Escuchó largo y tendido los motivos de Asclepio, dejando unos segundos tras su pausa para meditar tranquilamente. Siempre se había guiado por sus impulsos, eso la hizo conocer al guerrero a pesar de su matrimonio o a coger la manzana en el juicio de Paris aunque siguiera pensando que por derecho le perteneciera.

Suspiró mientras miraba la diadema, volteándola entre sus manos antes de darle un beso en el centro, pegando sus labios al frío metal y esperando que su amado dios captara sus sentimientos a través de aquél complemento. Asintió una única vez antes de dejarla sobre las manos del joven dios, posando las suyas encima para guardar la diadema entre los dos.

- Espero no estar equivocándome, pues eso nos condenaría a todos. Tomad y dárselo, que Perséfone verifique que es mío aunque seguro la reconocerá.- Sonrió con un deje triste antes de apartar sus manos, entregándosela por completo.- Si eres un conjurador me buscaré la forma de traerte personalmente aquí, mientras tanto cuidad del resto, de Ares y de mi hijo Eros. Haced lo que yo no pude.

Los días y las noches pasaban tan rápidamente, que ya la reina del Inframundo no sabía si los dioses llegaban por votarles o por otro motivo.

Miró a Afrodita y asintió a sus palabras - Haré lo posible porque eso se cumpla - entonces, vio la tan cantada llegada de Ganímedes y la sorpresiva llegada de Selene y Hebe.

Con dudas en sus ojos, se dirigió al grupo - Sé que no es de su total agrado, pero Cancerbero y yo queremos darles la bienvenida - acarició la cabeza del can infernal con mimo y con una cara bastante dulce. El can respondía a sus caricias como si se tratara de cualquier perro dulce y alegre de recibir las caricias de su amo.

La dama del inframundo se dirigió hacia Hebe y Selene con intriga - ¿Saben qué ha sucedido? Por cierto, debo cumplir mi palabra y preguntar por sus habilidades. Además, transmitiré aquellos mensajes que deseen que envíe al Olimpo - y entonces, se giró a Afrodita.

- Por cierto, Ares dijo que estaría encantado de mantener su promesa - y entonces, miró a los demás.

- Estos días y noches cortos me han tomado tan por sorpresa que no he podido compartir información aquí, pero puedo resumirlos en algo. Aquiles intervino para impedir que Ganímedes viniera antes. Luego, algún olímpico heredó el poder de Dionisos y fue ese olímpico quien hizo que el efebo confesara. Junto con el efebo, Selene partió junto a Caronte hacia acá. Helios debía regresar a los océanos si se iba un conjurado o Selene al inframundo. Ares sospecha de Atenea y no se ha cansado de decirlo, aunque hay quienes sospechan de Eris y de Pan. Algunos debates se han tornado fuertes con todo esto. ¿Algo que decir, efebo? - miró al humano inmortal.

- También pasaré tus mensajes si así quieres. Además, si nos ayudas a encontrar a los otros conjurados, harás de tu estancia aquí más placentera, incluso habiéndote asociado con el Dios de los mares -.

Después de reposar un rato, agregó - Atenea dice que protegió a Thanatos de ser arrojado a los océanos y acusa a Hermes de ser un conjurado. Ares no le cree, pero lo extraño es que Temis ha dicho que Hebe fue arrojada al mar, no traída aquí -.

Hebe parpadeó confusa viendo dónde estaba, paseó su mirada por los ocupantes de la celda mientras se dirigía a ella y al llegar se recostó en los barrotes.

-Yo Hebe soy leal a Zeus. Y Perséfone querida, ¿puedes transmitir que ha habido un error con los billetes y decir a quien tú sabes que estaría bien preguntar a padre qué ha pasado? O ya lo sabes pero mejor te lo callas...

Hablaba mirando hacia Cancerbero y preguntándose como hizo su esposo para "domarlo".

-Por otro lado Afrodita, harías bien en no confiar en ninguno de los dos que vinieron contigo aquí abajo, o sea Apolo y Himeneo. Según han dicho en ese día vino un conjurado. Mi habilidad ya la dije estando en el Olimpo y lo de que Aquiles salvó a Ganímedes creo que te equivocas Perséfone, Hestia dijo que al finalizar el día alguien confirmaría si el más votado era un conjurado y Aquiles apareció para votar por Ganímedes, blanco y en botella. 

Miró con desprecio hacia donde estaba el único que sabía a ciencia cierta que había mandado a su madre a los océanos y tras tomar aire para serenarse continuó.

-Sobre Atenea yo misma le he estado reclamando cada día y cada noche que diga claramente su lealtad a padre, incluso el segundo día voté por ella para forzarla como hice el primero con Apolo, según dijo hoy tendría muchas cosas que decir y como ya teníamos conjurado probado con el copero su votación quedó pendiente para hoy. Que diga que ha protegido a Thanatos puede ser verdad, la profecía decía que el sol dejaría de brillar cuando su opuesto cayera, por eso creemos que trajeron a Selene para intentar hacer caer a dos leales, al ver que no funcionaba es posible que su siguiente objetivo fuese él, pero que se suba a mi carro de acusar a Hermes sin aportar ninguna prueba nueva como dijo que haría...

Meneó la cabeza dando a entender que seguía sin acabar de confiar en su hermana, luego miró a la anfitriona y acabó su intervención. 

-Y que me dices de tí hermana, eres leal a Zeus o a Poseidón, porque tus informes son un poco sesgados. De Eris y Pan no desconfían varios, al menos no abiertamente, los votos que se llevó nuestra hermana díscola fueron propiciados por su discusión con mi marido y ha quedado bastante claro que ambos son leales.

La llegada de tanta gente la pilló por sorpresa, sobre todo el conocer que el amante de Zeus, Ganímedes, era uno de los conjurados confirmados. Los celos, por supuesto, volviendo cruel al hombre desde tiempos inmemorables.- Miró al joven efebo con cierta rabia, quien todavía no se había pronunciado en todo este tiempo desde su entrada al Hades, para luego dulcificar su rostro en Selene.

- Me alegra verte, aunque sea en estas circunstancias.- Hacía cálculos de cuantos debían de quedar arriba y desconocer el número exacto de conjurados la ponía nerviosa. Miró la diadema que le había entregado a Asclepio, preguntándose cuanto tardaría en llegar y esperando que llegara a las manos correctas.- Los días pasan y cada vez somos más aquí, temo por los míos. Marchaos cuanto antes para ayudar a los leales.

Fue entonces cuando llegó Hebe, la hermosa joven con la que apenas había podido conversar en todo este tiempo. Escuchó la explicación de lo sucedido de ambas partes con atención pero cuando le mencionó que uno de los dos hombres que vino con ella era un conjurado se apartó un paso para mirarlos. Primero estaba su hijo Himeneo, quien había tenido una actitud extraña desde el principio y su silencio desde hace días no hacía más que señalarle, pero no podía descartar a Apolo aunque hubieran estado enlazados.

- Veo que es difícil confiar en alguien ahora mismo.- Miró a su hijo con cierta decepción, alegrándose una parte interna de haber hecho caso a su amado Ares.- Por favor Perséfone, trasmítele a Ares que nunca le he querido tanto como ahora. Parece que el guerrero acertó de pleno en sus acusaciones.- Se acercó a la parte femenina del Hades, quien parecía ahora mismo la única confiable a sus ojos, y aprovechó el acercamiento con Hebe para saludarla con un tierno beso en la mejilla.- ¿Es cierto que debiste ser arrojada al mar? ¿Sabes por qué has acabado aquí?

Los ojos de Hebe miraron la diadema en manos de Asclepio y luego volvió su atención a la diosa del amor sexual. Devolvió el beso y negó con la cabeza.

-No, eso es lo que debería preguntar Perséfone a los de arriba. En cuanto a esa diadema, Hestia dijo otra profecía antes que amaneciese, venía a decir que "te habían engañado y le dabas una diadema a un conjurado llamado (esto es raro, pero como en todas las profecías hay tanto que no entiendo...) y deseabas su regreso (tú sabrás el regreso de quien), luego decía que el efebo usó sus dones y medio voto le valió (supongo que fue porque él votó a Selene)". Si creemos que Hestia es leal, cosa que no está confirmada, yo me repensaría eso de dar ese objeto.

- Hago lo mejor que puedo, Hebe. Es sencillo juzgarme porque no eres tú quien se encuentra en mi posición, sino en la comodidad de recibir mensajes. Aunque te agradezco que hayas traído luz a lo acaecido porque yo tampoco lograba comprenderlo - su rostro era sereno y escuchó todo lo dicho por la esposa del semidiós.

La diosa del Inframundo miró a Afrodita y le respondió - Por supuesto - y se volvió a girar a Hebe.
- Si seguimos tu orden de ideas, eres igual de sospechosa que yo, ya que afirmaste tener un único poder, lo cual no te descartaría de ser conjurada, más yo he elegido creer en ti. He expresado mi lealtad en el pasado hacia el dios de dioses, pero acá me concentro en cumplir con mi labor. Así como te lo he preguntado a ti, lo he preguntado en el Olimpo, y más con el error que la diosa de la justicia ha cometido al mencionar tu paradero. Yo recaudo información y la transmito, y te recuerdo que Ares me pidió que preguntara a todo aquel que llegara aquí sobre su poder - rasca a las orejas de Cancerbero.

- Una última cosa. Hay alguien entre los olímpicos que es omnipresente y puede escucharnos, pero no diré su nombre para no exponerle entre los conjurados aquí presentes. Si realmente mi información fuera tan sesgada como afirmas, ese olímpico ya habría mencionado aquello allí. Así que creo que no lo hago tan mal -.

- Una cosa más, Eris ha revelado que los conjurados comenzaron siendo cuatro y que cuando este número descendiera, podrían reclutar a alguien más. Por esto, hay dioses cuya lealtad aún está en tela de juicio. Con siempre Ares muestra su ímpetu dando sus ideas claras sobre esto, pero más allá de esta pista, sólo se puede afirmar que Iris es inocente -.

- Vaya vaya vaya, esto mejora por momentos, la verdad a mi me importa un bledo que triunfen los traidores o los leales a Zeus ¡que libertad poder decir esto al fin! Sin embargo cada Dios que viene por aquí, es una victoria personal, llevarme a Selene conmigo fue realmente divertido, pero verte a ti mi querida Hebe...  la juventud misma en los infiernos ¡eso es algo sencillamente sublime! 

- Por otro lado se que todos disfrutáis mucho de verme aquí, incluso aunque os haya costado dos votaciones y una víctima - dice mirando a Selene - algo que por cierto logré por mi mismo sin comprometer a ningún otro, cuanta desfachatez para un simple humano...  estoy seguro de que pensaréis que Zeus me dará mi merecido, quizá sea así, pero está profetizado que ningún Dios logrará soltar a los Titanes, pero nadie ha dicho nada de un mortal...  y juro por las Moiras, por el propio Destino, por aquello que es más sagrado que los Dioses, que no cejaré en mi empeño, aunque mi alma se destruya, aunque la humanidad se condene, aunque el mundo pase a ser una bola incandescente del fuego en manos del caos y la sinrazón.  Yo Ganimedes, Príncipe muerto de una ciudad arrasada, niño violado y comprado por un Dios, no descansaré hasta causar la máxima destrucción y sufrimiento que pueda, hasta que el último de vosotros, Dioses degenerados, no sea más que un mal recuerdo o un conjunto de mitos sin sentido que los mortales sólo tengan en cuenta para divertimento alejados por siempre de la ofrenda o de la divinidad.

- ¿Qué?

La revelación de Hebe sobre la diadema que le había entregado hace no mucho a Asclepio y la profecía que traía consigo la pilló por sorpresa, mirando al joven dios. Agradeció que la hubieran puesto sobre aviso antes de enviar un conjurado al Olimpo, entendiendo ahora la macabra estrategia que había ardido desde el principio.

- Tú, Asclepio.- Aunque su tonalidad siguiera siendo apenas un susurro podía notarse la rabia correr entre las palabras.- Nos engañaste desde el principio, sabía que tu autovoto era para desviar las miradas de tu persona pero nunca creí que usarías a Himeneo para ello.- Esta vez miró a su hijo apretando la mano en un puño, notando la rabia desprenderse. Posiblemente si Ares estuviera allí no se hubiera controlado.- Desde que llegué he podido ver la complicidad de vosotros dos. Pensaba que era una deuda de gratitud por salvarle la vida pero sabiendo que uno de vosotros dos, los que habéis venido conmigo, es un conjurado, todas las direcciones apuntan a una misma dirección.- Cerró los ojos para respirar hondo unos segundos.- No sé qué te habrá contado ni tus motivos, pero Zeus condenará a quienes vayan contra él.

En su ataque de rabia escuchó el arranque de Ganímedes y su despotismo sobre la humanidad. Incapaz de aguantar más, se acercó al efebo para darle un guantazo en la mejilla que resonara en todo el Hades, descargando la ira que sentía con aquél golpe.

- Si lo que dicen es cierto aquí estáis tres de los cuatro que osaban enfrentarse al Padre de los dioses. Vuestro plan ha fracasado.

Hebe escuchó con interés a la diosa del inframundo.

-Tienes razón Perséfone, esto de poner al día a la gente es agotador y se olvidan cosas, no me extraña que te pierdas la mitad de los acontecimientos si tienes que estar en los dos sitios a la vez. Deberíamos pedirle un cachivache a Hefesto para que no te pase. ¿Qué ha pasado para que Iris esté fuera de toda duda? Eso ha debido ser cuando ya no estaba, los leales confirmados hasta el momento eran Ares y Hera, Yo no estaba confirmada pero casi, luego están los muy probables que serían Helios, Dionisios, Pan, Heracles, Eris, Selene, Iris y Afrodita. Y Hefesto, Hestia y Perséfone como probables. Por cierto, ¿alguien de aquí ha dicho en qué consiste su poder? El mio me llevó a señalar a un conjurado que, como has dicho, luego fue obligado a confesar.

Parecía que las palabras de Perséfone, las mayores frases que la diosa de la juventud le había oído decir desde el comienzo de todo, la habían convencido de su lealtad.

-Lo que habéis dicho me hace pensar un par de cosas. Es cierto que Eris dijo que uno de conjurados podía hacer cambiar a alguien de bando en cuanto fuesen menos de cuatro en el Olimpo, lo que me lleva a una conclusión que empecé allí arriba, que el conjurado con ese poder fue el primer eliminado, y ahora añado que ese conjurado ha podido hacer cambiar a un supuesto inocente de aquí. 

Sus ojos se dirigieron hacia Afrodita, Apolo, Himeneo y Asclepio.

-Eso nos dejaría con tres conjurados entre nosotros, Ganímedes y dos de entre ¿Apolo, Himeneo y Asclepio? Vosotros sabréis lo que habéis hablado y quién ha convencido a quién de hacer qué, si Afrodita sospecha de Himeneo y Asclepio, sea. Entonces aquí tenemos a tres conjurados que son Ganímedes, Himeneo y Asclepio, pero eso sigue dejando a dos conjurados en el Olimpo.

Calló un instante y luego continuó con tono grave.

-También puede ser que haya un tercer bando, como deja entrever el inmortal, y a él pueden pertenecer el propio Ganímedes y Eris, Selene, Iris, Hestia o Helios. Pero eso ya es volverse paranoico y lo dejo para de aquí a un par de días, si no se ha resuelto todo para entonces.

llegó Ganímedes, un conjurado con seguridad, sus palabras no me provocaron mas que lastima -Sinceramente tiene sus motivos- Las palabras que si me provocaron ira fueron las de Hebe, ¿Ahora como puedo demostrar mi inocencia si me dicen que soy un conjurado?

Fui a dejarle la diadema a Afrodita en la mano, si ella no quiere confiar en mi no le robaré su adorno -Comprendo que hayan dudas, pero creo que hay una posibilidad que no hemos visto. Yo creo que Hestia es una conjurada, que alguien la mantiene al tanto de lo que ocurre aquí abajo y se está aprovechando de eso. Si no me creen, me quedaré aquí hasta que no queden dudas de mi inocencia. pero creo que fué Himeneo, para mí el nunca quiso llevarme de nuevo al Olimpo, quiso saber mi poder y así comunicarse con Hestia.

Normalmente daría un te de jenjibre y margaritas a ganímedes, pero esta vez su conducta no lo hacia digno de mis servicios, Apolo se había quedado callado desde hace unos días, no sé que se le estará pasando por su mente, pero mis sospechas todavía no aumentaban en su contra.

Miró a Hebe una vez más y dijo - Si bien la lealtad de Atenea no está clara, han aparecido varias cosas que respaldan su versión. Hefesto ha mencionado que él ha hablado con Dionisos y este le dijo que era él quien le había dado esa última copa a Ganímedes. Sin embargo, dice que él no ha heredado el poder de Dionisos. Y aquello que respalda a Atenea es el hecho de que Hefesto sabe que Thanatos fue un objetivo esta noche, pero no pereció, mostrando que es posible que Atenea sí le haya protegido. Lo segundo es que estés tú aquí y no en los Océanos - entonces, se giró hacia el efebo cuyo veneno salía de su boca.

La reina del Inframundo ni siquiera se molestaba por sus palabras. Al fin y al cabo, no era más que otro huésped suyo ahora mismo.

- Si lo que dices es que no estabas del lado de Zeus ni del lado de Poseidón, ¿entonces cuál era tu bando? Porque tu confesión sugería algo diferente - y se giró a Hebe y a Afrodita.

- Transmitiré sus mensajes. Con respecto a Iris, ha sucedido mientras estabas allí. Eris ha confirmado su inocencia, al igual que la de Selene -.

   Aunque luego de los sucesos en Troya había aprendido a controlarme estaba dispuesto a demostrar al humano de ego inflado cual era su lugar pero, para su fortuna, Afrodita se adelantó y le abofeteó. Tal vez fue lo mejor pues no sabía que represalias tomaría mi padre si me adelantaba a su castigo, o como se tomaría Hades que lastimase a uno de sus "invitados".

   Miré a mi hijo luego de escuchar la información suministrada por Perséfone, incapaz de creerle un conjurado a pesar de todo. -Dices algo que yo mismo pensé, Asclepio. Tal vez sonase a sólo que intentaba protegerlo pero no era así esa vez. -Ya antes me pareció extraño que Hestia, emitiese una profecía pues inspirar a los oráculos es una de mis tareas. Una que me mantenía unido a la humanidad. -No me parece descabellada tu idea.

   Al ver que nuestra anfitriona se disponía a marcharse, avancé para situarme a su lado. -Perséfone, tu ayuda es inestimable, y espero poder compensarte algún día, por favor, dime cómo esta Artemis. A pesar de que mi melliza y yo estábamos distanciados desde la muerte de la madre de Asclepio, me seguía importando su bienestar.

Vio todo lo dicho y se giró hacia Afrodita - Ares dice que aguarda ansioso tu regreso y que pronto volverán a yacer juntos en su cama, hecha con la piel de sus adversarios - entonces, se giró hacia su nueva huésped.

- Bienvenida, Atenea. Sé que habrías preferido no llegar aquí, pero las acciones de Artemis te han llevado aquí. Su poder consistía en atacar con una de sus armas a un dios y si este se esfumaba, era un conjurado. Si era inocente, permanecería en el Olimpo. Con esto, se ha confirmado que eres de los conjurados y Eris ha dicho que has usado tu poder para unir a alguien a tu causa, lo cual solo deja en conclusión a Thanatos como tu nuevo aliado. Al parecer, su poder se ha extinguido ya. Ya ha usado sus tres flechas - entonces, se gira hacia Hebe.

- La defensa de Hermes ha sido decir que él puede llevarte de vuelta al Olimpo y quedó de demostrarlo - continuó.

- Hefesto está muy afectado con la partida de Atenea, al igual que con la revelación de su traición. Se ha desmoronado realmente, cosa que no hizo por su esposa. Aunque comprendo el motivo, pero hay quienes sospechan del herrero por saber que Thanatos había sido presa de ataque - y se volvió a girar a Hebe.

- Sé que ya lo he preguntado, pero Hestia me ha pedido que lo pregunte de nuevo. ¿Has hecho algo tú para evitar ser enviada a los Océanos y llegar aquí al Inframundo? -.

Entonces, miró a Afrodita - Hestia quería que te dijera que no le entregues tu diadema a nadie, que vuelvas para entregársela a Ares en persona y me pidió que te recitara su profecía de la noche anterior - Perséfone trató de concentrarse lo más posible para comenzar.

 

Oráculo del Olimpo, siempre preciso, siempre veraz. Escucharéis mis palabras una vez más.

Engañada fue la espuma y su diadema ofreció

a un conjurado que fue llamado y su regreso deseó.

El efebo usó sus dones, medio voto le valió

no desesperen los leales, la mitad se consiguió.

Hebe empezó a responder a quien le había hablado directamente.

-Asclepio, la posibilidad de que Hestia mienta la he mencionado ya un par de veces. Primero al decir "Si creemos que Hestia es leal, cosa que no está confirmada" y luego cuando la he puesto en un hipotético grupo de Ganímedes que llamaré "ni Zeus ni Poseidón", pero como posiblemente implicaría las mentiras de algún otro dios he dejado eso como paranoia para revisar en el séptimo día. En realidad lo más probable es que tanto ella como tú seais leales y estemos rizando el rizo, pero lo que no podemos es desechar sus palabras como si nada, debemos intentar que nadie con posibilidades de ser un conjurado vuelva al Olimpo. Si eso significa quedarnos todos aquí hasta que los de arriba echen a los dos conjurados que quedan, creo que eso deberíamos hacer, a no ser que el beneficio supere con creces la posibilidad de aumentar el número a tres.

Luego volvió su vista hacia Perséfone. 

-Respecto a Atenea, me alegro que esté alejando las sospechas que su mutismo ha creado, tener a la diosa de la sabiduría de nuestra parte es una alegría. Y lo de Iris y Selene, si te fijas las he puesto en el grupo de "leales muy probables" ya que seguro sólo estaban quienes habían dicho su verdadera naturaleza.

Cuando la diosa del inframundo desapareció para volver poco antes que Atenea, la joven se calló y escuchó la explicación del porqué de la llegada de alguien a esas horas. El rostro de la diosa se endureció conforme se sabía lo que había pasado, sus peores sospechas se confirmaban y eso, a parte de alegrarla porque ya tenían a otro conjurado, la entristecía sobremanera. El resto de la información era valiosa también y la diosa de la juventud mantuvo la atención hasta que volvió a ser objeto de una pregunta.

-Intuyo el por qué de la insistencia de Hestia, podría intentar decir cualquier cosa que me hiciese quedar mejor, pero la verdad es que yo no hice nada. Me sorprendió sobremanera encontrarme aquí y no con mi madre, por eso quería que le preguntasen a Zeus qué había pasado, quién me había traído aquí en vez de ir al Océano... sólo se me ocurre que era demasiado molesta y viniendo aquí se pone en duda mi lealtad.

Miró a Afrodita, y continuó.

-Ya he dicho que si hay dudas es mas seguro no rescatar a nadie, a mí solo me queda mi perspicacia para encontrar traidores, si esa diadema es importante quizás sería mejor que la llevases en persona.

   Sorprendido, abrí los ojos ante la revelación del poder de mi melliza, no por su naturaleza pues era igual a la mía sino por el hecho de que afirmase que sólo funcionaba sobre conjurados. Decepcionado por su traición mostré ante todos mi propia flecha, dorada como rayo solar.

   -Esta flecha enviaría a su objetivo a los dominios de su amo. Si la disparo contra un conjurado sería arrojado al océano, y si la uso contra un leal este irá a parar al infierno, aquí. La miré un momento con tristeza. -No quise usarla antes para no condenar a un inocente a este lugar... esperaba poder castigar a un traidor. La guardé nuevamente. -Por desgracia fui desterrado prematuramente. La ira y la vergüenza se mezclaban en mi voz. -Lamento no haber actuado antes.

La respuesta que Perséfone le había trasmitido sobre Ares le sacó una sonrisa a la diosa del amor, un suspiro que la relajó y le hacía ver que ya quedaban menos para subir y volver a estar entre los brazos de su hombre. ¿Cuánto tiempo ha pasado? A este paso volveré a ser virgen de nuevo.- La sola idea de recuperar la pureza por la abstinencia carnal le hizo evadirse de los problemas que la asolaban.

Cruzó los brazos y repiqueteó los dedos sobre su piel, una melodía que la ayudaba a concentrarse y pensar durante unos segundos mientras hilaba la nueva información que les habían brindado.

Primero estaba Atenea, quién habían confirmado ser conjurada y no se había proclamado todavía al respecto, aunque esperaba que no fuera tan excéntrica como el efebo. En ese momento se acordó de la existencia de Hefesto o siquiera de que estaba casada, del amor que procesaba por la justiciera diosa y el dolor que debió haber sentido ante su revelación… Pero la punzada de culpabilidad se esfumó tan rápido como un pestañeo, sabiendo entonces que no era su culpa el adulterio, sino que era el herrero quien escogía mal a sus compañías femeninas. Vaya peso me he quitado de encima.

Lo segundo era la profecía que había citado Hestia, esta vez al completo. No había lugar a dudas que se refería a ella, ¿quién sino podía ser “la espuma”? Ninguno había tenido un nacimiento tan peculiar como la ferviente diosa y poco antes había entregado un objeto especial que su amado reconocería para ganarse el favor en el Olimpo. Si era cierto dictaban a Asclepio como conjurado pero Apolo tenía razón, tal vez fuera un plan trazado a partir de otro plan planeado.

- Qué dolor de cabeza. No puedo con esta calor.- Volvió a sentarse mientras se apretaba el puente de la nariz sintiendo un ligero dolor de cabeza por pensar tanto. ¿Quién mentía? ¿Quién decía la verdad? ¿Por qué no había un maldito ventilador en todo el Hades? Demasiadas preguntas sin resolver que le hicieron resoplar mientras cruzaba las piernas. No fue hasta que Apolo habló sobre su poder cuando la respuesta a la mitad de sus problemas vieron la solución.- Dispara a Asclepio.- Miró al hombre al que había estado enlazada, posiblemente ahora juzgándola por la declaración que acaba de hacer. Sonrió con una ternura que ellos dos entendían, los momentos a solas, aunque escasos, que habían compartido sirvieron para crear una conexión que los unía sólo con un par de miradas.- Si es conjurado, irá al océano y Perséfone podrá confirmar que aquí hay cuatro. Si es un leal, ¿sabes lo que pasará? – Se encogió de hombros mientras se inclinaba, dejando que el escote fuera más prominente.- Absolutamente nada, bueno, eso aquí, seguirá tranquilamente su estancia, le pediré disculpas, le entregaré de nuevo la diadema y podrá volver al Olimpo tal y como quería desde un principio. Hay un pero.- Levantó un dedo índice para hacerse la interesante, algo que había aprendido de tantos debates con Eris y Ares.- Si realmente es un leal eso significará que la profecía de Hestia estaba errada y, por lo tanto, mentía. En cualquiera de los casos uno de los dos estaba mintiendo y podremos ver quién.