Partida Rol por web

La camarera observa el exabrupto de William con una mirada de comprensión, pero cuando el hombre intenta meterse dentro de la barra, le detiene alzando la mano con la palma abierta. - Ey, ey, ¿dónde vas, vaquero? No me quites el trabajo, que es lo que me da de comer. Venga, te pondré un bourbon doble y verás como te relajas un poco. - Le dice, con una sonrisa tranquilizadora. Después, con calma, saca un nuevo vaso de base ancha y prepara una nueva copa para él, alcanzándosela por encima de la barra antes de apoyarse en ella para escuchar a Samantha.

Finalmente se incorpora para hacerle algunas preguntas más. - Entonces, sólo estás completamente segura del señor Harper, ¿no es así? ¿Cómo puedes estar tan segura si la voz estaba distorsionada? ¿Y por qué sospechas de los otros?

Ya os he dicho lo que se -digo mesandome la sien -Me he ganado el odio de Will e imagino que el vuestro también -digo mirando a Akira y Amy.

A Harper le vi la cara. Uno de ellos seseaba y sólo hay dos personas en la nave que hablen así. ¿O no?

Si volviese estaría jodida, pues de seguro los de Sarkler me odiarán tanto como Will o al menos desconfiarán de mi. Pero podría averiguar algo más o al menos traerme al Señor Harper a este... Valhalla. Así pues... Estoy sola otra vez.

Al menos Riddick estará bien mientras esa cosa no llegue a la Tierra -me consuelo

Miro con dureza a Sam.

-No sé que creer de ti, la verdad. Puede que lo que digas sea cierto o puede que no. Como les ha pasado conmigo, ahora desconfían de ti también. Toma asiento cómodamente, que algo me dice que esto va a ir para largo. Aún no has respondido a mi pregunta. Alguien había dicho mi nombre en aquellas sesiones? Era un posible objetivo? Quiero saber porque he muerto, la verdad.

Tomo asiento en la barra cuando Amy me frena y doy un trago largo a la copa, quedándome un tiempo callado. Luego le dirijo una mirada de agradecimiento a la camarera antes de hablar más calmado.

No hablo a Sam, porque todas las cosas que podría decirle son demasiado ácidas para mi propio gusto. Evito mirarla cuando me dirijo a Akira y a Amy.

- Todo esto significa que hay un infiltrado entre los que fuimos a por suministros. - informo - Sino no habrían podido impregnarme a mí, supongo. Ya sabéis quiénes fuimos, así que si lo que dice es cierto está claro de quién se trata.

Luego me dirijo a Amy desde mi lado de la barra.

- Tengo una idea, más o menos. Sabes donde morí. Si vuelvo pronto, ve allí y llévate sólo gente de confianza sin decir en alto adónde vais. Te esperaré sin ir al puente de mando para que nadie sepa que estoy en activo. ¿Te parece bien?

- Oh, yo sólo soy un avatar. - Responde Amy a Samantha con naturalidad. - No entra en mis funciones odiarte. Te puedo asegurar que quien me maneja no sería tan amable como yo, eso seguro. Pero no tendría este trabajo si no fuese capaz de separar mis sentimientos de los suyos.

Después se vuelve hacia William y frunce ligeramente el ceño ante su petición. - ¿Y de qué te serviría eso, William? Pueden ver que has vuelto en cualquier terminal, todos tenemos acceso al estado de la tripulación, y ahora tú también formas parte de ella.

- En eso no había pensado. - reconozco - Aunque igualmente la gente tiene que saber cómo funciona lo de la impregnación, y no sería seguro que lo dijeras tú, supongo. Si yo voy al puente de mando y me voy con la gente en la que confíe para contárselo, pueden impregnarme para que el alien me ataque por el camino.

- Así que o bien lo cuento delante de todos, amigos y enemigos, y no los pillamos por sorpresa, o bien hacemos algo así igualmente, aunque ellos sepan que yo estoy vivo.

- En cualquier caso, eso es sólo si vuelvo yo. O alguno de ellos si está dispuesto, claro. Tendríamos que encontrar una manera segura de que lo supieran si yo no volviera. Sin ponerte en riesgo a quien te maneja a ti, quiero decir.

- Ya os lo he dicho. Tengo un par de ideas para transmitir ese mensaje sin desvelar mi identidad... Según cómo se desarrollen los acontecimientos. Estoy esperando poder poner en práctica alguna de las dos. Aunque ya te adelanto que no tengo miedo de hablar delante de todos. Así si me atacan, estará claro a por quién deberán ir los demás. 

Asiento. Will definitivamente es aliado. -Si me traen a mí de vuelta haré lo que dices. Y no solo eso, les hablaré de Julian y de lo que puedo hacer con él. No pienso callarme más. No, visto lo que pasa. No quiero que se desconfíe de mí siendo inocente. Aún tengo trabajo que hacer entre los vivos.

De pronto mis ojos se abren de par en par.

-Espera, ya lo tengo! John me tocó justo antes del ataque. Estaba con las cámaras después de haber controlado el ataque de nervios del crío y... Creo recordar que me tocó el hombro! Debió de ser ahí!

Muevo mi mano hacia el vaso y la bro de golpe. Boom -murmuro.

Ya estaba hecho. Ya no le iba a ser útil a nadie. Bueno... así sea.

Akira. No se escuchó tu nombre. Sólo de Will, incluso alguno señalaba a George. Pero claro... yo misma señalé a Samatha para morir. 

Will... lo siento mucho. ¿Podrías al menos compartir tus sospechas conmigo? -pregunto. Esperaba que volviese a la vida. Will lo merecia. Así que intenté maximizar el tiempo que me quedase allí. Amy ya había sacado lo que quería de mi y Akira también. Iba a ser una estancia muuuuyyy aburrida.

Ya os he dicho que John Harper está pringado.

Ami por favor. Un sedante. Lo que sea que haga esto más llevadero. 

Amy escucha levemente preocupada a Akira y a Samantha antes de hablar. - Pues si quien impregnó a William es quien creo que es... Esa persona no se despega de George ni a sol ni a sombra, así que puede que sea la próxima víctima.

- Medicinas no tengo. - Responde tras una pequeña pausa la camarera a Samantha, mientras esboza una sonrisa traviesa. - Pero tengo un absenta que hará que viajes al séptimo cielo. ¿Te hace? - Pregunta, mientras ya está sacando un vaso de tubo y una botella con un líquido morado oscuro.

Tardo unos segundos en reunir las fuerzas para mirar a Sam. Y cuando lo hago la miro incrédulo.

- ¿En serio? - pregunto - ¿Me estás diciendo que lo sientes después de cargarte a la única persona que podía ayudarme a saber quién soy? - digo señalándome la cabeza - ¿Te haces una idea de cómo es esto? ¿No lo dices en serio, verdad?

Miro a Amy y luego el vaso de chupito. ¿Qué sabes de mujeres Willian Vaugam?

Celos, por todos los infiernos... celos.

Bebo de un trago el líquido que abrasa mis entrañas.

El mensaje era simple -explico -Un ciborg y un humano nos esperaban en la Nostromo para ayudarnos a transportar la carga. ¿Estas seguro de que quieres saber quién eras? -remarco el tiempo del verbo pues es claro que el hombre que es actualmente William Vaugam bien podría haber sido en el pasado el contacto en la Nostromo y ni tan siquiera llamarse así.

William, escuchame bien, te voy a dar un último consejo de am... un último consejo. No importa quien hayas sido si no lo que puedas llegar a ser.

Eres una tabula rasa encanto. Puedes ser lo que tú quieras. No indagues mucho en tu pasado... puede que lo que encuentres no te guste.

Hago un gesto a Amy para que me ponga otro.

Si el padre Franchesco es uno de los infiltrados no creo que mate al crio. Es su escudo. Brindo con nadie.

Escucho las palabras de Sam y debo contener mi indignación para no reaccionar de manera desmedida. Cuando respondo lo hago desde la barra, con un tono que intenta ser neutro pero no termina de conseguirlo.

- Ahora tendré que dar gracias a Dios por haber olvidado todo lo que soy y sé hacer. - comento con un soplido, un poco exasperado.

- Ni siquiera os ponéis de acuerdo entre vosotros. - le digo - John intentó que la gente desconfiase de mí con algo así, diciendo que había encontrado ese mensaje por casualidad, pero para él había un infiltrado humano más. Sin embargo, cuando le reté a que lo reprodujese, no fue capaz.

- En fin, qué decir a una tía que mata por celos, cuando ni siquiera nos habían hablado del Valhalla. No tenías ningún motivo. ¿Pero sabes qué? Ojalá lo hubieras tenido. Claude es mil veces más mujer que tú, y desde luego está mucho más cuerda. - digo, ya sólo con el propósito de herir en venganza - Oh, y se puede confiar en ella. Cuando dice proteger habla de proteger, no de matar, por ejemplo.

Imagina William... Imagina que trabajabas para Sarkler. Imagina que eras mala persona.

¿Qué eres? ¿Quién eres?

Yo he dicho mi verdad. Ahora es decisión vuestra creerme o no. De todos modos... os lo he dicho todo ya. Poco importa si vuelvo o no. Le guiño un ojo y le sonrío algo achispada. El estomago dandome vueltas por el licor. Pensar que era un programa no hacía que las nauseas fueran menos reales.

Yo iba a protegerlo a él. No iba a explicar ese matiz a una tía armada.

Aunque... No te falta razón Will... o... cómo te llames.

- No me refería al padre. No creo que él sea uno de ellos. - Responde la camarera mientras llena una y otra vez el vaso de Samantha, cada vez que esta lo desea. 

Después se acomoda sobre la barra, observando la conversación entre ella y William, sin decir nada al respecto. - ¿Cómo vas, Akira? ¿Quieres otro cóctel? - Pregunta finalmente, en la dirección del joven que se alejó para sentarse apartado hace rato.

La conversación se tensa por momento. El odio de William por Sam hace que todo tome un matiz peligrosamente hostil, pero pronto se calman los ánimos y parece que todo vuelve a la normalidad.

-Claro, esta vez una piña colada, por favor.-Sonrío, con lo que los ojos se me cierran incluso un poco más.-Nos puedes contar que ha pasado en el otro lado?

Otro lado... Para hablar del mundo de los vivos... Un escalofrío recorre mi espalda.

En un momento de lucidez levanto la cabeza y ruego -Os pido por favor que no se entere nadie de lo que aquí he dicho. Poco importa mi vida. Pero lo que hice lo hice por mi hijo. Está en sus manos y nadie debe saber que os he revelado esta información. Ya no pido volver ni nada. Sólo que no sepan que yo he hablado.

Por favor Will... Amy o quien seas, Akira. Os lo ruego. Os lo pide una madre.

Y si os veis obligados a hablar, al menos aseguraos de que nadie en la nave puede mandar mensajes a Tierra.

Por favor.

La camarera empieza a preparar la copa para Akira mientras escucha la petición de Samantha. - Lo siento, pero yo no puedo prometer eso. Todos tenemos cosas que nos importan. Tú has hecho lo que creías que debías hacer y, lamentablemente, yo haré lo mismo si llega el caso. 

Con una sonrisa amable le acerca el cóctel a Akira por encima de la barra. - En el otro lado la gente discute sin parar. Katarina acaba de sacar la pistola y apuntar a Manfred, creo que le va a disparar. Alguien dijo hace rato que Samantha había dicho que sabía que ese hombre era un infiltrado con total seguridad.

Te duele el pecho donde has recibido la bala...

Un rincón donde relajarse, donde olvidar los problemas de fuera y donde las consciencias por fin pueden descansar. Un rincón cargado de intimidad y calma. El pub Valhalla está lleno de ellos. El suelo de madera oscura hace juego con las paredes, forradas de bambú. Numerosas mesas bajas están repartidas por el local, acompañadas de sofás y cojines sobre los que recostarse cómodamente. 

Sobre cada mesa la luz de una pequeña vela acompaña, iluminando con calidez, las luces filtradas en tonos saturados, que tiñen de una forma onírica los avatares de las consciencias aquí recogidas. La música, tranquila y relajante, colabora a crear el ambiente apropiado al lugar.

Al fondo, una barra y tras ella una joven que recibe con una sonrisa traviesa a los visitantes del pub. Su pelo es rubio y largo y uno de sus ojos azules está tapado por un parche de cuero. Vestida enteramente de cuero negro, se apoya indolentemente sobre la barra, con un gesto tranquilo pero divertido.