Partida Rol por web

Estamos a punto de subir las escaleras y encerrarnos en nuestra habitación para no salir hasta la hora de la cena. De repente, escucho la voz de un chico pidiéndome que no me vaya. Giro la cabeza mirándolo sorprendida. -Gracias James. - le agradezco sinceramente. No he hablado mucho con él pero se como se llama, soy muy observadora y me quedo con la cara y los nombres de todos. Tengo facilidad para recordar quienes son mis compañeros sean o no de Slytherin.

Volteo la cabeza otra vez y miro a Amelia. -No tenemos porque irnos es verdad que es nuestra casa y nosotras somos las ofendidas no ellos. - comento en voz baja para que solo ella me escuche. -Quédate y no les demos el gusto. Asiente mirándome con un brillo de orgullo en los ojos.
Las dos volvemos a sentarnos en nuestros sillones. Observo de reojo a Ladien y Nathan cuchicheando entre ellos. Seguro que nos están criticando. Vuelvo a sacar mi bolsa de chucherías y miro a James alzando una ceja. -¿Te apetece una?. - le pregunto extendiendo el brazo.

Espero a que me responda y me acomodo bien en el sillón. Después observo a Ladien fijamente, no desafiante pero si segura de mi misma. Me siento en mi casa, como toda una reina aunque le fastidie. Juego a chocar mis pies con la punta de mis zapatos. Un vez se ha controlado vuelve a hablarme con su característico tono irónico.

-¿Hemos de soportarnos mutuamente no es así?. - le digo con una gran sonrisa. Porque yo no me voy a ir de aquí... Jamás abandonaré la magia por un estúpido como tú.

Aparezco tras el muro que da acceso a la Sala Común, arrastrando los pies y cubierto de barro de arriba a abajo. Después de este día, tengo decidido algunas cosas, de forma bastante clara: odios las mandrágoras y odio herbología. Mucho. Cuando paso al acogedor interior, con aquél sempiterno tono verdoso, no me sorprendo al comprobar que soy el último en llegar.

Veo a mis compañeros, separados en dos grupitos, hablando en susurros. La tensión se palpa en el ambiente, pero yo estoy demasiado cansado como para decir nada. Más como un Fomori que como una persona normal, entro arrastrando los pies y me derrumbo en uno de los sillones enfrente de la chimenea, enterrándome en él.

- Odio herbología... - se me escapa, hablando para mi mismo.

- Sí, bueno...yo tengo más que aguantar por mi parte, pero sí, supongo que los dos tendremos que aguantar algo...- respondo a Lavinia mientras me dejo caer en el sofá al lado de mi otro compañero. Ya le había prestado demasiada atención a esa niña por hoy, era hora de dejar que volviera a jugar con sus muñequitas como hacen los muggles y olvidarme de ella. No se merece tanta atención por parte de alguien como yo- pienso - de hecho tiene que estar hasta contenta por dentro porque un sangre limpia le haya hablado durante tanto tiempo. Me siento bien conmigo mismo, he hecho la buena acción del año con esto ya...

- Tú y creo que casi todos Shackleton - le digo a Aslan tras escuchar su comentario sobre herbología. Me escurro un poco en el sillón y dejo ir mi cabeza hacia atrás en el respaldo - La verdad que la clase de hoy ha sido un verdadero coñazo y parecía que se había animado un poco a mitad...pero luego volvió a convertirse en un verdadero tostón - comento a mi compañero mostrando la desgana que me provoca la asignatura - ¡Qué ganas de acabarla para no tener que pisar nunca más el invernadero! Cada vez que pase al lado de uno me invadirá el aburrimieto en honor a las clases de esa señora - suelto mientras me río y me relajo después de todo el escandalo que se había formado. Me quedo callado mirando hacia el techo todavía con la cabeza caída sobre el sillón.

G-gracias - James alargó la mano y cogió una de esas gominolas, metiendola en la boca se dedicó a mantenerla mientras se sentaba en un sofá de la sala común y leía su libro de encuadernación de tela, una edición de coleccionista de la Guía de Herbología de Goshawk.

_{Pues a mí me gusta herbolaria. Ojalá tuviera acceso al invernadero}

Sin embargo lo dijo a tan bajo volumen y con la boca mirando hacia su pecho que hubiera sido difícil que alguien le oyera

"Bla bla bla". Ignoro a propósito el comentario de Ladien. Dejo de prestar atención a la conversación de los chicos y observo a James. Se sienta en un sofá, saca un libro y se pone a leer, parece que habla solo para si mismo. Es tan misterioso, no deja que los demás sepan que está pensando. Me giro para hablar con Amelia. Le indico con un gesto de mano que se acerque a mi. Pongo los codos sobre el borde del sillón y me aproximo a ella para hablarle en voz baja. -¿A ti no te parece que ese chico debería cortarse el flequillo y mostrar sus ojos?. Se encoge de hombros. -Es muy reservado. Obviamente no le gusta llamar la atención, no es como el resto. Hoy en el invernadero Tyler ha causado sensación. Todas suspiraban por él incluso Maren. ¿Qué tienen los leones de Gryffindor?. Abro los ojos de par en par. -Shhhh, baja el volumen Amelia. Creo que los magos de Gryffindor destacan por su buen humor. Sin embargo a veces me irritan porque parece que se creen mejores que el resto de casas.

Dmitri se encontraba leyendo un libro de Historia de la Magia cerca de la chimenea. Aunque para la mayoría era una clase de lo más aburrida, a Dmitri siempre le había interesado. Al ser criado para ser un político en la adultez, tenía claro que era parte de su responsabilidad conocer la historia de su cultura. Y aunque estaba algo metido en su libro, no pudo evitar distraerse con las discusiones de alrededor. Por lo que decidió mostrar su opinión a todo el mundo.

- ¿Saben qué es diverrtido de Hogwarrts? Que las mismas rencillas de hace cientos de años atrrás se siguen repitiendo.- Alza la mirada un par de segundos, como si se hubiese dado cuenta de algo.- Eso podrría explicar porrque nuestrras relaciones con el resto del mundo mágico y muggle son prracticamente nulas... Piensenlo un momento: las únicas relaciones interrnacionales hoy en día trratan de quidditch, o competencias de magia interrnacionales... La estrrategía de "quién tiene la varita más grrande" muy pobrre en terrminos de poder político... Y en eso, crreo que la sociedad muggle se ha adelantado mucho a nosotrros... Es casi admirrable lo que han conseguido sin poder usar la magia como nosotrros... 

Escucho primero a Ladien y luego a Dimitri en silencio, con la misma expresión de cansancio con la que he entrado a la sala común. Entiendo que dicen cosas coherentes, pero yo no estoy como para ponerme a dilucidar sobre el jardín del bien y del mal o el sexo de los ángeles. Cuando mi compañero extranjero acaba de hablar, saco mi varita y se la enseño, casi con hastío, agotado de tanta palabrería.

- Sí, sí, pero mi varita es más grande.

Acto seguido me entierro de nuevo en el sofá, al calor de la chimenea, dispuesto a dormir. Al fin y al cabo, tengo once años.

En el fondo, Dmitri tenía claro que lo correcto era no decir nada, que debía de mostrarle un poco de madurez a sus compañeros, para que dejaran sus peleas torpes, incluso encaminarlos a una meta en conjunto mayor: la copa de casas de este año. Pero Aslan mostró una apertura tan grande que era imposible no usarla... sus cualidades de Slytherin ganarían en esta ocasión.

- Te hemos visto en la ducha Aslan... y todos saben que eso no es cierrto.- Y diciendo esto, dibuja una media sonrisa, a la vez que deja escapar una risilla picara.

Cuando escucho hablar a Dmitri, me llevo una mano a la frente y miro hacia abajo. -Qué pesado es el tío...
Al terminar su aburrida verborrea, no puedo evitar una carcajada cuando oigo a Aslan, carcajada que se acentuó aún más con la réplica del ruso.

-Cuidado con Dmitri, Aslan, ahora ya sabemos a donde mira cuando nos duchamos.-Después de dirigirme a Shackleton, miro a Ivanov. -Quizás deberías haberte ido a Ravenclaw, creo que allí son más liberales con esas cosas, a Ware le hubieses caído bien. -Digo entre risas, mostrando que había ignorado por completo su comentario sobre "lo divertido de Hogwarts".

Acostumbrada al maravilloso acento inglés, escuchar a Dmitri pronunciando las "r" de una forma tan exagerada al hablar me pone los nervios de punta.

Quiero intervenir en la conversación cuando habla sobre los logros del mundo muggle. En algo estamos de acuerdo. - me giro hacia él dándole la espalda a Amelia. -En nuestro mundo no se puede utilizar la magia para curar a alguien que esté enfermo. La señora Pomfrey sabe como hacerlo usando pociones curativas pero "nosotros" hemos tenido que aprender a sobrevivir a base de golpes y caídas, utilizando nuestra inteligencia. Sé que la mayoría no lo entenderá ni tampoco se esforzará por entenderlo. Todos provienen de familias sangre limpia, son demasiado engreídos.

-Mientras existan magos que se crean por encima de los muggles y los mestizos la casa Slytherin seguirá siendo la cuna del prejuicio y el odio. ¿Pero claro a quién le importa?. No sé para que me molesto en defender mis raíces.

Alzo una ceja tras escuchar el razonamiento de Lavinia, y me giro en el sofá, con los ojos muy abiertos, por primera vez desde que entrara a la Sala Común.

- ¡Oh! ¡Bravo por ellos! ¿O debería decir por vosotros? Parece que te incluyes entre los muggles. Si tan orgullosa estás de sus logros, ¿qué haces aquí? Renuncia a la magia y vuelve a tu mundo, a sobrevivir a base de golpes y caídas, utilizando tu inteligencia. Todos los logros de "tu mundo" - casi escupo las dos palabras - son sólo burdas sombras del poder mágico que podemos llegar a manejar. Todo lo que hacen es intentar imitarnos... a su burda manera.

Dmitri se mostraba animado con el tema de conversación que parecía haber surgido desde su intervención. Su padre, por supuesto, habría estado orgulloso de su hijo. Y además, le había agarrado el gusto a mosquear a Aslan, ese pequeño con pretensiones de poder.

- Dudo que nos envidien si no saben de nosotrros. De hecho, somos los magos quienes nos ocultamos de ellos... Punto a favor de los muggles, supongo.- Aquello volvió a dejarlo pensativo.-  ¿Por qué nos ocultamos? Quizá tenga que verr con esas bombas que han construido... En Rusia los magos hablaron mucho tiempo de una llamada "Tzar", o algo así... Mi abuela decía que ni con todas las varritas del mundo podrríamos detener la destrrucción que podían llegar a causarr... ¿Quierres hablarrnos más de las marravillas de tu mundo, Lavinia? 

- Lavinia, si combinas esa inteligencia muggle con la magia... Veo un brrillante futuro para ti. trraerrás orrgullo a la casa de Slytherin... lastima que no se pueda decirr lo mismo de todos.- Al decir sus ultimas palabras, paseó su mirada sobre Aslan, y al par maravilla que hacían Nathan y Ladien.

La oferta de Dmitri a Lavinia de que nos cuente más cosas sobre los muggles me hace soltar un profundo suspiro. Cuando el soviético empieza a halagarla, no puedo evitar una sonrisa.
-Vaya, Lavinia, no sabía que tenías un perrito que ladraba cuando se metían contigo. Buen chico Ivanov. -Le digo al chaval imitando la forma de hablar de la gente con sus perros.- Pero ni nos interesa lo que te contaba tu abuela ni nos interesa lo que hayan tenido que hacer los inútiles de los muggles para salir adelante. Que lo hayan tenido más difícil para llegar al mismo sitio solo los convierte en inferiores, no es nada de lo que estar orgulloso. -Estas últimas palabras suenan a propaganda, como un discurso aprendido que escuché alguna vez en algún sitio y que había memorizado para soltarlo en cualquier discusión.

Mis palabras despiertan la ira de Aslan. Lo miro por un instante muy seria, no es la primera vez que un compañero Slytherin me anima a tirar la toalla.

-¿En tu cabeza de mago cuadriculada tienes la esperanza de que renuncie al poder de la magia?. Oh pues siento decirte que me vas a ver crecer en esta casa. Mi casa. - recalco poniéndome de pie. ¿Tu podrías abandonar la magia?. No, porque no se puede abandonar algo que forma parte de ti, algo con lo que has nacido. La magia es más poderosa que todos vosotros juntos. - miro de reojo a Nathan y Ladien.

¿No entienden que amo la magia por encima de todo?.

Me vuelvo a sentar e ignoro el comentario de Nathan. Es simple. -Si tanto te molesta que hablemos sobre el mundo muggle ponte unas orejeras. - le sonrío encantadora. Me gusta fastidiarle.
Presto atención después a Dmitri. Su halago me agrada, lo admito y me sorprende. Sé a que se refiere cuando dice que es mejor que los magos vivan al margen de los muggles.

-En mi mundo hemos de hacerlo todo sin la ayuda de la magia. Eso significa superarse. Los logros científicos y tecnológicos son el mayor orgullo de los muggles. Por ejemplo no se puede volar sobre una escoba pero si puedes lanzarte en paracaídas, parapente o practicar un deporte de riesgo. La sensación de vuelo sería la misma. - explico sonriendo.

Miro a Lavinia, a pesar de que ella ya parece haber centrado su atención en Dimitri.

- Eres tú quien parece no poner en valor lo que se te ha dado. Eres Bruja por derecho propio. No lo menosprecies, aunque no vengas de nuestro mundo. Tu mundo, ahora. Recuérdalo.

Doy la conversación por terminada y me giro hacia la chimenea. Estoy cansado, y tengo frío.

Escuchar la respuesta de Lavinia contra Aslan le agradó bastante, notaba que la chica tenía agallas, y respetaba aquello. Sin embargo, no pudo entender demasiado bien lo ultimo de los inventos muggles, ¿cómo la sensación de volar sería la misma si no es volar realmente? Aunque respetaba los progresos del pueblo de Lavinia, en el fondo también sentía lastima por ellos, incapaces de poder hacer una maquina voladora.

Más allá de eso, se sentía preocupado por lo que había estado sucediendo en el salón. Estaba tan sorprendido y nervioso por la situación que apenas había soltado un par de palabras, incluso los recuerdos de las conversaciones del resto eran difusos. Lo único que recordaba de esas conversaciones era lo tan a pecho que se estaba tomando el resto de niños los valores de sus respectivas casas. Creía que el resto de los niños eran tan infantiles por encasillarse a si mismos de esa forma, y sentir aquello le hizo pensarse más como un chico ruso que ha crecido más que el resto, más maduro, fuerte y listo. Aunque pronto se dio cuenta de que sus ideas eran un arquetipo más de la casa de Slytherin, y así, cayendo a tierra se dio cuenta de que no era tan diferente al resto, al menos en un punto.

- Bueno compañerros, y compañerra... Debemos sincerrarrnos porr el bien de nosotrros. ¿Son ustedes los secuaces del fantasma malvado? Porrque yo no, y no quierro pensarr que dorrmirre entrre asesinos esta noche...- Como esperaba que la barrera lingüística no le jugara una mala pasada - Sólo digan que no son sus secuaces, y les creerré.- Los miró a todos, uno a uno, girando su cubeza lentamente para asegurarse de toparse con todos.

Lo que está pasando me parece una locura y la desorganización que hay entre todas las casas una patata gigante. Vergüenza de Gryffindors que solo se tapan entre ellos. Menudos inútiles.

-Compañeros yo no puedo confiar a ciegas en ninguno de vosotros. Quiero hacerlo pero no puedo. - digo mirando a los cinco chicos Slytherin. -Igualmente si os digo que soy inocente no podéis fiaros de mi. Pero yo he sido la primera que he pedido que nos vigilemos entre nosotros. Dmitri lo siento pero no confío en tus palabras aunque me caigas bien. Esta casa es una cueva de serpientes, lo aprendí hace tiempo y sé que hay un traidor entre nosotros -Todo lo que digamos será estudiado esta noche y si el sueño de Kenma es profético alguien amanecerá mañana petrificado o algo mucho peor - comento ahora con miedo pues no soy capaz de mantenerme tan fuerte.

-Espero que nuestros compañeros nos hagan caso y si alguno tiene una habilidad mágica especial la utilice para investigarnos esta noche. Pienso que aquí hay un mortífago. No sé si añadir algo más no soy partidaria de dar a conocer mis pensamientos al enemigo.

Miro a Nathan. -Oye no confies en cualquiera. Austin no me gusta ni un pelo, lo veo demasiado listo. Ha intentado todo el rato quitarme la idea de la cabeza de que en cada casa había un traidor. Igual es porque no estoy equivocada.

Nada más escuchar el comentario que hace Dmitri, recuerdo porqué me cae tan mal...que estúpido me parece...Está muy bien que su padre sea el embajador de "no-me-importa-donde" en el Ministerio de Magia, pero me cansan sus comentarios de niño venido a más que se cree súper maduro y superior cuando en verdad da pena comportándose de esa manera - ¿Qué tendrá? ¿13 años como mucho? - pienso, no estoy seguro - ¿qué hace hablando así?  ¿y de verdad se cree que si alguno de estos es uno de los cuatro mortífagos va a levantar la mano y decir "Oh sí Dmitri, me acabas de convencer...tenía pensado petrificaros y entregaros al Señor Oscuro, pero tu labia me acaba de convencer para entregarme y que me petrifiquen a mí, seguro que es mucho más diver"?...me parece ridículo.

Con todo esto, decido hacer como de costumbre y pasar de él, si no tengo nada bueno que decir, mejor no decir nada, así que me dirijo hacia Lavinia que aún siendo sangre sucia, me es de más aprecio que ese crío con aires de adulto.

- Es totalmente razonable Lavinia - le respondo de un modo sincero y sin ningún tipo de maldad aunque hasta a mí mismo me sorprende el hacerlo - hasta el más íntimo de nuestros amigos podría ser uno de los cuatro, nunca se sabe qué puede pasar, pero está claro que tampoco podemos quedarnos solos...alejarnos del resto por no saber en quién confiar. Solos seremos una presa más fácil, podrán ir eliminándonos uno a uno sin casi levantar sospechas. No te estoy diciendo que confíes en mí, entiendo que no lo hagas ya que nuestra relación no es que haya sido hasta ahora muy amistosa, pero creo que cada uno se debería de apoyar en alguien en quien de verdad confíe y que crea que no puede ser un mortífago, nunca se sabe, pero más vale eso que nada - le aconsejo - Ahora como bien dijo Nathan lo que hay que hacer es ir investigando, fijándose en las acciones de cada uno, en cualquier cosa sospechosa e ir descartando posibles traidores.

Me sorprende ser tan majo con Lavinia, creo que nunca me había dirigido a ella de esta forma...me siento raro tratándola así, sin ironía o sin hacer ilusión a su sangre sucia. Supongo que en momentos como estos las redecillas personales quedan atrás, en estos momentos no hay nadie inferior a nadie, ahora mismo todos tenemos un mismo fin y es sobrevivir. Ahora que lo pienso, tampoco es que tuviera ningún problema con su personalidad, ¿qué me estará pasando?

Entonces me vuelvo hacia Nathan tras escuchar lo último que ha dicho Lavinia - Ya, sí es verdad que ha intentado mucho evitar que se mire cada casa una por una...quizá tenga algo que ocultar -digo pensativo.

Acepto el consejo de Ladien. Me sorprende lo bien que me habla pero estamos en un momento tan difícil que supongo que no tiene tiempo para insultarme por ser una asquerosa sangre sucia. -Creo que sé a que te refieres. Tampoco quiero quedarme sola. - confieso con la boca pequeña. -Es decir si no me eliminan como a una pieza del ajedrez mágico. Sé que no tendré apoyo de otras casas porque todos se apoyan entre ellos. Ojalá tuviera un hermano mayor aquí. - pienso entristecida. Ya hemos visto a los flower power de Gryffindor. Esos idiotas, seguro que tienen un traidor delante de sus narices pero se creen tan buenos que no son capaces de aceptar que alguno de ellos sea un mortífago. Casi que me quiero ir a dormir aunque estoy tan nerviosa que no voy a pegar ojo. Me pregunto como será la petrificación, si dolerá. Si mis padres supieran lo que está pasando en Hogwarts me sacarían de aquí y no me dejarían volver nunca más. La magia se acabaría para mi. Me dirijo a Ladien y a todos en general. -Escuchad si vais a defender a alguien que sea solo de nuestra casa. Yo lo haré si lo veo muy necesario. Los demás no son asunto nuestro. ¿Queréis que os tachen de mortífagos por defender a otros que no son de nuestra casa?. Cuidado con lo que decís. Ah y a Austin hay que tenerlo muy vigilado.

Comienza el día 3

​Amanece en la mazmorra. Os reunís en la sala común. Todo el mundo parece estar bien.