Partida Rol por web

La Catedral de la Causalidad es el hogar de Deus Ex Machina y Muru Muru. Se representa como un gran edificio abovedado con un interior de color púrpura y rosa. Descrita como un lugar imaginario, la Catedral puede ser visitada por cualquiera que la conozca.

Es en este lugar, una vez abierta, donde los 12 participantes del "Juego de Supervivencia" se reunen periódicamente para tener reuniones acerca de cómo avanza el juego, preguntar dudas a Deus, formar alianzas o simplemente amenazarse mutuamente. Todos ellos permanecen ocultos bajo una capa de oscuridad morada para resguardar sus identidades del resto.

El hombre, o mejor dicho, el Dios que los había convocado a todos parecía encontrarse bastante disgustado con los resultados de aquel "Juego de Supervivencia" que había creado con el único fin de divertirse y pasar la batuta de mando a otro.

-Ya han pasado varias semanas y la única persona eliminada fue la Sexta. -Comentó con cierto tono de reproche hacia el resto de los presentes- A pesar de los diarios del futuro que os dí, ninguno parece haber hecho uso de ellos para acabar con el resto de los contrincantes. ¿Cómo es eso posible?. El tiempo corre...

Las palabras de Deus Ex Machina no eran demasiado duras, a fin de cuentas el lo podía todo, por lo que no necesitaba intimidar para sonar intimidante.

-¡Deberíamos eliminarlos a todos por ser unos aburridos!. -Sugirió al jefazo para terminar con aquel juego de supervivencia de una buena vez- Bueno, no a todos; la Segunda se cargó a la Sexta; así que supongo que podríamos dejarla a ella como única ganadora.

Muru Muru es la sierva de Deus Ex Machina y sirve como juez junto con él en el juego de supervivencia. Ella tiene una actitud más bien lúdica e indiferente hacia Deus a pesar de sus advertencias hacia ella. No parece ser una amenaza para ninguno de los participantes a pesar de sus comentarios.

En cierto modo aquello era cierto, y si eso ocurría la vida de los otros 10 participantes del Juego de Supervivencia que aún seguían con vida se vería notablemente acortada, así como sus posibilidades de ganar aquel juego se iban a reducir a la absoluta nada. Por lo que tenían que darse prisa y buscar alguna forma de evitarlo, aunque fuera con excusas y con promesas de ponerse las pilas en el acto de reducir los números de los participantes.

El primero en hablar no sería otro que el Primero, a fin de cuentas para algo tenía este título, aquel hombre extravagante no parecía querer ser eliminado por nada del mundo, algo que, claramente, era una cosntante con todos los demás, a fin de cuentas, sería mala idea tener a un participante de un "Juego de Supervivencia" a un depresivo o suicida.

-¡Ni se te ocurra!. -Exclamó alzando la voz hacia Muru Muru- ¡Con mi Diario de los Contratos seré yo quien gane este Juego de Supervivencia! ¡Y ya sabes porqué no puedo hacer mucho!. ¡Pero una vez que consiga hacerme con la "Princesita esa" podré intercambiarla por un pasaje a la Superficie y a partir de ahí lograré acabar con los que resten! ¡Ten mi palabra!.

-Así que "Diario de los Contratos"... -Comenzó en voz baja aquel hombre, pensando en lo dicho por el primero, para posteriormente, de manera educada dirigirse hacia el mismísimo Deus ex Machina- Si se me permite intervenir; mis planes ya han sido puestos en marcha para la eliminación de uno de los participantes. Sería una lástima que no se llegaran a ver realizados por una inoportuna decisión.

-Pues al parecer la situación se va a volver más convulsa que antes. -Comentó mientras se cruzaba de brazos la Novena, al parecer todo esto le causaba cierta curiosidad- Aunque no creo que me pille el radio de la explosión, será mejor que lo que decidas hacer lo hagas pronto. No quiero estar perdiendo el tiempo para nada. -Al parecer desafiaba al propio Deus ex Machina- Si la reunión es solo para eso, mejor me voy. Tengo trabajo que hacer y un Detective Privado no me coge el teléfono...

-Eso te pasa por ir a manos privadas. -Le advirtió el Cuarto- No hay nada mejor que confiar en la eficacia de la Policía de Sakurami City... Aunque no hoy, por algún motivo están teniendo una fiesta bastante ruidosa. Y creo que... -Se hizo el silencio, al parecer este ha perdido la concentración por un instante- Ahora estoy empapado de champagne, por favor, que la reunión no se extienda por mucho más tiempo.

-Pues será mejor que te limpies. -Advirtió la Octava al Cuarto- Y si puedes, ponte una muda nueva. Que te puedes constipar y eso es muy malo para la salud, no solo tuya, sino de quienes te rodean. -Le aconsejó para que se cuidara la salud, a pesar de que tenían que matarse mutuamente- Yo siempre cargo conmigo toallas para ayudar a la gente que termina mojada, algo que siempre pasa tras los partidos de voleibol. Los resfriados son terribles y muy contagiosos...

-Mmmmmmm... -Dijo el tercero, pero porque al parecer llevaba una mordaza en la boca, no parecía entenderse demasiado bien qué era lo que estaba diciendo- Mmmmmm... Mmmmm... Mmmmmmm... Mmmmmmm... Mmmmm... Mmmmmm... Mmmmm... Mmmmmmm... Mmmmm... Mmmmmm... Mmmmmm... Mmmmmmmm... Mmmmmmmm... Mmmmm... Mmmmmmm... Mmmmmm... Mmmmm... Mmmmmmmmm... Mmmmmm... Mmmmmm... ¡¡Mmmmmm!!. -Y así concluyó su alegato.

A pesar de que la gran mayoría ya había alzado la voz para negarse a la idea de eliminarlos y darle a la Segunda la victoria por ser la única en haber hecho algo que de manera más indirecta que nadie, terminara por matar a uno de los otros jugadores y así hacer avanzar el Juego de Supervivencia, esta aún no había dicho nada.

-No te preocupes, Muru Muru. -Dijo con un tono tranquilo y sosegado a la sirviente de Deus- Estoy segura de que mi novio podrá acabar con estas ruidosas molestias por mi. -Con un gesto confiado, señaló a todos ellos para luego pasar su mano por el cuello y simular que se lo rajaba a modo de amenaza- No necesito que os eliminen por ser unos inútiles, todos terminaréis cayendo, uno a uno...

  No era de extrañar que en el numero de veces que este tipo de situaciones se hubieran producido, mi persona solo se hubiera limitado a agitarse en un lado a otro cual edificio inestable, o gelatina fuera de su embace en vez de agregar algún comentario inteligente o siquiera hacer mención al juego que siempre nombraban los demás.

   OH~OH, duda Tener~Tener, ¿ cuando a terapia ir.... decir que a señor de libreta ? - sin dejar de mecerme - M....me mira raro~raro cuando contar sobre este sitio -  con cierto bochorno comentaba esto ultimo, aunque el meneo continuaba, aunque... este era ligeramente algo menos errático que antes.

¿Qué tipo de contratos puedes hacer? Hago una pausa, mientras junto mis manos. Suena interesante. Podrías explicarlo más detenidamente. Creo que, con esos contratos, se podrían hacer cosas muy interesantes y macabras; pero también mucho bien. Sera divertido verlo en acción, espero que puedas divertirme. Tras esto saco un cigarrillo y me pongo a fumar.

Los números seguían siendo los mismos y las motivaciones de cada uno eran dispares independientemente del motivo por el que estuvieran participando al juego. Los planes que unos u otros pudieran tener, ideas o maquinaciones, ni las mías propias, no importaban en lo absoluto realmente. Lo único que contará al final serán las decisiones en masa del último minuto. Todos lo entenderéis tarde o temprano... es sólo cuestión de tiempo.  Miré hacia la posición faltante de la 6ª.

Observar era lo primero siempre, bajo las leyes de su propio señor supremo y el símbolo de la verdad más absoluta que iba por encima de las mentiras y los engaños de la plebe, de las ovejas descarriadas como chivos y sus faltas incluso entre los puros y los buenos, sería solo el camino que tomen lo que les guíe y él buscaría ese sendero... A toda costa. Y así, al notar los pasos erráticos de sus hermanos en las sombras no pudo evitar sino intervenir.

- Mis hermanos, sugeriría que nos conflagremos en unísono para llevar a nuestros oponentes por el sendero de la derrota y traigamos la luz de nuestra supremacía en vez de separarnos.

Sus manos y brazos estaban separados y con palmas arriba en aquella clásica pose grandilocuente, pero al final retrajo su postura sabiendo que cada quién tenía sus ojos fijos demasiado en cosas. Las palabras de la Séptima le hicieron pensar sin embargo. Últimamente dejaría en paz a sus Hermanos en las Sombras y esperaría a observar qué sucedía, sujetando el colgante con un extraño ojo de color dorado que llevaba siempre consigo en su pecho.

Realmente todo aquello parecía ser más un quebradero de cabeza que otra cosa, por lo que más valía poner punto y final a toda aquella discusión sin sentido de una buena vez, y no había nadie mejor para hacerlo que el propio dirigente que puso en marcha aquel juego de superviviencia.

-Suficiente. -Dijo la voz de Deus ex Machina desde su asiento- El futuro nos deparará cosas interesantes, por lo que les daré la oportunidad de llevar adelante lo que tengáis pensado hacer. Solo espero que estéis a las alturas de las circunstancias cuando esto ocurra.

¡La reunión ha finalizado!