Partida Rol por web

A pesar de estar golpeando y gritando a la puerta parece que Darren no quiere abrir, y encima se marcha a contestar al teléfono. Eso casi hace que se plantee volver a tratar de tumbar la puerta abajo del todo, o marcharse de allí. Y desde luego si Mara no estuviera envuelta en aquello que haría lo segundo.

Así que el mago se cruzó de brazos y trató de calmarse.

Como no abra enseguida te aseguro que me marcho. No sirve de nada tratar de ayudar a quien no quiere ayuda.

La voz de Raymond se escucha al otro lado de la puerta trasera.

— ¡Darren, Mara! ¡Abrid! ¿Qué está ocurriendo ahí dentro?

Decisiones, decisiones.

A un lado, el mago. Parecía que sí era él finalmente. Y al otro lado alguien a quien había escogido apartar. Alguien a quien necesitaba. 

- Lo siento, viejo amigo. Tú escogiste que las cosas fuesen así.

- ¡Un minuto! - Se escucha la voz de Darren desde cierta distancia.

Una vez finalizada la llamada, Darren cuelga el teléfono.

Cuando termina con lo que quiera que Darren estuviera haciendo, finalmente la puerta de la trastienda se abre - Pase rápido - Le insta para cerrar y pasar llave en cuanto el mago cruzase el umbral hasta el sombrío interior.

En algún momento Darren ha apagado todas las luces interiores de la tienda, por lo que la única fuente de luz es el escaparate en el extremo contrario.

Tan pronto como Darren le dice que pase Raimond lo hace sin perder un instante. No logra esconder la preocupación en su voz a pesar de que lo intenta.

¿Estáis bien? ¿Qué ha pasado?
He sentido un  estallido de magia desde la cafetería. Uno muy poderoso, muy muy potente.
¿Ha sido el shide?

La oscuridad de la tienda no era una buena señal, pero esperaba que la explicación de joven incluyera ese detalle.

Que lo que pasó se hubiese notado desde el otro lado de la calle a pesar de haber sucedido en el sótano y con toda las defensas levantadas no era una buena noticia.

-¿ A qué distancia cree que se habrá notado? - no le gustaba la idea de que hubiese una diana en la tienda.

Mientras el mago respondía, si es que lo hacía, Darren regresaba al frente de la tienda para coger su agenda

- Dudo que el Shide sea capaz de acercarse al poder que quien se ha manifestado aquí. Usted tardaba demasiado. Mara ya no está. - Empieza a pasar las páginas del pequeño librillo, preguntándose a quién podría recurrir. - Y no sé en qué estaba pensando cuando atacó mis defensas, pero le recomiendo abstenerse en el futuro. Estuve muy tentado a desplegar un contraataque en lugar de llamar a las protecciones.

Ahora más cerca de la luz, si el mago se fijaba notaría que Darren estaba pálido y apretaba los labios hasta que la línea de su boca se podría dibujar con una sola línea.

- ¿Qué ha averiguado sobre el vigilante?

Raymond se frenó en seco cuando Darren dijo que Mara no estaba 

¿Cómo que Mara se ha marchado? He salido cinco minutos fuera a por unos cafés? Queríais un momento a solas y os lo di.

El mago se puso tenso y miró a Darren con desconfianza. La joven nunca se iría sin decirle nada después de todo lo que había pasado. Y el estallido había sido muy poderoso.

Preocupado, Raymond activó la Visión y miró al joven. Si es que era él en verdad.

- Ha sido bastante más de cinco minutos - Corrige con una voz que empezaba a denotar cierta molestia señalando a uno de los múltiples relojes de pared en hora . - Es usted quién ha atacado a la tienda. Y no ha respondido a mis preguntas.

Conoces bien a Darren y no es la primera vez que lo observas con la Visión, así que puedes distinguir fácilmente que se trata de la misma persona. Sin embargo, ves cambios sutiles en la imagen que aún recuerdas de él*. La oscuridad que siempre parecía encontrarse a su espalda, parece más inclinada sobre tu amigo, con unos zarcillos sobre él que de alguna forma te recuerdan a los hilos de un títere. Casi inevitablemente vuelves a centrar tu atención en esa oscuridad que, como las otras veces, se acelera en una espiral y parece sacar una especie de tentáculo hacia ti. Igual que siempre poco a poco el remolino de oscuridad se va convirtiendo en una garra, pero esta vez no resulta amenazadora, sino que te da la impresión de que te tiende una mano, ofreciendo una tregua o incluso pidiéndote ayuda.

Sin demasiada dificultad, consigues apartar la mirada y cerrar el ojo de tu mente. No te resulta especialmente complicado interpretar la visión. La relación de Darren con un ser sobrenatural oscuro es para ti evidente a estas alturas y, de alguna forma, parece que puede tomar el control del anticuario ocasionalmente. Pero, ¿cómo de poderoso es ese ser? Si es el responsable del estallido mágico de antes, lo cual parece plausible dada la calma con la que Darren describe la ausencia de Mara, debe tener un poder más o menos equivalente al del señor Sidhe que viste esta mañana, por mucho que Darren haya manifestado lo contrario hace un momento. ¿Acaso el joven está infravalorando el poder de ese cliente perturbador? Puede ser, pues no lo ha visto en la biblioteca, pero eso podría ser bastante peligroso para él.

Al confirmar que era Darren quien estaba delante suyo, y no un imitador o ilusión, Raymond se obliga a calmarse y contestar al joven. Sobretodo por el bien de Mara.

Queríais un momento a solas, y os lo he dado.
He cruzado a la cafetería de enfrente a por unos cafés, y mientras esperaba he sentido un estallido mágico proveniente de la tienda. Creía que el shide se había transportado hasta ella y estabáis en peligro. Vine corriendo y me di contra la puerta cerrada llevandome un buen golpe y luego empecé a aporrearla para que me abriera alguien. Pero te lo tomaste con calma e incluso tuviste tiempo de contestar una llamada de teléfono. No han pasado ni diez minutos,...quince como mucho.
Así que me perdonarás si parezco ofuscado. Pero es que Mara, a quién le prometí que ayudaría, resulta que no está en la tienda. Se ha marchado sin decirme nada, y sin pasar por ninguna de las puertas de la tienda, cuando estabamos hablando de hacer un bloqueo contra su localización.

A pesar de que solía ser una persona calmada, podía notarse la tensión apenas disimulada en su siguiente pregunta. No tenía tiempo para el ego de Darren.

Por lo que dime. ¿Qué ha cambiado en esos diez minutos y donde está Mara?

Darren miró nuevamente el reloj. Esta vez el mago tenía razón, pues a penas había pasado un cuarto de hora... ¡Sólo 15 minutos y parecía media vida! El suceso del sótano debía haber trastocado completamente su percepción temporal, pero tampoco era de extrañar. ¿Había estado recitando su letanía unos segundos o unas horas? Realmente no podía saberlo, pero estaba claro que había sido más rápido de lo que creía.

Darren se cruza de brazos.

- Otra vez NO ha respondido a mis preguntas.

Bonito día para que Darren decida ser cabezota... lo cual era bastante inusual en él en sus tratos con el mago, pero al menos tiene la delicadeza de repetirlas por si los nervios le estaban jugando una mala pasada al contrario.

- ¿A cuanta distancia cree que se ha debido notar la explosión de energía para un sintiente? 

¿Y qué ha averiguado del vigilante en la cafetería?

Como ya he dicho, Mara ya no está aquí. Lo cual no quiere decir que hayamos tenido tiempo para preparativos o despedidas. Necesito sus respuestas antes de hacer unas llamadas para intentar reclutar más ayuda... - Después de que usted lapidase las opciones de colaboración con el aliado que necesitaba más cerca. - Se calla apenas a tiempo la puya hiriente que le baila en la punta de la lengua.  

Darren estaba siendo de un cabezota subido, por decirlo suavente. Pero claro, Raymond le llevaba unos cuantos años de ventaja en ese terreno. Su tono iba siendo más gélido a cada frase, aunque se las arregló para no gritar como había hecho el joven.

No tengo ni idea de la distancia. ¿Cómo voy a saberlo? En cuanto la sentí vine aquí cagando leches, no me preocupé en quién más podría sentirla.

Olvidaté del vigilante de la cafetería. Olvidate de reclutar más ayuda, y no voy a preguntar por qué creías que iba a ser una buena idea enviar a Mara a ningún lugar ella sola. ¿Dime donde la has enviado? Antes de que sea tarde.

*

Darren levanta una ceja. Era evidente que el mago no tenía ni idea de lo que estaba pasando y a cada momento que pasaba solo demostraba que sería un mayor estorbo.

- Será mejor que se vaya y no vuelva a pisar esta tienda al menos hasta mañana por la tarde. 

Que tenga un buen día.

Darren baja la vista de nuevo a su agenda.