Partida Rol por web

Normandía, día 184 de misión.

El cristal superior de tu cápsula de criogenie se abre con lentitud y permanece así hasta que poco a poco tus ojos se van abriendo.

Como siempre te encuentras mareado y, también al igual que resto de veces, no tienes frío a pesar de solo llevar unos calzoncillos blancos bastante amplios.

Terminas de despertarte y te incorporas con lentitud para no marearte, sientes el estómago vacío, pero es algo que esperas poder soportar durante el tiempo que dura el criodespertar del resto de tripulantes. Durante un momento sientes la tentación  de abrir una sola cabina y atarlos para torturar sus mentes hasta límites insospechados, todo por el bien de Virgilio... pero terminas descartando la opción y te acercas al panel principal donde pulsas unos cuantos botones para iniciar el despertar de forma automatizada, si algo se complica ya podrías hacerlo manualmente, pero en principio no tendría por qué haber ningún problema.

Abres los ojos... te duele la cabeza... y el resto del cuerpo.

Estás en un corredor oscuro y unas luces artificiales parpadean iluminando el lugar por momentos, es un pasillo bastante largo que es recorrido por lo menos doce tubos metálicos, probablemente conductores de gas.

La luz se apaga por un momento sumiéndote en la más profunda oscuridad y aprovechas para llevarte la mano a la frente. Sientes un líquido tibio que supones que es tu sangre, aunque ya está un poco reseca y en algunos puntos ha comenzado a formarse costra.

La luz se vuelve a encender y te miras todo el cuerpo, llevas una camisa abierta con una placa en el pecho en que pone "William Vaugan"... Ese... ¿es ese tu nombre? No lo sabes... La camisa debía ser beige, pero ahora está cubierta de suciedad y de restos de sangre, al igual que la camiseta verde que tienes bajo la camisa y los pantalones también beige, aunque estos tienen desgarrada toda la tela de la pierna derecha por debajo de la rodilla.

La luz vuelve a apagarse, pero esta vez solo durante dos segundos, y al encenderse te pones en pie con lentitud, te duele a horrores la cabeza, pero... ¿dónde estás? ¿quién eres? No recuerdas nada...

Todos permanecéis dormidos con una ropa interior blanca y ancha hasta que lentamente os vais despertando. Algunos tenéis hambre, algunos sed, otros dolores de cabeza, algunos tan solo sueño.

Poco a poco vais abriendo los ojos, uno a uno y veis a un hombre toqueteando las máquinas de hibernación, se trata de Edmundo Dante Dinelli el encargado de toda la fase del despertar de la criogenie, a veces alguien según despierta vive algún episodio de pesadillas, y él es el encargado de hacer que pase.

Según os vais despertando acudís a unas taquillas que hay a los lados, en su interior hay ropa limpia y de distintas tallas, por lo que todos podéis encontrar la vuestra. En su mayoría son pantalones, camisas y camisetas beige, aunque también los hay azules, camisetas verdes e incluso algunas prendas más normales que algunos habéis dejado en las taquillas antes de entrar en hibernación.

Despiertas con lentitud y comienzas a abrir los ojos. Sobre ti hay una especie de "tapa" de cristal muy rara... Tienes frío y no comprendes nada.

Cierras los ojos durante un momento tratando de recordar...

Habías ido a hacer una visita al centro de trabajo de tu padre y viste una nave bastante molona, decidiste investigarla y te colaste dentro... estabas andando, tropezaste... y sí, caíste dentro del lugar donde ahora te encuentras, el cristal se cerró y pataleaste con fuerza para escapar, pero lentamente te entró un tremendo sueño  que no podías superar.

Pero bueno, ahora solo tienes que ir a buscar a tu padre y pedirle perdón por haber salido sin su permiso.

Te incorporas y ves a un montón de gente en ropa interior blanca y ancha levantarse también de cabinas similares a la tuya.

Todos parecen irse despertando al igual que tú, y entones una idea llega a tu mente, ¿se estarán despertando después de un viaje estelar? Pero... no... no es posible ¿no? ¿cómo van a haber despegado contigo a bordo? ¿Nadie se ha dado cuenta? No... esto no puede ser...

Hay un hombre de pie toqueteando unas máquinas* y la gente que se va despertando va acercándose a unas taquillas que hay en los laterales para vestirse. No parecen haber reparado en ti.

Esto... es una auténtica pesadilla.

El criodespertar... una ritual que se efectúa en todos los viajes estelares, los humanos se van despertando, cada uno a su ritmo cuando sus cuerpos van retomando sus funciones vitales. A menudo tienen sed, hambre, sueño o ganas de ir al baño, pero claro, ese no es tu caso. A ti te toca emular la sintomática humana, pues normalmente causa bastantes tensiones cuando los humanos se enteran de que un tripulante es un cyborg.

Los sistemas de la nave están preparados para transmitir falsas señales vitales durante el despertar para que el encargado no perciba nada raro en ti, pero tú sabes perfectamente que ni tienes un corazón que lata, ni una cabeza que te duela por la hibernación.

Lo primero es el dolor. Un dolor nuevo, que comienza en mi cabeza. El parpadeo de las luces hace que cierre los ojos durante unos instantes, confuso. No sé dónde estoy, y esa sensación es horrible. Pero ya me ocuparé de eso luego. Lo más importante ahora es ese dolor.

Me llevo la mano a alguna parte, sin tener muy claro en qué punto exacto se inicia todo, y los nervios de mis dedos confirman mis temores. Algo dentro de mí sabe que debería sentir miedo, pero no soy capaz. Sólo puedo mirarme los dedos, ligeramente teñidos de rojo, con cada nuevo parpadeo.

Levanto la cabeza, intentando evaluar el resto de mi estado. Mi ropa desde luego está destrozada, y encontrar de repente la chapa de mi camisa me hace darme cuenta de que no sólo no sé dónde estoy, sino que no tengo ni idea de quién narices soy.

Apoyo la cabeza de nuevo en el suelo, mirando al techo y respirando, mientras la luz se apaga una vez más. Inspiro un par de veces, pero no encuentro nada en mi interior. Ningún recuerdo. Quizá sea cosa del dolor de cabeza. Cuando se me pase, seguro que esto mejora.

Me levanto con dificultad, cojeando, y comienzo a caminar por el corredor. Sólo necesito algo de suerte para encontrar un buen sitio donde tumbarme, o un botiquín con analgésicos...

Miro alrededor. Estoy muy asustado. No puede ser que esto sea lo que estoy pensando. Todo el mundo parece saber lo que tiene que hacer de memoria. Será un simulacro, seguramente. Empiezo a mirarlos a todos y acabo dirigiéndome hacia el tipo que estaba manejando las máquinas.

- Perdón, señor. - Alzo una mano para tocarle un hombro. - ¿Me puede decir cuál es el camino de vuelta al despacho del Dr. Campbell? Es mi padre.

Intento parecer serio y tranquilo pero mis ojos azules se mueven de un lado al otro intentando buscar alguna señal que me diga que me he equivocado. Esto no es una nave. Estamos aún en la base. Por favor, que estemos aún en la base.

El pequeño parece haber salido de un conjunto de vainas de hibernación algo separadas a donde todos estabais descansando. Parece perdido, y al nombrar a su padre, reconocéis su nombre como el de uno de los científicos de Vector que trabajaba en la estación de donde despegó la Normandía hace un tiempo ya.

Nada mas abrirse la maquina de hibernación, me incorporo y estiro mis brazos, desperezándome, tras lo cual, me llevo una mano al puente de la nariz

esto es mas molesto de lo que me dijeron......

una pequeña voz llama mi atención, y volteo a ver lo que sucede, viendo como el pequeño George busca a su padre

parece.... ¿ asustado?

Me levanto y me acerco al pequeño

esto...creo que no deberías de estar aquí, pequeño, tu padre no esta aquí y el despacho.... queda un poco bastante lejos

El despertar criogénico debe ser lo más parecido al nacimiento que se pueda experimentar. El vacio mental del inicio del proceso te hace sentir que eres un ser inconsciente pero vivo. Poco a poco las redes neuronales retornan a su ritmo natural y los procesos cognitivos y e instintivos retoman el control del cuerpo. 

La Dra. Scott estuvo cierto tiempo despierta pero sin levantarse, mirando el claro resplandor de la luces, adecuando la vista nuevamente a las variaciones lumínicas. Su mente se reestructuraba y analizaba los pormenores de el porqué se encontraba en aquel lugar. Se levantó con agilidad pero sin prisa y se dirigió a donde sabia que encontraría la ropa, se vistió con los atuendos típicos de una investigadora científica y recogió su inseparable anotador y reviso sus últimos apuntes.

Busco con la mirada al Dr. Hayes, otro de los miembros del equipo científico, su continua búsqueda de conocimiento la enfocaron directamente en iniciar la verificación del trabajo que venía realizando los científicos del Nostromo. 

Despierto y el resplandor blanco de la sala ya me produce una sensación de inquietud. Según me pongo en pie me mareo y sufro un acceso de nausea.

Ejercicios... había que hacer ejercicios de mediana intensidad durante un rato para tonificar el cuerpo. Demasiado tiempo en reposo...

Mi misión es sencilla. Mantener la nave en un estado optimo para el correcto funcionamiento de la misma. Y facilitar la vida del resto de viajeros. Sin molestar. No tenía problema con eso. Siempre había sido muy discreta.

Me coloco el mono que me identificaba como Operario de Mantenimiento 49 de la Normandia.

Sam -saludo -aunque imagino que a nadie le importará eso.

Entonces escucho al crío. ¡Oh Dios mio! ¿Qué hace el aquí?

Hola pequeño. Me llamo Sam. ¿Y tu te llamas? Aparte de Campbell claro. Tendrás un nombre o algo ¿no? -sonrío intentando tranquilizar al niño sobre lo que estaba a punto de descubrir.

Y ahí es donde me doy cuenta de que el recuerdo de mi hijo me había hecho no ser para nada discreta.

Claude siente cómo su consciencia despierta poco a poco dentro de la cámara criogénica y permanece tumbada varios segundos, respirando despacio, saliendo del sueño profundo en el que ha estado sumergida para viajar hasta este sector.

Finalmente se levanta, sentándose primero para mirar a su alrededor y comprobar con una sonrisa que el doctor Dante parece haber hecho un trabajo impecable con el criodespertar. Todos parecen estar levantándose de sus cabinas en perfecto estado. 

Sale de la suya y se dirige a la taquilla donde sabe que encontrará su ropa. Se encargó antes de salir de preparar ropa propia, al margen de la proporcionada por Vector, ya que es más friolera de lo habitual. Se viste y se pone por encima una bata blanca con la chapa que la identifica como médico auxiliar. 

Entonces es cuando percibe una voz infantil y se gira sorprendida hacia el lugar de donde procede. ¿Un niño en la nave? El pequeño parece haberse perdido, rodeado por un par de personas, y se acerca a él con expresión preocupada para hablarle con un tono dulce. - Hola pequeño, me llamo Claude, ¿cómo has llegado aquí? Creo que tengo una mala noticia para ti, el Doctor Campbell está en la base...

Me despierto algo somnoliento y preguntándome donde estoy, pero no tardo en recordarlo todo cuando miro alrededor. Me duele la cabeza y tengo mal cuerpo, pero no puedo dejar que se me note. Este trabajo es una oportunidad enorme y no puedo permitirme cagarla. Me levanto ayudándome de ambas manos y cuando estoy seguro de que no me voy a caer me suelto y avanzo varios pasos.

Vaya sensación...

Miro hacia las taquillas y me acerco a ellas. Quiero empezar cuanto antes. Me visto rápidamente con el uniforme y me giro a los demás. Mi mirada se para en el niño. Qué hace este aquí? Pensé que solo venía gente cualificada. Bueno, no me corresponde a mí cuestionar la elección de los integrantes del grupo, tal vez sea otro genio.

-Akira Yamazaki.-Digo, inclinando levemente la cabeza por pura costumbre. No tengo mucho interés en los demás salvo en el piloto de la nave. Decido esperar a que se presente y me dé órdenes antes de ponerme a hacer nada.

Fue despertando de la inconsciencia poco a poco, movió su extremidades tratando de desentumirlas y al momento de abrir los ojos, una luz intensa la cegó por completo... Se incorporó sentándose en la cámara en la que estaba antes acostada y parpadeo un par de veces acostumbrándose a la luz, mientras un pequeño pero agudo dolor se sentía en su cabeza. Se llevó una mano a su sien masajeandole levemente con esperanzas de que así se fuera el dolor, aunque claro, eso no era nada. Había vivido cosas peores... Mucho peores

Una vez pasada esa incomodidad observo a su alrededor y noto que había unas cuantas personas formando un círculo, se levantó, y se vistió con un sencillo conjunto de ropa que ella había traído, más encima una camisa azul que tenía el estampado de "equipo de mantenimiento", aunque mas que nada era la encargada de la cocina... gran puesto eh? seguía sin cuadrarle por completo el porque de que ella estuviera aquí, pero trabajo es trabajo no?

Después de haberse vestido la australiana y de darle un leve asentimiento con la cabeza en forma de saludo al asiatico (pues era el que mas cerca estaba de ella)se dirigió al lugar en donde todos estaba reunidos, dándose cuenta que la razón de tanto alboroto era un niño

-Margaret Lighton- ser camarera le había dejado la costumbre de presentarse- Tal vez no sea de me incumbencia, pero... Que hace un niño aquí?

Se despertó algo nerviosa por su pesadilla y no tardo en darse cuenta que se encontraba llorando. Se sentia horrible estando tan lejos de su hogar y de los padres que tanto queria pero ya era muy tarde para arrepentirse y este viaje de una forma u otra le iba ayudar.

Se limpio las lagrimas rapidamente esperando que nadie haya notado las lagrimas y empezo a levantarse con cuidado hasta que pudo controlar de nuevo su cuerpo lo suficiente para llegar donde estaba la ropa blanca que la distinguiría como miembro del equipo medico.

Al revisar la sala se dio cuenta que la gente estaba reunida en un lugar de la habitacion y se acerco a ellos. Isabela Payne se presento antes de darse cuenta de la presencia del chico. Queria hablarle pero al ver tanta gente haciendo eso guardo silencio para no confundirlo mas de lo que ya estaba. Aunque le sonrio amistosamente para ayudarlo a calmarlo como hacia el resto.

Abrió los ojos de golpe, pero se mantuvo recostado un minuto antes de ponerse de píe. Quería asimilar la situación, y la luz, antes de moverse o hacer cualquier otra cosa, pero ya iba siendo hora de moverse. Primero tomo asiento en la camilla, pero el rápido movimiento le provocó un mareo, por lo que llevo la mano a la frente.

- Vaya... - Se limitó a murmurar, un tanto sorprendido por la experiencia, le habían advertido de lo que podría sentir una vez hubiese despertado, pero las palabras siempre se quedan cortas cuando vives la experiencia. Negó con la cabeza y se frota los ojos, antes de ponerse de píe. Escucha y observa al niño preguntando con su padre, y niega con la cabeza, lamentando la suerte del pobre. Se acerca a la taquilla para coger sus ropas, donde habían varios hombres y mujeres vistiéndose, a quienes saludo de manera firme, y con una expresión dura en el rostro.

- Nikolai Zakiyev - Su tono de voz tenía un acento profundo particular, debido a su procedencia, pero dudaba que alguién pudiese identificar su país de origen solo por su voz. - ¿Qué tal el viaje? - Sonríe de lado al decir aquello como broma, al pasarse el viaje durmiendo.

Abruptamente tengo la sensación de estar despertando, siempre es extraña esta sensación y más para alguien que no estaba completamente acostumbrado aquello, al levantarme puedo observar que varios tripulantes ya están conversando entre ellos y hasta hay un niño entre los tripulando, algo sumamente extraño ya que en este tipo de misiones no debería haber ninguno.

-Muy buenas a todos, es un placer compartir este viaje con vosotros, mi nombre es Peter Bailey-, sonrío abiertamente a los presentes con una postura bastante rígida y refinada, como si se encontrara en una importante reunión de negocios.

de pronto empiezo a sentir de nuevo, pareciera que estuviera despertando solo desde la noche anterior, pues no recordaba haber soñado...

al abrir los ojos, me siento encandilado por la luz, también me siento mariado y un poco desorientado, sin embargo al darme unos minutos para acostumbrarme a la luz, empiezo a recordar...

- bien... parece que es momento de trabajar...- me digo en voz alta, me levanto y me dirijo a buscar mi ropa... me visto con mi ropa preferida, sobretodo mi camisa blanca, la cual es mi atuendo de trabajo... sin embargo hay algo que me llama la atención...- un niño?... hay un niño en la tripulación?- miro a mi alrededor y veo a la Doctora Scott y le hago un gesto con la cabeza para saludarle y me acerco a ella...

- como estas evelyn... como va el mareo?- le pregunto a modo de saludo- sabías que hay un niño entre la tripulación?... a mi nadie me dijo nada de traer un niño acá- le pregunto directamente.

Lentamenta la consciencia va volviendo a mi cuerpo, y a igual velocodad voy abriendo mis ojos para empezar a ser partícipe de lo que ocurrre a mi alrededor.
Me incorporo tomándome mi tiempo y veo al resto de la tripulación que van despertándose. Termino de ponerme en pie y con esa ropa interior ancha y blanca avanzo hasta las taquillas donde me pongo el atuendo de primer oficial. Miro a la cabina del capitán, pero parece que aún no ha despertado.

- Vemga, por favor, hay mucho trabajo que hacer, no estén... - En ese momento, mientras me acerco al cúmulo de gente, veo al niño - Santo Dios - Dejo caer en una excalamción un poco blasfema, y dicho eso retrocedo hasta una máquina donde empiezo a introducir datos para comprobar a la tripulación...

Un listado de nombre y fotografías de cada tripulante empiezan a aparecer en unos paneles visibles para todos en la parte superior de una de las paredes, todos tienen su nombre, apellidos y una foto, todos salvo el niño, del que solo hay una foto y el nombre "desconocido".

- Mierda... mierda... ¿Cómo ha podido colarse en una nave? - Mascullo al ver que no está en la lista de tripulantes.