Partida Rol por web

El chico salió despacio, como si hubiera algo que hubiera impactado su vista cuando vio a una alarmada Sophia correr hacia él. Entonces, fue por su botiquín y corrió hacia Saoko.

- ¿Dices que Chechu hizo esto? - dijo con el rostro sudoroso y las pupilas contraídas.

Se colocó los guantes y se puso manos a la obra. Tomó las pinzas y las desinfectó, dejándolas lo suficientemente esterilizadas para poder realizar el trabajo adecuadamente. Entonces le pidió a las chicas que hicieran presión en el cuerpo de Saoko para inmovilizarla lo más posible y que así no entorpeciera su trabajo. Introdujo las pinzas siendo lo más gentil que pudo y después de unos cuantos segundos y unos varios centímetros de entrada, logró extraer una bala de un color dorado intenso.

Entonces, se dispuso a coser la herida. Lastimosamente, no tenía ningún tipo de anestésico, así que miró a Saoko con una disculpa intrínseca y le dijo - Sé fuerte - dijo mientras desinfectaba la aguja y comenzó a coser la piel de la pobre chica.

Al terminar, limpió la herida una vez más y se retiró los guantes mientras se limpiaba y se aseguraba de tapar de manera adecuada la herida de Saoko para luego decir - Krysta ha desaparecido...-.

El recogimiento se adueñó del ambiente cuando el sol parecía hacerse más intenso un momento para luego dirigir sus rayos de sol hacia alguien en especial. Janko, quien yacía aún con la soga al cuello, recuperaba el movimiento de sus órganos, sus manos recuperaron movilidad y sus músculos perdieron esa rigideza cadavérica mientras la luz del sol lo invadía, haciéndolo saludable y vivaz una vez más.

Al sentirse más fuerte, se quitó la cuerda de su cuello y se levantó con una mirada de seguridad en su rostro. Sea quien fuere, no saldría muy bien librado.

Los ojos de Astrid se giraron hacia Salvatore, a la muchacha le dolía el brazo, le miró suplicante, le miró con un por que en su mirada, le miró con impotencia e indefensión.

Yo no quería causal mal, Connors me parecía sospechoso como el que más, además que tu hermana solo hacia vilipendiar las teorías del culo feo, la gente tiene derecho a opinar y no ser menospreciada por ello, pero no he querido hacer mal alguno y me amenazas de muerte y tu hermana me habla mal y ahora me gritas y me haces daño, suéltame por favor, dijo verdaderamente afectada y temblorosa, su piel estaba mas pálidas he inconscientemente se tapaba la cara para no ser pegada, no dejaba de mirar el cinturón de Salvatore el cual le recordaba al de su padre, mientras su respiración se agitaba por momentos, por favor no me pegues, no me pegues por favor, se limitaba a decir sin valor a levantar la voz, juro que no volveré a hacerlo, no hablare mas pero no me pegues.

-Aquí nadie va a pegar a nadie- miró a Salvatore para que dejara libre a Astrid. Sabía que solo quería proteger a su hermana, aunque era extraño que tuvieran apellidos distintos, pero así no conseguía nada- Déjala, si crees que es responsable de los crímenes acúsala, pero ahora no lo pagues con ella. Aún quedan asesinos y no es buena idea perder el tiempo que podríamos usar para encontrarlos, quizá eso incluso les convenga.

Claro que Salvatore no era el único que merecía unas palabras.

-Astrid, es posible como dices que sospecharas de mí. Eso hace lógico que usaras tu poder conmigo- en realidad, él mismo no sabía si creer del todo en esa opción- pero una actitud más humilde y menos belicista te ayudará a ti y a todos. No creas que tendremos piedad contigo aunque tu padre te maltratara o de joven fueras una mujer con cuerpo de hombre con los problemas que eso acarree. Todos tenemos nuestras penas y en situaciones como ésta, en la que muere gente, es mejor colaborar que ir por libre. Yo siempre he escuchado todas las opiniones y sospechas, pero si no hay respeto ni palabras serias, es muy difícil tenerlas en cuenta.

Kim siguió sujetando la mano de la japonesa en todo momento, mientras el resto de sus compañeros trataban de asistirla. Cuando vio que Wyatt venía a toda prisa a extraer la bala, no pudo evitar dejar escapar un suspiro de alivio. Sin embargo, el rostro de Saoko se contraía por el dolor. 

Vaya, esto es como en una peli, ¿eh, Saoko? - el chico trató de distraerla mientras aquella operación tan desagradable iba sucediendo, observando cómo Andrea le cogía la otra mano a la mujer herida.

El agudo oído de Kim captó todas las conversaciones que se iban sucediendo y no pudo evitar sonreír con agradecimiento a Connors, que al parecer era quien les había ido resucitando conforme iban cayendo. Trató de evitar mirar a Astrid porque sentía ganas de pegarle una bofetada y él no era de los que le pegaban a nadie; menos aún a una chica que parecía tan desequilibrada. Por suerte, parecía que Salvatore ya se estaba ocupando de que Astrid se estuviese quieta. Después de lo que había hecho, no sabía si podía fiarse de ella. Kim rezó interiormente porque aquella persona que tenía el poder de proteger durante la noche se encargase de Connors, ya que los asesinos iban a ir a por él con toda seguridad.

No te preocupes, que aquí no te vamos a dejar sola ni Andrea ni yo, ¿vale? - respondió a Saoko cuando esta les pidió que no la abandonaran, con el miedo plasmado en el rostro. Kim sintió un escalofrío, pero trató de disimularlo - Piensa en todas las cosas que podrás contarles a tus nietos... ¿Eh, niños, os he contado aquella vez que me tuvieron que sacar una bala porque salvé a una persona de morir? Seguro que te conviertes en su heroína.

Por el rabillo del ojo, Kim vio cómo Janko y Luis volvían y su sonrisa se ensanchó.

Además... Luis acaba de volver de entre los muertos otra vez. Un hueso duro de roer - le susurró a la japonesa al oído, por si desde su ángulo no podía ver lo que acababa de suceder. Algo le decía que Saoko estaría más que feliz al escuchar la noticia.

Las palabras de Connors  sorprendieron a la muchacha la cual se soltó de Salvatore para apartarse de el y de todos.

No quiero dar lastima y si he de pagar por mi error pagaré por el, sois libres de votadme, matadme o lo que queráis, pero no me peguéis.

Astrid con las manos temblorosas se puso un pitillo en la boca y tras varios intentos de encender el mechero consiguió prenderlo.

No quiero dar lastima solo explicarme, dijo antes de soltar el humo, no he tenido una vida fácil, ni vosotros seguramente y mi vida era lo que puedo llamar feliz antes de venir aquí, quería inspirarme en las muñecas para sacar una línea de ropa un poco vintage y sexy sin dejar de ser elegante, entonces empezaron las muertes y me sentí excluida y Andrea, ainss Andrea no te gusta hacer la vida fácil a los demás o al menos a los que tu no consideras iguales, eso me hizo perder un poco bastante la cabeza y me disculpo por ello, me disculpo para tener una brújula pésima para los hombres, sospechaba de Janko y de Connors, hizo una pequeña pausa para volver a fumar, ojala esto fuera un porro…, Connors como decía discúlpame por ser tan idiota, me parecías lo suficientemente misterioso como para tener esa duda razonable y Janko… un tío prepotente y soez, pero veo que solo me fijo en los hombres equivocados, con lo que mi votación, mi ultima votación será a alguien del que nunca he sospechado, mi Don, mi fatal y absurdo Don era hacer que alguien dijera que tiene por dentro, que es, que cuerdas mueve y me arrepiento sobre manera …. Connors perdón, no puedo ni se decir nada mas, por cierto Andrea, acepto que dudes de mi, que creas que soy una desequilibrada, ahora mismo lo estoy, pero realmente se curar una herida de bala.

Sam despertó con el alivio de saberse viva, y junto a Soph. Y como cada mañana desde que habían llegado a ese lugar, se vistió, deprisa, y se colocó los auriculares alrededor del cuello, ajustándolos, con un suspiro, antes de salir de la tienda para mirar alrededor, con franca sorpresa, contemplando las dos esculturas con sus sendos mensajes, los cuales leyó para si, en voz alta, y cruzándose de brazos, visiblemente sobrecogida. 

Decidió apartarse de la escena, y siguió a Soph, asintiendo cuando señalaba lo conveniente que parecía que precísamente aquel día Aurél hubiese aparecido de aquella manera. Sin signos de violencia, ni muestras de lucha. Muy extraño, sin duda, pero no había tiempo para meditarlo. Había más muerte. Y un herido. 

Sam se mantuvo al margen, dejando que los demás ayudasen a Saoko, y vigilando de cerca a Astrid, que cada vez parecía hundir sus pies más profundamente en el barro- Menuda pieza- dijo símplemente, cuando empezó a intentar "ayudar" a Saoko, aprovechando para ganar grandes dosis de esa atención que parecía pedir constantemente a gritos. Vio que Salvatore la apartaba de la mujer, y no pudo sino aprobar su acción mientras se mantenía de brazos cruzados.

Se sentía exhausta, cansada mentalmente. La bala había sido extraída. Luis y Janko volvían. La vida y la muerte se entremezclaban perdiendo su significado original, y sin embargo, un gesto de bienvenida no faltó en su rostro, a modo de sonrisa- Bienvenidos, chicos. Me alegra que estéis de vuelta.-confesó, mirando a continuación a Richard, pensativa. ¿Habría sido él en ambos casos?

Escuchó de nuevo el ruido que causaba la voz de Astrid de fondo, y volvió a fruncir el ceño, llevándose la mano a la frente y resoplando- Ay, cállate un rato Astrid, por favor.-pidió, mirándola con desespero y enfado- Creo que ahora mismo nos importa más bien, una mierda, lo que se te esté pasando por la cabeza. Ya tenemos bastante como para tener que escuchar tus tonterías de persona en estado intersexual traumatizada, y ya la has cagado lo suficiente hablando de más. Así que, ¿por qué no cierras un poco la boca y la abres cuando tengas algo interesante y coherente que contarnos? Algo que por supuesto tenga que ver con todos nosotros y no contigo, porque entonces te aseguro que es más bien poco relevante. Por no decir descartable. 

Cuando más cerca parecían estar de acabar con los demonios que les atormentaban, más cruda se volvía la realidad. Afortunadamente, Saoko sobrevivió al disparo, no sólo salvándose ella sino también al objetivo de ese disparo, Andrea. Y tanto Luís como Janko volvieron a la vida. Pero ahora venía lo más complicado, descubrir quien aún estaba asesinando por las noches.

Sinceramente yo te creo Astrid, ciertamente ha sido un error haber hecho confesar a Richard, dado el don que tiene. Pero prefiero ver el lado positivo, que esto descarta a 2 posibles asesinos, reduciendo el número de posibles candidatos a ser el último, espero, asesino con vida.

Entonces la mirada se fue hacia Luís y Janko.

¿Traéis alguna buena noticia al respecto, o sigue habiendo alguien que se logra esconder entre las sombras?

Sophia siguió a Wyatt de vuelta hacia el lugar donde se encontraba Saoko y se quedó cerca para ayudar si era necesario, pero sin molestar si era suficiente con los que ya estaban allí. Tampoco le parecía que fuera bueno agobiar ni a la herida, ni al que la iba a curar. 

Al ver que Janko y Luis regresaban a la vida una vez más, les dedicó una sonrisa de bienvenida y después miró a Richard con una mirada de agradecimiento. Sin embargo, la voz chillona de Astrid amenazaba con taladrarle los tímpanos y verdaderamente le resultaba molesta su actitud después de lo que había hecho. No pudo evitar asentir a las palabras que Sam le dedicó y tras ellas, Sophia sacó la libreta y un lápiz que llevaba en el bolsillo trasero de los pantalones y se apartó un poco para sentarse a lo indio en algún lugar donde pudiera repasar sus notas con tranquilidad, pero al mismo tiempo también pudiera escuchar todo lo que se hablase y no tardó en estar concentrada en silencio en su libreta, tachando algunas cosas y añadiendo otras.

Lo primero que sintió al volver, fue una fuerza y una vitalidad muy diferente a la resurrección milagrosa de la primera vez, o el malestar culposo de la segunda. Esta vez fue diferente, volver por sus propios medios. Esta era la fuerza del héroe que había estado guardando desde hace días, el plan B. 

Lo siguiente que sintió fue el humo del habano entrando en su cuerpo, una sensación familiar, la de respirar y la de elegir que respirar... Sin duda, su concepción de lo que era estar vivo había cambiado desde que había llegado a este lugar, y comprendía que no era conveniente seguir moviéndose impulsivamente, ya que con eso solo conseguía ser asesinado. Una segunda bocanada, y aquella idea en mente, también le hizo sentir inseguro de si mismo, y del resto. Quería ayudar a los vivos, pero también estaba consciente de que había estado demasiado tiempo muerto como para considerarse parte del grupo que se había formado. 

Solo esa fuerza y vitalidad le empujaron a sonreír, y mirar a todos lados. Sonrío al ver volver a Janko, tal como había dicho.- Te lo dije mi negro, que ya nos veríamos acá.

También escuchó las palabras y las discusión con Astrid, cosa que no entendía, nada de nada la verdad, su mirada se centró en Janko, como solicitando un resumen para saber bien que es lo que estaba pasando.

La pregunta de Geonwoo como que le dolió un poco.- Lo siento, yo... solo conseguí que me mataran la ultima vez, no vi a nadie... 

Y ese "no vi a nadie" le recordó a la mujer a la que veía yque parecía haberse convertido en la tradición que celebraba su vuelta, o algo así. La buscó con la mirada, y la encontró con Kim y Andrea*. Sintió como un algo en el pecho, un vacío provocado por el miedo, un sobrecogimiento en todo el cuerpo que le hizo soltar el habano, antes de salir casi corriendo donde la japonesa. Se arrodilló junto a ella, cuando Wyatt aún se encontraba sacandole la bala. No se podía creer lo que estaba pasando.

- ¡Ay no ay no ay no ay no! No te me puedes ir así apenas volver chica - Un escuro pensamiento tópico de "la tercera es la vencida" o algo por el estilo por su mente, y eso solo le puso más nervioso, lo que sin duda no ayudaba en nada en esa situación, pero todo fue muy repentino como para poder considerar algo así.- ¿Quién fue el mal parido que hizo esto? No Saoko - Saoko- ¡no te me puedes ir así! 

Katia había permanecido junto a Andy, contemplando horrorizada la herida de Saoko. Respiró aliviada cuando Salvatore apartó a Astrid de la pobre mujer. Se mordió la lengua y volvió a bajar la mirada, sin saber qué hacer ni qué decirle. 

En ese momento Wyatt llegó y tomó el control de la situación, encargándose él de quitarle la bala a Saoko. Katia observó sus movimientos mientras se apartaba para no molestarle. Menos mal que él sabe lo que se hace. Al menos había usado unas pinzas, desinfectándolas previamente y se puso guantes. Seguía dudando que Astrid hubiera podido ayudar a la mujer. ¡Ni siquiera se había planteado lavarse las manos antes de intentar introducir su dedo en la herida! Seguía horrorizada por lo que la joven había estado a punto de hacer.

Katia se incorporó y se giró al darse cuenta de que Luis y Janko volvían a estar con ellos. Sus ojos turquesa se llenaron de lágrimas y sonrió, feliz de ver que los asesinos no se estaban saliendo con la suya. 

- ¡Bienvenidos! - Les dijo, emocionada. Tras ese saludo escuchó como Astrid volvía a compadecerse de sí misma y como Sam la hacía callar. Les lanzó una fugaz mirada y volvió de nuevo su atención a lo que estaba haciendo Wyatt. Acababa de sacar la bala y estaba cosiendo la herida. En ese momento Luis llegó corriendo y empezó a suplicar a Saoko que no le dejara. Katia pestañeó y las lágrimas que había estado acumulando se desataron y empezaron a deslizarse por sus mejillas. Era tan bonito... Inconscientemente su mirada buscó la de Salvatore y sus mejillas se sonrojaron. Enseguida apartó la mirada y empezó a caminar hacia su tienda. Tenía que vestirse. Ahora que estaba pasando la tensión del primer momento empezaba a ser consciente de que tenía frío ya que todavía estaba con el pijama e iba descalza. Caminaba cojeando al clavarse en los pies las pequeñas piedrecitas que habían en el terreno. 

Entró en la tienda y se vistió rápidamente, saliendo de nuevo a los pocos minutos y acercándose a donde se encontraba Salvatore.

Con seguridad, sin quitar su atención de Saoko, Andy asintió a las palabras de Sasha. Después de eso permaneció a su lado durante toda la intervención, sin soltarla, dándole palabras de ánimo continuamente. La tensión que sentía era enorme, y cuando se quiso dar cuenta se encontraba con la frente empapada en sudor.

Desde allí presenció la vuelta a la vida de Janko y Luis, y les dedicó a ambos una gesto rápido de saludo antes de volver a lo que tenían entre manos. Wyatt se estaba encargando de ella, pero no quería perder ni un minuto de atención por si pudiera necesitar cualquier cosa.

Cuando Luis se acercó, le dedicó una cálida sonrisa. - Tranquilo. - Le dijo. - Está con nosotros. - Afirmó, antes de disponerse a palmear con la mano libre su espalda. Sin embargo, se detuvo antes de mancharle de sangre.

- Fue Chechu. - Le informó. - Él me disparó, y Saoko se interpuso. Me ha salvado la vida. - Aseguró una vez más.

La extracción de la bala parecía haber tenido éxito. Se alegró por ello. Estaba siendo un día duro, puede que bastante duro para él debido a la confesión que había tenido que hacer sí o sí.

-Acepto tus disculpas- le dijo a Astrid. Aunque le había, seguramente, condenado a muerte tarde o temprano- Siempre he intentado colaborar, pensar en las distintas opciones que se nos plantea y nunca he insultado a nadie que yo recuerde. obviamente, si he sido un poco misterioso como dices era precisamente por mi condición. No iba a pregonar una cosa así, pero ya lo he hecho. Y ahora debemos centrarnos, más que en llamar estúpida a la gente- no podía evitar pensar eso de Astrid. Sin saber aún si sus intenciones eran honestas o no, la había cagado de ser así- en encontrar a los asesinos. Por otro lado, supongo que todos cometemos errores, yo incluso he podido resucitar a alguien que no se lo merecía, aunque he intentado no hacerlo. Y de momento creo que pensaré que has cometido un error y no ha sido una maniobra para quitarte de en medio a alguien que hasta ahora ha sido cauto con su "don".

Luis y Janko volvieron. De uno lo esperaba, el otro fue una sorpresa. El primero pedía un resumen.

-Han pasado muchas cosas desde que tú no estás con nosotros. Ayer hubo muchas tensiones aquí, se crearon algo parecido a bandos aunque algunos intentamos mantenernos al margen. Andrea acusó a Paco de ayudar a los asesinos protegiéndoles. Yo ignoro si es así pero obtuve por la noche de ayer una información. Un objeto me hizo ver que entre Andrea, Astrid y paco había un alma corrompida, traidor. Yo quiero pensar que Paco era ese traidor, y que Chechu intentó asesinar a Andrea solo por venganza al morir su amigo a manos del vigilante. Aunque nunca se sabe...

Richard, como periodista, nunca abandonaba todas las perspectivas hasta estar seguro de que no era así.

-En otro orden de cosas, Astrid, según dice ella por su "don" o quizá por un objeto, me ha obligado hoy a contar mi "papel" en esta historia. Me he visto obligado a contarlo, poniendo mi vida en peligro. Otro hecho que me ha llamado la atención- que podía haber pasado desapercibido para algunos, pues apenas se había hablado del tema- hay alguien que podría potenciar nuestros dones. Y ayer podría haber potenciado a la persona equivocada, pues según Andrea ha habido un secuestro "adicional" a un lugar siniestro, con muñecas. Es peligroso que la persona que tiene el don de recargar poderes se dé a conocer, por razones obvias. Aunque también es peligroso por otro lado su silencio, pues si habla podríamos saber quien es ese secuestrador, y si es una amenaza para el resto.

Sophia alzó la mirada de su libreta al escuchar a Richard y la guardó antes de ponerse en pie y acercarse al hombre para responder a sus últimas palabras. 

- En realidad en la sala del té alguien acaba de afirmar ser el artífice de aquel lugar. Pero dice que no tenemos de qué preocuparnos, que es un lugar que gana poder si la gente que hay dentro se mantiene unida y que ha tratado de meter sólo inocentes para que pudiéramos hablar allí. - Explicó, encogiéndose de hombros, sin estar muy segura de lo que opinaba ella sobre todo eso.

- Creo que usted será el siguiente al que metan allí. - Añadió, contemplando al hombre con cara de circunstancias mientras se preguntaba cómo sería en versión muñeca. 

Volví a la vida con renovada energía. Tosí y de inmediato me dí cuenta de que necesitaba un cigarro, así que saqué uno, lo encendí y aspiré el humo con fruición. 

- ¡Ahhh! - Exhalé sonoramente. - Es fantástico volver a estar vivo. - Dije a nadie en concreto. Entonces vi a Luis y me acerqué a él para darle una amistosa palmada en el hombro. - Eres un crack. - Le respondí con una sonrisa.

Luego miré a los demás y, tras escuchar lo que se hablaba, decidí contar lo poco que sabía.

- Yo no vi a quien me mató, pues usaron una cuerda para estrangularme por detrás, pero luego, estando muerto, sí escuché cosas interesantes allí donde nos reunimos los difuntos. - Comencé a relatar. - Por lo pronto, los asesinos claman por su inocencia, aunque con menos credibilidad que la palabra de un banquero, y el difunto Aurél está convencido que los malos son los buenos y viceversa... En su línea. - Giré el cuello en todas direcciones, como para cerciorarme de que podía hacerlo. - Lo que sí parece ser es que los españoles han sido víctimas del justiciero y a mí me dieron matarile los asesinos, aunque todo esto seguramente ya lo sabéis. Ni idea de cómo murió Aurél. Sería bueno saberlo, conociéndole, quizá le corresponda un premio Darwin.

Carraspeé un poco.

- Y sobre Astrid... a menos que alguien más haya sido víctima de sinceridad forzada, a mí lo que más me cuadra es que se haya encontrado algo que ha podido usar con Richard y ahora nos quiera convencer de que es la capacidad que le ha otorgado a ella el espíritu que la posee, en lugar de tratarse de un espíritu asesino.

La miré detenidamente. - ¿Yo, soez? ¿Y lo dices tú? - Y comencé a reír de buena gana.

Abigael estaba de pie con los brazos cruzados mirando aquellas muertes y posteriores resurrecciones en silencio y con la ropa de ayer. Poco o nada podía hacer por la japonesa y al parecer alguien capaz ya se había ocupado de ella, por lo que sus pensamientos retomaron el hilo inicial e importante, si al menos había 4 asesinos en ese sitio donde se reúnen, ¿Cuantos mas quedaban? Ella seguía pensando en un superviviente que deseaba volver solo y acabar con el resto. Por otra parte había mas dudas en la cabeza de pelo enmarañado de aquella negra.

-Richard, ¿Puedes decirnos a quien has revivido en todo este tiempo? Yo no tengo duda de tus intenciones no sean otras que buenas y saber a quien has traído puede que nos ayude a saber y poder confiar en ellos, ¿Porque no has traído tu a todos, verdad?-Un claro ejemplo era el propio Luis.

Por otra parte tenia curiosidad por las palabras de Andrea y las ultimas de Sophia.
-¿Y de que valdría saber quien es ese que esta llevando a la ese sitio a la gente? Lo detenemos como a los asesinos, ¿O para que serviría saberlo? Por otra parte, Sophia dijo que ayer llego sola, ¿No puede ser que hoy hayan llegado esos dos que decía que llegaban cada día, mas el que no llego ayer?-Hizo una pausa -Y si hay alguien que puede potenciar a alguien no seria mejor hacerlo con quien nos pueda proteger por la noche, ¿Como Saoko? Para asegurar la seguridad de Richard y la justiciera.-Eso le llego a otro persona.-Perdonar pero no recuerdo muy bien, ¿Ayer se dijo que Samantha era la justiciera? Si es así, ¿Por que preparar así las muertes? No... pareces de esas.-Esa ultima pregunta era un tanto rara incluso para ella, pero es que no comprendía porque la teatralidad una vez descubierta su identidad.

Y cuando pensaba que había terminar de preguntar, algo mas le vino a la cabeza.
-Wyatt ¿Has dicho que Krysta a desaparecido? ¿Y a donde ha podido ir? ¿No ha dejado una carta o un rastro? ¿No se supone que estaba muy mal?-Era algo extraño, pero que ya no lo era.

Saoko a punto estuvo de pedir a gritos un palo para morderlo mientras Wyatt se afanaba en curarle la herida, la japonesa se sentía abrumada por tanta atención pero al mismo tiempo encontraba reconfortante que tanta gente estuviese preocupado por su bienestar.

- Gracias... Wyatt- le dijo a su médico paticular para después contestar a todas las cuestiones que se le plantearon con una educada sonrisa y la tez más pálida de los normal- agradezco mucho vuestra preocupación, ya estoy mejor... sólo descansar un poco y volveré a ser yo.... Luis... me alegro de verte... no te preocupes soy fuerte- añadió con una sonrisa cansada.

Goro se apartó finalmente de Saoko, parecía que la habían estabilizado y incluso le habían sacado la bala. Escuchó aquellas nuevas conversaciones, prefería mil veces más escucharlos así que discutiendo y lanzando acusaciones y más acusaciones. Si esta noche por lo que parecía habían caído algunos asesinos, no podían quedar muchos más. A no ser que estuviesen volviendo por sus propios medios. Miró a Luís y a Janko, se alegraba de verlos vivos aunque tenía dudas de como había vuelto el primero, una cosa eran las resurrecciones, la otra creía recordar según lo que dijo Andrea era por las votaciones de los que había al otro lado que, en esos momentos, debía haber más asesinos casi que inocentes.
Negó con la cabeza, intentar acertar con algo en aquel lugar era casi imposible y si alguien se merecía vivir de todos ellos era Luís. Sí, era mejor ser positivo, quería pensar que si acertaban con esa nueva votación todo aquello acabaría.

Cuando llegó Wyatt me aparté para que pudiera encargarse de Saoko.  Mientras lo hacía, Luis y Janko regresaron de entre los muertos. A pesar de todo, no pude evitar alegrarme. –Bienvenidos los dos, es genial que estéis de vuelta otra vez. También es estupendo que Saoko se vaya a recuperar.- En esos días en los que estaba viendo cosas que jamás había pensado que tendría que ver, esas pequeñas alegrías eran las que me ayudaban a continuar.

-Por si alguien tenía alguna duda sobre Chechu que no se haya resuelto con el disparo. He descubierto que no es la primera vez que Chechu ha ido a por Andrea.- Miré a la chica con expresión serie. –Él fue quien te mató incendiando la tienda.

- ¡Liberado!- Exclamó, haciéndose notar de pronto entre la algarabía de voces. - Liberado, de vosotros. Al fin. A quien sea, doy gracias. - Sonrió, francamente aliviado, mirando alternativamente a Astrid y al presunto cadáver de Aurél, emitiendo un hondo suspiro. - Ha sido una tortura más bien mental tener que compartir las pesquisas y las oportunidades de sobrevivir con vosotros. Sois tremendamente duros de sesera. Desvergonzados. Carentes de sensatez. Símplemente... Despreciables. -Negó con el rostro, chasqueando la lengua.

- No sé ni cómo he podido ser capaz de defender lo que decíais. Sois un mal ejemplo para la raza humana. Y ahora, si me lo permitís, voy a disfrutar de mi recientemente adquirida independencia librepensante. -Añadió finalmente. Se deshizo a continuación del tema, ignorando a los dos interpelados. Su atención se desvió ahora hacia Luis, que volvía a ser un factor a tener en cuenta en aquel misterio.-  Bienvenido de nuevo, señor García. -cabeceó a continuación hacia Janko. -Y usted también, señor Constantinia. - Añadió con deferencia.

- Disculpe Luis. Pero me temo que mi pregunta, lamentablemente, se quedó sin ser respondida adecuadamente. Y ya que le veo fumando una vez más, gracias a Dios...- Se acercó, captando el olor del tabaco que componía el puro que se había llevado el cubano a los labios. - ¿Se tratan o no de auténticos habanos? ¿Le importaría... Dejarme probar uno? Le compensaré bien por ello en cuanto pongamos un pie fuera de este lugar. - Aseguró. - Tengo algo que celebrar y me temo que el Brandy queda fuera de mi alcance.