Partida Rol por web

- Me encanta el peligro Gala - le digo sonriendo.

Parece que todo le mundo está empezando a trasplantar esos bichejos, quizá si lo hacemos rápido podamos irnos cuanto antes de este sitio. No puedo tener más ganas de salir de esta cárcel en forma de invernadero, si no llega a ser porque la cosa se ha animado al final no sé lo que habría hecho toda una mañana con plantitas, morirme del aburrimiento supongo...

Me apresuro a hacer mi trabajo con la intención de irme, pero no puedo evitar escuchar a Liam - Su zumo...- no puedo evitar echarme a reír - No, Liam, no tienes que extraer su zumo - le digo - Mirad, se hace así - digo refiriéndome a los dos chicos - solo hay que trasplantar la mandrágora desde una maceta a otra - les digo mientras lo hago - tierra y abono, es todo lo que hace falta, ningún exprimidor - digo otra vez entre risas.

Liam seguía buscando algo con lo que sacar zumo cuando escuchó a Ladien - ¿Ah, no? - Prestó atención a su explicación asintiendo y fijándose en como transplantaba la mandrágora, intentando imitarlo - Muchas gracias... podría haber formado un buen estropicio - dijo de forma sincera, agachando la cabeza con algo de vergüenza. En el fondo era un alivio, le habría dado pena tener que estrujar a ese pequeño ser sollozante - De la que te han librado, amiguita - susurró a su planta, como si esta pudiera entenderle.

Cuando Galadriel lanza mis orejeras, casi como un reflejo, saco mi varita del bolsillo de mi túnica.
-Wingardium leviosa.-Pronuncio en voz baja, apuntando con ella bajo la mesa hacia las orejeras que aún vuelan hacia el otro lado del invernadero. La verdad es que los hechizos se me dan bien, si Encantamientos fue la única asignatura que aprobé el año pasado fue por algo.
Una vez consigo frenarlas en el aire, hago un leve movimiento con la muñeca para traerlas hacia mí. Las cojo cuando están suficientemente cerca y me las pongo rápidamente, para evitar marearme como antes.
Cuando ya las tengo puestas, miro a Tim.
-Vaya, parece que a tu novia no le caigo bien Downsend.

Después de esto, observo a mi alrededor y veo que todos están pasando sus mandrágoras de una maceta a otra. La verdad es que no estaba muy seguro de como se hacía. Cojo la mandrágora, la traspaso a otro recipiente y lo lleno de tierra bruscamente, olvidando el abono. ¿Cuándo nos podremos ir a casa?-Pienso, aburrido ya de todo aquello.

James asintió a Nathan con un quedo - Gracias - Por el consejo, tan leve que apenas se oyó. Tomó su mandrágora y colocándola en la nueva maceta se dispuso a rodearla de abono. Fué el primero en terminar por completo su tarea y cuando acabó se sacó aquellos guantes de cuero, observando al resto de la clase a través del flequillo.

Sacó una toallita húmeda y se limpió las manos antes de consultar la hora en su reloj de bolsillo

No quería continuar la mañana enfrentándome a los resabiados de Slytherin, sin duda tanto Ladien como Nathan se pensaban que eran mejores que el resto.

Cogí una de las plantas que estaban a mi lado, como había visto hacer a mi madres tantas veces y la puse en la maceta cuidadosamente, el secreto es que estén a gusto,  con unos buenos puñados de abono note como aquella planta dejaba de gritar y comenzaba a dormitar.

Y así es como se hace, dije mirando a Austin y Marcus, mis compañeros de casa.

Tim se sorprendió de la atención que estaba recibiendo. No le gustaba estar a la vista de nadie, se sentía en peligro constante. Trató de evitar la conversación trabajando con la mandrágora pero, a su pesar, le fue imposible contener la rojez de su cara. Notaba como el calor llenaba sus mejillas y se encendían. Sobretodo cuando Nathan le dijo que Galadriel era su novia. Por una vez le habían dejado desarmado.

Su intentó de pasar desapercibido se estaba volviendo imposible. Así que, intentando que su rojez no se notará demasiado hizo como si se secará el sudor por tener que hacer el cambió de macetas y se embadurno con un poco de barro las mejillas.

- Espero que no lo noten - Se dijo a si mismo mientras comprobaba con mimo que su trabajo estuviera bien hecho.

- Claro Adrien, contamos contigo. ¡Será genial! - respondo al Raven sonriendo animada, con esa expresión tan típica de mi, en donde se refleja aquel gesto de alegría y compañerismo. 

Solo que la voz de la Profesora "Pompona"(por lo grande y gorda), irrumpe mis actividades y planes sociales,  al indicarnos que debemos echarle tierra a la maceta. Entonces,  observo a Pancita (mandrágora) recostada con esa cara de sufrimiento y me planteo seriamente hacerlo,  no me gustaba hacer sufrir a las plantas que parecían animalitos. 

- Veamos... - digo un tanto pensativa mientras observo como Líam estaba un poco liado, a su vez, las puyas estaban a la orden del día y no pensaba participar. Lo mio era gastar bromas no exponerme de esa forma. Amor y paz siempre o guerra si era necesario, por un amigo. 

- Hey amigo,  te ha tocado la más chillona. ¿Por qué  será? - pregunto a Liam en tono de broma,  ya me conocía y era consciente de que solo lo picaba sin malas intenciones. Algo entre amigos,  totalmente inofensivo. 

Y como no podía aletargar más esto,  agarro la pala para iniciar la tirada de tierra sobre pancita. - Hazte muy grande y cura a muchos petrificados. - era mi deseo,  mientras simuladamente corto unas hojas de la mandrágora por si necesitaba en un futuro.

Era el día 0 y Kenma a pesar de entender el idioma a la perfección si se sentía algo nervioso y tímido por estar frente al enorme lugar,  algo perdido caminando hasta donde le señalaron la primera clase o eso parecía entro dentro del gran invernadero. En ese momento espectadores se quedo mirando a todos a su alrededor,  desviando el rostro ocultando sus ojos claros para buscar un sitio donde estuviera solo y no llamar la atención mientras podía ver a unos con zumos y otros con plantas algo peligrosas,  él solo saco un  cuaderno de notas con un bolígrafo de una pequeña mochila que cargaba en la mano y que dejó encima de una mesa de madera. 

- Si, se ha debido asustar al verme la cara, o al ver la tuya, a saber - dijo esto último entre risas, siguiendo la broma de Maren. Le hacían gracia, sabía que ella le provocaba sin ningún tipo de maldad, y él hacia lo propio.

De nuevo se centró en su mandrágora, aún sin nombre - Veamos, yo también tengo que bautizarte, creo que te llamaré Quejiditos - expresó satisfecho. Terminó de cubrirla con tierra, se aseguro de haber añadido suficiente abono, y lo aplastó hasta que quedó uniforme. Finalmente parece que Quejiditos encontró la paz en su nueva maceta, y cesaron sus lloros.

Después del lio del zumo, y ya contento con el resultado miró a su alrededor y no pudo evitar fijarse en un Hufflepuff de rasgos orientales y con el pelo teñido de rubio, a juzgar por esas raices negras. Parecía visiblemente incómodo en ese lugar, así que Liam intentó romper el hielo preguntando lo primero que se le ocurrió - Hola, soy Liam, ¿Allá de donde vienes también jugáis al Quidditch?

Queda mirando después de escuchar unos pasos hacia delante,  viendo en si a un joven de cabello como anaranjado que parece dirigirse al joven respondiendo le con un tono tranquilo y algo tímido con su expresión algo sorprendida.

No entiendo? Quiddich?? Que es eso? acaso es un hechizo o encantamiento? mirándole fijamente mientras se quedo pensando sobre que era aquello que nombro

Después de algunos intentos y llantos de la pobre mandrágora, consigo transplantarla. Pongo los brazos en jarras, mirando orgullosa mi trabajo. Después, miro a mi alrededor. Mucha gente ha transplantado ya a su planta, por lo que muchos de los gritos del invernadero han cesado. Mejor. Empezaba a volverme un poco loca. Al mirar a mi lado veo que, sorprendentemente, el chico Ravenclaw junto al que estaba (¿Austin?) ya no se encontraba a su lado. Me encojo de hombros y voy entrando en un estado de ensoñación. 

Tyler se acercó a la larga mesa sin quitarse aun los cascos de música danzando a ritmo, torpemente de la música y se puso frente de Galadriel, la niña con cara de pocos amigos. Iba tarareando una canción mientras sacudía la cabeza rítmicamente. Con tanto tarareo y música apenas estaba escuchando las explicaciones y recomendaciones de la profesora Sprout.

Miró la maceta que tenía frente a él y se preguntó porque todos tenían orejeras puestas. ¿Es que iba hacer demasiado frio y las orejas se te congelaban? Se encogió de hombros y se recolocó mejor sus antiguos cascos de música subiendo aún más el volumen de su música.

-Hey (hey) What's the matter with your head? yeah...-cantaba distraídamente mirando a la rubia malhumorada como si le cantara a ella, cuando de pronto una de sus compañeras sacaba la planta de su maceta, distrayéndolo.

La cosa chillaba desconsoladamente y a pesar de tener la música a todo volumen, el chico podía sentir sus chillidos atravesar su cerebro. Era su turno. Imitó a sus compañeros y sacó la mandrágora.

Los gritos eran aún más altos ahora que tenía uno de esos delante.  -…And you look so divine... -Tanteó la idea de ponerle su música para que se relajara, pero algo le decía que no debía hacerlo. Estaba seguro que no soportaría ese ruido.

Siguió observando a sus compañeros y enterró la mandrágora en otra maceta, trasplantándola finalmente. -Come and get your love…-

Y la canción llegó a su fin.

-Hola calabaza- saludó amistosamente a la chica pelirroja de Hufflepuff.

Levanto la cabeza al escuchar una voz: un chico con unos cascos de música se había colocado en la mesa mientras cantaba. Su mandrágora le hace los coros. Al escuchar la palabra calabaza vuelvo a mirar al nuevo estudiante, pensando que él también le ha puesto nombre a su mandrágora. Pero no, al parecer calabaza soy yo. Se me escapa una carcajada al escuchar el mote.

-Calabaza. Esa está bien. Puede que así la profesora Sprout me coja más cariño -le devuelvo la sonrisa.

Volvió de revisar la Mandrágora con la profesora Sprout y se sentó nuevamente en su asiento y se despojó de los guantes. Con ambas manos en su mentón, como esperando que el tiempo avanzara rápido por arte de magia, observó como un León se acercaba frente a ella. Empezó a cantar y tararear una canción, como si estuviera vuelto loco. Lo miró con un rostro desfigurado de la vergüenza ajena que le provocaba y terminó por mirar hacia donde estaba Anne, su compañera de casa. Luego de que el "espectáculo" del Leoncito terminara, saludó a la pelirroja y esta le devolvió el saludo

A motivo de gracia y solamente por mero aburrimiento, Gala agregó: -Anne, no sabía que te gustaran los gatitos...- con una sonrisa en la boca y levantando las cejas. Todo el mundo sabía del particular "asco" que Gala sentía hacia los Gryffindor, y no era por un tema en especial, solo que todos le parecían muy infantiles, partiendo por el Harry "el Héroe" Potter. 

Terminando su burla, miró al León, con rostro despectivo y devolvió la mirada a Anne, esperando su respuesta.

- ¡Tyler! - lo llamo desde mi lugar pero como estaba con los cascos,  me dirijo hacia donde se encontraba para quitarlo de la "situación a Gala le ha caído mal el zumo de la mañana". - Ven que necesito tu ayuda. - tironeo suavemente de su mano mientras que con la que me queda libre,  agarro su maceta que tiene la mandrágora. 

Una vez que logro liberarlo susurro en su oído. - Me debes una rana de chocolate,  te he salvado de dos tejonas al acecho. - expreso entre risas en su oído, apenas audible obviamente para el resto. 

Tyler le sonrió a la pelirroja cuando esta aceptaba el mote adjudicado por él.- Te habría puesto Zanahoria, pero ya lo tiene Liam.- le explicó sorprendiéndose de acordarse del verdadero nombre de su colega de casa.

Entonces la “cara borde” se dirigió a su compañera soltándole una pullita sobre el chico, refiriéndose a él como un gatito. Bellamy desvió la mirada hasta la rubia sin perder su sonrisa ladina. Rara vez le afectaban los mofas de los demás.

Ya conocía la especial tirria de la chica por los leones, pero a Tyler le divertía, incluso le encantaba provocar la épica mirada de Galadriel de: “soy lo más y os odio”. Si no fuera porque el león negaba los rumores, cualquiera pensaría que la chica le gustaba.

-No te piques, para ti también tengo mote. Harpía. – le soltó haciendo gala de lo que sentía la chica eran celos.

Y en ese instante alguien lo llamó y el chico reconoció la voz de su amiga y compañera de casa sin siquiera girarse. Ella tironeó de su mano y Tyler se dejó llevar mientras respondía a la despectiva  mirada de Gala con un beso.

Ya lejos de Calabaza y Harpía, Maren susurró algo al oído del chico, provocándole una carcajada. -Los tejones solo son peligrosos en el agua- le respondió bromista con voz en off de documental.

Suelto una carcajada por el mote que le puso a Gala y cuando responde a mi susurro con otro, vuelvo a reír con ganas. Sólo que intento cubrir mi rostro apoyandolo sobre la espalda de mi amigo.

Una vez recuperada la compostura sugiero:

- ¿Y si las lanzamos al lago para ver que tan peligrosas se ponen? - expreso entre risas pero a modo de secreto. Era muy divertido esto de bromear a través de las reacciones de los demás. 

Galadriel se puso las manos en las mejillas, haciendo un gesto de llanto al escuchar el mote que Tyler le había puesto. Era un juego divertido, para ambos. Era como si Tyler sacara a Gala de quicio por deporte y Gala se entretenía ofendiendo a alguien, por lo que era un gana-gana por los dos lados. 

Luego de que Maren los alejara, Gala arregló sus cosas para ya salir del salón y alcanzó a escuchar las últimas palabras y carcajadas de la "gatita" -¡Claro! y de pasada te tiras tú. Me encanta ver la cara de una gata mojada- Terminó con una sonrisa, diciendole al oído a Maren, mientras mira a Tyler, que se encontraba frente a ella. 

-Por cierto ¿Harpía?- Dijo, esta vez, dirigiendose a su "ami-enemigo" Nº1. -¿Despertaste esta mañana y lo pensaste? o ¿Ya llevabas tiempo en ello?- Mirándole con cara de curiosidad -Me sorprendes cada día más, gato- Le dijo con las manos en la cintura, en signo de decepción. -Ya arreglaremos esto más tarde...- Dijo con su expresión de "Yo soy lo más y los odio, particularmente a ti, Tyler", mientras se retiraba del lugar lentamente.