Partida Rol por web

¡Vamos a ello!

Al parecer un pixelado Sigmund Freud estaba dispuesto a llegar al fondo de todo ese asunto, o al menos eso es lo que más le hubiera gustado hacer, pues entre los presentes no estaba encontrando al más votado, Wilhelm Steinkopf, puesto que cuanto más tiempo pasaba de su boca salía más gas amarillento que lentamente iba llenando la sala.

 - Nope.

Al parecer Marie Curie ya vivió mucho de ese Gas Mostaza y no quería recordar "viejos cuentos" por lo que se volvió a meter en la cocina sin hacer absolutamente nada contra nadie de los presentes. Eso ya era cosa suya.

La nube de Gas comenzó a moverse lentamente hacia los asistentes que se separaron de Wilhelm Steinkopf, de hecho todos parecían estar a una distancia lo suficientemente segura para que aquella densa nube no los dañara, ni les picara los ojos, ni les quemara la garganta, ni les escociera la nariz... y toda esa variedad de combinaciones entre causas y partes del cuerpo.

Al menos eso era lo que todos pensaban... hasta que de repente la nube formó una garra que atrapó la cabeza de Miguel Servet y lo asfixió durante unos cuantos segundos que se hicieron eternos para el hombre, hasta que finalmente todo el humo se hubo disipado, revelando a un Miguel Servet lloroso y a un Wilhelm Steinkopf limpiándose la comisura de los labios con una servilleta.

-Bueno, como sea... esto ni siquiera ha sido de provecho. Aprovecharemos este descanso para ver cómo queréis que sean las próximas votaciones. Decidme como quereis que sean las próximas votaciones y yo las haré así, quedarnos SIEMPRE con las mismas es un aburrimiento.

Era evidente que todo el mundo callaba porque no se esperaban el desenlace que había sucedido y como el resto Alan levanto las cejas pero ademas añadió:-Wua! Supongo que después de todo estaba equivocado con mi teoría de poder ver el poder de quien muere... -No pudo evitar decir lo que pensaba en alto mientras miraba el lato de Freud.

-Mmmmm... Bueno, supongo que falta un día todavia para poder repetir votaciones... así que... echando un rápido vistazo, la B. -Alguien tenia que romper el silencio y el creía ser tan bueno como cualquier otro.

 No había pasado mucho, para sorpresa de algunos de los presentes. O debía ser sorpresa u otra cosa, porque el silencio amenizaba el ambiente de una forma que las palabras jamás pudieran haberlo hecho. Noether, por su parte, no mostró muchas emociones; pero enarcó una ceja en clara confusión.

- Tengo que decir que esté resultado no me lo esperaba. Supongo que esto significa que el Sr. Steinkopf se encuentra protegido de ser la víctima de las votaciones. Independientemente de su culpabilidad o no, uno podría pensar que es fútil intentar eliminarlo por las vías democráticas que nos han dado. Que alguien utilice su poder en él, si es que desean eliminarlo... Por mi parte, creo que el Sr. Stern está proponiendo algo interesante a esta altura de la velada: elijamos la Opción B.

El linchamiento produjo unas consecuencias (o ausencia de ellas) difíciles de preveer. O al menos a mi me causaron una total y absoluta sorpresa.

Dudaba de la culpabilidad de Steinkopf, es alemás, si... por supuesto, y luchó en la Gran Guerra, pero cuando el nacional socialismo tomó Alemania él no dejó su puesto de docente en Dresden... no, dudaba de que él fuese nazi.

Creo, si me permiten el comentario, que afortunadamente para las personas de bien el señor Steinkopf no ha muerto... shhh... por favor... no me insulten - me apresuré a añadir cuando comenzaron a subir la voz a mi alrededor - no no, de ninguna manera. No puedo asegurarlo, por supuesto - dije, mirando hacia Copernico y Helmchen - no puedo, pero mi intuición me dice que no es nazi. Ya he luchado contra los nazis una vez, y pese a no ser infalible, creo poder reconocer ciertos rasgos... comunes a ellos. Y sinceramente, no los aprecio en el señor Steinkopf.

No obstante, también he de reconocer que no me esperaba lo que ha pasado... y, con todo respeto señor Steinkopf, casi mata usted a Servet por protegerse tras la votación, un gesto poco... mmm... loable, cuanto menos. En usted prima el instinto de supervivencia a la nobleza. Y eso no lo comparto.

¡¡Señores!! - traté de finalizar mi soliloquio subiendo un poco la voz - De lo que aquí se trata es de evitar el Cuarto Reich, un reich de mil años como lo anunciaba Adolf Hitler, la vida de alguno de nosotros es insignificante comparada con el mal que puede surgir si los nazis ganan.

Voto al igual que el señor Stern y la señorita Noether por la opción B para el futuro linchamiento... o ausencia de él.

Helmchen había observado con curiosidad todo lo que iba sucediendo. Finalmente, ante las acotaciones de Noether y Watson, se crujió los nudillos y se dispuso a dar explicaciones.

—Para empezar, Stern, Watson, no entiendo el motivo de su sorpresa. —Por supuesto, la sorpresa de Noether no era relevante pues en su caso que fuese mera actuación era considerablemente más probable que con los otros dos científicos—. En su confesión Wilhelm comunicó de forma casi explícita que además de que efectivamente era un nazi, si él salía linchado anularía esas votaciones pero la noche hora siguiente no habría asesinato nazi. Aunque luego se retractaría aclarando que en realidad se trataba de una suerte de experimiento social, por ahora la primer y segunda afirmación a mi modo de ver las cosas han resultado ser ciertas, como yo había teorizado ayer, ahora queda por ver qué sucederá con la tercera. Watson, no termino de comprender su renovada confianza sobre Wilhelm... ¿de pronto una corazonada le hace confiar en un nazi evidente y confeso? Quiero decir... —dijo Helmchen quitándose las gafas y limpiándolas—. Podría recordarle, numerarle, detallarle, explicarle, describirle y explayarme con la infinidad de motivos por los cuales claramente se trata de un nazi pero... ¿es realmente necesario? —preguntó mirando a Watt—. Digo, a ver —dijo riendo un poco y volviendo su mirada hacia el resto, puesto que aquello se le hacía casi una mala broma—, creo que no he sido el único que ha estado aquí, escuchado y visto lo que este hombre ha dicho y hecho, ¿no? —Antes de recibir ninguna respuesta pero imaginándosela en su mente, prosiguió—. Pues bien entonces... no sé qué decirle, Watt. Si pongo en un extremo de la balanza mi confianza en usted y en el otro mi desconfianza total y absoluta por Wilhelm no estoy seguro de que venza mi confianza en su persona. No sé si entiende a lo que me refiero... Ya sabe, es casi seguro que los nazis tienen habilidades individuales únicas, y aunque de existir Dios sería bastante injusto si además de armas para asesinar les otorgase a los nazis inmortalidad, omnipresencia, omnisciencia y otros sustantivos poderosos, de existir no hay nadie que juzgue a Dios, con lo cual hasta cierto punto podría ser tan injusto como desease. —Quizás algunos se preguntarían que por qué sólo hasta cierto punto si tenía libertad total, pero a ojos de Christoph la respuesta era simple: demasiada injusticia volvería las cosas aburridas para aquel presunto ser magnánimo. Crear un nazi totalmente indestructible, por ejemplo, haría que el resultado final de cualquier incidente acabase con una victoria nazi sin importar qué, y eso no sería divertido para aquel ser etéreo—. Volviendo a la balanza: Resulta que el extremo que gane se lleva al otro consigo. Si mi confianza en usted fuese superior a mi desconfianza en Wilhelm, pasaría a confiar en él, si mi desconfianza en Wilhelm fuese mayor a mi confianza en usted... bueno. Lo contrario.

—Por otro lado, Noether, se equivoca enormemente. El propio Wilhelm en su confesión dio a entender que podría evitar el linchamiento una única vez. De todos modos y llegados a este punto, si le soy sincero no me sorprende que lo defienda, en absoluto.

    No obstante, también he de reconocer que no me esperaba lo que ha pasado... y, con todo respeto señor Steinkopf, casi mata usted a Servet por protegerse tras la votación, un gesto poco... mmm... loable, cuanto menos. En usted prima el instinto de supervivencia a la nobleza. Y eso no lo comparto.

   Hmmmmm ohhhh si eso...- mientras levantaba el dedo en señal de tomar la palabra, no sin antes coger una taza de ponche con la cual hago un poco de gargaras para quitarme el molesto sabor que tal truco dejaba -  puaghhhh.... - escupiendo en alguna macetero dañando parte de la planta en el proceso -  lo dije cuando ocurrió en el ataque anterior, yo no controlo las corrientes de aire, pero descuide señor servet - mirando al afectado a quien aun se le notaban los ojos rojizos y pesados - tome asiento y que alguien le eche agua con bicarbonato en la cara... al menos debería apalear los efectos hasta que el día llegue.

    Me sumo al resto, la opción B suena a una buena opción.

    . En su confesión Wilhelm comunicó de forma casi explícita que además de que efectivamente era un nazi, si él salía linchado anularía esas votaciones pero la noche hora siguiente no habría asesinato nazi.

    A mi me dice que tengo oído selectivo... y usted no sabe siquiera mentir bien... - levantando una ceja al ver como Helchem volvía una vez mas a lo suyo... a incordiar con su cháchara - Solo jugué a ser el nazi que ustedes querían que fuera... y protegería a todos los que estuvieran en al cuerda floja... por eso les pedía que votaran... si se hubieran abstenido no se que tan bien hubiera resultado mi habilidad... pero... eso de que los nazis no puedan atacar al finalizar esta hora... no se de donde se lo ha inventado.... y espero  como en todas las demás veces... me refute esto... quiero ver esas palabras.

     De echo visto lo visto de aquella curiosa treta llamada "debes ser muy iluso para estar hablando en verdad" "¿ pero como esto sirve ?", de que sirve que un no-nazi diga abiertamente que es nazi.... fácil, a los nazis siempre les conviene ver como alguien mas muere por ellos... y si pueden instar a que el grupo completo lo linche... mejor...

  . Ya sabe, es casi seguro que los nazis tienen habilidades individuales únicas, y aunque de existir Dios sería bastante injusto si además de armas para asesinar les otorgase a los nazis inmortalidad, omnipresencia, omnisciencia y otros sustantivos poderosos, de existir no hay nadie que juzgue a Dios, con lo cual hasta cierto punto podría ser tan injusto como desease

   Y debo fiarme de las palabras de un sujeto... que su unica habilidad es fácilmente una mentira disfrazada de espejos y trucos de magia barata... y la otra supuesta habilidad que salio desde debajo de su lengua y que si la revela se pone una diana en la cabeza... así... ¿ de verdad quiere que le creamos por que si ?

Christoph suspiró. Steinkopf era insistente, aunque debía reconocer que al menos esta vez sus palabras, a diferencia de las veces anteriores, parecían tener un poco más de lógica. Lamentablemente, un poco más de lógica no resultaba ser suficiente.

—Para empezar nunca dije que tuviese oído selectivo sino memoria selectiva, algo muy distinto y que vuelvo a reiterar en esta ocasión: tiene memoria selectiva. A pesar de que de pronto parece no recordarlo ayer hice mis deducciones en base a su confesión, confesión que claramente no estaba destinada a ser ninguna clase de experimento social hasta tiempo después, cuando entendió que... bueno, que —la cagó— no fue lo ideal para su bando. En esas deducciones expliqué también por qué interpreté que no habría asesinato nocturno si lo que decía era cierto, así como también impliqué no sólo que era mi interpretación sino que además podía usted estar mintiendo. Este circo bizarro sin pies ni cabeza en el que según usted juega a ser nazi, "protege a los que están en la cuerda floja" y "pide que voten" parece únicamente tener sentido para usted, pues creo que hablo por todos cuando digo que no le veo en absoluto razón de ser o explicación racional más allá de que intenta desviar la atención de lo obvio —su culpabilidad—. Me gustaría decir también que no entiendo su punto al formular y responder la pregunta "¿de qué -le sirve a los nazis, asumo- que un inocente diga que es nazi?". Si es un intento de ejemplificar su situación mucho me temo que incluso dejando de lado la sobresimplificación está muy lejos de ser un buen ejemplo, y si no es eso... no sé qué es, debería ser más claro con sus ideas. —El asombroso Christoph se peinó el cabello—. Por último, decirle que sobre Dios y demás le estaba hablando a Watson, no a usted, y le prometo que lo que dije no le concierne. Asimismo, una vez más la memoria selectiva le juega una mala pasada. No dije que revelar mi última habilidad fuese a poner una diana sobre mi cabeza, dije que revelarla la haría inútil. Y esa afirmación tan genérica que se inventó de que quiero que me crean porque sí jamás ha salido de mi boca ni tampoco es lo que pretendo.

Habiendo terminado con aquella cuestión, el magnánimo Helmchen se giró hacia Wattson.

—Wattson, para que exista un atisbo de que le crea necesito otra sutileza que me confirme que lo de hace un rato no fue mera coincidencia —dijo sin más el asombroso Helmchen.

Querido señor Helmchen, usted más que nadie no debería subestimar el poder que subyace en una corazonada, impulso, instinto o inspiración. Si, la tengo con Steinkopf. Y tratar como un continuo la confianza o desconfianza entre dos personas como si de una burda aplicación del principio de los vasos comunicantes se tratase me parece poco... poco ético. Aunque no es más que una opinión totalmente subjetiva.

Que yo lo apoye o deje de apoyar no me convierte en nada, ni a usted, al que por cierto... tampoco le veo maneras de nazi. Lo que usted asevera, le puedo dar la vuelta. ¿Y si tiene tanto interés en demostrar que Steinkopf es nazi porque sabe de su poder para resistir un linchamiento? De ese modo, usted puede quedar libre de sospechas y no perder un aliado porque sabe, a ciencia cierta, que no va a tener consecuencias. 

Tomé un sorbo de agua, tanto hablar me estaba dejando la boca más seca que un zapato...

Señor Helmchen, termino, excepto los nazis, los demás estamos solos. Todos tenemos alguna habilidad que nos es útil para esta pequeña batalla que estamos disputando, y no podemos hacerla pública porque perderíamos la única ventaja que podemos tener frente al enemigo. Puede que la mía sea tener un instinto especial para detectar nazis, puede que no, igual ni siquiera soy yo mismo hablando, puedo ser un títere de Steinkopf... o no serlo... ¿igual lo soy suyo? ¿Igual no hay títeres? Quizás sea tan solo un loco. Puede que sea nazi, ¿por qué no? Igual lo soy y a la vez no lo soy, como el gato de Schrödinger... 

¡Señores! - dije, poniendome de pie - para ustedes... ¿quien sería el asesino perfecto? - guardé unos segundos de silencio, dotando de mayor dramatismo a mis palabras - ¿aquel que es capaz de ocultar su naturaleza ante los demás? Si... es posible, pero yo voy más lejos. Creo que el mejor asesino es aquel que desconoce que realmente lo es.

Volví a tomar asiento, mientras guiñaba un ojo a Steinkopf...

¿Conoce a Hume, señor Helmchen? Le recomiendo que lea su trabajo.

-Mientras ustedes estaban debatiendo, acabo de ser objetivo de otra habilidad que han dirigido contra mí -expuso Copérnico, con total tranquilidad-. De nuevo, una habilidad que no era un ataque, por lo que he decidido redirigirla contra Sócrates, imaginándome que, con suerte, se tratará de una habilidad de imitación, recarga, investigación o protección. Sócrates, ¿nota algo distinto?

Sobre las votaciones, las únicas que merecen la pena bajo mi punto de vista son las de la Opción B.

Y a parte de todo eso anteriormente mentado, algo más ocurrió, aunque en esta ocasión fue algo mucho más aburrido que un... Oh, esperad, no, es algo más divertido que el no-linchamiento de Wilhelm Steinkopf y de los ojos llorosos de Miguel Servet. Lo que le ocurrió a Leonardo Da Vinci fue mucho más interesante, aunque ya algo manido, pues este desapareció.

Veo con extrañeza a Copérnico - mmm... - volteo a verme - no, nada - después anoto en mis hojas eso que dijo Copérnico - señor Christoph, e vivido mucho para poder decirle que el Dios que nos rige es capaz de hacer muy resistente a los nazis, así que su teoría queda descartada para mí - creer en Dios no parecía muy filosófico para Sócrates pero sabía que cualquier cosa era posible cuando se trataba del juego maquiavélico llamado vida

-Hmm, es raro. Ya es el segundo que no nota nada -reconoció Copérnico, pensativo, tras la respuesta de Sócrates-. Eso me hace pensar que tal vez se trate de la misma persona que antes utilizando su habilidad sobre mí. Y gracias al testimonio de Fleming, sabemos con seguridad que no es una habilidad de recarga.

Christoph miró a Watson con detenimiento y el semblante serio. Parecía ser que las palabras del científico habían logrado sembrar un gigantesco dilema en las entrañas del maravilloso Helmchen. Escuchó también con atención a Sócrates, cuyas palabras, a pesar de parecer simples y faltas de demasiada profundidad, podían resultar a su propio modo ser determinantes.

—Estoy ahora mismo sin palabras —dijo Helmchen, de alguna forma perplejo—. Por un lado estoy casi seguro de que Watson no está diciendo sandeces y por el otro estoy casi seguro de que Wilhelm es un nazi, pero estas ideas se contradicen entre sí. —Antes de proseguir, el asombroso Christoph debía remarcar algo—. En fin, volviendo a su intento de demostrar que se puede dar vuelta... no se puede, o al menos no por la vía que propone. En primer lugar, fui el primero en sugerir que Wilhelm podría sobrevivir al linchamiento. En segundo lugar y como también ya expliqué, dudo que pueda sobrevivir a un segundo linchamiento. Y no, que me "apoye" o deje de hacerlo no lo convierte en nada, pero que apoye o deje de apoyar a un nazi más que evidente sí que puede convertirlo en algo. —Por supuesto, aquella idea era cuanto menos subjetiva—. Yendo a lo más obvio, recuerdo también que si ambos fuésemos nazis acusarnos con tanta... pasión, entre nosotros no sería lo que más nos hubiese interesado. Pero dejemos esto de lado, puesto que el punto que me interesa ahora mismo es Wilhelm... Watson, la haré una pregunta. Si —Wilhelm— no es un nazi ni ninguna otra clase de... malvado, por decirlo de alguna forma, ¿por qué hacer todo lo que hizo y decir todo lo que dijo? No hay forma de que su actitud coincida con la de un inocente. ¿Discrepa?

Desde hace varios días que estoy en el punto de mira de los nazis y ahora también de alguien más. No dejan de atacarme aunque por suerte mi inocencia me protege. Por eso he conseguido sobrevivir tanto, creo que será mi última noche, veo movimientos hacia mi con bastante descaro.  - explicó y se arrodilló con las palmas hacia arriba - Oh señor, me han querido despojar de todo pero gracias a tu misericordia estoy protegido. Rezo para que no erremos en la decisión y podamos atrapar a todos los nazis.

Señor Helmchen... no discrepo, y a la vez si lo hago. Me explico, o lo intento al menos. El que dijera o hiciera todo lo que dijo puede deberse a, bien que sea un nazi y confiara en salvarse, que es lo usted defiende... esa opción es totalmente válida, por supuesto. O puede que no lo sea, y que esa, precisamente, fuera su táctica, en base al poder o habilidad que el señor Steinkopf tenga, para desenmascarar alguno, o bien para sacar algún tipo de conclusión...

Tal vez, incluso, lo que buscara fuera precisamente esto, que usted y yo defendiéramos posturas a priori irreconciliables, bueno... no soy tan arrogante... dos personas de las que estamos aquí, o tres... la casualidad (supongo) ha querido que seamos usted y yo, señor Helmchen.

Por eso digo, no necesariamente tengo yo razón, de igual, no necesariamente la tiene usted. Por eso mantengo que no podemos obtener una respuesta cierta al 100%, es decir, un axioma.

Tomé nuevamente el vaso de agua... curiosamente volvía a estar lleno... y lo vacié de un solo trago. En breve tendría que ir a desaguar... ¿podríamos hacerlo sin levantar sospechas? ¿O aprovecharían esta coyuntura para asesinarnos? ¡Oh dios! Otro dilema... mejor me lo hago encima - pensé