Evento de los muertos 1

Sus almas se dirigieron hacia un extraño lugar donde ya no estaban encerrados en los cuerpos de unas muñecas, sino que se encontraban en su figura humana, aunque aún no estaban vivos.

Frente a ustedes, se hizo física la imagen de una muñeca con mirada vacía como la suya, cabello largo negro y un vestido largo corroído por el tiempo, pero que pudo haber sido blanco en sus mejores años. La muñeca se giró hacia ustedes para mirarlos por un momento y acercarse a Luis.

- Malos pasos han guiado tu vida, pero tienes un buen corazón - luego, se acercó a Andrea para decirle - Has perseguido a tu madre toda tu vida, aunque eres diferente a ella y ambas han terminado aquí - volvió a su posición original y dijo - Ella no quiere que yo haga esto, su sed de venganza solo se ha alimentado durante estos años. Pero son los que mueren quienes pueden transmitir el mensaje. Es ella la culpable de todo. Por esto, podrán escoger: uno de los dos volverá y el otro se quedará. Pero no puede haber vida sin que haya muerte. Por eso, un vivo debe tomar el lugar de quien se marche. Volveré al atardecer para escuchar la decisión - su sombra desapareció.

Tras escuchar las palabras de aquella muñeca el corazón de Andy se encogió. Lo que había tras sus ojos buscó a Luis, asustada. - Eso es de lo que quería hablarle a Janko. - Admitió con un hilo de voz. - Por favor, no se lo cuentes nadie. Sólo Salvatore sabe por qué estoy aquí. - Le pidió en un susurro. Fue entonces cuando se dio cuenta de que en este lugar no tenía forma de muñeca: era ella misma. La Andrea real. Con los ojos bien abiertos observó sus propias manos, sus piernas, su vientre... Y pequeñas lágrimas escaparon de sus ojos, sintiéndose llena de vida.

- Da igual lo que decidamos. - Continuó después, sin llegar a alzar la voz. - Ninguno ha muerto, y si uno de nosotros vuelve llevado por uno de los vivos, como dice Sasha, será el otro el que escoja a solas.

- Aún así... ¿Quién crees que debería venir aquí? ¿Jessie, Erika? ¿Mona?

Luis observó un tanto asustado, pero agradecido a la muñeca. Que aquella muñeca endemoniada le dijera que poseía un buen corazón simplemente le reconfortaba... de una forma extraña, si lo pensaba bien. Pero bueno, lo importante era que sus propias dudas por lo que había dicho Jessie se habían ido completamente, con el apoyo de aquellos que habían muerto, y con el de este ente.

Se giro hacía Andrea, entendiendo sus motivos del viaje. Se acercó a ella, y colocando la palma de la mano sobre su hombro le dijo.- Guarda cuidado chica, que tu secreto va a estar a salvo conmigo.- Cuando vio su propia mano, se sorprendió que no fuese la de muñeca, sino la propia.- Ay mi negra, que bien se siente ser de carne otra vez.- 

Luego había que considerar otra cosa, lo que decía la muñeca.- Mira, yo por mi que vuelvas tu, ya sabes que tengo un plan B... pero me preocupa que esta cosa haya dicho que el vivo ocupara el lugar del muerto... ¿que pasa si el que vuelva se convierte en asesino? - La preocupación en el rostro de Luis era evidente.- Yo vi a Jessie cuando me mato... y te aseguro que no quiero ponerme como él, ni querría que tu lo hicieras...

Andrea escuchó, agradecida, las palabras de Luis, y no pudo evitar estrecharle en un abrazo. Y ante su contacto se dejó llevar, dejando salir todo lo que anidaba en su pecho y comenzando a sollozar más y más. Pasó agarrada a él, sin plantearse si sentir vergüenza, varios minutos. Y cuando al fin empezó a apartarse, con los ojos enrojecidos, buscó su mirada.

- Perdona. - Le dijo en un susurro. - Eso es... Muy generoso. - Aseguró, sin saber qué más decir que no fuera agradecimiento y agradecimiento.

Tras eso se quedó unos segundos callada, recomponiéndose, preguntándose qué diría su hermano si supiera que había estado llorando sobre el pecho de otro hombre.

- No creo que te haga falta ese plan B. - Le dijo, mientras con el dorso de la mano se secaba las lágrimas. - Si Sasha tiene razón, uno de los dos volverá pronto. El otro simplemente tendrá que esperar al atardecer.

- Por lo otro no te preocupes. - Comentó, antes de sorber con fuerza por la nariz. - Si eso nos pasase a alguno de nosotros, hay una forma de redimirnos. Y por fin sabríamos quiénes son todos los demás. - Aseguró. - Eso es bueno.

- Si tú vuelves así y te pasa eso, sólo hazme una señal. - Afirmó. - Yo me encargaré de todo.

Luego se quedó algunos segundos callada, valorando qué decir. Había un secreto que había guardado tanto que ahora parecía enterrado en lo más profundo de su pecho. Pero aquella muñeca había decidido sacarlo a la luz.

- Mi madre estuvo hace diez años aquí. - Confesó. - Y no volvió a ser la misma. Por eso quería hablar con Janko. Quiero... Quería entender lo que le pasó. Y me parece que voy a hacerlo por la fuerza. - Dijo, mientras empezaba a temblarle la voz y el pulso al expresar algo así en voz alta. - Ahora está... Está en una institución. - Explicó al hombre, antes de buscar el suelo con la mirada.

- Pero vamos a encargarnos de esto, y vamos a salir de aquí. - Aseguró, casi intentando convencerse a sí misma. - Cuando ella estuvo había un ritual parecido al que sucede ahora durante las tardes, pero votaban con una urna y papelitos. Y había alguien capaz de librar a los asesinos y sus aliados de ese ritual, como hace dos días pasó con Mona, y ayer con Jessie. - Explicó. - Puede que me equivoque, pero si de verdad estamos reviviendo lo que pasó entonces, esa persona podría ser Mona. Esta puede ser nuestra oportunidad para asegurarnos de que no encubra a nadie más.

La figura de Andrea comienza a disolverse, dejando la decisión únicamente en manos de Luis.

ELIJO A MONA!

La muñeca apareció frente a ti, pero tomó una forma distinta, su rostro parecía reconstruirse y sus profundos iris te miraban.

No sabías qué era lo que te impulsaba a tomarla, pero la cogiste entre tus brazos. Al tomarla, sentiste una voz en tu cabeza que estabas seguro le pertenecía - Mona tomará tu lugar y tú volverás a respirar. Todos los que nos quedamos estaremos contigo en tu regreso - dicho esto, solo te quedaba esperar la llegada del atardecer.

Evento de los muertos II

La muñeca los miraba fijamente y les dijo - Es hora de hacerse sentir, que los escuchen. Ya uno de ustedes ha llegado hasta el puente, todos pueden hacerlo, todos pueden salir - y dicho esto, desapareció.

A Paco le gustaría hablar con Goro