Partida Rol por web

¡¡¡¡Telekinesis entonces!!! Esto es inaudito: niños albinos, boticarios y telekinéticos... - dijo gritando y mirando al techo con los ojos desorbitados el el doctor Valerov -. Y diganme niños, ¿como ocurrió? ¿desintegraron las esposas y lanzaron su energía vital contra la reja? ¿Dirían que alguien les ayudó? Me pregunto si cada vez que alguien quede encerrado será liberado al día siguiente o son ustedes "especiales"... Aunque eso ya se ve a la legua

No sabía por qué pero no me extrañaba nada que existerian ese tipo de fenómenos paranormales en aquella casa. Ya sabíamos que había espíritus, quizá alguno estuviera jugando con nosotros, pero de momento no me preocupaba tanto como los asesinatos que teníamos encima y los sospechoso sobre el veneno y el boticario robado. Me vuelvo a la librería y cojo el segundo tomo.

Clarisa se queda ensimisma con el segundo tomo acerca de pechos y traseros.

EL Dr. Egon estaba sorprendido por la fuga tambien.

Es simple, alguien les ha dejado salir o han usado algo para poder escaparse... 

Aun así alguien cree en su inocencia, yo lo he propuesto por que sospecho que 5 votos de primeras era muy raro... 

Ahora si son o fueran inocentes  (personalmente lo creo) y dicen que el Sr. Fox A. Tsoukalos ha robado su boticario de antidotos para sus alienigenas.... (risa jocosa!!!) no es de fiar.

No podéis retenernos en ningún lugar físico, nuestros asuntos en este planeta van más allá de las tonterías de los simples mortales. - aclaró la pequeña Micaela. - Sin duda iremos a por el ladrón de boticarios. - Antonio al escuchar el nombre de Fox A. empezó a babear más, empapando el suelo en espuma y babas de pura rabia.

Micaela no tardó ni un segundo en escribir el nombre de aquél malvado ladrón que no les permitía hacer su trabajo y añadirlo al sitio donde se vota. Calev por algún motivo se siente muy bien al ejercer su derecho al voto como si fuera todo un adulto.

El Dr. Egon se interesa por el globo terraqueo...

Mira en los alrededores alguna pista que pueda ayudar a resolver el enigma... Algun libro de viajes, fotos o referencias que le puedan ayudar, los cuadros, las cristaleras... lo que viene a ser algo que resalte porque esta fuera de lugar, fuera de lo normal o que no deberia estar.

Sam, que se acaba de levantar, bajó medio en pijama con un cigarrillo en la boca. Miró a todos los asistentes con aire medio ausente y tras un largo bostezo preguntó la pregunta adecuada. Aquella que por fin arrojaría luz a toda la oscuridad reinante. Aquello que su genio de detective le instaba a preguntar:

-Y bien ¿Que me he perdido?

Me rasqué la cabeza al ver a todos jugando con los "juguetes" del salón intentando desentrañar los puzzles. No es que a mi no me llamaran, pero ya había muchas manos de por medio y decidí no unirme a la fiesta. Por otro lado, me preocupaba más la muerte del padre y la desaparición del tipo del sombrero.

Cuando los niños volvieron y hablaron de un boticario, miré al señor Fox y a los niños, esperando ver qué ocurriría.

- Bien, a ver si conseguimos aclarar esto, ¿niños, habéis salido de la celda solos? ¿Alguien puede traer una tila para ese pobre niño? - dije señalando a Antonio - ¿El boticario puede curar al señor Freud? Y una curiosidad personal, ¿qué fue del trozo de carne que os llevasteis? ¿No os lo habréis comido?

- ¡¡¡WAAAAAAAA!!! - grita de pronto desde la puerta Justin Case, detective privado. Aunque ahora no parece mucho un detective privado, sino un youtuber asustado.

El sombrero lo lleva entre las manos. Mira a un y otro lado, a los presentes. Carraspea, se pone el sombrero de nuevo, atusándolo un poco antes.

- Sin duda, sin... duda - tartamudea-. Había un buzo. Era ENORME. O... O era un cíclope. ¡¡SOLO SE QUE SU CABEZA ERA REDONDA! ¡BUZO! ¡CÍCLOPE! ENORME.

Luego asiente, mirando a unos y a otros de nuevo.

- Intentó matarme, pero tuve suerte... He estado escondido... Sin duda, sin duda... 

Di un gran salto cuando Justin entró en la sala, de pronto, gritando.

- ¿Pero qué? ¡Joder, Justin! Menudo susto - miré de muy malas pulgas al extraño hombre - bueno, ya no tenemos ningún desaparecido. ¿Dónde estabas? ¿Y qué es eso de un buzo?

- Sin duda, sin duda - recuenta Justin a la muchacha. Que es mona, y eso siempre le hace recontarlo todo-. Estaba escondido, porque anoche... Un ser. O un buzo... ¡Alguien muy grande! ¡CABEZÓN! Tenía una cabeza enorme... ¡¡Ya sé!! ¡¡Es Misterio!! ¡El malo de Spider-man! Aunque claro... Eso es un comic...

Se para un segundo y luego mira en todas las direcciones.

- Trataron de matarme... ¡A mí! - niega incrédulo-. ¿Yo que he hecho? Solo soy un detective privado. Justin Case, just in case. Seguro que fue alguien que temía mi gran intelecto y habilidades deductivas, sabedor de que voy a resolver lo que ocurre aquí... Sin duda, sin duda.

El extraño detective había entrado de una manera abrupta que tomó desapercibido a Johan, quien se encontraba garabateando en su pequeña libreta. - ¿Cíclope? - El hombre empezó a garabatear al presunto cíclope con cara de pocos amigos ¿y qué cíclope no?

- ¿Buzo? - Dibujó por separado un buzo con su exótico traje marino. En seguida mostró los dibujos al señor Justin Case, - Se parecían a esto? - Levantó su brazo mientras se fijaba en el sombrero de copa del detective.

De pronto retiró la libreta y comenzó a dibujar otra cosa, - Tal vez era un cíclope en traje de buzo, sí, espera... - Se sumergió en su pequeño boceto de un extraño cíclope sosteniendo un pez y caminando en el fondo del mar con un peculiar traje de buzo, donde el ojo del ente se podía apreciar tras un cristal en el centro del casco. 

- Yo a ese niño no me acerco. Respondió el frances a la joven mientras señalaba al generador de espuma de Antonio. - Seguro se lo comió, que pregunta. Norbert no estaba contento de tener de vuelta a los niños.

La entrada del hombre del sombrero raro le pillo por sorpresa. Primero porque no se dio cuenta de su desaparición y segundo por las cosas incoherentes que llegó diciendo.

Al parecer ya era costumbre mía llegar tarde así que estaba un poco perdido sobre el tema no es que no fuera algo ya habitual, por lo que me mantuve viendo a los presentes debatir sobre algo, así que siendo un experto en demonios como lo soy me inmiscuí en la conversación.

-Señores esto no es mas que obra de Pazuzu, uno de los marqués demoníacos  y que le gusta devorar almas de jovenes con sobrero de copa, les invito a quitarse los sombreros de copa y orar por los muertos.

 Esperanto le comparte una sonrisa grande como una casa a los que iban llegando, ya sean los reaparecidos o los liberados por fuerzas extrañas.

- Todos liberados... todos vivos... ¡que dicha! Cada respiro que den le otorga diez días más de vida a la Madre Tierra, ¿sabían? Mientras más gente viva haya en el mundo, mejor... bueno verte, Justin... lamento que un buzo te haya atacado. Suelen ser bastante cordiales con los peces, no sé porque iría por un humano.

El Gran Salón se sentía espacioso y confortable. Al entrar, el señor Himmler percibió el olor intenso a cuero de los sofás, a múltiples libros viejos que sin lugar a dudas estarían ordenados en las estanterías. También pudo escuchar el bello sonido, nitido y melodioso, de las teclas repiqueteando y las cuerdas sonando por toda la estancia, de un piano de cola. 

Cómo era su forma de comprender y entender el entorno que le rodeaba, Klaus nuevamente buscó algún objeto en el cual apoyar sus manos, y de esa forma materializar una imagen o película en su mente, del lugar y lo acontecido en el pasado. En esta ocasión, tras tocar el sofá rojo, la escena reflejada fue  verdaderamente tensa, y aunque no sabía si a la gente le interesaban sus visiones, la detalló en voz alta. Puede que alguien si prestase atención....

- Veo una escena del pasado muy tensa, entre algunos invitados, en esta misma estancia. Hay una joven pelirroja sentada en un sofá de cuero rojo, con vendajes recubriéndole graves quemaduras en el cuerpo, siendo coaccionada por dos jóvenes, probablemente amantes por la cercanía que profesan, para que les entregue un antídoto de veneno. Fue enunciando el señor Himmler con calma.

- Una de las dos jóvenes tiene el cabello castaño, señorita Relish la han llamado, y está sentada en el otro sofá cercano, con una copa de vino entre sus dedos, muy cansada y asumiendo que va a morir, con una horrible enfermedad le consume a cada segundo,... está envenenada y le queda poco tiempo. La joven de pelo negro liso y sedoso que la acompaña, que parece una noble cortesana por sus delicados atuendos, tiene sujeta por la muñeca derecha a la pelirroja y le pide que le acompañe para hablar en privado, pero la baronesa Backwell, un somelier francés, un tipo trajeado callado y un policía al que han llamado Luis Montoya, le impiden que se la lleve aparte, lo que deban decir que lo hagan de forma pública, alegan. La pelirroja se niega a colaborar, discutiendo acerca del asesinato en el Gran Comedor, asesinato que la señorita Relish llevó a cabo envenenando a Diana Lister, y que en el proceso se autoeenvenenó a sí misma. Relish asume el hecho, pero dice haberlo cometido para eliminar a una asesina, y eso cabrea a la pelirroja, quién se niega a colaborar...

La visión de hizo borrosa hasta desaparecer, y Klaus se quedó pensativo unos instantes.  Después sacó un cilindro de cera grabado de su bolsillo, y susurró.

- Me parece que hay un fonógrafo sobre una mesilla. ¿Alguien sería tan amable de poner este cilindro en el interior y ponerlo en funcionamiento? Quizá revele información interesante...

- Venga, va, su perra lazarillo favorita sigue por aquí, déjeme darle a la manivela.-  Nadine tomó el cilindro de cera de su mano y se dirigió al fonógrafo, donde lo puso justo antes de activar el mecanismo mientras imitaba el canto de Mariane Faithfull dàndole al organillo callejero en el videoclip del tema THE MEMORY REMAINS de Metallica: - Na ra ra na da da da na na da.

Schultz vio el cilindro de cera y quiso adelantarse al resto para comérselo, pero Nadine fue más rápida. Le miró con reproche y le dijo...

¡GÑAAAA!

Me había quedado  en un rincon todo el tiempo tratando de contactar con los espiritus sin éxito.  Cuando descubri que había otro cuerpo me acerque a mirar quien era la pobre alma que se había ido al mas allá. Trato de no meterme en peleas de quien ha sido, nunca me he fiado demasiado de los vivos suelen mentir, asi que volvere a intentar contactar con ellos.

Johan tomó asiento con delicadeza sin arrastrar la silla, y con su libreta en mano se quedó viendo a la nada expectante de lo que aquel fonógrafo tenía que decir.

Mientras esperaba hizo un boceto del señor Schultz masticando el cilindro, si este hubiera tenido la oportunidad de tomarlo antes que Nadine. Dibujó una burbuja de texto arriba del boceto y dentro escribió ¡Schultz!

Soltó una pequeña risa.