Partida Rol por web

Planeta Dantooine, un planeta en apariencia muy similar a la tierra. En uno de sus casquetes polares, lo que hace tiempo fue una base de investigación, se ha convertido en un bastión de la república donde se esconden algunos de los rebeldes más buscados por el imperio.

La base donde os escondéis tiene unas cómodas y amplias instalaciones, con todo tipo de facilidades; comedor, sala de reuniones, habitaciones independientes, hospital, gimnasio, hangar y taller de reparaciones, e incluso un gran invernadero donde se realiza cultivo hidropónico.

Todos lleváis una vida relajada, alejados de lo que acontence entre República e Imperio. Pero todo esto está a punto de cambiar...

Un día oscuro de invierno, particularmente frío, un emisario de la República llega hasta la base con un importante mensaje, que sólo hará público ante la audiencia completa de la base. Nerviosos y un poco esperanzados por la posible noticia de la caída del Imperio, os encontráis en el salón de reuniones. Sobre el púlpito, el mensajero os mira detenidamente.

-Tengo una importante noticia. Hemos interceptado un mensaje del Imperio en el que se habla de que en esta base se han infiltrado cuatro mercenarios, con la única misión de acabar con todos vosotros y hacer detonar una bomba que destruya la base. Pero por suerte, conocemos la identidad de estos mercenarios, y son nada más y nada menos que...

El mensajero levanta su brazo acusador para señalar a alguien, y de repente su brazo se parte con un crujido espeluznante en una dirección imposible. Los gritos del pobre hombre inundan la sala mientras en su rostro se dibuja el pánico.

-Los traidores son...

En un gesto de valor, se sobrepone al dolor, levantando la cabeza, dispuesto a anunciar los nombres... y de repente su cabeza da un giro de 180 grados y se desploma en el suelo, muerto. Cuando tratáis de escapar de la base, presos del pánico, descubrís que todos los vehículos han sido saboteados, así como la central de comunicaciones... Estáis encerrados e incomunicados, y entre vosotros, cuatro asesinos dispuestos a daros muerte a todos.

El mecánico estaba dando mantemiento a unos aparatos electrónicos cuando requirieron su presencia y la de sus ayudantes en una de las salas principales de la base. «Joder, de seguro alguien apretó los botones equivocados y ahora todos apeligramos a causa del idiota» pensaba mientras apuraba el paso, no sería la primera vez en la vida de Ark D'hlon que todo se echaba a perder por una estupidez.

Una vez Ark llegó a donde lo requerían, percibió que toda la base se estaba reuniendo allí, y que el motivo era un mensajero, «Como que no sea algo de vital importancia...» pensó con fastidio. Todos estaban expectantes de lo que diría el mensajero, no siempre una noticia o un anuncio requería la presencia de toda una base.

La notica sí que era importante; unos mercenarios infiltrados. El mensajero estaba por revelar las identidades de los susodichos, cuando lo mataron de una manera terrorífica.

El pánico se apoderó de muchos, pero no de Ark, quien en su sufrida vida ya había pasado por situaciones peores como para asustarse de lo que estaba pasando.

—¡Joder! —levantó la voz una vez la situación se calmó y podrían escucharlo—. Si unos malditos mercenarios han podido dar con nuestra base, el Imperio también lo hará tarde o temprano, por lo que escapar de aquí en cuanto antes es una prioridad —escupió al suelo con rabia y desprecio—. Pero escapar será inútil hasta que sepamos quiénes son los mercenarios y acabemos con ellos, así que esa sí deberá ser nuestra prioridad.

Apretaba con intesa fuerza fuerza su mandíbula, del mismo modo que sus puños, cosa que hacía que cualquiera podría adivinar la furia que Ark D'hlon estaba sintiendo.

- ¡Oh cielos, oh cielos! - el droide de protocolo gimoteó, moviéndose espasmódicamente.  Caminó un poco hacia un lado y hacia otro, sin saber muy bien como reaccionar.  Se inclinó sobre el cadáver y preguntó la obviedad:  - ¡Amo Shad, amo Shad! ¿Se encuentra bien?

Evidentemente, el cadáver aún caliente no respondió. El droide amarillo se volvió a poner de pie y, mirando a la concurrencia con sus ojos inexpresivos, exclamó:

- ¡Está muerto!

En una de las lunas perdidas del planeta Kashyyyk, en un hábitat formado por  extensas praderas salpicadas de enormes rocas graníticas, habita una civilización de la cual apenas hay datos registrados. Sus integrantes son enormes seres peludos pero, a diferencia de los wookies del planeta alrededor del que giran, su aspecto es, digamos, menos humanoide.

Ambas razas comparten unas dotes excepcionales para la mecánica y una incapacidad foniátrica para reproducir cualquier otro idioma que no sea el suyo propio, que, en este caso, solucionan con unos ingeniosos aparatos de fabricación propia que llevan colgados al cuello como un medallón, capaces de traducir a otros idiomas su curioso lenguaje.

Son infinitamente menos irascibles que sus vecinos con los que mantienen una cordial relación, siempre ateniéndose a la máxima: ‘el wookie siempre tiene la razón, aunque nunca la tenga’. [artículo pendiente de publicación en http://es.starwars.wikia.com/]

 *     *      *

Si Shad Quintan hubiese vivido algo más, quizás se hubiese sorprendido de ver lo que sin duda habría podido confundir con una marmota de más de dos metros de altura y unos cientos de kilos de peso,  con un sable láser al cinto -señal inequívoca de que estaba ‘tocado’ por la Fuerza y pertenecía a la orden de los Jedi- que le miraba fijamente mientras daba sus explicaciones sobre los traidores con los ojos cerrados y sesteando levemente, en lo que posiblemente era (o no), un acto de meditación.

Marmo Tah ya hacía un tiempo que compartía su vida en la base rebelde de Dantooine, así que su presencia pasaba cada vez más desapercibida.

Pero Shad Quintan no vivió lo suficiente, y sus últimas palabras situaban a la base en una situación realmente grave. Y de eso se había dado cuenta hasta el propio Tah.

- Ih, ih, ihhh, ¡¡ iiiih !! -observó con un estridente sonido que casi revienta los tímpanos de alguno de los allí presentes. Miró con disgusto el traductor que llevaba al cuello, le dió unos cuantos golpecitos contra el pecho y lo observó con ojos bizcos. Algo más satisfecho, lo volvió a intentar.

- Zí -el aparato traductor tenía un ligero defecto de diseño aún no solucionado - Ezta baze ha quedado comprometida, azí que deberemoz abandonarla. Pero ningún otro zitio zerá seguro hazta que dezcubramoz a loz ezpíaz imperialez. -estuvo de acuerdo con el mecánico.

Cuando el emisario cayó muerto de aquella forma tan extraña, Marmo había creido notar una distorsión en la Fuerza, aunque no podía estar seguro. Quizás era simplemente que se había quedado ligeramente dormido.

Al ver lo que le ocurre al mensajero, el wookie jedi desenfunda su espada láser por encima de las cabezas de los presentes y, observando desde su altura, busca el rostro de alguien que pudiera resultar sospechoso de estar usando la Fuerza, en su versión oscura, para haber realizado ese origami con la columna del desgraciado Shad, pues ese debe ser su nombre a juzgar por las palabras del droide de protocolo.

- ¡Aaaaaaaaaaar uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuughrlll!*

Al poco, sin poder encontrar al culpable a golpe de vista, y tras ver que estamos incomunicados, guardo la espada, pues esto parece que no va a ser una cuestión de fuerza, será una cuestión de astucia, para descubrir a los traidores. Me sumo en un silencio reflexivo y observo a los presentes.

El droide de reparaciones R2-P2 se había mantenido al margen en una esquina, analizando lo que había ocurrido. Todos los presentes llevan allí mucho tiempo, cualquiera podría ser uno de esos mercenario.

Me acerco hacia P-R-3-PO y con mi sonido tan característico le digo -Vamos P-R-3-PO, tendremos que averiguar quienes son los traidores y denunciarlos a nuestros compañeros.-

En el interior de la circuitería de R2-P2 una pequeña información pasó por su procesador, como si de un pensamiento se tratase "Lo mejor será mantenerse al margen y analizar el comportamiento de todos ellos"

Ya hacía mucho tiempo que Ik estaba en la base, aquel día era hasta ese momento como cualquier otro, frío y rutinario. Era en ese clima que a el más le apetecía dormir pero obviamente no podía debido a las tareas que que debía realizar.

-Todo se interrumpió con la muerte del mensajero, me sorprendió de sobremanera la forma en que falleció además nadie esperaba la noticia de que habría infiltrados en la base, ya no estabamos seguros y yo no sabía si despertaría al día siguiente pero ahí estaba yo en medio de la nieve, aturdido por todo lo que había pasado y con una interrogante; ¿como descubriremos a nuestros enemigos?

OOhhh!!! Dios mio, MISSA ASUSTADO, TUSA AYUDA MISSA El Gungan corre de lado a lado gimoteando y agarrando al primero que ve, pidiendo ayuda, hasta que termina escondiendose bajo una mesa, rodeado de cuatro sillas a modo de escudo... Como si eso pudiera salvarle del ataque de un Sith...

- Por la forma de morir todo apunto a algún truco jedi. Tendremos que abrir bien los ojos y coordinarnos para encontrar al/los culpable/s.

Al contrario que la mayoría de mis compañeros, mi reacción a la muerte del mensajero fue más comedida, decidí observar el comportamiento de cada uno de ellos para intentar descubrir cuales de ellos podían ser los infiltrados, ahora mismo sospechaba de todos ellos, como bien había dicho el compañero del casco, la muerte tenía la firma de un señor oscuro del sith, pero los traidores podían ser de cualquier clase, incluso el molesto y ruidoso Gungan podía esconder una mente maligna tras esa aparente estupidez - aunque lo dudo horrores - pensé para mi

Sinon habia comenzado aquel dia con relativa apatia, aparte de sus ocupaciones habituales en aquella base no habia nada mas que hacer y eso la aburria, con tal de matar algo de tiempo se puso a mirar la holo-red imperial, una fria voz narrativa le contaba al publico acerca de los esfuerzos del valiente y justo imperio en derrotar a la cobarde y sucia alianza rebelde, sinon no podia sino reise de semejantes acusaciones.

- ponernos como los malos para asi quedar bien  ¿que se han creido esos estirados del imperio?

reirse era todo lo que podia hacer en este momento, el imperio habia presentado las noticias de un modo tan convincente que si no fuera por que ella sabia la verdad por estar en la rebelion se lo habria creido todo lo mostrado en la holo-red. un mensaje sono en las camaras de la base, una visita importante vendria pronto

-que bien, al fin algo interezante que hacer.

Sinon apago el artilugio y se dirigio rumbo a la sala de reunion con los demas, mirar a la pandilla de la base reunida la reanimo un poco, estos chicos compartian tantas cosas con ella, recuerdos tristes y perdidas dolorosas, tambien algo que los unia con mas fuerza: el odio hacia el imperio. si, ella confiaba en todos ellos, aun en los nuevos chicos que habian llegado hacia poco tiempo.

la visita era un dignatario importante, nos hablo acerca de un grupo de mercenarios imperiales infiltrados en la base, ¿como era eso posible?, el imperio los habia alcazado aqui, eso significaria su muerte inminente, el imperio tenia esas odiosas tropas de clones que siendo relativamente faciles de matar siendo muchos eran una molestia. pero aqui era algo mas cruel, el imperio quiere que nos matemos entre nosotros, romper los vinculos de confianza forjados en esta lucha, ellos son de lo peor. Sinon seguia en sus pensamientos cuando ocurrio, el dignatario murio horriblemente por una misteriosa fuerza invisible, por instinto miro al wokie y al topo gigante, eran los unicos que podian usar eso que ellos llamaban "la fuerza", ella sentia que habia sido mala idea acogerlos adentro de la base,a ellos y a su horrible maldicion que los habia llevado a ser casi exterminados años atras. "¿en que estas pensando mujer idiota?"-su mente le reprendio-si ella empezaba a pensar de ese modo el imperio ganaria ya que estaba siguiendo su juego, no debia dejarse engañar, si el imperio queria jugar seguiremos su juego, miro a cierta distancia el cuerpo y a todos los aqui presentes

-esto no se quedara asi, el imperio pagara por esto

ahora debia mantenerse alerta, cualquiera podia ser un imperial, ella preferia confiar antes que desconfiar pero eso no significaba que era ingenua. los imperiales debian ser encontrados.

Genar estaba en la enfermería revisando su instrumental, un tanto aburrido. No había mucho que hacer. Hacía tiempo que las cosas estaban bastante tranquilas por allí. Su último trabajo había sido ocuparse de un dolor de muelas, y de eso ya hacía días. 

De pronto la quietud de la base de vió alterada por un inesperado revuelo. La gente corría por los pasillos como loca. 

Genar emocionado y preocupado a partes iguales cogió su maletín con el instrumental médico de emergencias y se dirigió hacia el lugar del tumulto. Es decir, en dirección contraria a donde corría la gente. Por el camino intentaba preguntarle a los que huían.

-Queeeee, que paaaasaaaaaaa...

Pero sus intentos por interrogar a la gente eran en vano. Así que siguió corriendo. Sus ridículas patas, diseñadas para ser veloz en el agua, pero no para correr por tierra seca, tamborileaban sobre el suelo y todo su cuerpo se bamboleaba de forma bastante ridícula. Al menos, lo bastante para un gungan. 

Llegó hasta el salón de reuniones, que era de donde parecía que venía todo el mundo. Cuando llegó, vió una mancha de sangre en el suelo y sus ojos se iluminaron. Rápidamente situó su maletín sobre el suelo y lo abrió. Se puso la máscara, sacó escalpelo, vendas, inyecciones anestésicas.

-¿Quien enfermo?. Missa curar.

Demasiado tarde. No tardó en ver a dos hombres que portaba una camilla cubierta por una sábana manchada de sangre y comprendió. El enfermo había muerto.

-Piiiiipipipiribi... Fiiiiiuuuuuu...

Los pitidos del droide de mantenimiento R4 se prolongan durante unos segundos, tras los cuales el Droide de protocolo PR3PO lo traduce.

-El Droide de mantenimiento indica que hay que encontrar al Sith y a los mercenarios. Propone que cada uno exponga de quien se fía menos y por que, para que los demás podamos deducir quien es leal al Imperio.

observo toda la escena con incredulidad pero con la máxima calma que soy capaz, cuando cojo aire para hablar, el droide de mantenimiento opina que debemos declarar de quien sospechamos

no estoy demasiado seguro de que debamos acusarnos entre nosotros ahora, eso solo tensará más el ambiente y creará disputas internas

- Hmmmm - reflexionó Yoda cruzando el primero de sus dedos en sus labios, el cual descendió y volvió a ascender para puntualizar su reflexión interna - hmmmmmm.

Apretó los labios y acomodó sus manos una sobre la otra y la otra sobre el bastón que solía llevar consigo.

- Cuando manchada la luz de oscuridad está; dejarla expandir no debemos. - asintió hacia Frapu Risin esperando que comprendiese lo equivocado de sus palabras. - Ignorar el mal, adoptarlo es.