Partida Rol por web

Adrian llega a casa, deja los dürüm en la mesa de la cocina y se cambia de ropa, poniéndose algo más cómodo. Aún no ha salido de la habitación cuando escucha una llave en la puerta y se encuentra con Jade al entrar.

Mientras recuperas tu forma habitual, te fijas en el teléfono, que muestra un mensaje de Mara:

No lo sé.

No vamos a tener hielo suficiente.

Si crees que te siguen, no vayas a casa o vuelve a la tienda.

Ten cuidado, por favor.

Bueno, evidentemente la chica no conoce tus habilidades en detalle como para saber que, si alguien quiere seguirte y tú eres consciente de ello, va a ser complicado que lo logre. Sea como sea, estás convencido de que nadie ha venido hasta aquí siguiéndote.

Al subir las escaleras hacia tu casa (demasiadas malas experiencias en el ascensor con Adrian y Mara hacen que siempre subas a pie) recibes un nuevo mensaje de Mara:

En casa entonces.

Tenemos distintas definiciones para la palabra interesante.

Cuidate J

xoxo

Sin dudar, escribió rápidamente un mensaje de respuesta.

Tranquila, hay hielo suficiente.

Os está mirando desde el bar de enfrente, a mí me ha perdido. ;) ¡Tienes que tener tú cuidado con que no te sigan! O usar al viejo Malauva como cebo. :P

Pero ahora en serio, ve con cuidado. Te pasé la foto y todo.

Si vienes para casa avísame y puedo ver de asegurarme desde la ventana de que no te siguen cuando estés llegando.

<3 ánimo.

Adrian había llegado antes, había dejado todo y se había dejado acariciar por el agua en la ducha. Aquello le había sentado bien, se sentía refrescado y nuevo.

Y finalmente escuchó la puerta. Se puso unos pantalones de pijama con flores y abejas y dejó la toalla sobre la puerta para salir.

¡Eiiiiii! ¿Qué tal? ¡La cena está en la cocina!

En la mano tenía una camiseta gris. Le sonríe, tratando de quitarle peso a los mensajes anteriores.

Abrió la puerta del piso mientras equilibraba en la otra mano unos thay lattes que había cogido en la cafetería que había en la esquina de su calle. Al entrar dejó la bandeja con los vasos en la encimera de la cocina y dejó su bolso mochila en una de las sillas.

Sonrió a Adrian, - He traído unos lattes, no sabía que te apetecía así que he cogido lo que me ha apetecido a mí, - dijo con una sonrisa divertida y sacándole la lengua a modo de broma. – Y ya que he pasado por la cafetería he cogido unas porciones de pasteles variados para postre.

Observó a Adrian de arriba abajo intentando dilucidar que podría haber causado su día de perros, pero viendo que no parecía algo urgente sonrió, - Menos mal, tengo un hambre espectacular. – Se moría de ganas de saber qué le había pasado, pero lo conocía lo suficiente para saber que era mejor darle margen para que hablara él sin presión.

Escuchaba las palabras de la rubia mientras se ponía la camiseta. La realidad era que lo que más necesitaba en aquel preciso instante era desconectar del todo y saber un poco de ella, que al fin y al cabo parecía que era algo importante el tema de las desapariciones bajo los puentes. Sonaba un poco a... bueno, era cosa de hadas. Pero aquello quedaría para otro momento.

¿Lo que te ha apetecido? ¡Je! ¡Menos mal que me apetecía un latte! Y los postres siempre son bienvenidos. Y pedí el picante aparte, no sabía si lo querías ardiente o te guardabas el fuego para luego -guió un ojo, bromeaba-. ¿Tu día qué tal? ¿Qué averiguaste?

Preguntaba con un aire de falso desinterés mientras se sentaba frente a ella. Sabía que ella estaba investigando y quizá alguna buena noticia mejorase aquel día.

Sonrió divertida mientras sacaba unos platos y los llevaba a la mesa. – Prefiero poder saborear la comida, muchas gracias – rió ante el comentario del picante. Dio un sorbo a su latte mientras se sentaba en la mesa, enarcó las cejas de forma picara ante la curiosidad por la investigación que habían empezado ellos dos esa mañana.

- Hablé con el guarda un poco, no quería atosigarle allí mismo en el hospital – se encogió de hombros, - He quedado con él mañana por la tarde para que me cuente.

Se mordió el labio, pensativa, - Creo que no ha perdido la memoria, pero que le pasó algo durante el tiempo que pasó desaparecido que no quiere contar de forma… “oficial”. – Cabeceó divertida, - Nada que no le importe contar a una escritora por si me sirve para alguna historia de mis libros de fantasía – sonrió de oreja a oreja, le encantaba que su trabajo fuera la coartada perfecta para investigar e interrogar a gente interesante.

- Es posible que no sea nada… que sea algo normal de gentes normales y que simplemente le avergüence contarlo, pero… - frunció el ceño, recordando la mirada del guarda, - Reaccionó muy interesado cuando hice un comentario sobre una posible futura trama de un libro donde el protagonista se “adentraba en un mundo que no conoce” – hizo un gesto de comillas con las manos mientras hablaba.

- Y sinceramente, no se si es la expectativa que tengo sobre esta historia… pero mi instinto me dice que huele algo más bien poco normal. – finalizó con una sonrisa entre picara y traviesa.

Está genial poder saborear la comida. Entre la carne de rata y la de paloma hay un montón de matices.

Bromeó, en realidad adoraba la comida rápida, los durum estaban entre el top de comida basura. Tomó un poco de late mientras seguía escuchando lo que le decía. Asentía de vez en cuando para dar a entender que escuchaba la historia de gentes normales, de mentiras y citas para el día siguiente. Se mordió el labio inferior ante la expectativa de su instinto.

Es bastante posible que sea raro, otra cosa es que sea real o no... pero es normal que no quiera decir nada, conociendo a las autoridades podían incluso mandarle al sanatorio.

Tomó uno de los productos cárnicos y lo metió en la plancha unos minutos para poder servirlo recién caliente. Con un par de minutos debería bastar. Entonces se le ocurrió preguntar.

¿Y tu última novela cómo va?

Curioseó, miró la plancha.

Casi está...

Mientras ella hablaba o no, en cuanto estuvo el durum bebió un trago de latte y sacó la comida para llevarla frente a ella.

¿Y cuales son tus expectativas? ¿Eh?

El móvil de Adrian vibra ligeramente con la notificación de un mensaje de WhatsApp y, pocos segundos después, suena con el tono de llamada lúgubre que tiene asignado al número del trabajo. ¿Darren?

Descuelgas el teléfono y, antes de poder decir nada, escuchas a Darren por el altavoz.

Hola Darren -la voz suena un poco cansada-. Claro que puedo hablar. ¿Ha sucedido algo? ¿Está ella bien?

En esa última pregunta hay cierto tono de preocupación.

Me alegra que esté bien, y no hace falta que te preocupes. No es tu responsabilidad ni tú puedes controlarlo. Son cosas que pasan, pero hay que ser consecuentes ¿no?

Dejó entonces que siguiese hablando. Y finalmente prosiguió el pelirrojo.

¿A las 7 de la mañana? ¿O a las seis, mejor, un poco antes del amanecer?

Ok. Nos vemos mañana.

Sí, de tu parte.

Venga, dale un beso a Julieta, pero por favor, digno de un buen drama ¿sí?

Y colgó.

Sonrió divertida hacia Adrian mientras tomaba ligeros sorbos de su latte, observándolo cocinar... o más bien recalentar la comida. – ¡La carne de rata está riquísima! Que te piensas, ¿eh? – respondió con el rostro totalmente serio, pero a los dos segundos soltaba una carcajada, no pudiendo aguantarse. – Mejor no pensar qué llevan y simplemente saborear la mezcla de sabores.

La novela va bien, un poco parada los últimos días – se encogió de hombros, - He aprovechado para hacer algunos edits de lo que llevo escrito mientras la musa esté de vacaciones. – medio sonrió, - Tengo que entregar el primer manuscrito a la editora en un par de semanas, así que de momento no me estreso.

Espero encontrar algo nuevo con este caso – respondió a Adrian, - Mis expectativas siempre son espectaculares – dijo sacándole la lengua divertida.

En ese momento sonó el teléfono de Adrian y Jade escuchó en silencio la parte de la conversación que podía oir. Frunciendo el ceño ante las respuestas de Adrian, se mordió levemente el labio en preocupación.

¿Qué quería Darren? – preguntó curiosa cuando Adrian colgó el teléfono, - ¿Todo bien? – añadió, recuperando su preocupación de antes, - ¿Ha pasado algo esta tarde en la tienda? Entre tu mensaje de antes y el de Mara… - volvió a morderse el labio, preocupada.

Adrian no pudo evitar reír con ella ante todos aquellos comentarios acerca de la carne y de pensar o no qué era lo que llevaba, pero no añadió nada, sencillamente le apetecía escuchar y no pensar demasiado. Él mismo, pese a estar algo lleno, pensó que era una buena noche para reventar, así que se calentó otro rollo de carne mientras ella le hablaba de la novela.

No fue hasta que terminó de hablar con Darren que no rompió su silencio.

Sólo quería pedirme ayuda para mañana. Y disculparse por el error de un conocido. También decirme que Mara estaba bien, le dio como un bajón de presión sanguínea o algo así, no me enteré bien, pero era algo de sangre.

Comenzó a comer, con la diferencia de que él sí quería picante.

Tuve una discusión con un cliente, uno habitual. Y al final me despedí para ahorrar problemas a la larga.

Y... ¿Qué te dijo Mara?

Preguntó con cierto interés. Luego prosiguió.

Si hace falta puedo hacerte de muso o algo para la novela.

Le sacó la lengua. Tomó otro bocado y gimió de placer.

Mh... con doble de sapo en descomposición.

Frunció levemente el ceño, preocupada, - Espero lo que sea que ocurriera se solucionara, se que te gustan los trabajillos de la tienda. Si el cliente sigue dando problemas me avisas y le damos su merecido, ¿vale?  – Tenía cierto instinto de proteger tanto a Adrian como a Mara, aunque sabía que ambos podían protegerse sin problemas. Aun así, estaba claro que no iba a sonsacarle más, y aunque estaba preocupada, no iba a insistir cuando claramente no quería hablar. Sonrió levemente a Adrian y fue a buscar a la nevera los postres, para luego posarlos en la mesa enfrente de los dos.

Se encogió cuando preguntó sobre Mara, - Se había encontrado con alguien raro en la vigesimoséptima, pero no me contó mucho… - se mordió el labio, aun preocupada. – A ver cuando llegue a casa – medio sonrió, pero su mirada fue hacia la puerta, queriendo que hubiera llegado ya para que pudiera asegurarse de que estaba bien.

Cogió una de las porciones de pasteles, una tarta de zanahoria con cobertura de queso cremoso dulce. Se relamió los labios tras el primer bocado, - Mmm… quizás algún día te haga el protagonista de alguna de mis novelas – le dijo, sacándole la lengua divertida. – Seguro que serías el preferido de mis lectoras.

Estoy en un punto de la novela que debería escribirse sola, quizás necesito un poco de acción investigativa para ponerme en situación – dijo divertida, - Y no, ¡no pienso contarte de que va! ¡Tendrás que leerla cuando esté terminada!

No importa -trataba de quitarle peso, con un ademán de la mano-. En realidad es un habitual y ya le dije a Darren que dejaba el trabajo.

Se encogió de hombros, no había mucho que añadir en ese campo.

Sí, a ver cuándo llega. Espero que esté bien.

La preocupación se notaba claramente. Seguía comiendo.

Si soy el protagonista de tus novelas -se animó, claramente- seré seductor. No espero nada menos. O... espera ¿me estás lanzando una indirecta?

Bromeó, mientras le guiñaba un ojo con toda su sensualidad activa.

¡Sabes que al voy a comprar en cuanto salga! ¡Oh, me harás esperar! ¡ni siquiera un mini spoiler! Quizá te ayude a recobrar la inspiración para la recta final ¿sí?

- ¡Ostras! Lo siento… ¿Tan gordo ha sido el incidente para dejar el trabajo? – preguntó a Adrian sorprendida.

- Pues aun no lo he pensado, a ver si se despierta la musa – rió, - Pero seguro serías del tipo travieso y pícaro – bromeó.

Cabeceó divertida, - No hace falta que lo compres, ya lo sabes – dijo con una sonrisa, - Siempre puedes tomar prestado los ARC que me hace llegar la editorial.