Partida Rol por web

La puerta hace presión en el pie de Barry, quien impide que se cierre, y la respuesta de Bohrer es hacer aun mas fuerza, aunque Barry puede notar que cuando empieza a hablar el político cede completamente, escuchando con atención lo que dice, aunque sin volver a asomar el rostro por la puerta.

- ¿Y para quien trabaja exactamente? - pregunta finalmente, tras un largo silencio de duda – No me insulte – dice seguidamente, sin dejar contestar a Barry – no es la primera vez que me chantajean, y tengo la suficiente experiencia como para saber cuando alguien esta faroleando... así que, ¿Tienes algo que realmente me pueda interesar? ¿O acaso debo llamar a la policía para que saquen tu culo de aquí? - dice, y por su tono parece estar bastante tranquilo, pese a las amenazas de Barry.

Roger asintió, aunque sus músculos se tensaron cuando el cacheo y estuvo a punto de propinarle un rodillazo al matón. Pero se contuvo. Iban a hacerlo bien esta vez. Iban a hacerlo bien.

-Vamos. -Dijo, y se dejó guiar.

Barry sabe que tiene una ultima frase para conquistar su objetivo.

Dar nombres en la calle es poco inteligente, y en cuanto a pruebas, hay un cadaver en la morgue del Hospital al que ciertos tipos de los bajos fondos relacionan con usted. Y eso, es improductivo, yo tenia la esperanza de hablar de negocios de muchos ceros.

Barry saco el pie. Debia de parecer poco ansioso. Si parecia desesperado por entrar, seguramente lo echaria y comprovaria la informacion. Si conseguia mantener su interes un poco mas quizas abriera. O quizas ya hubiera tirado su ultima oportunidad.

No pensaba presionar mas. Que fuera la avaricia la que moviera a aquel tipo.

Ted se deja hacer mientras le registran. No le gustaba que lo hicieran, pero no les quedaba otra, no iba a hacer ahora ninguna estupidez que lo jodiera todo. Cuando terminan y el tipo les dice que podían ponerse en marcha, se limita a seguir los pasos de Roger sin pronunciar palabra alguna.

Se hace un silencio al otro lado de la puerta. Barry espera a que Bohrer responda, y por un momento parece que esta a punto de hacerlo, que piensa en las palabras de Barry, el cual capta su enteres, y se toma su tiempo para formular una respuesta... pero no es así. Tras un prolongado silencio, finalmente, la única respuesta que recibe Barry de aquel sujeto es la puerta cerrándose justo en su rostro.

Ambos suben a la camioneta negra que hay frente a la casa, acompañados por los matones. Aquel vehículo lujoso, digno de cualquier gangster del gueto, se pone rápidamente en movimiento, mientras en su interior se mantiene un ambiente que mezcla silencio con tensión, acompañados de las miradas desconfiadas de aquellos matones.

El vehículo se aleja de aquella zona, acercándose a las calles comerciales del distrito, dando varias vueltas, hasta, finalmente, detenerse frente a lo que parece ser un pub, a estas horas cerrado. Todos bajan del vehículo, los dos hermanos siempre bajo la mirada de los matones, quienes los conducen a un callejón que hay a un lado del local para luego hacerles entrar por la puerta trasera, la cual da a una escalera que lleva directamente al segundo piso.

Al llegar a la ultima planta de aquel edificio traspasan la ultima puerta que da a una habitación grande, prácticamente sin ningún mueble salvo por un escritorio, una silla, y una caja fuerte. Hay algunas cajas con papeles, pero nada mas. El lugar parece abandonado, o al menos nadie parece tener planes de quedarse en el mucho tiempo mas. Las unicas ventanas, que dan a la calle de en frente, estan cubiertas por las cortinas, y nada se puede ver a traves de ellas.

Sentado sobre el escritorio, de brazos cruzados, y mirando directamente a quienes acaban de entrar, esta Walker.

Lleva una camisa a cuadros y un pantalón suelto, así como una bandana en la cabeza. Nada demasiado ostentoso para alguien de su posición. Al ver entrar a los hermanos Foster se incorpora, chocando las manos, dibujando una leve sonrisa en el rostro.

- Mierda, juro que no lo podía creer cuando me lo dijeron... - dice, sin borrar la sonrisa de su rostro, acercándose unos pasos a los hermanos, quienes se detienen por orden de los matones – veo que en verdad están decididos – agrega, mientras su empleado le acerca la bolsa con el dinero.

Mientras tanto, los dos matones se paran a ambos lados de la puerta, observando. Walker abre la bolsa y mira el dinero, mientras en la sala se hace un profundo silencio.

- Tengo entendido que ustedes eran tres – dice finalmente, tirando la bolsa sobre el escritorio, como si no le importara el dinero - ¿El que falta aun esta vivo? Solo quiero saber, aquí hay suficiente dinero para tres, no quiero robarles, ¿saben? No soy un ladrón, no es mi negocio – sonríe tras esas palabras, y el resto, salvo por Ted y Roger, le acompañan – vamos, no sean tan serios – añade mientras se sienta de nuevo sobre el escritorio – vienen hasta aquí, con una bolsa llena de dinero, dispuestos a pagar por su... “perdón”... yo estaría muy contento, ¿o no? - mira a sus empleados con una sonrisa, antes de volver la vista a los dos hermanos, quienes hasta el momento permanecen en silencio.

Barry decide que tiene que darle un poco más de tiempo. Que ahora no le quedaba más remedio que hacer como aquellos tipos que iban por ahí vendiendo biblias de religiones estrafalarias.
Tenia que mantenerse firme, porque, qué diablos, ya la había cagado suficiente.

Las cosas se complicaban por momentos, aunque para ser sincero, tenía que reconocerse, que desde que había muerto Terry, nada había sido sencillo. La puerta estaba cerrada, y su corazón lleno de odio.

No podía volver al coche, porque su "amigo" el poli no querría otro resultado que no fuera el convenido. Y como pensaba que iba a lograrlo. A quien se le había ocurrido aquella mierda de plan.
Quien coño pensaría que un tipo negro podría granjearse el paso hasta la casa de un ricachón lechoso. No, aquel plan era una tontería desde el principio.

Ahora ya nunca conseguiría su venganza, ya no podría meterle un tiro en la cabeza a aquel crabrón malnacido. O si. Podría quizás entrar por alguna ventana. Romper el cristal y entrar. No, aquello era una estupidez, empezaba a pensar como un delincuente. O puede que siempre lo hubiera hecho.

Tenía que conseguir entrar, pero tenían que invitarlo a pasar, como si no iba a colarse en aquella fortaleza, y hacer que aquel tipejo reconociera su culpabilidad.

No estaba preparado para aquello, no lo estaba. Como iba a estarlo. El vivía bien sin preocuparse por cosas como aquellas. Lo que estaba viviendo podía ser el guíen de una puta película, y seguramente fuera una película horrorosa.

Piensa Barry piensa.

No hacía sino darle vueltas. Que quería aquel cabrón. Joder, era avaricioso, y como de costumbre no se dejaba intimidar. No había podido engancharle con nada. Estaba claro que el tipo no era tonto. Tenía que hacer algo, algo mas, pero el que.

Saco el móvil, lo miro durante un momento. Que pretendía. Que si se quedaba el tiempo suficiente el blanquito se apiadaría de el, y le dejaría entrar.

¿Como hacerlo salir?

Se puso el teléfono a la oreja. Y empezó a hablar mientras tocaba a la puerta una vez más.

Señor, si, como supuso ha dicho que no. Bueno, más bien ha expresado su negativa de forma evidente. Sí, que quiere que haga ahora.
Me hago cargo, doblemos el precio de salida. Si lo entiendo señor, no quiere un No por respuesta. Le hare saber el incremento de ese par de ceros en la cifra.

No sabía muy bien lo que intentaba. Solo esperaba que aquel imbécil lo estuviera viendo desde algún lugar, que pudiera oírle, que empezara a imaginarse el dinero tocando a su timbre, y cometiera el error de abrirle de nuevo.

Ojala saliera a decirle por última vez, que se fuera, o que había llamado a la policía. 

Barry sigue su numero, hablando por teléfono con el mismo, pero no obtiene respuesta por parte de Bohrer. Finalmente cuelga, y cuando, resignado, comienza a penar que su pobre numero teatral no es suficiente para convencer al político, la puerta de la entrada se abre lentamente, y Bohrer se deja ver de nuevo.

- Pase – dice, mientras le hace un gesto con la cabeza a Barry, quien aprovecha la oportunidad y acepta la invitación.

La casa es bastante lujosa para lo que Barry acostumbra. El ambiente dentro es cálido, y se siente un ligero perfume en el aire, aunque es difícil identificar el aroma, aunque no deje de ser agradable.

Las paredes estan llenas de cuadros, diplomas, y fotografías, tanto familiares como de Bohrer acompañado de celebridades y políticos. Sin duda se trata de un tipo con contactos.

Bohrer guía a Barry hasta el living, amueblado con estanterías cargadas de libros, un juego de sillones bastante caros, alfombras antiguas, una licorera, y mas cantidad de fotografías y cuadros en las paredes.

- Tome asiento – dice Bohrer, con una cortesía evidentemente fingida, y que deja entrever la desconfianza que tiene hacia su invitado. Inmediatamente se sienta en uno de los sillones, tomando distancia de Barry, al cual observa unos segundos en silencio, antes de tomar la palabra – ahora, ¿quien es usted realmente y que es lo que quiere? Sin juegos, por favor – dice. Por sus palabras y su tono, la caracterización de Barry no parece haberlo convencido del todo, y no esta alli sentado justamente por que Bohrer le creyera del todo.

Barry dejo su mente vacía y empezó a trazar un plan, tenía que conseguir que confesara. Pero había dos maneras de hacerlo.

Jugaría a su juego, si no su pistola seria más rápida.

Se sentó, algo incomodo por aquel asiento de lujo.

Quien soy no es importante. Soy un intermediario, prescindible, aunque tengo la esperanza de que mis palabras no le impulsen a hacer nada grave contra mí.

Cambio la posición de la cara, la ladeo un poco y miro a los ojos a su contrincante.

Orfanatos.

Dejo un par de segundos para que tomara eco.

Orfanatos, ese es el negocio. Todo este estado tiene muchos centros para esos pequeños piojosos. El dinero está en conseguir los locales. Darlos en adopción.

Las medidas que hay para dar en adopción son complicadas y lentas, pero mi superior tiene pensado arreglarlo, no sé cómo, y no me importa.

Está seguro de poder librarse a golpe de billetera de más de 400 niños en los próximos 6 meses. Y luego necesita alguien de confianza para adquirir esos locales. Convertirlos en algo lucrativo. Revalorizar ciertas zonas, y ampliar su inversión inicial.

Su parte en todo esto, seria sencilla, compra los terrenos. Recibirá unos planos, y prestara las licencias para los 12 primeros centros. Si el plan funciona, y cambia los orfanatos por clínicas de lujo y hoteles para ricos, todos salen ganando.

Si no ha entendido algo, le agradecería que me lo consultara.

Su parte de todo esto es un 10% de todo esto, y una prima de 10.000.000 millones de dólares por centro. Como ve es sustancial. No piense que puede regatearme. Esta es la última oferta.

Pero mi superior, a quien ya conoce, me ha dejado muy claro, que antes debemos dejar clara su implicación en esto. No voy a darle más detalles por el momento.

Ahora mismo, si usted decidiera traicionarnos, yo solo sería un tipo de la calle que venía pidiendo aguinaldo. Supongo que lo entiende perfectamente. Los don nadie somos poco dados a que se nos relacione con conspiraciones secretas.

Dejo otro par de segundos.

El señor S, ha sido muy cuidadoso. Lo ha observado durante algún tiempo, no se moleste son solo negocios. Y ha puesto el plan en marcha. Usted es su primera opción, pero, digamos que en los últimos días ha escuchado rumores, rumores difíciles de dejar pasar, y quiere saber si tiene usted todo bajo control, como ha sido así los últimos años.

¿Es verdad que tiene a cierto hombre de negocios de los bajos fondos cazando a idiotas? Porque le agradeceríamos que nos dijera que no es así. Aunque de todas formas lo comprobáremos.

Barry llevaba un rato hablando. Sus manos sobre las rodillas, sin moverse más que al principio, miraba a su enemigo a los ojos, y no pensaba echarse atrás. Se había inventado una historia inverosímil. Niños, gente desfavorecida, los cambiaba por ricos. Un señor en la sombra que era poderoso, y mucho dinero, o eso esperaba.

No sabía que dinero manejaba aquel hombre a diario, pero suponía que diez millones seria una tentadora cifra para cualquiera. Y que no se expondría mucho.

No estaba seguro de si picaría. De hecho, suponía que le había tendido una trampa. Pero había sido muy idiota al no regístralo. La pregunta era, le daría tiempo de matarlo antes de que llegara alguien al rescate.

Bohrer dibuja una ligera sonrisa mientras Barry habla, sentado a distancia en aquel sillón. El político se pone de pie y camina lentamente hacia la licorera, ante la mirada de su invitado, mientras se sirve una copa de whisky, tomándose su tiempo, mirando de vez en cuando sobre su hombro, como si no quisiera perderse ni una sola palabra de aquella propuesta.

Para cuando vuelve a sentarse en el sillón, en la misma posición que antes, Barry ya esta diciendo las aquellas ultimas palabras.

Se hace un silencio mientras Bohrer termina de dar un trago a su bebida, con la cual luego juguetea entre sus manos.

No me tome por idiota – dice finalmente, apoyándose en el respaldo del sillón, tranquilo, sin dejar de mirar a Barry directamente a los ojos – no le he dejado pasar por que sea precisamente un buen actor, o siquiera por que sepa mentir, si no por curiosidad – acaba su bebida y deja el vaso sobre una mesa de café que hay delante de el – llevo años en este ambiente. Se con que gente tengo que hablar, quienes mandan, y como se hacen los negocios... así que, por favor, termine con toda esta pantomima, no me haga perder el tiempo, y dígame de una vez quien es y que es lo que quiere aquí.

Bohrer, quieto, con uno de sus brazos apoyado en el apoyabrazos del sillón y la otra mano en su bolsillo, se queda mirando fijamente a Barry, esperando respuesta.

Asi que le interesa nada de lo que digo. No soy un un buen actor, y usted un tipo curioso.

Barry se tomo su timepo para seguir hablando, no queria aburrir a aquel lechoso de mierda. Asi que no habia colado ni una sola palabra. Y sin embargo, aquel idiota todavia no sabia lo que el queria.

Sabia que lo de la curiosidad era mentira. Ningun hombre de bien abre la puerta a un desconocido por curiosidad. Y con los datos que habia dado hasta el momento aquel vejestorio suponia que sabria ya por donde iban los tiros.

Si, tambien suponia que aunque ya supiera de que iba no hablaria, su silencio era su mejor arma. Y el tenia que hacerle confesar. Pero como. No podia engañarlo.

Tenia que encontrar una manera de hacerlo salir de su burbuja, y tener que pensar y aparentar calma, le costaba mucho. Solo queria verlo retorcerse de dolor. Seguramente hubiera policia o seguridad privada viniendo directamente a la casa, o puede que incluso ya estuvieran alli, y solo fuera cuestion de tiempo que le calleran encima.

Acabaria en la carcel. Un tipo negro, con un arma, en casa de un blanco rico. Bueno, ni alegando estar mal de la azotea saldria de una asi. Y mas cuando tipos como el que tenia enfrente lo querian fuera de juego. Asi que no podia pararse a hacer mas el idiota. Tenia que poner las cartas sobre la mesa.

¿Ha hablado usted alguna vez con un hombre muerto?

- Supongo que lo estoy haciendo en este momento, ¿verdad? - responde, serio, sin inmutarse, sin apartar la vista de Barry, a quien mira fijamente a los ojos. La reacción de Bohrer es extraña, tanto por sus palabras como pos sus gestos, como si supiera mas de lo que realmente esta aparentando, como si en realidad sea el quien esta jugando con Barry – así que entonces, ¿que quiere este “hombre muerto? ¿venganza? Tal vez... ¿respuestas? - pregunta, sin cambiar su temple ni por un momento.

La venganza es para los pobres, señor. Yo quiero destruirlo. Y segun tengo entendido, no tardara en hacer el trabajo por mi.
Y si, quizas busque respuesta, aunque estas ya no puedan llenarme por dentro.

Aquel hombre estaba jugando con Barry, pero no queria jugar su ultima carta todavia. No queria encañonarlo todavia. Tendria tiempo de sobra.

Incluso si alguien los interrumpia, daba igual, el ya estaba muerto, en mas de un sentido. Sus hermanos se enfadarian con el, de eso no cabia duda. Pero no tenia mas alternativas.

Si tenia que morir o ser encerrado por culpa de aquel hombre, al menos haria que valiera la pena. Sin embargo, algo dentro de el le decia, que quizas Adam no le habia dicho toda la verdad. Que pudiera ser que aquel blanco, tuviera un as guardado en la manga.

Quizas, el viejo intentara matarlo alli mismo, en persona. Aunque solo le quedaba la esperanza de que aquello siriviera para frenar su vida de lujos y excesos.

Definitivamente Ted no tenía una buena corazonada con todo esto, se sentía como un cordero al que envían al matadero. Mientras los trasladaban en la furgoneta se decía para sus adentros que ya se les ocurriría algo, que ya improvisarían algo en el sitio. Pero ya habían llegado al sitio, y lo que se encontraban era una habitación desolada con sólo una mesa, lo que parecía una caja de seguridad y a Walker esperándolos sentado en una silla, sin más. El lugar parece desmantelado y no tiene pinta de que vaya a usarse para nada más, con algunas cajas con vete a saber qué amontonadas por ahí. Seguramente el pub ni sea suyo y haya pensado simplemente en darle uso con ellos ¿Los piensa matar ahí mismo? Puede que ese sea su plan. Es más, si lo hiciera nadie se enteraría, con las cortinas estando totalmente echadas y en ese callejón. No se enterarían ni los policías que se supone que tendrían que estar vigilando el culo de él y de su hermano. Como siempre, ahora sólo podían confiar en ellos mismos.

De puta madre. Cortesía, Profesionalidad, Respeto dicen...*  ¿Tenemos que confiar ciegamente en la "profesionalidad" del cuerpo de policía? ¡Y a la mierda la cortesía y el respeto! ¿en qué estábamos pensando yendo aquí? Anda y que les jodan, Adam solo quiere salvar su culo usándonos como cebo. Y nosotros solo podemos preocuparnos del nuestro, tendríamos que haber hecho todo a nuestra manera y no hacer caso del poli...

Lonnie los recibe con una sonrisa de oreja a oreja regodeándose en su silla -¿qué coño se ha creído este imbécil?- Ted tiene que tragar, pero en verdad lo que desea es que sea Walker quien trague, estamparle su bota en toda la boca haciéndole tragar su sonrisa triunfal y rematarlo ahí mismo. Sin embargo, la realidad esque el tipo los tiene a su merced, y lo sabe y se regodea delante de la cara de ellos dos. Nada más ver la bolsa les deja claro además que no le importaba en absoluto el dinero.

Si no quiere el dinero ¿qué cojones estamos haciendo ahí?... Porque entonces solo le importa tenernos a los tres. Nos tendrás cogidos por los huevos, pero no te voy a decir una mierda sobre Barry.

Encerrados en esa habitación son como dos ratones con los que juega cualquier animal a sabiendas de que están bien controladitos. Con los que juega una pandilla de gatos, negros y callejeros... Pero si Walker se piensa que los tiene tan controlados quizá se lleve alguna sorpresa...

-Si no quieres el dinero dinos qué quieres entonces -pronuncia Ted sin ambages, con tono serio pero firme.

- ¿Que quiero? - dice con una sonrisa, mirando a Ted – Quiero que se mueran, así de simple. Vienen, de manera muy sospechosa, con un montón de dinero, esperando que yo acepte dejarlos vivos, traicionando a un montón de gente para la cual trabajo, y perdiendo mucha mas pasta de la cual podría ganar poniéndoles una bala en la cabeza en este momento, ¿acaso creen que soy idiota? - no borra aquella sonrisa en ningún momento, aunque por una fracción de segundo su vista pasa a los matones que hay a los lados de las puertas, quienes dan un paso adelante - ¿Soy lo suficientemente claro? - agrega, mientras también da un paso adelante.