Partida Rol por web

El campamento donde os habéis instalado esta en lo alto de un acantilado con vistas al mar. Debajo vuestra hay una playa aunque el camino desde aquí hasta la playa es arriesgado a no ser que toméis un sendero que baja cerca del bosquecillo que os rodea.
Es un lugar alejado y discreto donde podréis recibir una instrucción básica antes de entrar en combate.

Los barracones son mixtos, y lo bastante amplios como para que entréis todos cómodamente. Disponéis de alojamiento, gimnasio, terrenos amplios donde disparar o sufrir la famosa pista americana, cafetería, cuartos de baño y un almacén donde se guarda el material (armas, comida, ropa, etc...).

- ¡ARRIBA TODO EL MUNDO! Dejar de tocaros, en pie, cabronazos - os grita el instructor para levantaros de la cama.

Aún no habían pasado ni 8 de las 12 horas que le gustaba dormir cuando escuchó al sargento vociferar cosa que le hizo levantarse de muy mala hostia.

-¡Eh colega enróllate joder aún tengo sueño y si no duermo me emparanoio mogollón! Joder con este pavo- acto seguido se dió la vuelta y siguió intentando dormir.

acababa de llegar a los barracones, parecia que no habia pasado ni 5 minuntos, cuando un sargento entró pegando voces-Bueno,bueno,bueno, tranquilo tio déjanos que nos acostumbremos hombre

Se levanta con rapidez y se pone firmes al pie de la cama en calzoncillos, no se le nota casi la resaca de la noche anterior en la Cantina donde habia ganado como casi siempre el concurso de beber cerveza

Lo único que me da órdenes en esta vida, son los cojones… ¿tú tienes? Yaa, dejen de hacer ruido o los pisare como si fueran cucarachas!

Frank, acostumbrado a la vida militar, se levanta de un salto nada más entrar el sargento pegando gritos.

Theodoro era un hombre grande, gordo, y con pinta de ejecutivo. No pago para que me griten, Pague para golpear y matar collejas. En ese momento maldije en silencio a la encargada de salud ocupacional que dijo que por mi bien debía descargar mi energía agresiva en este campamento. Me levanto de mala gana, me arreglo el pantalon, pues mi uniforme es enorme, pues peso más de 140 kilos. ¿qué servicio al cliente es este?

¿Qué pronto ha sonado el despertador? Aunque....debo cambiarle el tono está muy alto para mi gusto. Salgo de mi camastro en calzoncillos y me voy vistiendo mientras tarareo una cancioncilla pegadiza que escuche anoche en la televisión. La la la la la la tan tan.

-¿ya hemos empezado?- pregunto mientras me levanto de buen humor, aunque no demasiado rápido

-Eso quiere decir que ya nos van a dar las armas, tengo ganas de empezar a pegar tiros. De eso y de unas cervezas, esto va a ser la monda-

Veo como se acerca el sargento y a voces limpias, veo como levanta a los compañeros que seguían durmiendo...

Me levanto lo rápido posibles y me pongo en posición de obedecer al sargento porque me veía a mis lados eran todos varones y la única chica era yo... pero eso no me preocupaba ya que me gustaba los desafíos. Estaba acostumbrada por mi padre fue militar y la mayoría de mi familia eran hombres...

Estaba con energía tenia ganas deque nos dijese el sargento que teníamos que hacer y si nos iba a dar armas...

La pequeña y "dulce" Bertha fue abriendo lentamente los ojos, pero solamente para dedicarle una profunda y siniestra mirada de desprecio al sargento. Bien que la nena tenía ganas de pegar tiros, pero no tan pronto. Gruñó por lo bajini y se fue levantando de su cama con suma delicadeza. A pesar de su aspecto dulce y frágil, esta muchacha tiene peor genio que Hitler en una iglesia judía. Fue vistiéndose con suma delicadeza, mirando de modo disimulado a sus "rivales".

"Todos carcas, pan comido..."

El elegante veterano del M16 suspiro resignado al sentir el ajetreo de la mañana. Se sentó sobre su cama y descolgo su elegante traje que fue poniendose con elegancia y paso a paso. 

Termino de ajustar los puños de la camisa para salir a dar un paseo. La veterania le habia hecho retirarse del servicio activo, pero aún conservaba el deseo de adrenalina y el instinto de peligro que le hizo famoso... y peligroso. 

Me levanto tranquilamente mientras me coloco la mano detrás la espalda y gruño fingiendo esfuerzo. A continuación comienzo a quejarme -Me cago en la puta ¿esto que coño es? ¿que horas son estas? pero ¿tu que te has creído? ¡fascista! eres un fascista -grito mirando al sargento -en mis tiempos la gente respetaba a los demás, los apreciaba, El Pueblo no se dejaba pisotear.

Observo a mi alrededor, la gran cantidad de soldaditos jóvenes por todos lados, hasta que mi ojos se paran en el grandullón, en Theodoro -¿Esto que es? Este ya se ha desayunado un par de soldados ¿pero que valores son estos? antes los viejos eran los que comían primero. Putos capitalistas sin valores.

Hef se despierta en calcetines y en boxers sin nada más puesto, su rollizo abdomen, la arrugada y delgada piel hacen parecer al viejo muy frágil, sin embargo este levanta un puro y lo enciende.

Sus ojos se llenan de fuego al recordar que esta aquí para demostrar su valía y su vitalidad a sus tan voluptuosas esposas.

Joder que gente mas rara.... Susurra mientras se mete un puñado de pastillas en la boca sin que le vea el Sargento

Mauri llevaba rato despierto, la puta prostata es lo que tiene, y esot no le pillo de sorpresa, pero si se froto las manos cunado escucho que era hora de levantarse.
-Perfecto, vamos a-a por la armas que no solo de fulanas vive el hombre.

Miro a todos lo que estaban diciendo de ir a por la armas. Sonrió y pienso que necios si el sargento todavía no nos a dicho nada.

-Que yo sepa todavía creo que no podemos ir a coger las armas, porque yo no escuchado al Sargento que dijera “Vamos levantaos que vamos a por la Armas”. No a dicho nada de Armas solo que nos levantemos, supongo que tendremos que hacer ejercicio.
 

¡Ufff! esto va a ser muy duro…. demasiado duro… con esta panda de alfeñiques come carnes, idiotas perdidos….
Me puse el uniforme, hice el catre, prepare el petate,  LISTO PARA REVISION SEÑOR, grite.
Menos mal que toda este enjambre maloliente no duraría ni dos días con el entrenamiento previsto, ¡oh! como adoro esas marchas de 50km con 40kg a las espaldas y a paso ligero….
Solo parece haber uno o dos validos aquí dentro, pero ya veremos ya, como aguantan al final….

Estaba durmiendo tranquilamente hasta que el sargento vino a despertarnos a gritos. Sin saber lo que hacía, me levanté y me puse a sus pies. Estaba en ropa interior y algunos hombres de allí me miraban. Me estaba muriendo de vergüenza, pero era lo que había. - ¡Buenos días señor sargento! - Saludé con la mano firme a la cabeza. Por suerte no era la única chica allí, pero parecían más tranquilas que no esos degenerados. - ¡A callar chicos! - Les dije mientras el sargento estaba quieto en la habitación.