HADES

El actuar de Cronos te había dejado confundido y al sentirte nuevamente normal, notaste que tu naturaleza había cambiado. Ya no serías el rey del Olimpo, pero aún serías uno de los tres grandes. Serías Hades, Dios del Averno, hijo de Cronos y Rean y esposo de Perséfone. Ahora podrás atar el destino de las almas de los muertos a ti, haciéndolas tus esclavos, pero tu poder no era ilimitado.

Por el momento, disfrutabas de tu reino mientras permanecías sentado en tu rostro, viendo las almas de los muertos navegar los infiernos mientras sus almas eran castigadas por la eternidad.

Tres dioses habían muerto y con ello, podrías comenzar el ejército que te serviría a ti y a tu amada Hera.

¿Cuál de los muertos es más activo? :0

Si muero haré un berrinche D:< 

xD

Voy a usar mi poder con Artemisa

Mientras la estatua de bronce de Artemisa se rompía, había una parte de sí que se había quedado en el Averno, mas había viajado a la sala del Trono. Cerbero la miraba con algo de sospecha mientras la esencia inmortal de Artemisa vagabundeaba sin saber muy bien hacia dónde se dirigía. Después de llegar allí, pudo sentir cómo un rayo negro comenzaba a subir por sus pies, mientras, girón a girón, su cuerpo físico se iba regenerando, haciéndola corpórea y visible. El rayo cubrió su cabeza y pudo verse a sí misma allí, con todo su poder y aún virgen y fuerte.

Artemisa trató de correr para buscar su libertad de aquel lugar pero tras el rayo retirarse, había dejado unos grilletes en sus tobillos, atándola a alguien o algo. Miró la cadena negra que guiaba hacia el trono de Hades y se preguntó si estaría allí sentado y si era él quien la había capturado. Su corazón se llenaba de indignación, pues la diosa de la caza nunca había tenido ataduras, pero a medida que se iba acercando, notaba lo distinta que era la figura en el trono a la que imaginaba y con cada paso que daba, su altivez disminuía, tornando su sentimiento en una total devoción y sumisión ante la imponente figura de Zeus, el rey de los dioses. Él era quien se encontraba sentado en ese trono y por algún motivo, Artemisa sabía que a él le debía haber regresado, que él sería su nuevo amo y que jamás se levantaría en su contra. Ahora, le serviría sin cuestionar a su padre y ahora amo, siguiendo sus preceptos y haciendo su voluntad.

Las palabras de Rea te causaron un escalofrío aunque no sabías si era por la incertidumbre o por la frustración de saber que ella no tenía información extra. Entonces, escuchaste su voz en tu cabeza.

- No desesperes, hijo. Tendrás una oportunidad más que los demás. Si alguien puede hacerlo, eres tú, mi amado Zeus - y entonces, sentiste que tantos años de guerra y lujuria habían servido más que para engendrar a todos tus hijos. Conocías la forma de actuar de los titanes, sus armas, su forma de luchar. De seguro podrías evitar la muerte, así fuera una sola vez.

Tu rol secundario es Anciano: De ser atacado por los titanes, podrán hacerte daño pero sabrás burlar la muerte. Esto solo funcionará una vez. Si te atacan una segunda vez, morirás.

Zeus se levantó de su nuevo trono en el averno, para dirigirse a paso tranquilo hacía Artemisa. Cuando llegó frente a ella, le extendió la mano para que la virgen diosa se pusiera de píe.

- Bienvenida, Artemisa... Lamento la situación en la que acabo de ponerte. Lamentablemente, no fui yo quién eligió quedarse con los poderes de mi hermano Hades... Sin embargo, es imperativo que te de un par de ordenes, para asegurarme de que las cosas salgan tal como las espero. Primero que nada, tienes prohibido mencionar que al traerte a la vida, lo has hecho en condición de mi esclava. Lo segundo, nos respaldaras a mi y a Hera en el Olimpo, eso incluye votar por Poseidón.

Lamentaba tener que ponerse a exigir cosas en aquel preciso momento, sin embargo el tiempo no era su aliado, y no podía darse el lujo de tardar.

- Ahora, imagino que tendrás alguna pregunta o algo que decir, sin embargo, antes de ello, necesito también que me reveles tus secretos, tus poderes, tus relaciones en este juego*. Evita usarlos de momento su aún no lo has hecho.- Tras añadir aquellas palabras, y mientras esperaba la respuesta, extendió nuevamente su mano para guiarla a una cómoda silla, aunque estéticamente a juego con el paisaje del averno, donde aquella pudiese descansar.

- Siento también que aquellos encerrados en el bronce están en algún lugar, dime, ¿tuviste ocasión de hablar con ellos? ¿Cómo es la experiencia de la muerte? Se que fue breve, pero por favor, cuéntame todo lo que sepas. Pregunta todo lo que desees también.

La situación es confusa. Como un animal acorralado, me remuevo incómoda atada e impedida por el frío acero de mis grilletes. Lanzo un sonoro aullido de frustración. Por mi muerte. Por mi resurrección. Por todo

Como un perro mordería su hueso, muerdo la cadena que me esclaviza intentando sin éxito liberarme.

Alzo entonces la vista al trono y a la figura que, para mi sorspresa, lo ostenta. Mi instinto animal deja paso a la lucidez de la razón y recobro mi compostura.

Zeus se aproxima a mí y me tiende la mano. Mi primera reacción es alejarme, como un animal maltratado lo haría de su abusibo amo. Entonces comienza ha hablar, y sus palabras calan profundamente dentro de mí.

Asiento lentamente con la cabeza y acepto por fin su mano para alzarme a su lado.

- Así haré - afirmo en referencia a las próximas votaciones contra poseidón.

- Soy la Diosa de la caza, vengativa y testaruda, esos son mis dones*. - contesto escuetamente a su segunda pregunta.

Entonces Zeus menciona el tártaro. Cierro los ojos y el recuerdo de aquel lugar me hace fruncir el ceño.

- N... No... - comienzo a decir - No sabría explicarlo... Pero es un lugar vacío, silencioso. Perdido en el olvido del tiempo...** - Las palabras se entrecortan y no puedo seguir describiendo la pesarosa sensación que el recuerdo de aquel lugar me genera

De repente, pudiste sentir cómo tus manos se cubrían de fuego pero un fuego sempiterno el cual se acoplaba a tu piel y a tu cuerpo. Pudiste sentir esa llama dándote fuerza y impulsándote con su calor a ser más fuerte. Ahora, volvías a tener todo tu poder.

Tras escuchar con atención las palabras de Artemisa, le dio la espalda y volvió a su trono. Allí también quedaba la silla donde la diosa pudiese tomar asiento y descansar. El rey de los dioses tiraba entonces de sus barbas mientras pensaba en los siguientes pasos a seguir. Cuando hubo terminado de encajar algunas de sus ideas en su cabeza, como si de un rompecabezas se tratase, imposible de llenar por cierto ante la ausencia de tantas piezas, más ya era posible hacerse una idea general del panorama.

- Artemisa, tu eres la deidad de la caza. Dime, ¿cómo crees que podrían ser acorralados nuestros enemigos? - Aunque pidió la opinión de la diosa, no pudo dejar de añadir unas cuantas reflexiones más.- Si contamos tus poderes y los de Hera, contamos con cinco votos a nuestra disposición. Los votos de Hera valen el doble que el resto, digamos que el tuyo también, además del mio... Probablemente pueda hacer que Afrodita vote también a Poseidón, mas esto es puramente especulativo.

Junto sus dedos tocando las yemas de la mano diestra con las de la siniestra. Volvió a dirigir su atención a Artemisa, a quien volvió a solicitar su opinión, esta vez sin interrumpir.

Las votaciones estaban próximas, por ello debía de asegurarse de poner en marcha su plan.

- Artemisa, como dije antes, quiero que votes a Poseidón, y que el voto de Nyx sea también para el supuesto rey de los mares.

Aún tratando de despertar de la ensoñación de mi muerte, intento enfocar mis pensamientos.

- Aún sigo perdida, Padre - digo en referencia a nuestra estrategia - Pero nuestra palabra es poderosa, y tengo la impresión de que el resto de Dioses tampoco poseen una idea clara... todos salvo aquellos que sean secuaces de Cronos claro está. -

Recapacito por un momento en estas últimas palabras.

- Lo cuál me da que pensar... ya no somos tantos en el Olimpo, y en estas votaciones, al menos 5 votos de nuestro lado se decantarán por Poseidón. Los titanes, si han de ver salvado a uno de los suyos, deberán votar en bloque, ya que el resto del pandemonio no parece haberse decidido de momento por nadie en particular, y me temo que sus votaciones estarán repartidas. De ser así, aquel que sea el más votado después de Poseidon (o antes que él), es probable que lo sea debido a la coalición de titanes... salvo claro está que hayan decidido ya abandonar a uno de los suyos a su suerte, cosa que dudo ya que aún no se ha postulado ningún objetivo desmarcado para las votaciones. - hago una última pausa y muestro una tímida sonrisa. - ¿qué opináis Padre? -

Ante todo lo que estaba sucediendo en el Olimpo, decidió hacer una pausa.

- Artemisa. Si tu poder para cambiar el voto de otro dios sólo surtirá efecto una vez, entonces cancela su uso sobre Nyx. Aunque cambiemos su voto, los números están en contra de Iris o Hefesto. Por lo tanto, cambia el voto de Nyx en estas votaciones sólo si podrás cambiar el voto de otro Dios en las que vendrán. De lo contrario, reserva tu poder de momento.

- Padre, este nuevo poder es aún algo extraño para mí y desconozco su alcance* - hago una pausa y asiento abriendo los ojos para expresar la sobrecogedora sensación que la airada y confusa reciente discusión de los dioses y diosas del Olimpo me generan. - Entonces... - pregunto dubitativa - ¿Seguimos votando por Poseidón hoy?** -

¡Revivo a Afrodita!