Partida Rol por web

- Oh Señor...-el sacerdote se removió, inquieto, al escuchar las afirmaciones de Iris Cohen. Un atisbo de temor se adivinó en sus ojos, y sin embargo, se obligó a no dejarse llevar por el nerviosismo, retomando su plegaria en un ruego a Dios, en un gesto que le tranquilizaba por su cotidianidad-  El Señor es mi Pastor, nada me falta. En prados de hierba fresca me hace reposar, me conduce junto a fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el camino justo, haciendo honor a su Nombre. Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré, porque Tú estás conmigo...

Frunzo el ceño al escuchar lo de señal alienígena, mirando fijamente a la Nostromo, como si con solo concentrarme pudiera atravesar el metal con mi vista y ver que ocurre en su interior.

-Éso puede ser problemático...-digo, refiriéndome a la nueva noticia. Sin embargo, mantengo la calma, pues de nada sirve perder los papeles por ésa nueva noticia. 

Claude asiste silenciosa a todo lo que sucede, manteniéndose en el puente de mando como ha indicado el capitán y observando maravillada el espacio. Se apoya sobre la barandilla y se desentiende de lo que sucede a su alrededor, mirando ensoñada las estrellas, el planetoide, la nave que han venido a rescatar... A pesar de haber soñado con ello en innumerables ocasiones, la joven nunca había esperado realmente poder viajar al espacio de esta manera y tarda varios segundos en darse cuenta de que está conteniendo la respiración al contemplar tanta belleza.

Escucha de  fondo el tono alertado de la señora Cohen, pero no presta mucha atención hasta que no habla el capitán. Entonces da un respingo, volviendo a la realidad y se gira para enterarse de lo que sucede, buscando en su memoria las palabras de Iris. ¿Una señal alienígena? ¿Qué querría decir eso?

María mira con dureza a Samantha, para a continuación reprocharle esa estupidez del gato:

- Señorita Meyer, comprendo que su hijo en su infantil ignorancia quisiera hacerle un regalo, pero ¿en qué estaba pensando usted cuando se trajo el gato hasta aquí? ¿No comprende que alguno de los presentes podría ser alérgico, y ello conllevaría graves problemas? - Miró al resto esperando que no fuese así- Por el amor de Dios, menuda irresponsabilidad.

Luego el aviso de Iris sobre la señal alienígena atrajo su atención, si bien seguía molesta...primero el niño y ahora el gato. Esperaba no tener ninguna otra sorpresita...pero lo de la señal alienígena ya era demasiado. Y cuanto más prudentes fuesen, mejor.

Ven con mamá Riddick Jonesy -digo acariciando al pequeño dormilón. Estaba segura de que podría haber hecho el viaje hasta allí sin necesidad de usar la vaina de hibernación.

El aviso de una señal alienígena me coge por sorpresa. ¿En serio? ¿Ha dicho alienigena? -murmuro incapaz de creer que tal evento pueda existir. Alienígenas... no estamos solos en el universo... Aunque claro... bien podría ser un fallo del sistema.

Al ser un mero espectador, me limito a responder a la Doctora.

Doctora Alonso, antes de embarcar estuve mirando las fichas de todos los tripulantes, al menos las secciones que no eran privadas, y ningún miembro de la tripulación presentaba alergia alguna a la caspa de los felinos. Además, le inyectaron algo al señor Jonesy. Me dijeron que bloqueaba no se que sinapsis proteica... o yo que se qué, y por tanto dejaba de ser un alérgeno con patas -añado rascando a Jonesy bajo la barbilla mientras conectaba su modo ronroneo.

Mal empezaba si quería pasar desapercibida. Problemas con la jefa médica...

Creo que un animal domestico no consumirá muchos recursos del sistema de soporte vital, pero, seria ideal que los que tuvieran algún tipo de alergia lo notificasen a la enfermera o a la doctora

digo con un tono afable, mientras vuelvo con el resto de mis compañeros

No me termino de quedar convencido a pesar de las palabras de Isabela y me quedo mirando al cura con un poco de suspicacia. Parece un buen hombre. Se ha preocupado por mí desde el principio, pero me da miedo que pueda tener razón. Guardo la consola en un bolsillo y me pongo a caminar lentamente para perseguir al gato y acariciarlo, aunque la visión del planeta que tenemos delante y que me había pasado desapercibido hasta ese momento por estar distraído con el videojuego me saca de mi trayectoria. Me pego a una de las ventanas a través de la que se ve con los ojos y la boca abiertos de par en par.

—¡Ooooh! ¡¡Qué bonito!! Apuesto a que ese planeta tiene un montón de materiales combustibles, o no, una civilización bajo la superficie. No sé, pero apuesto a que hay un montón de cosas chulas, ¡a que sí! —digo a Isabela, que ha sido la que más pegada ha estado a mí—. ¿Tú qué crees?

Pero mi entusiasmo se ve cortado por el aviso de la señal alienígena. ¿Qué quiere decir con eso? El cura enseguida se pone a decir cosas que no entiendo muy bien, pero lo que dice parece que es tranquilizador. No hay que tener miedo. Voy a preguntar, pero prefiero callarme. De pronto todos se han puesto muy nerviosos. El capitán parece aún más enfadado, y la jefa de los médicos se ha vuelto muy antipática de pronto.

—Es solo un gatito... —voy de nuevo en dirección al animal para intentar acariciarlo, pero antes miro a Samantha—. ¿Puedo tocar al Señor Jonesy?

Claro que sí... George ¿Cierto? -digo con una sonrisa.

Es un gato muy dócil. Seguro que le gustas.

Querrías cuidar de él mientras cumplo mis obligaciones en la nave? -le digo bajito para no interrumpir ni molestar a los miembros de la tripulación.

Lo cierto es que los demás parecen tensos...

Los tripulantes estaban haciendo lo propio, hablar de banalidades. Él en cambio se mantenía callado observando por el rabillo del ojo la inmensidad del espacio así como la nave que tenían delante. Poco le importaba la aparición de un gato, si el capitán o su superior lo permitiesen, Manfred no se opondría a que el animal se moviera libremente por la nave.

Solo cuando escucho la palabra alienigena puso sus sentidos en guardia, eso podía ser cualquier cosa desde una planta grande a un humanoide o insecto gigante. Eran palabras alarmantes a la vez que interesantes. No dijo una sola palabra tan solo espero y dejo la comunicación abierta, por si los que habían viajado allí tenían algo que decir al respecto.

-Después de escuchar esto, solo lamento que el animal no fuera un perro.-Musito a su compañero de seguridad.

-No creo que un perro suponga mucha diferencia-respondo, también en voz baja-y aún no sabemos qué ha ocurrido, sólo queda esperar. 

Asiento a Samantha cuando me pregunta por mi nombre. También me ha caído muy bien por preocuparse de saberse mi nombre. 

- ¿Puedo? ¡Claro que me encantaría! - Abro los ojos de par en par. - Pero no sé si sabría cuidar a un gato... a lo mejor le caigo mal. - Contesto mientras miro al gato con respeto.

Se preparaba para dirigirse a la cocina de la nave para limpiar, y ayudar a la encargada a preparar las raciones de todos. No parecía emocionante, pero tendría que hacerlo. 

Una sonrisa de medio se dibuja en su rostro al escuchar sobre el alien, parecía emocionante, a la vez que peligroso. Era aquel tipo de experiencia lo que buscaba cuando decidió alistarse a la tripulación.

Se acercó a Margaret, con una postura firme, aunque estuviese relajado, y preguntó, como era habitual, con su acento particular que hacía parecer que su habla fuese dura y poco flexible.

- Y bueno, Margaret, ¿que es lo que vamos a cocinar? - Mantuvo la sonrisa, esperando la respuesta.

Cuando escuchó sobre la alerta de vida alienígena, sonrió de lado, y pensó:

- ¿Será por esto que Vector me contrató? ¿Qué clase de criatura será? ¿Será una criatura cazadora? ¿Cual será su método? ¿Será impulsiva, o cautelosa? ¿Será inteligente? - La emoción de un nuevo reto le hace sonreír más de lo que acostumbra.

Tras analizar los sistemas de navegación, escucho atentamente las conversaciones de los demás tripulantes. Tampoco me agradaba la idea del polizón ni la del gato. Una actitud tan despreocupada podía suponer el fracaso y la muerte. Estaba claro que muchos no entendían lo que suponía irse al espacio. No había lugar a error, las posibilidades de rescate eran lentas y remotas. 

Niego con la cabeza, al tiempo que llevo mi mano a mi sien y frunzo el ceño, cerrando con fuerza los ojos durante algunos minutos. Luego los abro, y vuelvo a mirar al resto, con indiferencia, pues sólo eran compañeros de misión, una misión que ya tenía pegas desde el principio.

Se preocupo un poco al ver que el pequeño seguia perturbado por las palabras del cura y miro a este con enojo. No entendia cual era su razon para alterarlos a todos con sus malos presentimientos.

Acompaño al chico para mirar asombrada la belleza del planeta y lave. Era la primera vez que veia otro planeta y si lo tenia que comparar con la tierra quedaria atrás pero al escuchar las palabras del chico se le ocurrio que talvez tenia razon. Podian encontrarse muchas cosas que pocos humanos habían visto y eso la emosionaba bastante. Sonrio grande Seguro que habra algo de lo que dices ahí abajo o algo que los humanos nunca han visto. Sus ojos se iluminaron como los del chico mientras miraba el planeta.

Pero la sonrisa se desvaneció cuando escucho a la mujer hablar de una señal alienígena. No sabia de lo que habla pero la reaccion de los otros no ponia comoda.  Mira al cura que de nuevo la pone nerviosas Porque tiene que rezar de esa forma ahora… piensa antes de darse cuenta que el chico se movio de nuevo en busca del gato. Su mirada va unos segundos a la doctora que parece estar retando a la mujer del gato por traerlo y aunque quisiera del lado de la dueño, la doctora tiene razon y es su superior. Pero escuchando las palabras de Sam, decido quedarme callada esperando que su respuesta fuera suficiente para la doctora.

Los gatos no son muy exigentes. Dice agachándose junto a el y con calma acercando su mano para acariciar al gato debajo de la oreja. Si le das un poco de comida y cariño ya te querrá. Comenta con una pequña risa al verlo tan cariñoso al minino.

María suspira y pone los ojos en blanco.

- En fin, al menos tubo la sensatez de preocuparse de las alergias. Me alegro, aunque espero que de ahora en adelante cualquier cosa que pueda poner en peligro la salud de todos me sea consultada, ¿de acuerdo?

Esbozó una pequeña sonrisa. Tampoco le gustaba ser dura, es sólo que se preocupaba demasiado por su responsabilidad.

Se quedó mirando al planetoide y la Nostromo, preguntándose qué les depararía ese encuentro.

Guardo los datos del origen y frecuencia de la señal, marcandoo en el mapa su punto de origen. Centro mi atención en la nostromo, e intento de nuevo acceder a su sistema de comunicaciones.

-Chicos, intentare acceder a los sistemas de comunicación de la Nostromo, para comunicarme con ella. Informen de todo lo que vean. Y repito, mas les vale cuidar el equipo.

La estática es la única respuesta que recibís, al parecer la Nostromo no está emitiendo nada... Lo cual es raro, si fuesen terroristas estarían intentando comunicarse con vosotros a menos que ya lo estén haciendo con el equipo que ha ido a su nave, y si les hubiese pasado algo, estarían comunicándose para vosotros para que no os acercáseis a su nave... es todo demasiado extraño.

Viktor se lleva la mano al oído, donde lleva el intercomunicador con el que está en permanente contacto con sus hombres.

-Capitán. Tengo un aviso de la señorita Poyry. Han encontrado a un superviviente. Está herido y responde al nombre de William Vaugan ¿Estaba ese hombre dentro de la tripulación de la Nostromo? Es urgente, señor.

Asiento hacia el jefe de seguridad y rápidamente me siento en uno de los puestos.

Pasados unos segundos, asiento.

-Sí, William Vaugan, piloto auxiliar de la Nostromo.