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[HLdCn] Asesinato en el Orient Express

Bloqueados por la Nieve

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30/10/2014, 14:47
James R. Otterbourne.

Desde luego que la muerte de la institutriz a la cual había intentado coger algo de cariño le había trastornado haciendo haciendo que participara mucho menos, pero la quema de la monja viva no iba a ser menos más aun cuando varios ya lo habían señalado con el dedo con pensamiento de que podria ser el siguiente que se fuese con Antoine se retiró cabizbajo.

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30/10/2014, 16:23
Phineas Poirot Lansbury

En cuanto se hubo deliberado, apareció al fin el verdugo, anunciando muerte con un estridente chirrido. Phineas lo recibía sentado donde estaba, cerró los ojos, y con las yemas de sus dedos abiertos tocándose entre sí, donde apoyaba suavemente los labios dando rítmicos golpecitos. Podía aguantar la escena, ser testigo de ella, si así lo quisiera, pues cosas mucho peores había aguantado a lo largo de su carrera, escenas que habían puesto aprueba incluso su cordura y, solo su cabeza y maneras frías, le habían salvado de perderla. Pero decidió ignorarla. No eran los métodos a los que estaba acostumbrado, todo método científico no se basaba en extender teorías, sino en demostrarlas, y él era lo que habría hecho de disponer de más tiempo y terreno. No obstante aquello era una carrera contrareloj, lo quisiera o no así, y sería Poirot, el último a lamentar aquello en un futuro. Eso no sacaba que esperase, como el que más, haber acertado y haber sentenciado un asesino y no una monja desvestida de sensatez y luces. Más que nada, porqué le costaba asimilar los fracasos.

Le sacó de su ensimismamiento aquella mano desconocida y acusadora. El detective abrió los ojos y lo fulminó con la mirada ipso facto, no le gustaban las confianzas y menos aún aquellas palabras: -Creo...- Alargó la pausa antes de decir: -Caballero. Que usted se está confundiendo. Investigo y dirijo el caso, nada más. No he dictado yo la sentencia.- Todos habían visto como era el Revisor quién había "dictaminado las normas". -Debería prestar más atención, hoy, por desgracia, lo dejamos aquí, pero mañana investigaremos a fondo este tema del compartimento numero once, puesto que no puede ser más claro que uno de los dos miente, y a falta de excusas, uno de los dos es culpable en parte de esta aberración. -Él no dudaba ni de lo que había dicho y oído el Sr. Carmichael ni de su esposa. Lo que si ponía en duda era a ambos hombres por igual y no quería precipitarse en su juicio matando un inocente y librando a un culpable. -Mañana seguiremos. Así, como hablaremos de su llamativa falta de voto, y sus pobres argumentaciones, sr. Stiltoon. - Dijo levantándose dedicando inspección vehemente a cada uno de los pasajeros antes de ir a reunirse con Abbey y a su recién protegida.

-Buenas noches.

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30/10/2014, 16:49
Phineas Poirot Lansbury

Al pasar cerca del Revisor se detuvo como quién se acuerda de algo repentinamente: -Necesitamos saber de donde salieron y adonde fueron esos cuchillos, mi querido Revisor.- Proponiendo quizás un registro a fondo de la cocina y quién sabe si de los equipajes.

Notas de juego

* Creo que pregunté al Revisor su apellido y no haberlo conseguido. XDDDDD Más que nada por no llamarle siempre Revisor incluso cuando lo llamo. XD

Nota del Director: Su nombre es "Revisor" y sus apellidos "del Orient Express" XD

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30/10/2014, 17:42
Lorens Stiltoon III

Quedo asombrado ante la falta de interés de aquel hombre, no le importaba mandar a quien fuera a la horca y ademas le amenazaba abiertamente, como si su opinion fuera menos simplemente por no seguir como un maldito cordero lo que se supone esta bien.

-Si es cierto, mejor quemar a una bruja por acusar a una niña de estar poseída y olvidar convenientemente el ruido del camarote 11. Mejor que mueran los locos y estúpidos primero.-Le contesto presa de la rabia.
"Esta gente no tiene ni pizca de decencia, es una vergüenza para Inglaterra y este tren"

Se giro dando la espalda a toda persona y fue directo a la barra en busca de una botella.
-Se que esta situación puede molestarle y le pido disculpas caballero.-Estaba hablando directamente con el metre.-Pero deseo llevarme una botella a mi camarote, si es necesario pagare tres veces su precio, algo me dice que dentro de poco ni toda la fortuna de mi familia me librara de locos y extraños.-Dicho esto se inclino para coger una botella y un vaso* y se dirigió sin mas a su camarote.

-Y les advierto a todos que quien ose entrar en mi compartimento por la noche, recibirá un balazo sin miramientos, sea quien sea. No voy a dejar que nadie me perturbe en lo que queda de noche.-Continuo con paso firme hasta el compartimento numero cuatro.
"Nos asesinan por la noche y lo mismo hacen el resto por el día, pues no pienso irme solo."

Notas de juego

*Espero se me permita tomar la licencia.

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30/10/2014, 19:16
François du Vermont

Mientras anotaba las cenas que le pedían, pues pocos habían hecho uso del servicio de restaurante esta noche, y servía las bebidas solicitadas, vio como el señor Stiltoon se servía él mismo una botella de licor y un vaso.

- Pog supuesto, señog Stiltoon. No ha pgoblema.

El maître se veía un poco nervioso ante la situación descontrolada que le rodeaba, pero no dejaba de cumplir sus funciones a la perfección.

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30/10/2014, 19:22
Phineas Poirot Lansbury

Notas de juego

Nota del Director: Su nombre es "Revisor" y sus apellidos "del Orient Express" XD

X'DDDDDDDDDDDDDDDD Tomo nota. ^^

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30/10/2014, 19:57
Eleanor Bow

Cuando Ada preguntó si ella debía votar, el revisor despejó raudo su duda. Resulta que igual daba la edad. ¿Y si hubiese tenido cuatro años? ¡Cielos, no quería ni pensarlo!

Todo aquello era realmente extraño, parecía que formaran parte de una pesada broma macabra. No pudo evitar pensar que tal vez ésta no fuera la primera vez que se hallaban en un caso así en el Orient Express, ya que tener esas normas establecidas y ese protocolo no le parecía algo normal.

La aleja de sus pensamientos el hombre que cenó en la mesa contigua la pasada noche y que se había acercado a ella excusándose por no haber respondido a su pregunta. Eleanor en ese momento ya conocía la explicación que le dio el joven. Aún así sonrió levemente, haciendo aprecio a la intención.

-No se preocupe señor, no es necesario que se disculpe. Esto ha sido un shock para todos. "Bueno, no para todos, es evidente".

Miró alrededor mientras su angustia iba creciendo. ¿Cómo demonios sabrían quienes habían cometido el crimen? Creyó que lo mejor sería discutir una alternativa con el revisor, pero éste tenía el convencimiento inamovible que confiere la palabra escrita. Por si fuese poco, algunos comenzaron a emitir su voto y ya no había marcha atrás. Si alguien no entraba a dictaminar sentencia contra un pasajero, pasaría a ser punto de mira, y ella, como el resto, no quería morir.  

Confiaba en que el señor Poirot arrojara luz sobre el asunto y por ello esperó a conocer su veredicto antes de señalar a nadie. Tenía la esperanza, al menos, que entre todos dieran con un culpable.

Recordó el chirriar de la vagoneta, exactamente igual que horas antes, cuando había transportado el cadáver de la institutriz. Sintió un intenso escalofrío. La monja acató la decisión de su destino con dignidad. Eleanor miraba perpleja, muda, intentando asimilar la realidad de que todo aquello estaba sucediendo y de que esa mujer iba a ser ejecutada. Cuando Sor Lorenza se arremangó el hábito como si fuese a cruzar un gran charco, se le escapó un pensamiento en voz alta:

-¿Es que no podría ir andando?

Y no es que le pareciese mal que la monja fuese como gustase. Pero aquello, se asemejaba más a un trato de ganado que otra cosa. Por lo menos podrían haberle permitido llegar a su final caminando como una persona y no transportada como una res.

-Si me disculpan, me retiro a mi compartimento. Buenas noches -dice, más por cortesía que por convicción.

Se retira antes de que incineren a la religiosa. Necesitaba distanciarse de todo aquello. Había perdido el apetito, así que no fue al restaurante. Se encerró en su compartimento y sacó el instrumento de su estuche para acariciarlo con su melodía favorita, la que le había traído hasta ese lugar y ese momento, sin saber si sería esa la última vez.

Eleanor sentía que su violonchelo derramaba lágrimas de sangre, y es que ahora, como el resto del pasaje, tenía las manos teñidas de una desdicha que les perseguiría para siempre.

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30/10/2014, 23:43
Edward Carmichael

No sabía dónde se había metido. Lo que hicieron con la monja tuvo poco de cristiano. Él mismo, que no era demasiado practicante, en una religión distinta a la de aquella monja, se estremeció al conocer su sino. No sabía quién era más psicópata, si los que pegaban puñaladas o los que dirigían el tren.

-Protocolo y una mierda- farfulló entre dientes malhumorado, él que no solía alterarse muy a menudo y que siempre intentaba guardar las formas.

Pero es que lo que hicieron con la persona más votada no fue de personas, si no de monstruos. No creía que fuera algo habitual en Europa un comportamiento tan extremo y cruel. Así que allí estaban encerrados, si no acababan con una locura, la otra acabaría con todos. Lo único que podían hacer era solucionar los asesinatos antes de que las dictatoriales leyes del tren acabaran con ellos. El remedio podía ser a veces peor que la enfermedad... solo tocaba esperar a tener suerte y castigar a los que mataron a la institutriz. Se fue al compartimento en el que se alojaba con esos pensamientos, y con la duda de si esta noche sería tan cruenta como la anterior, y por supuesto, si podría abrir los ojos al día siguiente. No dormiría a gusto hasta que todo acabara.

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02/11/2014, 00:39
Director

TURNO 2º

Aun no despuntaba con vigor el nuevo día, sólo un leve resplandor anunciaba su inminente llegada, cuando un estruendo ensordecedor despertó a TODOS los ocupantes del vagón Calais.

Más concretamente, dos detonaciones, casi simultáneas, estremecedoras... provenientes del compartimento número cuatro.

Este nuevo horror, arrancó a cada cual de sus camas y la mayoría de pasos se dirigieron al citado compartimento, cuya puerta se descubrió entreabierta. Al desvelar el misterio que ésta medio escondía, se encontró en el suelo del compartimento los cuerpos aparentemente sin vida de su ocupante, el señor Lorens Stilotoon III, y el famoso detective, Phineas Poirot. Ambos con una pistola en sus manos. Ambas pistolas humeantes. Ambos con los pechos heridos y sangrantes, las ropas calcinadas cerca de las heridas.

Ante las primeras reacciones, el horror de la esposa del detective y la consternación del resto del pasaje, alguien cae en la cuenta que ni el señor Friedman ni Sir Edward Collins han salido del compartimento número once. Tras temerse lo peor, el pasaje se dirige hacia dicho compartimento, para descubrir, si cabe, más horror todavía. El afamado compositor yace cuan largo es en el suelo, en lugar de en su cama, con cuatro puñaladas en su pecho y sobre un charco de sangre casi tan negra como sus propias vestimentas. En la litera de abajo, se encuentra Sir Edward Collins, que también ha sido atacado por los asaltantes, pues muestra un fuerte golpe sangrante en la cabeza. El compartimento muestra signos evidentes de lucha y registro. Su estado es visiblemente más destartalado que el que se encontrara la mañana anterior con el cadáver de la institutriz, seguramente por la violencia que se ha debido desatar la pasada noche allí.

Nada puede hacerse por herr Friedman, pero parece ser que Sir Edward aun vive y parece recuperar el conocimiento poco a poco.

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02/11/2014, 01:21
Director

Notas de juego

Por si no queda claro, puedes actuar con total libertad. Sólo deberías rolear un poco lo del golpe en la cabeza. No es nada grave.

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02/11/2014, 16:25
Abbey Lansbury de Kent

Desperté sobresaltada. Pestañeé varias veces, recordando dónde estaba. Miré a mi alrededor, pálida y sudorosa, con la respiración agitada. Había pasado algo. Lo podía sentir. Como si una parte de mi se hubiera despedazado.

Phineas— gemí, notando una presión en el pecho cuando vi que no estaba en el compartimento.

Salí de inmediato y me dirigí sin saber a dónde hacia el final del estrecho pasillo ornamentado, como si los latidos de mi corazón pudieran indicarme, a través de su ritmo frenético, cuán cerca estaba de mi marido.

Y se me paró cuando lo vi. La respiración se me cortó, y un sudor frío me atenazó el cuerpo, una capa de muerte me envolvió, y noté las rodillas temblar bajo su peso.

Me arrodillé a su lado, notando su cuerpo aún caliente. Había obviado al hombre que estaba a su lado. No me importaba. No cuando mi marido estaba siendo arrastrado a un lugar del que no iba a poder volver.

No, me niego— dije, decidida, incorporándome de improviso.

Fui de vuelta al compartimento, corriendo, notando que la arena del reloj iba en mi contra y que cada grano que caía al otro lado era un aliento más cerca del Reino Sombrío.

Encontré lo que necesitaba en lo más profundo de mi equipaje, guardado. Lo cogí, y me dirigí de nuevo al Compartimento 4. No podía perder ni un segundo respondiendo preguntas ni explicando lo que me traía entre manos. Sólo tenía una cosa en mente, y debía centrarme en ello.

Ya llego, vida— musité, dejándome caer a su lado, con el maletín en mi regazo—. Todo irá bien— traté de decir, sonriente.

Mis manos rápidas, entrenadas en el peor de los escenarios que Europa había vivido en los últimos años, se pusieron a trabajar sin descanso. Decidida, abrí, escarbé, hurgué en las entrañas, extraje, sonreí, limpié, y cosí de manera automatizada, sin querer pensar que la vida de mi marido estaba en mis manos, y que un simple fallo podía estropearlo todo.

Con las manos ensangrentadas y un aspecto de lo más sucio, sudorosa y manchada, contemplé a Phineas, y me sorprendí rezando por que volviera a la vida.

Venga, vamos— murmuré, notando mi pecho subir y bajar de manera frenética—. ¡No te vas a ir! ¡No sin mí! ¡Yo me pedí ir primero!— exclamé, con ojos llorosos—. Vuelve. Conmigo— dije, mirándolo fijamente.  

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02/11/2014, 17:23
Director

Poco a poco, Phineas Poirot reacciona a los cuidados de su esposa. Aun no recupera la consciencia.

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02/11/2014, 22:14
-Revisor-

Aparece azorado. Las detonaciones también lo han alertado y se ha acabado de componer su uniforme y ha acudido lo más rápidamente que ha podido al vagón de Calais, para comprobar lo ocurrido en los dos camarotes con un gesto de estupor.

- ¡Cómo es posible! - La sorpresa ante tales estampas, descompone su habitual y profesional gelidez. - Suerte que la señora de Poirot tenía conocimientos de medicina, sin el señor Poirot con nosotros, no imagino quién podría desentrañar el misterio.

Al poco de decir esto, el señor Poirot parece recobrar la consciencia y, aunque herido, puede incorporarse, no sin cierta dificultad.

- ¿Puede hacer usted algo por los señores Friedman y Stiltoon? - Pregunta con un hilo quebradizo de esperanza, que se ve roto en cuanto la improvisada doctora niega con la cabeza, apesadumbrada por no poder hacer más de lo que ha hecho.

Cuando recupera la compostura, el eficiente revisor dirige a todos los presentes al vagón restaurante, tal como hiciera anoche, para dejar trabajar al carbonero con tranquilidad.

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02/11/2014, 22:23
Antoine

Regresa al vagón de Calais con la misma parsimonia y cadencia de vagoneta que nos tiene acostumbrados. El chirrido de las ruedas y el proceder ausente de gravedad del carbonero, es un contraste fantasmagórico rayano lo increíble que produce un escalofrío incontenible a todo el pasaje que es consciente de su presencia en los compartimentos.

Primero  se detiene en el compartimento número cuatro. Al cargar el cuerpo desmanejado de Lorens Stiltoon III, una carta se desprende de entre sus ropas. Es un sobre lacrado, dirigido a sir Lorens Stiltoon II, el padre del finado, con una nota en el sobre que reza: "URGENTE". Antoine recoge el sobre y, en lugar de lanzarlo al fondo de la vagoneta con todas las demás posesiones del licenciado, se lo entrega al revisor.

Después se dirige al compartimento número nueve, donde también recoge, no sin dificultad, el cuerpo del compositor alemán y sus cosas, descubriendo que en la vagoneta pocas cosas más cabrían. Luego, mostrando un notable empuje de riñones, consigue poner en marcha nuevamente la vagoneta para hacerla marchar por donde ha venido, saludando a quien quisiera estar contemplándolo en ese momento con un ligero ademán con la gorra.

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02/11/2014, 22:34
-Revisor-

Al recibir la carta, dice: - Gracias Antoine. Lo más apropiado es que se la haga llegar a la familia del señor Stiltoon. - Sin pensarlo demasiado, la guarda en su portadocumentos, donde tiene el listado del pasaje y sus ubicaciones, que se afana por reescribir.

Notas de juego

Adelante con el nuevo turno. Estáis ya todos en el vagón restaurante, incluidos ambos heridos (Poirot y Collins), que pueden hablar y actuar con libertad.

Edito: Por cierto, en este turno se ha revelado, por definición, el Diplomático, que es Sir Edward Collins. Creo que no es el único que se ha revelado en este turno ^^, pero éste lo hace de forma explícita al usar su poder, según las reglas, así que me veo obligado a especificarlo por aquí.

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03/11/2014, 00:01
Elga von Hollard

El despertar ha sido de lo mas traumático para Elga, tras encontrarse con ni mas ni menos que con tres muertos, aunque con una habilidad asombrosa la señora Lansbury ha conseguido resucitar a su marido.

Tras el macabro trabajo de Antoine, Elga aprovecha para vestirse adecuadamente y dirigirse al vagón restaurante, donde encarga un buen tazón caliente de chocolate, esta vez sin añadidos alcoholicos

-que gran desgracia, Herr Götze era un génio de nuestro tiempo, que gran desgracia-

Beber una buena cantidad de chocolate hace poco por tranquilizarla, pero al menos le da algun ánimo

-¿va a explicarnos porque fue a matar al señor Stillton Herr Poirot? porque es eso lo que ocurrió evidentemente, y el se defendio. ¿Y usted Herr Collins?¿que paso en su compartimento?-

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03/11/2014, 01:22
Edward Carmichael

El día anterior murió la institutriz y hoy lo habían hecho más personas. Parecía que cuatro, afortunadamente, uno solo estaba malherido y la mujer del detective curó a su marido que aparentemente parecía muerto. Dos eran mejor que cuatro, pero eso no era consuelo alguno para el empresario. Y más cuando parecía que los asesinos de las puñaladas no eran los únicos que se habían atrevido a atacar esa noche.

-Señora Landsbury, es usted maravillosa- lamentaba que no pudiera reanimar a nadie más, aunque nunca se lo diría a una mujer que casi ha perdido a su cónyuge. Él sabía lo que era perder a un ser amado- Ha conseguido que se recupere el señor Poirot.

Miró unos instantes al detective. Sin duda su actitud investigadora era una buena baza. por desgracia, si había pasado lo que Edward creía que había pasado, no era tan bueno a la hora de juzgar a las personas.

-Es una tontería que lo niegue- dijo, aunque su tono era más paternalista que acusador- creo que sé qué hacía en la habitación del señor Stilton III y casi le cuesta la vida. Creo que se equivocó con él al igual que con la hermana- habían aparecido cuatro puñaladas y eso quería decir que la cosa seguía como al principio, o peor, ya que quedaban menos- no voy a culparle por intentar hacerse el héroe, pero si lo hace de esa forma puede hacernos pasar factura.

Al comprobar que la señora se ocupaba de su marido, fue a socorrer a su tocayo, que también parecía herido.

-¿Se encuentra bien, señor?- no recordaba su apellido, pero no le presionó demasiado- perdone que le pregunte, pero, ¿vio quien les atacó a usted y su compañero? Tómese el tiempo que necesite para contestar, lo importante es su salud.

No quería parecer impaciente, aunque lo estaba porque respondiera.

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03/11/2014, 11:08
Eleanor Bow

Empezaba a despuntar el alba cuando se despiertó sobresaltada por el fuerte estruendo producido por dos detonaciones. Se incorporó y se vistió con presteza. Su cabello castaño rojizo caía ondulado sobre sus hombros, ya que tan sólo se arregló la melena con los dedos mientras se dirigía al lugar donde había escuchado los disparos.

Al llegar vio algo totalmente inesperado: el señor Poirot, siendo reanimado por su esposa, y unos pasos más allá, el señor Lorens. Le produjo una fuerte impresión ver los cadáveres. Se tapó la boca con ambas manos, pálida, sin comprender qué había pasado. ¿Qué hacía el detective en aquel compartimento?

Abbey estaba totalmente concentrada en salvar la vida de su marido, y Eleanor no dijo nada para no distraerla. Sus ojos grises reflejaban tristeza cuando se acercó a Lorens y cerró sus ojos delicadamente. Luego salió de allí con la sensación de que apenas podía respirar.

Sin embargo los disgustos no habían acabado. Alguien se percató de que faltaban dos pasajeros, y cuando fueron en su busca, hallaron el cuerpo del famoso compositor tendido en el suelo, sin vida, y al señor Collins herido. Lamentaba también la muerte del artista y no haber intercambiado dos palabras con él. Mientras cenaba la primera noche le pareció reconocerlo, pero el día anterior fue tan horrible que ni se lo planteó.

Se sentía mareada. Se dirigió al restaurante y tomó asiento en una mesa, esperando a que el maître se acercara. Pidió una infusión para intentar relajarse. No tenía ánimo para hablar en esos momentos, así que permaneció en silencio, haciendo girar la cucharilla en su taza sin hacer ruido, aguardando la respuesta del detective y del señor Collins.

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03/11/2014, 12:37
Ada Birdwhistle

Ada despertó sobresaltada con el sonido de las detonaciones y a punto estuvo de caerse de la litera de arriba en su nuevo compartimento. Apenas le dio tiempo de ver a Abbey salir corriendo como una exhalación por la puerta. La niña se bajó de la cama y se quedó un instante allí dentro sola, sin estar segura de querer salir para enfrentarse a más horrores como los del día anterior. Sin embargo, al ver a la señora Lansbury volver a entrar y buscar algo en su equipaje, salió detrás de ella, intentando no molestar. 

Se quedó en el pasillo del vagón mientras ella reanimaba a su esposo. Con la espalda contra la pared y los ojos fijos en la mujer. Y al ver que el detective empezaba a reaccionar, suspiró aliviada. Tan sólo dedicó un pequeño vistazo a los otros tres hombres, dos muertos y uno herido, no quería mirarlos demasiado pues ya tenía suficiente con ver a su institutriz apuñalada cada vez que cerraba los ojos. 

Dejó que el fluir de la gente la llevase hacia el vagón restaurante, sintiéndose un poco sola entre tantos adultos desconocidos. No quería molestar a Abbey y a su marido después de lo que acababa de pasar, pero pensando en lo que ellos habían hecho por ella el día anterior terminó por acercarse. - Me alegro de que esté usted bien, señor Poirot. - Dijo, con la voz un tanto temblorosa por la impresión. Miró entonces a Abbey y siguió hablando. - Les... Les voy a pedir un chocolate para que se sientan mejor. 

Se acercó entonces a la barra y se puso de puntillas para asomarse por encima de ella. - Por favor, necesito tres chocolates calientes, señor. - Sus tripas sonaron en ese momento y Ada se dio cuenta de que el día anterior no había probado bocado. Estaba demasiado triste y asustada para sentir hambre y en ese momento además se sentía impresionada por todo el espectáculo que les había recibido al despertar. Pero su cuerpo infantil no entendía de esas emociones y empezaba a estar desesperado porque la pequeña lo alimentase. - Y algo de comer, por favor. - Añadió.

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03/11/2014, 13:21
Frank Heath

Dos detonaciones nos despertaron a todos, lo que hizo facil darse cuenta quien faltaba pronto parecian encontrarse con vaios muertos y un herido. Aunque uno, el detective, tuvo suerte de contar con una mujer leal a él y con conocimiento de avanzada medicina.

Finalmente terminaron todos en el vagon comedor, comentando cada uno sus pensamientos."Estoy de acuerdo con el Señor Carmichael, todo esto han parecido acciones demasiado apuradas basando solo en conclusion que resulto ser equivocada." comento al detective Piorot. "La verdad esperaba mejor de usted señor y le pediria de ahora en mas algo de humildad, ya que por lo que vimos ahora es responsable de la muerte de personas inocentes." le reprendio molesto, al recordar sus palabras de ayer demasiadas altaneras.

Pero finalmente se quedo bviendo al herido, esperando la respuesta a la pregunta de Edward Carmichael.