Partida Rol por web

Tomas las decisiones que consideres, Ferriel... Confío en tu visión. Yo... No quiero que ella se desconcentre en esta batalla. No quiero perderla. No otra vez. Cuando la ví morir...

Se yergue. Te mira.

-Cuando la viste morir, tu mundo se desmoronó. Sé lo que es eso y no se lo deseo a nadie - Digo liberándome de mi carga como quien se quita un peso de encima.

Me siento en una piedra*

-Y aquí estamos, los dos viejos hablando de amores, solo nos falta una botella de alcohol - Río amargamente - Cell, lo siento. Te he tratado de forma injusta, tú has sufrido como el resto y no he sido capaz de verlo.

Con un gesto, una botella aparece en su mano de un licor que, por el simple olor, bien podría tumbar a un enano fornido.

Ten, pero te pido que le des un trago a Nuraus, dile que es de un viejo amigo... Y no te preocupes, Ferriel, mi coraza es fuerte y no suelo dejar que nadie sepa de mí... Ya ves, el ideal de la luz es un tipo tan sencillo como cualquier otro. El escudo perfecto es alguien lleno de cicatrices. Y el valor del bien es un tipo que no se atrevió a salvar a quien amaba. Irónico ¿cierto?

-La ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe. - Contesto con relación a lo último que ha dicho - Estoy seguro de que hiciste lo que pudiste, si hubieras intentado salvarla, su sacrificio hubiese sido en vano y ambos habrías fallecido. Ahora se os ha dado la oportunidad de volver a estar juntos, no la desperdicies.

Cojo la botella y tras descorcharla doy un trago antes de pasársela a Cell, el alcohol baja por mi tráquea quemándome, pero es un quemazón interesante que hace olvidar las penas.

- Las corazas que esgrimimos rara vez son fuertes, normalmente una delgada caña de bambú puede perforarla si golpea en el punto exacto donde debe hacerlo. Para eso están los amigos y los compañeros, para vestir también sus corazas y que ese punto débil desaparezca.

- Cell, ¿Por qué has dicho que eso no sería justo?

Sigo esperando la respuesta de Cell, pero al ver que no sice nada, pierdo la mirada en el horizonte.
- Ahora sí tengo miedo... Tengo miedo por ese posible hijo mio con Lianne... ¿Existe? ¿Es un demonio o malvado por haber sido engendraso con tanta corrupción? ¿Puedo salvarlo sin salvar a Lianne? - Niego con la cabeza - Todo esto me supera.

Un largo rato de silencio meditabundo en Cell.

No le diste el licor a Nuruas.

Son sus primeras palabras. Su mano va a tu hombro.

Si consigues sacar su alma y mantenerla con vida hasta encontrar otro cuerpo... Aunque eso va en contra de lo que represento, no importa, podrías salvarlo. También si consiguieses que alguien quisiera gestarlo, si me alzo con la Amalgama, con el poder sobrante podrías. No sé si es un demonio o no, ni si quiera si existe, lo lamento.

En cuanto a por qué no sería justo... Ella ahora es libe, Ferriel, libre de su pasado. Aceptaré tus decisiones y movimientos, sean cuales sean, pero... ¿Crees que un pasado que ya no le afecta será bueno para ella?

Niego con la cabeza.
-Siento lo de la botella... tengo demasiadas cosas en la cabeza.
Me quedo unos segundos pensando.
- No voy a arrebatar a alguien su propio cuerpo... no voy a hacer que la vida de ese ser se cimiente en muerte... Y seamos sinceros, tu bando ha perdido ya, solo que no lo saben aún. Ahora hay que tratar de salvar a cuantos más mejor, pero... Supongo que la opción de que otro lo geste... sería viable.
Suspiro y me tomo unos segundos para serenarme.
- Es un pasado que no la afecta porque no lo conoce, ella te escogió a ti ese día en el lago, lo sacrificó todo por tí, ¿Acaso no merece poderlo recuperar?

El amor nunca fué mi fuerte, Ferriel. Lo defiendo, pero no lo comprendo. Toma la decisión que... Consideres.

- ¿Y cómo fue tu otra historia de amor?

Mi otro amor...

Al cerrar los ojos puedes sentir su dolor.

Fué en una de mis aventuras entre los planos, cuando viajaba con Dork y los demás. En uno de los mundos tuvimos que separarnos... Fué una explosión en mitad de un viaje... Y cada uno apareció en un lugar distinto. Yo me alcé en un lugar donde monstruos mecánicos corrían por las calles, densas nubes de humo, humanos vestidos de modo que parecían sombras, un frío que helaba el alma y me recordaba mi pasado. Sea como fuere, en ese lugar estaban enfrentados con unos humanos que vestían como los elfos, en sus calles los animales corrían salvajes, y el murmullo del agua lo inundaba todo. No quise participar, me recluí en un pueblo de las afueras de aquel extraño reino de aquel extraño mundo, con un lago cercano... Y allí la conocí. Era una doncella que apenas alcanzaba la veintena, sencilla, familiar, sonriente. Siempre susurraba sus deseos al agua, siempre ayudaba a su pobre madre... Compadecido, comencé a acercarme a ella, a ayudarla... Y una chispa surgió entre ambos. Pasaron varias semanas donde cada vez nos veíamos más, le enseñaba a ella a usar su alma para comunicarse con su elemento primario: el agua, le enseñaba los secretos entre los planos... Era una genio, lo comprendía todo. Y entonces... Una noche de pura pasión.

Al despertar yo... El lugar había sido arrasado, ella no estaba, sólo un rastro de agua... ¿Cómo no me había enterado? Imposible. El agua conducía hacia la ciudad de las sombras. Las sombras estaban cayendo, una por una... Y el rastro de agua, de criaturas colosales, era cada vez más evidente... Pero ni rastro de ella. Más de dos meses tardé en encontrarla.

Rodeada de criaturas del más profundo de los Abismos, más allá de cualquier plano que conozcas, esas horrendidades obedecían todos y cada uno de sus deseos. Ella había caído en la locura por ellos, ella decía amarme, ella sólo se vengaba, destruía el mal como yo... Ellos le habían arrebatado a sus hermanos, y debían de morir. Yo... Dudé. Pero luché, no podía dudar otra vez.

Al final conseguí encontrarme justo frente a ella, nos miramos, ella me acarició, me besó. Con un sencillo deseo suyo, las criaturas desaparecieron... Acarició mi mejilla nuevamente. "Te amo" me dijo. Me llevó la mano a su vientre. "Te amamos" se corrigió. La asesina, la destructora... Ella luchaba por un mundo para su hijo, para nuestro hijo. Sus cabellos negros ondeaban, sus ojos verdes. Pero... Aquello era un caos: muerte y destrucción por doquier, inocentes con sus vidas sesgadas, con sus almas consumadas. Supe lo que tenía que hacer.

Alcé mi espada... Y entonces un corte en mi mano.

Nunca volvería a verla, pues con mi poder sellé  todo cuanto ella era, reducida a una simple humana, con sus ojos cargados de rencor, preguntándome cómo podía arrojar a nuestra criatura al mundo de destrucción. No pude responder. No pude hacer nada. Dork me llamó, Rakedus comenzó a destruir planos. Casi una veintena de años desde entonces, Ferriel.  Y no pasa ni un día que no me pregunte por ella.

Cuando la historia termina, me quedo casi dos minutos en silencio, solo mirándole.

-Hiciste lo correcto, si hubieses permitido que siguiese por ese camino, habría terminado destruyéndose a si misma, destruyendo lo que habíais formado y destruyendo a ese hijo que engendrasteis. Decidiste sacrificar una de esas cosas para salvar el resto, te volviste un monstruo para ella, pero seguro que sigue con vida, y seguro que vuestro hijo también.

A veces uno debe cargar sobre sus hombros el desprecio y el odio de otros para poder mitigar su dolor, pero no por ello erró en hacerlo, simplemente erró en no querer compartir su carga con otros que estamos dispuestos a compartirla.

Suspiro.

-Supongo que te lo has planteado, pero en esta batalla hay gente que combate a través del agua, que dispone de esas cualidades que describes. Sería demasiada casualidad, pero es inevitable que piense que quizás Arya o Rienott sean ese fruto de vuestro amor.

-Cell, tengo algo que preguntarte. ¿Si solo quedase Ehalli del bando de Zyba, ¿podrías alzarte como vencedor sin necesidad de acabar con su vida? ¿Podría aplicarse eso también a Neheri?

Tendrías que hacer que Ehalli pudiese ganar con nosotros. Sería el único modo. Y sí, me lo he planteado, pero... son demasiadas posibilidades. Detesto el Caos.

- Y no la permitirías renunciar a Zyba y venir con nosotros

No es tan fácil moldear un alma. Me gustaría, sí, poder decir que todos se pueden unir a mí, que pueden mantener su alma... Pero la suya está herida, otro cambio así provocaría la muerte de su alma. Lo siento.

- ¿Y si usas mi propio alma para ello? No me importa morir si es por ella. - Digo al instante sin siquiera dudar un segundo - No puedo aceptar que ella tenga que pertenecer.con Zyba quiera o no, tiene que haber alguna opción... ¿No puede simplemente quedar libre de él sin adiliarse a nadie?

Ferriel... Ella renunció de mí...

En sus ojos ves la comprensión que sólo un hermano te puede brindar.

Está muy lejos de mis posibilidades. Incluso pudiendo hacer que cambiase... No podría volver conmigo. Ella misma renunció a mí con su Juicio y su cambio. Las decisiones del Orden se enfrentan a las del Amor. Lo sé.

-Pero Cell... no puedo apoyar a ese grupo de ladinos de Arya y Zyba... ¿No puede entonces simplemente permanecer sin patrón? ¿Y qué ocurriría si solo quedamos nosotros dos y el resto de independientes?