Partida Rol por web

Al llegar tu turno, Atreyu te guía por aquellas puertas bien disimuladas en la pared lisa de marfil de la sala. Inmediatamente observas unas escaleras ascendentes en caracol alrededor de la zona central de la torre. Deduces que en la subida rodean la sala de la que has salido.

Finalmente, cuando tienes la intuición de que has llegado casi a lo más alto de la torre, Atreyu se detiene y te invita a abrir la puerta que hay a tu altura, y a entrar. Si él no te lo hubiera indicado, tú ni siquiera hubieras visto la puerta, pues está tan disimulada en la pared como aquella por la que has salido.

Por la forma de la torre, deduces que la sala debe ser muy pequeña, pues la escalera cada vez era más cerrada.

Dentro de la sala, justo en el centro, como único elemento de la sala, hay una cama pequeña y redonda repleta de cojines y sábanas, del mismo color marfil que las paredes y el resto de la torre. En esa cama, una niña, con cara triste y enfermiza, te mira y te sonríe débilmente pero con sinceridad.

Al llegar tu turno, Atreyu te guía por aquellas puertas bien disimuladas en la pared lisa de marfil de la sala. Inmediatamente observas unas escaleras ascendentes en caracol alrededor de la zona central de la torre y cómol agua de la cascada invertida que te ha ayudado a llegar hasta allí fluye a su lado para que puedas avanzar hacia arriba con facilidad. Deduces que en la subida rodean la sala de la que has salido.

Finalmente, cuando tienes la intuición de que has llegado casi a lo más alto de la torre, Atreyu se detiene y te invita a abrir la puerta que hay a tu altura, y a entrar. Si él no te lo hubiera indicado, tú ni siquiera hubieras visto la puerta, pues está tan disimulada en la pared como aquella por la que has salido, y el agua sólo se desvía hacia allí una vez la puerta está abierta.

Por la forma de la torre, deduces que la sala debe ser muy pequeña, pues la escalera cada vez era más cerrada.

Dentro de la sala, justo en el centro, como único elemento de la sala, hay una cama pequeña y redonda repleta de cojines y sábanas, del mismo color marfil que las paredes y el resto de la torre. En esa cama, una niña, con cara triste y enfermiza, te mira y te sonríe débilmente pero con sinceridad.

Nada más ver a la emperatriz, una gran compasión se apoderó de Bloop que se inclinó respetuosamente ante ella. Las pequeñas huellas que había tras la squizz eran dibujos de lágrimas y retazos de poemas a la belleza, a la fragilidad y al aleteo firme de una mariosa en medio de un huracán.

–Mi señora...– La alegre y vital Bloop a duras penas conseguía ocultar la emoción que sentía y, sin embargo, tampoco era capaz de articular palabra alguna.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna señala una de las paredes de la sala, donde hay un espejo fino, de cuerpo entero.

- Debes llevártelo. Este espejo puede ayudarte. Si tienes fe, al mirarte en él puede darte el reflejo de quien necesites, o de quien busques. Debes ponerlo en tu habitación privada. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártelo, ni ver cómo lo usas.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna mete una de sus manos entre los cojines y saca de él un escudo pequeño, blanquecino y de aspecto frágil.

Al tener el escudo entre tus manos, notas que está húmedo, y se desprenden pequeños trocitos al rascarlo, como si estuviera hecho de escarcha.

- Es un escudo fabricado con lágrimas de ayayais. Parece frágil a los golpes, pero su función no es proteger de éstos, si no reflejar los ataques, físicos o mágicos. Cualquier ataque que reciba la persona a la que proteje, rebotará en él y afectará al atacante. Pero sólo funcionará una vez, después se deshará en lágrimas. Debes llevártelo a tu habitación privada. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártelo, ni ver cómo lo usas.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna mete una de sus manos entre los cojines y saca de él dos tarros. Uno de ellos contiene arena fina de colores y el otro parece una selva embotellada.

- Éste tarro contiene arena del Desierto de Goab, y éste otro, de la Selva de Perelín. Son la esencia del Día y la Noche. Con ellos podrás hacer que tras un día no caiga la noche, y que tras una noche no llegue el día. Sólo podrás usar una vez cada tarro, así que úsalos con sabiduría. Debes llevártelos a tu habitación privada. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártelos, ni ver cómo los usas.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna mete una de sus manos entre los cojines y saca una pequeña piedra en esférica.

- Esto es lo que quedó de Fantasía la última vez que la Nada me enfernó. A partir de él, Bastian, el niño, lo reconstruyó todo. Ahora será tuyo y también podrás crear un mundo con él. Debes llevártelo a tu habitación privada. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártelo, ni ver cómo lo usas.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna mete una de sus manos entre los cojines y saca una campanilla de color blanco.

- Con esta campanilla, podrás llamar, una vez por día, a Fújur, el Dragón de la Suerte. Cada vez, podrás elegir que él te revele si un personaje a tu elección ha dicho una verdad, o una mentira. Él jamás fallará, siempre sabrás que no se equivoca. Debes llevártela a tu habitación privada. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártela, ni ver cómo la usas.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna mete una de sus manos entre los cojines y saca un objeto reconocible por cualquier habitante de Fantasía: el ÁURYN.

- Serás el siguiente en tener La Alhaja, después de Bastian. Con él, podrás cumplir tus deseos, hacer tu voluntad. Serás capaz de traer a un caído de vuelta, o hacer que un personaje sea atrapado tras un linchamiento, a cambio de otro... hay muchas posibilidades. Sin embargo, al igual que Bastian fue pagando con sus recuerdos cada deseo, tú también pagarás un precio. Tu propia voluntad está en juego. Debes llevártelo a tu habitación privada. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártelo, ni ver cómo lo usas.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna mete una de sus manos entre los cojines y saca lo que parecen dos piedras preciosas: una esmeralda y un rubí.

- Éstos son los Ojos de Xayide, la Hechicera. Tienen gran poder juntos, pero por separado, mucho más. Si le entregas uno de ellos a otra persona, siempre podréis comunicaros mentalmente, estéis donde estéis. El propietario del Ojo Verde puede proteger al del Ojo Rojo, pero si el propietario del Ojo Verde es atacado, sucumbirán los dos. Debes elegir uno y llevártelo a tu habitación privada. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártelo, ni ver cómo lo usas. El otro, debes dárselo a otra persona a tu elección.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna mete una de sus manos entre los cojines y saca lo que parece una pequeña caja de madera. La abre y te enseña su contenido: tres bolitas que parecen trufas de chocolate.

- Esta es la golosina preferida de Ýgramul el Múltiple. Si le atraes con ella, y se la das, él te hará un favor a cambio. Con su picotazo puede transportar a cualquier persona durante un tiempo limitado a cualquier lugar y desde cualquier lugar. Pero ten en cuenta que el efecto dura poco. Debes llevártela a tu habitación privada. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártela, ni ver cómo la usas.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo que contarte.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. Una vez a solas, la Hija de la Luna continúa hablando.

- Cuando caiga la noche, verás que cada uno de vosotros tendrá una sala privada para descansar. He dispuesto que tu sala tenga la capacidad de comunicarse con El Oráculo del Sur, y puedas hablar con Uyulala. Ella estará dispuesta a contestar a tres preguntas cada noche impar. Te dirá la verdad, aunque... a veces es un poco enigmática. Espero que te sea de utilidad. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, mientras estés en tu habitación privada, nadie podrá verte ni oírte.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna mete una de sus manos entre los cojines y saca lo que parece una pequeña caja de madera.

- Esta caja contiene comida de Schlabuffos, unas criaturas que saltan, bailan, se mueven sin parar, y se ríen constantemente. Hablar con ellos puede confundir hasta al hombre o la mujer más sensatos. Hay tres raciones. Si pones una ración entre la ropa de un personaje, acudirán y le perseguirán hasta su habitación. Le confundirán de tal forma que votarán contra una persona diferente a la que ellos querían. Con suerte, hasta podrás elegir a quién quieres que intenten echar. Debes llevártela a tu habitación privada. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártela, ni ver cómo la usas.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna mete una de sus manos entre los cojines y saca dos frutos, parecido a cerezas.

- Estos son frutos de Doña Aiuola, habitante de La Casa del Cambio. Todo aquel que permanece en esa casa, cambia durante su estancia, y estos frutos tienen el mismo efecto, en parte. Con ellos podrás hacer que quienes los coman, intercambien sus esencias, al menos mientras ambos estén bajo el mismo techo. Debes llevártelos a tu habitación privada hasta que decidas usarlos. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártelos, ni ver cómo los usas.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo que contarte.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. Una vez a solas, la Hija de la Luna continúa hablando.

- He dispuesto todo para que tu sala privada, aquella en la que descansarás por las noches, sea un portal hasta la Ciudad de los Antiguos Emperadores, y más allá de La Nada. Por lo tanto, podrás hablar con los caídos mientras allí estén. Lo que hagas con esa información será decisión tuya. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie ver cómo lo usas. Por lo tanto, los que estén en un lugar no podrán saber que puedes ver los demás lugares, a no ser que se lo digas, o que ellos también se muevan de lugar y vean que estás allí.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna mete una de sus manos entre los cojines y saca un extraño objeto que parece la escama de un reptil.

- Esta es una escama de la Vetusta Morla. Morla es tan vieja, que aunque separes un trozo de su cuerpo, siempre formará parte de ella, como un todo. Así que, esta escama tiene tanta sabiduría como nuestra vieja amiga. Atreyu acudió a Morla para saber cómo sanarme a mí la última vez, y tú podrás usarla para sanar a tus amigos. Pero debes tener en cuenta que... a Morla le da igual lo que ocurra, tan vieja como es, está cansada de todo, así que para que te diga lo que quieres saber, antes deberás convencerla. Debes llevártela a tu habitación privada. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártela, ni ver cómo la usas.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo que contarte.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. Una vez a solas, la Hija de la Luna continúa hablando.

- Voy a concederte el don de las Esfinges, y en tu mano estarán todos los enigmas del mundo. Podrás hacer que otro personaje intente resolver uno de ellos, y depende de si lo consigue o no, las consecuencias serán diferentes. Será como... una partida de ajedrez. Si el otro personaje acierta, gana él, y recibirá un regalo. Si no acierta, ganas tú, y el regalo será para ti. ¿Qué regalo? Te preguntarás... bueno, en realidad eso sólo las Esfinges lo saben. Para usar tu don sólo debes pensar en el personaje que deseas que pase la prueba, e imaginarlo cruzando la Primera Puerta, entre las Esfinges, antes de dormir. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá averiguar lo que haces.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna mete una de sus manos entre los cojines y saca tres frasquitos con contenido líquido de diferentes colores.

- Estas pociones han sido elaboradas por la vieja Urgl. Una de ellas te permite eliminar a un personaje y enviar su esencia a La Nada. Otra, hará que un personaje revele su verdad, diga si es una amenaza para nosotros o no, y la última, hará que un personaje vote en el linchamiento popular a quien tú quieras. Debes llevártelas a tu habitación privada. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártelas, ni ver cómo las usas.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna mete una de sus manos entre los cojines y saca un frasquito con un contenido líquido de color marrón.

- Es agua del Pantano de la Tristeza. Hará que el personaje al que mojes con ella, olvide sus intenciones, y ese día no votará a la hora de elegir un culpable. Tienes suficiente para tres dosis. Debes llevártela a tu habitación privada. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártela, ni ver cómo la usas.

- Por favor, entra. - La soberana habla con una voz dulce, pero algo débil. - Acércate. Tengo algo para ti.

Atreyu se queda fuera de la sala y cierra la puerta. En ese momento, la Hija de la Luna señala una de las paredes de la sala, donde hay una espada colgada.

- Es Sikanda, la espada de Bastian. Ella te ayudará a encontrar a los malvados, pues sólo funcionará contra ellos. Si la desenvainas contra alguien inocente, la espada se volverá contra ti. No te matará, pero recibirás un pequeño castigo: no podrá volver a ser desenvainada hasta después de un tiempo, el que ella decida. Debes llevártela a tu habitación privada. Todas las puertas de la torre están bien disimuladas y sólo puede verlas quien sabe que están ahí, así que no te preocupes, nadie podrá robártela, ni ver cómo la usas.