Partida Rol por web

La clériga es atractiva, y tiene buen gusto. Indudablemente, mi interpretación de más atrás debe haberla encandilado. Henchido como un pavo, procedo a corregir con indulgencia a Ladanthus:

-Cólodrin, por favor. Pero no importa; luego de mi actuación, mi nombre quedará grabado a fuego en tus mientes. –Río cortesano. –Por supuesto que aceptamos la invitación de Delthis, transmítele nuestro agradecimiento, por favor.

“Y bien, estarás ocupado, creo que será mejor que nos despidamos hasta la noche. Gracias también a ti por tu tiempo y tu amabilidad.

Artin, cosa extraña en ella, había permanecido durante toda la recepción en segundo plano, en silencio y observando. No había visto motivo ni razón para intervenir en la conversación ante el desempeño de su compañeros para con Landathus, así que ella se había limitado a observarlos, observar a su "anfitrión", contener sus reservas al respecto del lugar, el trato, la invitación y las circunstancias, e intentar descifrar qué ocultaban las buenas maneras del hasta ahora catalogado como "matón".

Todo ello, con un oído puesto a su alrededor, esperando volver a captar aquel particular sonido que minutos atrás la había sorprendido y que nada encajaba con aquel lugar ni el concepto que tenía de él, mientras acariciaba con tranquilidad e incluso lasitud al pequeño felino que descansaba en sus brazos.

Gog se preguntó por un instante quien narices era aquel Cedric. Cuando poco a poco, retazos de conversaciones fueron llegando a su memoria desde algún lugar oscuro, húmedo y etílico de sus recuerdos.

Sonrió bajo su bigote para si mismo al recordar el motivo de su visita allí. Casi se le había pasado por alto, pues el plan inicial había sido sustituido por el deseo de partir cabezas y cercenar miembros.

Miró a sus compañeros orgulloso de si mismo, meneado la cabeza, aprobando algo que nadie más sabía excepto el mismo.

- Comida y bebida. Pronunció de forma abrupta con una carcajada. - Que maravillosas palabras. Aunque no estaba seguro de haber escuchado la palabra "bebida" ¿Que era una cena sin vino o cerveza?

Alaina babeaba frente a la idea de de un buen trago pero preferia seguir en el anonimato .

Comida y bebida......como no sea peligroso me lo como !!!!

- Muchas gracias por la audiencia. Qué Heioroneus siga su camino y le ayude. Aquí, una servidora del valor, se despide hasta más ver.

- Señores, marchémonos.

Y volviendo a su mutis hizo el amago de girar y tomar la puerta por la que habían venido.

Sientes que una mano suave y fresca te roza el hombro pero cuando te giras detrás tuya solo están tus compañeros.

Venid esta tarde, cuando el sol torne naranjas las nubes y tendréis un mejor recibimiento-dijo con una ligera reverencía- Mandaré a uno de mis hombres que vaya a buscarlos a la aldea.

Sin borrar su sonrrisa en ningun momento se despidió del grupo, incluyendo a Alaina, a la que el cuervo había descubierto pero a Ladanthus no pareció molestarle el hecho de verla salir tras una columna y siguió despidiendo al grupo. mientras caminaban hacia la salida el grupo parecía algo molesto, pues habían tenido que ir hasta allí montando toda aquella parafernalia para nada, bueno no exactamente, habían conseguido una audiencia con el mago.

Alaina tenia una cara de enfado digna de los mas grandes ogros mientras entre dientes farfullaba

No comi nada y ademas me descubrieron , como se atreve ese pajaraco a descubrirme desde mi gran escondite.......detras de una cortina !!!!! era una gran idea!!!!

Su estomago reclamaba comida con un sonido similar a un buey moribundo

Nunca he sido muy ducho en según que situaciones, pero no me gusta como se tornan las cosas.

-Chicos... ¡va da igual!-nunca he acertado en según que situaciones y aunque las cosas no hayan salido como hemos querido la idea de que vayan a buscarnos ellos no me parece muy normal.

Paseo mi vista por el paisaje.

-No os azoreis, Alaina, esta noche tendreis comida....-le digo dejando la frase en suspenso.

"O no" pienso ligeramente.

-¿Alguien más tiene la sensación de que esto no debería ser así? Quiero decir... ¿venir a buscarnos? ¿Mejor recibimiento? ¿No se ofenden porque Alaina se esconda? Cualquier persona que una pícara se esconda en su casa se esfada o como poco sospecha que quiere robar, no te ofendas Alaina... no me encaja-digo yo, sorprendido de mí mismo por no confiar en als buenas intenciones de alguien.

Gog llevaba algún rato meditabundo, y para sorpresa de todos, no estalló en júbilo ante la perspectiva de comer algo por fin. Tenía las cejas encorvadas y se mesaba la barba insistentemente. Algo lo tenía preocupado y desconcertado.

- Si, muy extraño... Pero no, eso no es lo que me preocupa más. Dijo en tono serio, y su voz empezó a tornarse en un susurro. - He notado algo... Su mirada paso por cada uno de sus compañeros, como si esperara que estos reafirmaran sus palabras. - Una mano suave como el viento me rozó el hombro, pero al girarme, ya no estaba allí... Como si hubiera sido un fantasma. Sus ojos se abrieron como platos ante su propia narración de los hechos.

- Este lugar está maldito, o algo peor... No se si es buena idea inmiscuirnos en asuntos de magos... El valiente guerrero parecía no estar muy convencido con el siguiente paso a seguir.

Victoria se encogió de hombros ante las palabras. No había más razón para seguir allí. Así que miró al resto de sus compañeros esperando a que tomasen la decisión de regresar.

Artin salió junto a sus compañeros del salón dónde Landathus les había recibido. Nada más salir al patio se detuvo, echando un vistazo a su alrededor: el patio en sí parecía desierto, aunque la hechicera no descartaba que alguien pudiera estar observándolos desde cualquiera de las ventanas de la torre sin que ellos pudieran apreciarlo. Suspiró profundamente, todavía en silencio. Lo cierto es que no había mucho que decir.

El resto de sus compañeros habían empezado a dirigirse hacia la salida, el gran portalón La joven los observó avanzar bastante decididos, comentando la situación con diversos grados de suspicacia, incluso temor. Lo cierto es que a ella también la había desconcertado tanto el aspecto como el talante del presunto matón... Y en otras circunstancias posiblemente hubiera alargado aquella conversación más, mucho más, con tal de intentar entrever su verdadera personalidad.

Pero no en aquella ocasión. Sonrió, guardándose para sí el porqué, mientras distraídamente retomaba el paso sin perder de vista a sus compañeros, que cada vez estaban más cerca de la puerta.

Los pasos cortos, pausados y perfectamente medidos de la hechicera, lejos de llevarla por el mismo sendero que los de sus compañeros, la hicieron recorrer parcialmente el borde de torre, en busca de un lugar lo suficientemente discreto. Si todo salía como esperaba, podría permanecer un poco más en aquella torre, intentando averiguar qué había sido aquel sonido que había escuchado, o si tenía suerte, algo más sobre Landathus, Delthis o Liandra.

Pero para eso tenía que esperar a que sus compañeros salieran de la torre sin que la echaran de menos, y una vez sola, moverse por la torre con sigilo y tiento.

Miró al pequeño gato que todavía tenía entre brazos, el cual, a su vez, llevaba un buen rato mirándola. Chizu había notado que su propietaria tramaba algo, pero no acababa de saber el qué. La hechicera se inclinó sobre él, dándole un ligero beso en el cogote a su fiel y querido compañero.

- Ve a ver si encuentras un sitio para colarnos silenciosamente dentro, Chizu. Vamos a explorar un poco con discreción, ¿de acuerdo? - Susurró, tan bajito que prácticamente ni ella misma podía oírse, pero que los sentidos agudizados del pequeño felino era más que suficiente.

Justo antes de soltarlo, Artin volvió a mirar a sus compañeros, que paso a paso estaban ya prácticamente en la puerta. Levantando apenas un poco el dedo índice de su mano derecha, apuntó al Bardo primero y al pequeño felino después. El poder en su interior se removió apenas un instante, mientras el hilo de cobre reaccionaba al conjuro, tomando una temperatura apenas un poco más elevada que la que tenía hacía un instante, cerrando así el enlace.

Ahora la hechicera sólo tenía que esperar a que sus compañeros salieran por la puerta mientras vigilaba que no apareciera nadie de improviso que la sorprendiera. En cuanto lo hicieran, avisaría a Mircea de sus planes antes de desconectarlo y mantendría el hechizo con su gato, evitando así tener que verbalizar las palabras, pues con sólo gesticularlas él (y sólo él) podría oírla.

El grupo salió de la torre, el guardia que los había recibido cambió un poco de tono, pero seguía malencarado. Todavía incrédulos dada la imagen que se habían hecho de Ladanthus, que parecía mas cortés que villano. De nuevo fuera de la torre ya solo quedaba esperar a que atardeciera para volver y cenar con el mago. Quizás así lograrían convencerlo de que no explotase a las gentes de Costa Tempestuosa.
 

Apenas habías caminado unos pasos cuando os disteis cuenta de que solo erais cuatro. ¡Alaina y Artin no estaban con vosotros!

Antes de salir, lograste esconderte tras la puerta. Cuando tus compañeros salieron de la torre ya no estabas con ellos. Bien, habías conseguido quedarte dentro pero... ¿como seguirías oculta? No era nada facil esconderse en la torre, como habías podido comprobar en la sala de audiencias. Aun así alli estabas, y todo lo que te rodeaba parecía caro...

Mmmmmmm..... cosas de valor!!!!!
Alaina estudio Cada rincón del castillo en busca de que sus oídos inquietos encontraran algo de interés.
¿eso es de oro?
Moviéndose silenciosamente intenta aplicar sus técnicas aprendidas tras años de pillajes barios

-¿No os molesta que hagan estan cosas? Porque a mí me molestan mucho-digo con un tono todo lo enfadado que puedo llegar a estar dentro de mi humilde y afable carácter-.Se supone que somos un equipo, ¿no deberían avisarnos de las ideas que tienes? ¿Cómo sabremos que están bien ahí dentr solas?-digo algo molesto mientras pateo una pequeña piedra que hay en el camino.

Sigo adelante mi camino junto a mis compañeros.

"Ya no podré estar tranquilo en todo el rato" pienso mientras imagino las cosas horribles que pueden ocurrir dentro de esa maldita torre.

La joven sonrió discretamente cuando por fin sus compañeros salieron de la torre. Tras ellos, el mismo guardia que los había recibido al entrar cerró la puerta, antes de volver a su garita con cara de pocos amigos. No parecía haberse dado cuenta o había pasado totalmente por alto el hecho de que sólo salieran cuatro de las seis personas que habían entrado.

Un momento... ¿Cuatro?

La sonrisa de Artin se intensificó. No había sido capaz de darse cuenta del momento en el que la pícara había hecho acto de desaparición repentina, pero tampoco era algo inesperado que la pícara hiciera de las suyas. Y en el peor de los casos contar con la pequeña moza allí dentro podía ser una ventaja.

Reconocido el terreno, y con todo tranquilo, Artin procedió a concentrarse en el vínculo que mantenía activo con Mircea, antes de que este se alejara demasiado de la torre.

- Mircea, soy Artin. No te asustes: estoy empleando uno de mis conjuros para que podamos comunicarnos a distancia. Atiende, por favor.

Las palabras de Artin, apenas murmuradas por ella en el más absoluto silencio, fueron escuchadas con total claridad por el Bardo, que apenas se había alejado unos pasos de la torre, como si la hechicera estuviera a su lado mismo.