Partida Rol por web

La central electrica no está muy lejos del edificio principal. Entráis allí y vais despacio, tratando de ver si hay algún tipo de peligro o alguna cosa rara por allí, y de repente...

¡Cuando pueden ver a una mutaracha y una ratatopo comiéndose lo que parece ser un equipo bastante caro! ¡Saltan chispas por todas partes! ¡Ese debe ser el problema!

¡Es hora de entrar en acción!

Butch, yo me encargo de la mutaracha - y se lanzó a por ella, con intención de propinarle un puñetazo, pero falló - ¡Mierda!

Noche 1

La Ciudadela

Tras realizar el pequeño trabajito que les habían encomendado, los supervivientes regresaron junto con el Elder. El hombre parecía bastante contento y además, pudistéis ver que la mesa estaba preparada. Había comida para todos, y también agua para beber, por lo que hoy no ibáis a pasar nada de hambre e ibáis a llenar el estómago.

En su mano, tenía la recompensa que todos estabáis esperando. Un muñecote azul, con la cabeza muy grande, que al parecer, tenía alguna especie de valor, el cual entrega a Bucht por su trabajo bien realizado.

Tras bendecir la mesa, todos os pusistéis a comer en paz y armonía.

El mayor colocó el monigote en la mesa, y tras dar la orden, todos os pusistéis a comer. Al parecer, las reparaciones de la puerta han dado sus frutos, ya que esta noche, nadie ha entrado a atacaros.

Gracias por toda esta comida, es un placer estar aquí con vosotros - acto seguido miró a su padre - ¿Seguís necesitandome por aquí? Porque sino probablemente vaya a investigar aquello que te comenté - Después de sus palabras, esperó un tiempo prudencial y añadió - Finalmente, ¿has podido conseguirme algo de armamento o no te ha sido posible?

"Malditas mutarachas... menos mas que el "zulo" estábamos mas que prevenidos contra estos bichos."

-O gracias por el muñeco... creo.-Dando las gracias se lleno la boca de suculenta comida y el estomago.

-Vaya se agradece ser vuestro invitado.-Sonriente y satisfecho de su mismo. Parecía que esa gente no era tan chunga como le pareció la primera vez. Y cuando la chica comento algo de moverse, puede que el también tuviera esa misma intención. Solo esperaba no toparse con mas problemas.

- Lo siento, no te he podido conseguir nada. - Dijo el Elder con una sonrisa. - Estamos muy bajos de recursos, pero seguro que no tardarás en encontrar armas por algún sitio. En todos lados se pierden armas, la verdad. -

Miró a Bucht y asintió.

- Por lo menos hoy no pasaréis hambre. -

En un momento que se quedaron a solas, una lagrima resbaló por el rostro de Sarah mientras contemplaba a Butch.

De veras que me duele hacer esto... Pero supuestamente estabas de paso, Butch. Ibas a marcharte y aquí sigues. Supuestamente este sitio te preocupaba y te ibas a ir ¿Que tramas? Apenas has expresado tus intereses en permanecer aquí. Lo siento, pero no eres bien recibido en la Ciudadela...

Y acto seguido, le atacó con fiereza.

Bucht no salia de su asombro cunado escucho las palabras de Sarah, ¡Esa tipa estaba loca, y con ganas de matarlo!

-¡Pero de que vas tía! Me cerraron las puertas antes de que pudiera salir, ¿Estais locos o que?-La serpiente se revolvia por miedo a ser picada.

Sarah le da un puñetazo a Bucht, el cual no puede esquivar...

Parece que esto irá para rato...

Recibió el golpe y escupió algo de sangre, esa tipa era fuerte, instintivamente saco su pincho y salto a un lado.
-Cálmate, tía yo no quiero hacer nada a nadie, no actúes como una loca. ¿Todos en el exterior sois igual de desconfiados?

Otra lagrima resbaló por su mejilla.

Ya no hay vuelta atrás, te advertí de los peligros de la Ciudadela. Lo siento.

Y volvió a la carga.

-¿Te disculpas de matarme? OUCH!! ¡Pero de que vas!

Estuvo apunto de esquivar pero esa chica estaba totalmente loca, era una perra loca y sádica.
-Espero que tu padre no me eche la culpa cuando te mate zorra. Estoy harto del exterior. Si querías matarme haberlo echo cuando lo de las mutarachas ¿No?-Esa tía estaba loca y por su ingenuidad iba a morir estúpidamente.

Ya veo que por fin sale tu verdadero ser. Y no entiendes nada, debiste irte. Por eso no te ataqué cuando las mutarachas... Sobran las palabras.