Partida Rol por web

Alice recogió la bala que rodaba hasta su pie y con ella cargó el arma sin ningún tipo de prisa al respecto.

Mientras procedía canturreaba una cancioncita infantil que era tremendamente pegadiza.

Hickety, dickety, Dock.

The mouse ran up the clock

The clock struck one...

Terminó de cargar su arma y con firmeza apuntó a Richi, le miró a través de la mirilla de hierro y...

¡Bang! - Le dijo juguetona.

Después bajó el arma. Apuntó con ella la cuerda que la retenía al mueble y, posando el cañón sobre el cáñamo y asegurándose de estar suficientemente apartada de la culata del arma para que un tiro falso no le impactara en el cuerpo, apretó el gatillo para liberarse.

Alice había conseguido liberarse sin problemas mientras el resto de las balas habían logrado esparcirse por toda la estancia a causa de la mesa destrozada. Unas cuantas de esas balas estaban al alcance de Richi Moctod, por si quería realizar un segundo disparo y no tener tanta piedad con ello.

Mientras Richi meditaba en qué hacer con las balas, la baronesa avanzaba hasta las armaduras y las examinaba.

Las Armaduras, como es natural, se encuentran huecas por dentro, en la zona de las suelas está una rejilla de metal y lo que parece ser una compuerta abierta. Hay restos de humedad en el interior. Todas las armaduras se encuentran interconectadas entre sí por cables. Bajo las armaduras, soldadas a ellas, están unas placas de presión metálicas. En el interior de las armaduras hay salientes en forma de clavos a la altura de los brazos, cuello, cabeza, pies, piernas y abdomen. Al parecer para que funcionen, todos los salientes han de estar conectados entre sí.

Al parecer el mecanismo consiste en que las 4 armaduras tengan el suficiente peso como para que las placas de presión se activen, y además una corriente eléctrica las atraviese todas. Una vez que eso pasara, la compuerta se abrirá.

Continúo recorriendo la estancia mirándola en detalle buscando algo con lo que rellenar las armaduras, puertas, y todo lo que pueda resultar relevante.

No parece haber nada capaz de llenar las armaduras, aún rompiendo los muebles, el hecho de conectar los puntos en la armadura lo hace imposible, y aunque se trajera agua de lluvia, esta se colaría irremediablemente por el hueco de las suelas de la armadura, y aunque esta pudiera ser bloqueada; la distancia a la ventana y de esta hacia la lluvia a causa del tejado hace imposible una recolección de la misma.

No parece haber forma alguna de rellenar las armaduras; al parecer el propio Sacerdote en verdad trató de buscar alguna forma para rellenar las dos restantes. Pues las otras dos logró que funcionaran con los cadáveres de aquellos dos traidores.

Busca una puerta que les conecte con la casa donde tantos cad@veres esperan a ocupar sus armaduras y luego se acerca al cad@ver del sacerdote

La puerta está cerrada; es una puerta de metal por la que habéis pasado y por no tener ni tiene manilla por el lado en el que os encontráis. Tras esa puerta sabéis que se encuentra el cadáver de Jorge Maynard Smith, quien pereció a causa de un veneno.

Me acerco al cad@ver del sacerdote y le registro.

Recojo su arma interponiendo mi cuerpo para que Richi no me vea.

Aun atontado por ser el asesino de aquel hombre, Richi tardo en reaccionar, por suerte para él aquella mujer decidió darle un poco mas de tiempo, por lo que pudo reponerse y buscar una de esas piedricitas para meter en su arma y prepararla para disparar tras poner un poco de pólvora en ella.

Y como hiciera la mujer, apunto a lo que le mantenía retenido, de la misma forma de Alice, con la esperanza de poder soltarse.

Con aquel disparo, Richi logró liberarse de lo que le tenía atado. Por desgracia para aquella pareja de supervivientes, que es el termino que mejor se le puede acuñar a estos dos, pues aún siguen vivos en un lugar donde de los 22 comensales, y las 4 Criadas, la jefa de las criadas, el jardinero, el sacerdote, el mayordomo y el chef... tan solo habría 2 (o 3) personas con vida en esos momentos en el Castillo; aún había camino por delante, lo que significaba que quizás ese número se redujera aún más.

-¿Pero no dijo el viejo que en las armaduras estaban, sus dos compinches de fechorías? -Dijo mientras se frotaba las muñecas. -Yo no entiendo nada... -Comento Richi a la vez que se giraba para ver lo que estaba haciendo Alice, con el cuerpo del Sacerdote.

El Sacerdote no lleva nada encima más allá de lo que pudisteis ver a simple vista. Por el contrario, tras investigar el lugar, tampoco encontrásteis vuestras cosas; al parecer el Sacerdote decidió deshacerse de esa basura tirándola por aquella pequeña ventana. A fin de cuentas no servía para nada y no quería que algo arruinara "la diversión" del "juego de dispararse".

Dentro de dos de las armaduras, en efecto, estaban los cuerpos descompuestos del chef y del ama de llaves. Por otro lado, las otras dos armaduras se encontraban vacías y dispuestas a ser rellenadas por alguien.

Richi miro a Alice. -Ese hombre menciono que necesitan al menos 40 kilos de persona. ¿Creo que ese hombre pesara mas de 80? Vale la pena intentarlo al menos... -Comentaba intentando no vomitar en el intento de pensar en todo aquello que mencionaba. -¿A encontrado el cuchillo que utilizo para soltarnos las manos?

Fijate bien, Richi. La armadura tiene unos cuantos puntos que tienen que conectarse entre sí para hacer masa y conectar la corriente. Necesitamos algo más que trocear al hombre.

Dijo la baronesa sin desistir de su búsqueda.

-¿Puntos entre si? Interesante. -Y un tanto desesperante si la solución era unicamente aquella, pero pensando en que todo aquello era un juego y comprobando de primera plana que algunos de ellos tenían mas de una respuesta, se encamino hacia las armaduras, para examinarlas con detenimiento en busca de algo que le pueda ayudar a hacer "trampa" o cambiar de alguna manera la "única" manera de salir de allí y empezaría por analizar con detenimiento aquellas "llaves" en forma de gruesa armadura

Recojo una bala del suelo, cargo el arma que le había quitado al Sacerdote y le disparo mientras mira las armaduras.