Partida Rol por web

María soportó la acusación recibida y la rebatió con sus propias sospechas. Estaba claro que iba a ser difícil descubrir a los infiltrados, y antes de poder seguir la discusión, el alien atacó de nuevo y acabó con el pobre Julian, que heroicamente trató de ponerlos a todos a salvo. Escuchó después a sus compañeros y tuvo que intervenir:

- Señor Paysal, su razonamiento es lógico, pero sólo lo sostiene porque porta usted un arma. No le parecería tan bien si se supiese inocente y no tuviese nada con qué defenderse de esa cosa. Como ve, no soy la única que piensa que deberíamos estar armados. Aunque le hago una concesión: podríamos llevar armas sólo cuando salgamos de aquí en pequeños grupos. Porque está claro que deberemos salir en algún momento, sea a por víveres, a la nave de Akira, a hipnotizar a William o a lo que sea necesario.

Hago un gesto de asentimiento a Claude antes de levantarme y, una vez que lo hago, le tiendo la mano por si ella también quiere ponerse en pie.

Luego me acerco a los que están hablando calmadamente, intentando no interrumpir.

- Señor, entiendo lo que dice, - le digo al hombre de tez oscura - pero creo que es importante llevar a cabo esa hipnosis. No sé cuántas criaturas había en la otra nave, pero era más de una. Y si conseguimos acabar con alguna de ellas, el cómo debe estar aquí. - explico, llevándome una mano a la sien.

- Si no quieren darnos un arma, puedo comprenderlo. También puede acompañarnos alguien, y esperar fuera de la habitación, pero creo que sería aún más peligroso. La decisión está en sus manos y las de sus hombres, - digo mirando a Katarina - pero yo voy a someterme a esa hipnosis armado o indefenso. Si tengo que poner mi vida en riesgo para buscar algo de información que permita salvar las de todos y la mía propia, es lo que hay. Además, ¿está usted dando por hecho que ninguno de esos infiltrados tiene armas?

Dicho esto me giro hacia Claude para comprobar si está lista para marcharnos, o si aún acepta hacerlo ahora. Luego paseo a vista por la estancia, por si hubiera algo que fuera de utilidad llevarnos, pero no se me ocurre nada.

Antes de abandonar la habitación, me dirijo hacia Sam, aunque no sé muy bien qué decirle.

- Ten cuidado. - es lo único que le digo finalmente. Antes de marcharnos le pongo la mano en el hombro a George. Me alegra ver que ha arreglado lo que quiera que le pasase con el sacerdote, la verdad. - Nos vemos en un rato. - digo, despidiéndome de ambos, esperando algún tipo de resolución sobre el asunto de las armas por parte del equipo de seguridad.

Claude escucha la conversación entre el señor Paysal, la doctora Alonso y el señor Vaugan y no puede evitar asentir ante las palabras de los dos últimos. - ¿Y quién nos dice a nosotros que los infiltrados no son precisamente los que están armados ahora mismo?

Acepta la mano de William para ponerse de pie y se encoge de hombros mientras habla con voz suave. - Nosotros vamos a salir para intentar arreglar el problema de memoria del señor Vaugan. A mí me gustaría tener alguna posibilidad de defenderme si me encuentro al bicho, aunque fuera con un palo. Pero si no quieren dejarnos un arma, nos arriesgaremos y saldremos igual.

La joven se acerca a la puerta y coge aire antes de prepararse para salir. Se gira entonces hacia el hombre que saldrá con ella. - ¿Vamos?

Lanzo una mirada, algo cansada, a los otros dos miembros del equipo de seguridad antes de responder.

-No se equivoque, no estoy al cargo del resto de la seguridad. El único jefe era el señor Hasarov, al que se cargó ésa criatura. Yo sólo digo lo que creo que todos los miembros de seguridad pensamos. Esperen y hablemos, maldita sea. Que no vayan armados, no quiere decir necesariamente que tengan que salir sin protección. Pero también debemos proteger al resto. Traten de entenderlo, por favor...

Ante las acusaciones de que los infiltrados también pudieran ir armados, o que precisamente seamos nosotros, no pudo evitar fruncir el ceño.

-No creo que nadie haya colado en ésta nave ningún arma, más allá de las de la armería. El señor Hasarov era estricto con los protocolos y medidas. Y si se le hubiera hecho caso, no nos veríamos en ésta situación-digo, remarcando especialmente la última parte de la frase-en cuanto a que los infiltrados seamos los miembros de seguridad... Éso es estúpido. ¿Qué exactamente nos impediría entonces a nosotros tres alzar nuestras armas ahora mismo y acabar con todos ustedes?-sentencio, y tras unos segundos, me giro a mirar a mis compañeros. 

-Parece que todos seguimos vivos. Quizás están "apuntando" en la dirección equivocada. 

- ¿Todos seguimos vivos? - pregunto incrédulo, pero decido no seguir por ahí - En la habitación estaremos Claude y yo. - respondo directamente al hombre - Si no vamos armados, el que nos acompañe se quedará fuera y será peor. Por tanto, o vamos armados, o vamos desprotegidos. Y aunque no todos ustedes sean infiltrados quita que alguno lo sea. Además, con los que somos, aún con armas, no podrían abatirnos antes de que los redujéramos. En fin, vamos, Claude, tampoco creo que una pistola sirviera de mucho. - digo saliendo de la habitación.

Claude escucha las palabras del hombre de seguridad y no puede evitar enarcar una ceja antes de responderle. - Vaya, pues si todos seguimos vivos, según usted, sigan así, que están haciendo un trabajo fantástico defendiéndonos... 

La joven se gira algo molesta hacia la puerta siguiendo a William y sale de la habitación.

¿Todos vivos? Lo que hay que oír, menudo inútil... Desde luego está claro que vamos a tener que sacarnos las castañas del fuego por nosotros mismos, porque si tenemos que depender de que este tipo de gente nos proteja lo llevamos claro...

Cojo la mano de William antes de marcharse. - Toma. - le tiendo el arma que me había dado él con brusquedad y con tono de estar extremadamente cabreada-Pero como esta arma no esté en mi poder en cuanto volváis a entrar por esa puerta, creo que hablo por el resto del equipo de seguridad cuando digo que os consideraremos los infiltrados y lo pagaréis caro. Tened cuidado. Ya habéis visto que esto realmente sirve de poco.

Miro hacia arriba, y veo la cara emocionada de Fran. Le sonrío y me limpio las lágrimas con el dorso de la mano.

- Gracias. No te preocupes, Fran. Seguro que acabaremos pronto con ese monstruo. - La cachetada de Isa al tal Edmundo me sorprende y hace que me gire. Me llevo una mano a la boca, sorprendido. - Hala... ¡Pero Isa! - Digo, aunque sus gritos son más rápidos. Miro al suelo al darme cuenta de que lo ha hecho por defenderme y después escucho a Edmundo disculparse. Me acerco a él y le tiendo la mano.

- No se preocupe. Todos hemos estado asustados. Pero... ¿Sabe qué? Apuesto a que todo irá bien al final, ¡a que sí! - Miro alrededor con una sonrisa, intentando animar a todo el mundo aunque sigo aterrorizado por lo que ha pasado con Julian. De hecho, cuando mi mirada se topa con la rejilla, trago saliva y mi sonrisa flaquea. Cojo aire profundamente y aparto la mirada para volver hacia Fran. Escucho lo que dicen y levanto la mano sin esperar para hablar.

- ¡Yo quiero decir una cosa! No importa mucho que haya pistolas, ¿no? Si esa gente está compinchada de alguna manera para ir a favor del alien ya tienen un arma fantástica. ¡El xeno-como-se-llame! ¡No les hacen falta pistolas!

En ese momento es cuando Katarina y Will están hablando de eso.

- ¿De verdad que os queréis ir solos? ¡El capitán... estaba solo! ¡No creo que sea buena idea! - Les digo mientras salen. Pero al ver que lo hacen igualmente miro a Fran y luego a Katarina, que es la que le ha dado la pistola, y me acerco a ella y le doy unos toques en el hombro con la mano para llamar su atención. - Oye... Tu nombre era Katarina, ¿verdad? ¿Crees que con la pistola estarán bien? - Pregunto, con gesto visiblemente preocupado. - Tú sabes usar muy bien esas armas, pero no sé si ellos sabrán... Por cierto. Gracias por lo que me dijiste antes. - Le sonrío y le tiendo la mano a ella también. - Si te puedo ayudar en cualquier cosa, solo dímelo.

Cogiendo la pistola, William y Claude se miran y se acercan a la puerta, no hay ruido que indique que el Alien esté cerca, así que la atraviesan y entran al pasillo.

Miro al chaval con una sonrisa que demuestra cansancio y un poco de resignación. - No lo sé, George, espero de todo corazón que no les pase nada, pero, te voy a ser sincera... Estoy de acuerdo contigo, las pistolas no van a frenar a ese bicho... Así que sólo espero que no se crucen con él. Hubiera preferido que hubieran salido en un grupo más grande, pero estaban plenamente convencidos y no creo que nada de lo que les hubiéramos dicho sirviera de nada.

Me dirijo al resto de los presentes. - Al resto os repito que no podemos seguir haciendo lo que nos salga de los cojones. Necesitamos a alguien que ponga orden y que diga qué hacer, y lo necesitamos ya. Llevamos horas encerrados en el puente de mando, sin aire acondicionado, sin comida, sin agua y sin lavabos. No creo que yo sea la única que tenga que mear o que tenga hambre. Necesitamos a alguien que organice todo esto y que nos diga qué debemos hacer. No me fío de nadie de los que estamos aquí, por lo que no voy a proponer a nadie para ese cargo. Y vuelvo a repetir que yo no quiero serlo, así que a mí no me miréis. ¿Algún voluntario o alguien a quién queráis proponer?

Escucho las acusaciones que vierten sobre los demás, es cuando en ese momento se abre el ducto del aire y Julian intenta sellarlo, en ese momento la criatura nuevamente aparece para nuestro horror y ataca a Julian llevándoselo consigo, es un duro golpe para todos ya que era uno de los que más sabia sobre los ductos de ventilación de la nave, -¡No podemos permitir más víctimas y mientras existan estos ductos de ventilación por toda la nave esa criatura nos podrá atacar en cualquier momento!-, exclamo con voz y bastante alterada por lo que acontece.

Me acerco un poco a la señorita Samantha, -¡Es sumamente injusto de su parte que me acuse solo por el trabajo que realizo!, yo tenía una responsabilidad en esta misión que no he podido cumplir la cual era negociar en caso de haber un secuestro en el Nostromo, pero ahora soy solo tripulante que quiere regresar a su hogar, igual que todos los demás-, la observo un poco afectado por sus acusaciones.

Luego escucho las palabras de Katarina, -En todo casi debería ser alguien que conozca la nave, aunque insisto en que deberíamos intentar contactar con Madre para ver si ella sabe de algún lugar seguro al que podamos acudir.-

Señor Bailey, no espere que me disculpe con usted por señalarlo con el dedo. Usted con esas pintas de manda más, que no se habrá manchado las manos en la vida. O sí, poco importaba.

Le señalé a usted cuando puede haber señalado a cualquier otro. Ahora mismo cualquiera puede ser sospechoso, usted, yo, incluso el chaval -digo con un gesto hacia George. La situación es tensa y no hay casi tiempo para pensar. No tengo ningún argumento para creer en su inocencia o culpabilidad. Simplemente lo hice. No se lo tome como algo personal. 

George -le guiño un ojo -yo creo en tu inocencia. Cuida a Jonesy un rato hasta que vuelva.

Sin dudarlo echas a andar para alejarte sola de donde se encuentran todos, siguiendo a los otros dos, pero, tan pronto como comienzas a andar por el pasillo, escuchas algo moviéndose sobre ti... y tan pronto que se mueve por encima, lo hace por debajo o por los lados... no es seguro... desde luego que no.

-Tiene usted toda la razón en algo, hasta usted podría ser, por su cargo en la nave de mantenimiento puede pasar desapercibida o no llamar la atención de los demás, conoce muy bien las instalaciones de la nave y tal vez no tenga un sueldo muy alto por lo que podría caer en la tentación de trabajar como infiltrada… si lo analizamos de esa manera cualquier podría ser un infiltrado, lo único que le pido es que no apunte sin tener pruebas o verdaderas sospechas sobre los demás.-

-Pero bueno todos estamos en una situación tensa así que olvidare el tema, ahora lo más importante es buscar soluciones para que nadie más muera.-

Con Julian muerto, las opciones de sobrevivir todos bajaban considerablemente. Respiro profundamente, pero se percato de la ausencia de sangre de aquel sujeto, tirado en el suelo.

Se acerco a su cuerpo, como queriendo examinarle por fuera, y alzó la voz para todos.

- Se que es una locura, pero... si el tipo no sangra, ¿no es lógico pensar que él era el cyborg? - Giro el rostro para mirarles, para escuchar sus opiniones.

Le sonrío a Sam y asiento. Cuidar al gato me vendrá bien, me tranquilizará poder acariciarlo un poco. Cojo al gato y lo acuno entre mis brazos.

- Hey, Señor Jonesy. Has aguantado bien, ¿eh? A lo mejor tú podrías cazar al bicho, ¿eh? Ahí, ¡mordiéndolo! - Le cojo una pata y hago como que da puñetazos al aire.