Partida Rol por web

El Inframundo es un asentamiento de necrófagos "civilizados" en Washington, DC. La mayoría de los humanos son tolerados, mientras no causen problemas. Sin embargo, la Hermandad del Acero no es bienvenida, ya que tienden a disparar a los necrófagos en cuanto los ven.

El Inframundo se encuentra dentro del Museo de Historia, y este a su vez se encuentra en pleno centro de DC, junto con las trincheras de los supermutantes y cerca del Monumento a Washington. La entrada es fácil de reconocer ya que en el exterior hay una necrófaga llamada Willow patrullando la zona la cual no cesa de vigilar para que todos los necrofagos que alli viven estén seguros.

Es muy fácil reconocerla ya que normalmente, le gusta ir maquillada y con ropas militares ajustadas. Bueno, que sea una necrofaga y que su piel se caiga a pedazos no tiene nada que ver con sentirse guapa. ¿O si?

Willow se acercó a los recién llegados con una sonrisa putrefacta.

- Hola Pielsuave. - Saludó a Arcade. - Hola Hermano. - Le dijo a Charon. - ¿Qué venís a hacer al Inframundo? ¿Comercio? ¿Información? O sólo venís a probar a nuestras chicas. Son baratas... y limpias... ¿Cuál es el motivo de vuestra visita? -

Hola, encanto.

Digo con una sonrisa, aunque el sudor delata el cansancio de mi viaje, mi halago era en verdad sincero, pues a mis ojos, era raro que una mujer pudiese carecer de algún encanto... Y mientras ella no se quitase la ropa... 

Sonrío por mi propia broma.

Información, trabajo y ayuda. Eso es lo que vengo a buscar y ofrecer aquí... Y de paso, algo que llevarme a la boca.

Una sonrisa amable que se amplía suavemente.

- Información tenemos mucha, y trabajo... bueno, algo hay también de donde sacar. Sin embargo, no sé cuales son vuestras cualidades, amigos. Por que tu, el de las gafas, no creo que seas un hombre de acción, más bien una especie así de intelectual. En cambio mi hermano... - Se acercó un poco a Charon. - Parece un hombre fornido y dispuesto. ¿Qué me puedes ofrecer, cariño? -

Al llegar a las puertas del inframundo observo como hay a mi lado una cara conocida, finalmente se decidió a venir hasta aquí, parece que la muchacha no quiso acompañarle, mejor, para él, si quieres sobrevivir en el yermo, debes conocer a tus compañeros sino corres el riesgo de caer.

- Buenos días, hermana, un lugar donde descansar y tomar un buen trago mientras busco algo de trabajo – respondo a sus primeras preguntas y cuando se acerca un poco más - ¿En que estabas pensando, preciosa? Siempre puedo sacar tiempo para estar contigo – respondo con una leve sonrisa.

Da gusto volver a este pequeño lugar al que a veces llamo hogar.

Una sonrisilla asoma por mis labios cuando veo cómo los dos necrófagos actúan mientras limpio mis gafas con sumo cuidado, hablo en voz baja, como no pretendiendo interrumpir.

En realidad, cualquier trabajo mecánico estará bien, incluso si tenéis un Banco de Trabajo me parecerá perfecto, es lo que busco. En cuanto a información, es sólo un rumor de los Caravaneros... Yermo Capital.

Willow le pasó el dorso de la mano por la cara a Charon y le medio sonrió.

- Cuando termine el turno soy toda tuya, cariño, pero ahora mismo, no puedo hacer más que patrullar la entrada. - Dijo con una sonrisa. - Mientras tanto, podéis recorrer el Inframundo. Tenemos un banco de trabajo, tenemos sitio donde alojaros y también tenemos algunos trabajitos que podriáis hacer para ganaros unas chapas. ¿Qué decís? -

Estoy dispuesto. ¿Y de la información?

Pregunto, con curiosidad.

- Sin problemas Willow, te estaré esperando además así aprovechare ese tiempo para hacer algún trabajo de los que ofertáis, siempre que suene interesante y suponga algún reto, claro esta – respondo a la necrófago guiñándola un ojo.

- Así que buscas información Gannon, te daré un consejo amigo, andate con cuidado por donde te mueves y procura no llamar la atención. No solo hay peligros en el yermo.

- Bueno, bueno, me alegro que penséis así. Veréis... tenemos un serio problema con uno de los refugiados. Al parecer, va a su rollo y no quiere ser parte de la familia. Nos roba, y realiza actos que no podemos permitir. Pero claro, por alguna razón, todos aquí le tienen miedo... - Dijo Willow sonriente. - Si os encargáis de él, de alguna manera, me da igual, como si lo sacáis de aquí a patadas o le voláis la cabeza... estoy dispuesto a compartir la información que posea o a responder a vuestras preguntas, además de una bonita recompensa por vuestros servicios al Inframundo. -

Miro al Necrófago que me ha acompañado hasta aquí.

Si nos pasamos antes por el Banco de Trabajo, no tendré ningún problema en ayudarte, aunque eso de combatir no es mi fuerte... Quizá necesitaríamos un arma para negociar con él, pero no importa... Vamos al Banco de Trabajo, y luego que nos digan cómo encontrar a ese... individuo.

Dicho esto mi estómago ruge y cierro los ojos. Vuelvo a ponerme las gafas ahora limpias.

- El banco de trabajo está justo allí. Y a pocos metros más alla, nuestro querido amigo. - Dijo señalando un Necrófago con una armadura de cuero. - Pasad y hacedme este trabajito, y tendréis una buena recompensa. -

Está bien, pero primero necesito revisar el Banco de Trabajo. Como bien deduces, soy un intelectual, no un luchador.

Una media sonrisa mientras me dirijo hacia el Banco de Trabajo, sin quitar ojo del tipo que dice ella.

Arcade se pone a trabajar con el banco de trabajo durante unos treinta minutos.

Al terminar, recoge sus cosas y se girá hacia su compañero y hascia Willow con una sonrisa.

El hombre al que tenéis que convencer de que deje la mala vida o se vaya, está a pocos metros de ese lugar, al parecer, se está pinchando alguna especie de droga de diseño en su brazo.

- Perfecto, da gusto estar en casa. Arcade haz lo que tengas que hacer en el banco de trabajo, luego necesitare tu ayuda para que distraigas un segundo al necrófago, aunque con el colocón que lleva encima tal vez ni haga falta hacerlo. Esperemos que no haga falta gastar un tiro en él y colabore, las balas no son baratas que digamos – digo a Arcade antes de que se vaya a trabajar.

Cuando termina, le hago un gesto con la cabeza para que me acompañe mientras saco mi arma y avanzo hasta donde se encuentra nuestro “amigo” con el arma apuntando al suelo, aparentando no ser una amenaza…
 

No te preocupes, el camino hace peculiares compañeros de viaje.

Le sonrío con amabilidad y, tras haber terminado, me acerco hacia el individuo con el que hay que tratar.

Perdona ¿tienes un minuto?

El necrófago gira la cabeza.

No deja de inyectarse en el brazo, pero por lo menos, os mira con los ojillos algo vidriosos.

- ¿Qué queréis? - Responde de mala manera.

¿Sabes algo de Yermo Capital?

Le pregunto, tanto por recolectar información como para darle el tiempo a mi compañero que necesita para lo que sea que me ha pedido.

Aprovecho ese segundo en el que Arcade le pregunta sobre Yermo capital para desaparecer de su línea de visión durante un breve instante, alzando mi arma y apuntándole a su cabeza, con el dedo acariciando el gatillo, al mínimo movimiento sospechoso y le volare la cabeza sin pensarmelo dos veces.

- Que te largues del inframundo, tu eliges, si andando o siendo un jodido fiambre, a mi me da lo mismo, “amigo” – le respondo listo para abrir fuego.
 

No te recomiendo la opción "Fiambre"...

Digo retrocediendo un paso rápidamente por si las balas accidentales.

Al menos tienes una buena opción... Hablábamos de Yermo Capital ¿no?