Partida Rol por web

Yunly abrió los ojos ante las palabras del oficial. Aún rodeándole con las piernas, abrió la comisura de sus labios y con un ‘’pastillas’’ lo dio por asentado. Se pasó la lengua por el labio inferior y lo miró como un león mira a su presa. El deseo la llenaba, la humedad parecía formar parte de ella, y sabía que en cuanto el miembro de Keigo se adentrara en su cuerpo, no tardaría en correrse. Pero lo deseaba. Lo necesitaba y al ver que no había tomado la iniciativa espetó.

-El control es mío.

Acto seguido, se colocó encima suya, dándole a sí un giro a los acontecimientos. Lentamente dibujó una ‘S’ a lo largo y ancho de su torso desnudo, descendiendo hacia su pelvis, donde se deshizo de la única prenda que cubría a aquel oficial -gacela.

Sus labios envolvieron su poderoso miembro, y se deslizaron con suavidad, arrastrando a Kurusu a un climax de placer que hizo que todo su cuerpo se tensara.Yunly comenzó a aumentar el ritmo, succionando, lamiendo, envolviendo el miembro con su boca, deslizando su lengua alrededor del extremo rosado, pero cuando Keigo pareció dejarse llevar, y sus brazos agarraron su cabello, su boca desapareció en el aire. Había parado, mirando con intensidad a aquel hombre que mantenía los ojos cerrados.
 

Esa joven era un volcán en erupción, puro fuego. Lo ocurrido tomó totalmente desprevenido al oficial que simplemente se dejó llevar...fue demasiado para sus oídos escucharle decir que el control era suyo y cuando la leona puso en marcha todo su arsenal para darle deleite, Kurusu no hizo más que gemir de placer y ayudar en alguna ocasión a imprimir el ritmo apoyando su mano en la cabeza de la muchacha. La cadencia aumentó en los momentos finales, cuando ya era inevitable que el joven llegara a su clímax final...y en el último suspiro, cuando esperaba esparcir su semilla en la boca de la mujer. Zas! Ella se había separado y solamente sujetaba con firmeza el miembro viril con su mano derecha. Entonces ocurrió, los borbotones inevitablemente llegaron y el jefe de policía solo pudo entreabrir su boca al eyacular una y otra vez. Las manos de la muchacha estaban empapadas pero no parecía importarle...disfrutaba de aquello, le había ganado sin lugar a dudas. Kurusu solo pudo dejar caer sus brazos en cruz complacido y le susurró que se acercara a él.

- Eso no me lo esperaba, eres la mismísima Afrodita en persona. ¿Cómo voy a poder alejarme ahora de tí? No podía evitar sonreírle y la estrechó entre sus brazos. Entonces kurusu obró de forma instintiva, con afán. La sujetó con firmeza y la volvió a colocar boca arriba, pero esta vez fue él el que tomó la iniciativa y pese a la resistencia inicial de la mujer, no cedió.

- No voy a ser el único que goce esta noche, eso te lo aseguro. Y antes de dejarla replicar le imprimió un fogoso y apasionado beso hasta prácticamente quedarse ambos sin aliento. Después empezó su maniobra premeditada...descendió por su cuello lamiéndole con lascivia, se paró a succionar y tirar de sus pezones con delicadeza y acabando con intensidad...y finalmente, después de hacerse de rogar haciendo círculos en su ombligo, disfrutó de darle placer en sus húmedos labios externos, y en especial, deletreado el alfabeto chino, que todos saben que tiene más letras, en su clítoris. Quería escucharla gemir, pedirle más,...el solo quería ganar un minuto más, para estar nuevamente en predisposición. Ya empezaba a notar como su miembro volvía a estimularse ante aquella visión y al sentir aquellos jugos en su boca...

Yunly sentía el quemazón entre sus piernas, y una presión que sabía no iba a lograr contener durante mucho más tiempo. Kurusu no terminaba de lanzarse y ella no tenía ganas ni tiempo para esperar. Sus piernas se movieron y enlazaron alrededor del cuerpo de Kurusu y su boca, semiabierta, jadeaba por lo que estaba por llegar. Yunly estaba al límite, pero necesitaba mucho más.

-No sé a qué estás esperando-le dijo un tanto exigente-.

Kurusu rió la frase la joven, ¿Quería rudeza? La tendría. Hasta entonces había estado lamiéndole incesantemente y jugueteando de vez en cuando introduciendo su dedo medio y rápidamente introduciendo medio e índice pero pese a su estrechez del tracto, estaba demasiado húmeda y deseaba su falo. No sé hizo de rogar, tironeó hacia sí a la joven dedicándole una sonrisa lasciva y le introdujo con dureza y sin más preámbulos, su ostentoso miembro. No es que fuese algo desproporcionado, no iba a alardear no siendo cierto, pero nunca tuvo quejas su mujer fallecida y la muchacha no iba a tenerlas. Él tenía una buena arma y sabía usarla.

Para evitar lastimar a la joven y que no se produjera roce con su herida, flexionó su pierna dejándola inclinada y le abrió de piernas mientras incrementaba sus embestidas. Los sonidos de humedad y el choque cadente de sus cuerpos resonaba por la sala. Ella estaba a punto de correrse y el oficial lo sabía, por lo que cuando la sintió estremecerse y ver sus piernas temblar a punto de correrse le devolvió la jugada. Frenó unos instantes y la muchacha se le acercó desesperada, pero sabiendo que ella lo necesitaba dentro con urgencia...hizo lo que más le encantaba y que solía funcionar. Durante unos segundos imprimió un ritmo brutal que sabía que solo podría mantener unos diez segundos a esa marcha, pero que serían suficientes. Los gemidos de Yunly eran inevitables y sintió sus uñas clavadas en su espalda. Eso realmente hasta le hizo sangrar la espalda, pero no aminoró hasta que los fluidos de la joven salieron a presión y se vió forzado a retirar su pene. Entonces, no contento con aquello, siguíó masajeando su clítoris para que el orgasmo de la joven se extendiera al máximo en el tiempo...las piernas le temblaban y no dejaba de arquear su espalda.

- Uff...eso ha sido...intenso. ¿Más?

El hombre quería volver a alcanzar el clímax y esta vez sí, correrse en su interior...pero la dejó reposar unos instantes hasta que se recobrara y se situó boca arriba estimulando su miembro para que en ningún momento perdiese la erección...

Al ver que Kurusu había parado, devolviéndole la jugada, Yunly lo miró de forma picaresca y se tocó por sí sola.

-ya sabía que en los hombres no se puede confiar. Ninguno me ha dado nunca lo que necesitaba...

Después de alcanzar el clímax, Yunly bajó las piernas y miró a Kurusu, quien se encontraba al lado suya en ese momento.

-Unos minutos... -comentó entre suspiros-.

Yunly le echó la pierna por lo alto, al recostarse en él. Lentamente le acarició el torso. Se encontraba completamente relajada. Escuchaba cómo le latía el corazón, acelerado. Aquel hombre parecia incasiable.

- Hacía demasiados... Eran dias? No ¿meses? No...hacía años que no había sentido el placer de tener una mujer entre sus brazos. Mucho tiempo que no sentía algo así. Descansa lo que necesites...le dijo el hombre que agradecía que la joven acariciara su torso. Estaba feliz de haberle proporcionado placer y de haber experimentado algo así después de su largo luto. Si te soy sincero, te necesitaba en mi vida. Me alegra haberte conocido...

No sabía si retomarían el acto sexual o ya se relajarían...el siguió moviendo su miembro de arriba a abajo al compás, pero quizá era el momento de parar. ¿La joven tenía ganas de más, o ya estaba totalmente satisfecha?

Yunly estaba respirando profundamente, se había quedado dormida.

Como debe ser, la vida da cambios así con un 'chas' a lo Thanos. JAJAJAJJA

Prepárate para cambios, que voy xD

Keigo abrazó el cuerpo de la joven que se había quedado dormida. Pese a sus ganas, asumió que lo conveniente era descansar mientras pudiesen, al día siguiente afrontarían un nuevo día que con total seguridad, estaría lleno de dificultades.

El oficial descansó las horas suficientes para recobrar energìas, y como no podia ser de otra forma, despertó antes que la joven, aún abrazándola en posición de cuchara y sintiéndo el dulce aroma corporal de la joven. Su cara estaba metida en el pelo de la muchacha y le hacía cosquillas, y al ser consciente de los juntos que estaban sus cuerpos...nuevamente le entró el deseo y excitación dejando patente su erección.

Lentamente hizo descender su mano hasta el sexo de la joven, que dormía placenteramente, y empezó a estimular su clítoris, mientras hacía mover su cintura dejando que su pene frotase sus labios pero sin penetrarla. La muchacha, inconscientemente - o no-, desplazó su pierna hacia adelante dejando más expuesta su entrada y Kurusu notó que estaba muy lubricada...sabía que acababa de depertarse...

-Hum...

Aquellos fueron los sonidos emitidos por la joven que dormía plácidamente. Al parecer, los primeros rayos del sol penetraron por aquella persiana entreabierta. Lentamente abrió sus piernas, como si quisiera dejar entrar a alguien. Su respiración se aumentó  y ,con ella, se intesificaron los pequeños gemidos. La última vez que tuvo un sueño erótico no recordaba que fuese tan... real.

Se mordió el labio inferior, acto que empezaba a ser demasiado identificativo en su rostro, y entreabrió sus ojos azul mar. Sentía aquel quemazón de nuevo, las entrañas le ardían de deseo y una pequeña electricidad le recorría la entrepierna. Dirigió sus manos hacia él, atrayéndolo hacia ella e invitándole a sentirla dentro de él. Le besó con pasión y deseo, tanteando el terreno, pasando su lengua por la comisura de los labios de él labios, hasta que, nuevamente, sus lenguas habían estallado en una guerra. Troya ardía.

En cada envestida, ella se arqueaba. El mero hecho que a aquel hombre se le escapase algún más que otro gemido... le excitaba más.

-Te...deseo... -le susurró lentamente al oído-.

Esbozó una sonrisa trabiesa y succionó su lóbulo izquierdo, pues bien sabía que se trataba de una de las zonas erógenas. Su mano izquierda se deslizó sobre su espalda hasta su nalga, donde le arañó con intrepidez.

El estrepitoso ruido del móvil del oficial, que se encontraba en la mesilla de noche, provocó que aquel acto conyugal fuese detenido.

Hoy 07:00

La sexta le ha otorgado las bolsas a sus respectivos dueños.

La décima muere.

El momento de unión e intimidad fue roto justo cuando llegaban al clímax. El oficial maldijo por lo bajo y hubiera querido obviar la llamada pero el sonido era característico y sabían que eran nuevas entradas relatando acontecimientos. Besó con dulzura a Yunly y se acercó a leer las entradas.

- La sexta repartió las bolsas y la décima ha muerto. Supongo que habrá llamada de Deus en breves...

Después la miró con lascivia pero consideró que debían ponerse en marcha...

- Nos damos una ducha rápida, te preparo el desayuno y salimos ¿Te parece bien? Estaría bien confirmar la muerte de la décima y ver que identidades ha podido recabar la sexta de los allí presentes, pero estoy abierto a tus sugerencias...

Después valoró una posibilidad...

- ¿Quieres que enfoquemos nuestro próximo objetivo en aquella que le arrebató la vida a tu familia? Si eso te consuela...lo haré por tí. Se que te sonará extraño pero yo...te amo Yunly. Mucho.

Yunly se incorporó en la cama tras un chasquido. Sentada oyó la entrada de Kurusu. Rápidamente alcanzó el suyo, el cual acababa de emitir el sonido.

-No te acompañaré por esta vez -comentó sin dejar de mirar a aquella pantalla-.

Propicionándole un beso en la mejilla, recogió su ropaje y esperó a que el oficial se levantase para ir juntos al cuarto de baño. Su actitud había cambiado... ¿Qué era lo que había en aquella entrada?

-Que sea rápida, no desayunaré, no te preocupes. Ve al hospital, nos veremos allí. No preguntes, estaré bien.

07:00

La décima se quita el gotero.