Partida Rol por web

 La fuerza de voluntad de la matemática había detenido los planes malignos que había en contra de su persona. Quedaba en evidencia que no había "no" más fuerte que el que diera esta mujer. Algunos de los compañeros en la velada quitaron sus sospechas respecto a ella; e incluso le reconocieron su hazaña. Emmy, que estaba acostumbrada a ver sus logros ser poco apreciados por la Academia de Gottingen, apreciaba mucho las palabras de sus compañeros. Incluso se pudo ver un poco de rubor en el imperturbable y estoico rostro de la mujer. Que no dejaba de tener una expresión neutra; ni siquiera una sonrisita.

- Veo que los nazis no han aceptado mi recomendación... ya he expresado que no tiene sentido intentar atacarme; y aún así los ladinos se esfuerzan por contradecir mis palabras. Fútil... de todas formas, puede que sea lo mejor. Si se enfocan en atacarme a mi una y otra vez, los demás estarán a salvo. En cuanto a elegirme a mí como líder, debo decir que tal vez sea una responsabilidad demasiado grande para mis pequeños hombros. Más allá de que desconfíe del criterio de Servet, veo en Socrates a una persona que puede seguir siendo una fuente de razón en estos tiempos de cólera. Sin embargo, sigo siendo partidaria de la Opción G...

Tengo que admitir que la abstinencia de comentar de algunas personas me pone nervioso pero la gran mayoría de la gente presente no está comentando nada ahora mismo. Pocas certezas tenemos a parte de que Sócrates y Servet son inocentes y señora Noether tiene impresionantes formas de evitar ser dañada. Por mucho que lo más probable es que ella sea inocente, teniendo en cuenta la teoría de Sócrates, la discusión sería más bien por una cuestión del juicio de quien confiemos más.

Declara James, pensativo.

Diré sin un ápice de duda que no estoy de acuerdo con las perspectivas de Noether pero no niego la posibilidad de que vote por ella. Ahora mismo no sé si decantarme por Sócrates o Noether, aunque cuando lo sepa me aseguraré de decirlo públicamente. Como bien ha argumentado Sócrates, Servet está muy callado para la labor que estamos planteando.

Christoph suspiró, revoleando los ojos. Cierto era que con Servet tan ensimismado votarlo no era la mejor de las opciones, pero estaba claro que de ser votado Sócrates haría una vez más lo que le viniese en gana, con lo cual sólo restaría rezar para que por gracia del destino y el azar acabase linchando a un nazi u otro tipo de malechor cuya identidad quizás no fuese conocida por nadie sino hasta que su cabeza hubiese rodado, puesto que al filósofo griego en aras de parecer misterioso y más sabio de lo que en verdad era prefería callarse sus pensamientos, o eso había dejado ver el día anterior. Por otro lado, no tenía idea de a quién lincharía la señorita Noether pero si se había visto "lastimada" porque se increpase a alguien que opinaba como ella, aún más lastimada se sentiría al linchar a alguien que la defendía, con lo cual sin mínimo lugar a dudas su elección estaría sesgada por intereses personales y políticos. Ningún candidato era demasiado convincente.

—Mi principal sospechoso es Santiago. Dicho esto, mi voto irá para quien sea que asegure que arreglará una charla personal con él y Curie. Si no resulta haber nadie así, por default y ya sin demasiadas esperanzas votaré a Servet.

Leonardo volvió a posicionarse en el centro de sus colegas y tomando la palabra de nuevo dijo:

— Ha quedado demostrado que nuestro colega Sócrates no ha sido una solución a nuestros problemas. Acusando sin fundamentos y solo por su intuición. Es posible que su intuición vaya bien encaminada pero tampoco lo sabemos. Habría que cambiar de estrategia pero que estrategia seguir.

Mirando a su alrededor y fijando la mirada en la señora Noether.

— Usted sin embargo señora, no me genera confianza. Hasta el momento no nos ha demostrado que sea inocente y esta claro que hay algo que no llegamos a entender que la protege. Si esta protegida, como sabemos que sus colegas traidores no han atentado contra usted a sabiendas de que no habría riesgo. En mi opinión su actitud lejos de demostrar su inocencia solo la hace hundirse mas en su culpabilidad.

La verdad sea dicha, Alexander esperaba que a esas alturas ya hubiese más datos sobre la mesa con los que poder fundamentar alguna acusación medianamente lógica. Por lo que sabían, y tal y como había mencionado el señor Watts, disponían de una lista de gente que había sido enviada al más allá, en la que se encontraban Nobel, Heim, Faraday y Feynman. También a dos desaparecidos, Hypatia y Mendel, que no parecía que fuesen a regresar, y dos personas que habían desaparecido para posteriormente regresar nuevamente, Rosalind y Stern. Entre los resucitados se encontraban Servet y Sócrates desde el primer día, confirmados como inocentes por el mismo señor Freud, y a posteriori, el señor Pasteur y él mismo. Finalmente se había comprobado que Emmy tenía la capacidad de resistir los ataques, y el señor Helmchen había sugerido haber sido él quién había propiciado que el ataque de los nazis fuese redirigido a Emmy para verificar su credibilidad. ¿Era eso cierto? ¿Qué pasaba con el resto de los presentes que estaban tan callados o no había aportado nada en claro salvo quizá alguna vaga sospecha?

- Discrepo rotundamente con sus palabras, señor Da Vinci. Aunque haya podido estar errado o no en sus apreciaciones, Sócrates ha actuado por  el bien común plasmando sus sospechas en el señor Feynman pese a desencadenar una serie de reacciones posteriores pero, ¿a caso no estábamos todos a ciegas en cuanto a quién atacar? ¿Se le dijo por mayoría a quién debía dirigir su voto e hizo caso omiso? Francamente no, por lo que limítese a exponer o sugerir sus sospechas frente al resto y no a acusar Sócrates sin fundamento alguno, alegando que su intuición es errónea, que acusa sin fundamento o que no es una solución a nuestros problemas.¿A caso lo es usted, que no ha aportado nada y de quién no sabemos sus posibles habilidades? - le aseveró con seriedad, al ver que se trataba de cuestionar a las pocas personas de las que se tenía constancia de ser inocentes confirmados. Coincidiendo que el señor Servet está muy inmerso en sus pensamientos y bastante ausente en cuanto a lo que nos concierne, por lo que a pesar de haber tenido la intención de votarle en este ciclo, finalmente creo conveniente que la mayoría volvamos a apoyar al señor Sócrates. ¿Por qué no a la señorita Emmy Noether? Simplemente porque según me ha parecido entender, y que me corrija el señor Helmchen si me equivoco, él ha sido el causante de que el ataque fuese en dirección a la joven. ¿Que sea invulnerable a los ataques la convierte en inocente, más cuando no ha sido un ataque directo de los nazis a su persona? Sinceramente, no. Aunque tampoco la inculpa. 

Finalmente, mencionar que al menos yo no tengo dudas de que el señor Pasteur es inocente, pese a estar bastante callado desde que llegó. Ambos fuimos atacados y enviados al más allá, y ambos hemos colaborado activamente para poder regresar. Por lo que a mí respecta, sabiendome inocente, ya hay 4 inocentes confirmados entre los aquí presentes. Servet, Sócrates, Pasteur y mi persona. 

Mis confianzas en base a mi mera intuición irían para el señor Helmchen, el señor Watts.

Mis sospechas hacia el señor Ramón y Cajal, la señora Franklin y muy especialmente, el señor Da Vinci.

Del resto no se se que pensar, aunque algo me dice que el señor Schrödingher podría ser uno de los sujetos que hace "desaparecer". 

El asombroso Christoph se había quitado las gafas y con un pequeño pañuelo humedecido con saliva había limpiado las lentes mientras escuchaba con atención a Alexander Fleming.

—Efectivamente, he sido yo quien ha causado el intento de asesinato. Quiero destacar que la capacidad de supervivencia de Noether no parece deberse a un factor externo sino a su propia osbtinación, la cual a pesar de todo me resulta algo desagradable... —susurró, y es que si Noether hubiese sido una nazi o una mentirosa él podría estar ahora regodeándose de su propia genialidad por haber acabado con ella. Para bien o para mal, aquel no era el caso—. Teniendo esto en cuenta, descarto la posibilidad que alguien la haya protegido, y también casi por completo —casi— que se trate de un ser malvado. Es decir, por el amor de —Christoph era ateo— el método científico, si hubiese un nazi inmortal no tendría la necesidad de ocultarse; simplemente nos atacaría de frente y acabaría con todos. —Christoph contempló a Noether por unos segundos—.  Por mi parte, si la señorita Noether acepta someterse a un linchamiento púbico y sobrevive, la consideraré una inocente tan confirmada como los considero a Sócrates y Servet; aunque remota aún existe la posibilidad de que sea una nazi u otro tipo de persona malvada que sólo pueda ser asesinada por Marie Curie, con lo cual asegurar que es inocente sin lugar a dudas no es enteramente posible... aún. Por otra parte hacer esto nos haría "perder" un día en el que podríamos estar linchando a un nazi... No sé qué sería lo mejor.

Christoph sacó un cigarrillo de su bolsillo, se lo mostró al resto con solemnidad y luego lo arrojó al suelo para pisotearlo. Quizás muchos no lo comprendiesen, pero fumar era malo y conocido era él por participar en campañas anti-tabaco, tanto era así que deseaba llevar aquel mensaje a la sala antes de seguir hablando.

—Por otro lado, está Sócrates; el problema, Fleming, no es que siga lo que le dice su intuición, sino que lo haga sin preguntar a nadie. Si tiene a alguien en mente lo mínimo que se espera es que al menos abra un debate al respecto, ¿que perdería, si al final el que decidiría será él? —Christoph negó con la cabeza—. Aunque al parecer no tuvo trascendencia tengo que destacar que en mi caso me ha confesado que soy uno de sus principales sospechosos y que "tiene sus motivos para sospechar", mas al preguntarle por esos supuestos motivos no ha sabido responderme más que con silencio. Entenderás que esto no me causa confianza alguna y que por mucho que no dude de su aversión al nazismo sus formas de hacer las cosas distan mucho de lo que uno esperaría de un líder. Cuando pienso en Sócrates siendo nuevamente electo pienso en realidad en un dado de 17 caras siendo lanzado con todas las fuerzas del mundo en un tablero incierto dando un resultado totalmente impredecible. Por otra parte, Da Vinci... —dijo entrecerrando los ojos—, si bien la inocencia de Noether no está al 100% confirmada, esto definitivamente no agrava las sospechas de nadie sobre ella, sino que muy por el contrario las suaviza.

Christoph le dedicó una afilada mirada a Sócrates.

—Caballeros, siendo que parece que Servet se ha tomado un par de tazas de té de Freud y no da señales de razonamiento, me encantadría darle mi voto al señor Fleming, pues confío en que lincharía a mi sospechoso namber uan —Chrstioph no era muy buen hablador de inglés—. Aún así, entiendo que si todos votamos a personas diferentes le estaremos dando en bandeja la posibilidad a los nazis de votar secretamente a un líder de su mismo bando, con lo cual en un inédito voto de confianza finalmente daré mi +1 al dado de 17 caras: Sócrates. Seré directo con usted —le dijo encarándolo— : si vuelve a hacer lo que hizo ayer tenga por seguro que mientras mi corazón palpite no volverá a ser electo jamás; aunque ya no puedo confundir a los nazis para que intenten asesinar a otra persona, digamos que tengo ciertos... conocimientos, de psicología —aseguró peinándose el cabello—. Ciertos mensajes subliminales pueden en ciertos casos ocasionar que cierta gente directamente no pueda siquiera plantearse confiar en una determinada persona... sería terrible que algo así sucediese y que el subconsciente de todos los aquí presentes les impidiese volver a votar por usted, ¿no cree? Así que por favor, le imploro que esta vez sea más comunicativo y democrático... Gracias —dijo finalmente, esperando que Sócrates actuase como se suponía que un líder debía hacerlo y no por su propia cuenta como si fuese alguna clase de adivino mágico del tarot que no necesitaba de la opinión de nadie para emitir un veredicto.

—Ah, me olvidaba... Fleming, ¿por qué el hecho de que Pasteur haya colaborado con usted para regresar lo convierte en un inocente de facto? Explíquese, por favor —pidió Helmchen.

-Aparte de Sócrates y Servet, creo que ya ha quedado más que demostrado que Fleming también es inocente. Al fin y al cabo, lo mataron los nazis. Esa es otra de las grandes certezas innegables que tenemos. En cuanto a mi voto, considero que Sócrates no está realizando un mal desempeño como líder, así que volveré a votar por él igual que hice ayer. Solo espero que antes de tomar una decisión lo comparta con todos los demás, pues considero que lo del día anterior nos tomó a todos por sorpresa.

Sorprendentemente, me vi resucitado y caminando de nuevo entre los vivos, desconocía cómo podía ser, pero me permitía volver a luchar contra aquellos nazis junto a hombre y mujeres de ciencia.

Algunos de los presentes parecen poco sorprendidos por mi vuelta, otros aún no se han dado cuenta, y otros han aprovechado mi momentáneo silencio para atacarme, indignante.

Ante las recientes acusaciones, debo recordaros señores que acabo de resucitar, aún estoy asimilándolo. 

Se lo agradezco, Fleming, también estoy totalmente convencido de su inocencia, de culpables no estoy seguro ya que acabo de volver.

Sócrates seguía anotando en sus hojas sin voltear a mirar a nadie, y cuando Fleming termino de hablar Sócrates tacho algo en su hoja - Veamos... - dice Sócrates sin quitar la mirada de sus apuntes - Si todos están diciendo la verdad, seré el próximo electo, así que podemos comenzar a debatir si es lo que quieren - hizo una pausa para tomar más tinta - ¿Quien debe ser linchado?

-Buena es la verdad de que de los tres que tenia en mente, solo Socrates a hablado, bueno la mujer también, pero a rehusado ser líder y voy a respetarlo. Así que hoy votare por Socrates, otra vez. -Dijo acomodando una pierna encima de otra.

-Y de la misma manera, veo muchas sospechas, sobre todo entre los que callan ahora y el primer día, no callaban. -Aunque no estaba muy seguro que hubiera tantos llegados a ese punto. -Ahora mismo prefiero decir en quien confío. -Saco su chuleta. -Socrates, Servet, Noether... Fleming y por su palabra en Louis... Sin olvidar a Rosalind, un servidor y nuestro captor del que no diré nombre en pos de protegerlo. -Entonces saco un lápiz, su mejor herramienta y escribió algo mas. -Y en menor medida en Helmchen, por sus palabras, pues prefiero creerle y Watson-Watt. Dos de los que mas mueven el cotarro ahora mismo. El resto, ocho concretamente, son sospechosos de que los sospeche.

Guardo entonces su tesis a buen recaudo cerca del corazón.
-¿Algo que alegar aquellos que no han sido mencionados?

Señalé con el bolígrafo al señor Stern, agitándolo, con una sonrisa en la boca mientras decía - espléndido, espléndido.

Contábamos con muy pocos datos... seguíamos "disparando" a ciegas... y eso no era bueno. No, desde luego que no. Por eso me gustó el pequeño postulado de Alan, puesto que no podemos certificar que alguien sea nazi, tan solo nos queda quien o quienes son más probable que lo sean, y eso... solo lo podíamos hacer descartando en primer lugar a los inocentes.

Tal vez, señorita Noether, pueda usted hacer (ya que es su campo) un modelo estadístico para tratar de obtener la probabilidad de que alguien sea nazi... sino, solo nos queda seguir dando palos de ciego... yo ya inventé el radar, que nos permitió ganarle los cielos a la Luftwaffe... ahora le toca a usted.

—A Santiago Ramón y Cajal —respondió Helmchen a Sócrates sin un ápice de duda en su voz—. El hombre ha apoyado la opción G, elogiado de forma poco natural a quien la ha elegido antes que él, rectificado su postura sobre dicha opción, permanecido en silencio ante acusaciones, algo que veo como intento por no llamar la atención para así esperar a que el foco de atención cambie, y posiblemente alguna cosa más que se me esté pasando en este momento. En ningún momento ha dado una defensa convincente y que haga ver que en realidad tenía buenas intenciones ni un motivo real para hacer ninguna de las acciones anteriormente mencionadas. Dicho esto y aunque su culpabilidad no está para nada grabada en piedra, de los aquí presentes me resulta sin lugar a dudas el más sospechoso.

-"Creo, apoyando vuestras suposiciones, que tanto Sócrates como Servet estarían libres de sospecha. También me gustaría apoyar a la señora Noether como inocente, simplemente porque me da la sensación de que alguien que ha sobrevivido al ataque de los nazis no debería de ser una nazi. " Todo esto sea certeza o corazonada era lo que pasaba por la mente cada vez más embotada por el exquisito brandy de Jerez. Este licor debería de tener un novel y no la mitad de pretenciosos aquí presentes era lo único que se me ocurría pensar. 

"Adelanto, que aún creyendo en la inocencia de Emmy, otorgaré mi voto a Sócrates, si su intuición fue tan certera la anterior vez, volveré a otorgarselo esperando que en esta ocasión también lo sea." 

"Viendo la teoría del señor Fleming, También se encuentran mis sospechosos dentro de los suyos. Si discrepo con respecto al señor Schördinger, debido al pequeño encaramiento que tuvimos anteriormente, también debo de decir que no puedo aportar prueba alguna sobre ello, solo es intuición. Como a él a mí también me molestan los callados, intento observar y prestar atención, y en verdad que hay algunos mucho más silenciosos que yo y por supuesto que él, cosa que a mí también me hace sospechar."  

Señores, señoras... solo quiero decir una última cosa, se está haciendo de noche y apenas si hemos concretado nada. Solo quiero llamar la atención sobre un hecho. Tanto los señores Schrödinger y Helmchen como yo mismo lanzamos algunos comentarios que los destinatarios de los mismos se encargaron de obviar... si, obviar... les ruego a los demás que lo tengan en cuenta si alguno de los tres fallecemos esta noche, puede que ahí... en ese examen retrospectivo, puedan el resto (por el bien de la humanidad) tratar de extraer alguna conclusión.

Gracias...

Dicho esto me acerqué al señor Jalón con la idea de que me convidara a uno de esos brandy que tan gustosos parecían resultarle.

Dada la situación mantendré mi voto a Sócrates. Es cierto que, por ejemplo, el señor Ramón y Cajal ha estado más ausente que el resto del tiempo. Pero supongo que hablar por hacer ruido sería aún más sospechoso. Me gustaría decir que mis sospechas van al grupo de gente aún más callada que el señor Jalon o yo mismo, pero también he de admitir que me incomoda, como intelectual, tirar de mero instinto y sin datos.

- Señor Jalón, le agradezco que dé continuidad al debate, por un momento pensé que me estaba ignorando y eso me preocupaba. Estoy escuchando todas las hipótesis y reconozco que aún nos faltan datos, porque de hecho la gran mayoría de nosotros aún está en un bando indeterminado, tan culpables como inocentes según el color del filtro con que se mire. Es una lástima porque estoy seguro que las certezas que cada uno tiene y no puede o no se atreve a hacer públicas serían suficientes para hacer una lista mucho más concisa, pero hay que entender que todo el mundo quiere seguir con vida y ponerse una diana en el pecho no es un buen plan.

Después de esta disertación inicial, el impronunciable físico prosiguió con sus listas de preferencias.

- Como decía anteriomente, creo en la inocencia de Sócrates (a pesar de su arrebato de la primera votación), Servet (al que espero ver pronto entre nosotros pues está siendo de poca ayuda) y Noether (quién ha demostrado ser enemiga de los nazis en varias ocasiones).

- Creo que hay un perfil de científicos que quieren sacar a la luz más información como Maxwell, Watson-Watt, Helmchen y en los que empiezo a confiar.

- Hay científicos que participan poco o mal, me explico: no hablan o los que hablan no aportan mucho, o sólo siembran más dudas sobre los aquellas personas en las que confío, y a los que veo como sospechosos: Goodall, Ramón y Cajal, Steinkopf, Pasteur o Galileo, y no sé si me dejo alguno...

- En cuanto al resto, no me puedo pronunciar, y no me refiero a mi apellido, es que no puedo decir nada a favor ni en contra.

-Si tengo que hablar de confianzas o desconfianzas, diré que por ahora únicamente confío plenamente en aquellos a quienes he visto utilizar sus poderes o han caído a manos de los nazis. Esto quiere decir: Fleming, Sócrates, Servet, Pasteur y en menor medida Noether. En cuanto a desconfianzas, reconozco que los que menos confianza me inspiran son Da Vinci, Ramón y Cajal, Goodall y Galileo, aunque este último lleva callado tanto tiempo que podríamos considerarlo ya un adorno navideño.

-Lamento mi ausensia, he estado ocupada y preferí guardar silencio para evitar llamar la atención y poder continuar mis investigaciones en paz. ¿Sabían que al igual que los humanos los chimpancés se ven naturalmente atraídos hacia la idea de la guerra, las traiciones, asesinarse entre sí y todas esas cosas? Verán, los he estudiado por años, y con solo enfocarme en uno por el tiempo suficiente puedo descubrir más cosas de lo que uno se imaginaría. Me he llevado una sorpresa al ver lo similares que han sido las actuaciones de muchos de nosotros a las de los chimpancés, me atrevería a decir que somos 99% igual de predecibles que ellos. La cuestión es que he descubierto cosas muy... interesantes -dije mirando a cierto físico con una sonrisa- pero me queda aun una última noche de investigacion para tener los resultados totalmente certeros. Mañana habrán entre una y tres grandes revelaciones... -dije sabiendo el peligro en el que me ponía al decir esto, pero debía hacerle saber a mis compañeros que no estaba desperdiciando mi tiempo. El fin de los nazis estaba cada vez más cerca.

Santiago estaba sentado en la silla, escuchando atentamente. - Tsk, tsk, tsk. - decía guiñando un ojo y negando con el ojo. - Parece que muchos me acusan con miedo ¿eh? ¿Será casualidad que hayan sido justo tres personas? ¿O debería llamarlos los tres nazis restantes? - continuó, señalando a Copérnico, Christoph y Schrödinger. - Cualquiera con simplemente media neurona, se habrá dado cuenta ya de mi habilidad. Una habilidad que me vuelve completamente inocente, que debería hacer temer a los nazis y que justifica completamente el hecho de que siempre quisiera tener votaciones públicas.

Se volvió a relajar en la silla, abrió el ojo y alzó una ceja, mirando con superioridad intelectual a sus acusadores. - Así que ahora decidme, pequeños nazis. ¿Tanto miedo os daba ya mi habilidad que me queríais quitar de en medio?