diferentes a como las imaginé.

"Dicen no conocer a Cedric... pero es seguro que él vino aquí... Liriandra pudo recharzarlo, pero ¿tal cruel es que la gente prefiere que nadie más los vea? ¿Tan hermosa es que una negativa molesta absolutamente  tanto? Peor aún... ¿qué le han hecho al pobre Cedric?" pienso mientras miro al joven que nos sirvió los refrigerios, pero su pelo es oscuro, luego miro al perro."No, no Reithar, no creo" me digo borrando la idea absurda de que el mago lo haya convertido en esa bestia de aparente inteligencia.

Mi mano se sumerge de nuevo en el espeso pelaje de Wolf que se ha puesto de pie y se encamina hacia el perro.

"Al fin y al cabo e sun comportamiento natural entre animales" pienso mientras Wolf camina tranquilo hacia el perro.