Partida Rol por web

Aquel grupo seguía en aquella misma sala, el hecho de no tener un guía certificado para guiarlos era algo que ahora mismo les venía bastante mal; aunque a Tooth Kowasu no parecía importarle pues ella estaba demasiado entretenida acariciando a las ocas que ni se atrevían a picarla; y Rori Peropero no le importaba lo más mínimo lo qué se hiciera o se hiciese.

En cuanto a los otros dos candidatos estos simplemente estaban ahí, Ayana mirando con una mirada impasible a Maurice Perv como este iba tentando su trasero para quitarse aquella espina de erizo pero a la hora de la verdad no parecía atreverse a arrancarla.

Viendo como el tiempo pasaba y aquí nadie parecía venir nadie a guiarlos, Rori PeroPero decidió que ya tenía suficiente de tanta espera, y aclarando su garganta esta pequeña niña se dirigió directamente a Tooth Kowasu, que al parecer ahora estaba abrazando a una oca que no se movía y cuyo cuello se había torcido de una forma que no solía torcerse.

-Tooth, ¿verdad?. -Le preguntó a la grandullona- Vamos a explorar esta fábrica. Estar aquí me aburre. - Tras proponer esto, la pequeña lamió su piruleta -Slurp.

Acercándose a aquella pequeña niña, Tooth Kowasu echó un vistazo a izquierda y a derecha para finalmente percatarse que, en efecto, no había nadie en el lugar y que ahora eran menos los niños. Por lo que asintiendo con la cabeza, esta se puso en marcha hacia la salida, siendo esta una pared sólida de ladrillos.

-Vamos. -Dijo con voz angelical- Seguro que hay más cosas divertidas... no como ese barco malo...

Aquella siguiente sala estaba vacía, probablemente porque los Oompa Loompas no se esperaban que iban a llegar tan rápido. Ni siquiera pasaron por el Jardín de Perry-Plum o la sala del Polvo de las Manchas. Pero bueno, tampoco es como si estos se llegaran a esperar de que estos hubieran llegado atravesando una pared en un primer lugar.

La sala estaba blanca y en el centro de la misma había una gran barra de chocolate "Wonderbar" así como una gran cámara que apuntaba a esta y una pequeña televisión a un lado. Realmente nada de esto parecía tener sentido, pero tampoco tenía ningún sentido nada de lo que habían visto por ahora.

La muchacha cruzó por el hueco dejado en la pared, dejando a aquellos dos atrás. Al parecer tenía ganas de seguir explorando la fábrica, o al menos terminar de investigar lo que esta pudiera ofrecerles; ya que quedarse quietos no era, ni de lejos, una opción ni minimamente viable en la situación en la que se encontraban.

-Slurp. -Lamió aquella piruleta antes de volver a dirigirse a Tooth- Nada. Prueba en otra sala.

Tooth Kowasu echó un vistazo a izquierda y a derecha para finalmente percatarse que, en efecto, en aquel nuevo lugar tampoco  había nadie, de hecho ahora había menos gansos abrazables que antes, lo cual era aún peor. Por lo que asintiendo con la cabeza, esta se puso en marcha hacia la salida, siendo esta otra pared sólida de ladrillos.

-Vamos. -Dijo con voz angelical- Tooth buscar amigos...

Mientras Tooth Kowasu seguía abriendo camino, aquellos dos seguían en el lugar anterior. Entre lo que cabe habían llegado a la final de todo este asunto, y ahora tan solo estaban entre cuatro posibles opciones de obtener la medalla de bronce en este concurso, aunque probablemente todas ellas fueran de chocolate.

Pero... ocurrió algo...

Con el auxilio que le ofreció Ayana Sakenagi a Maurice Perv con su problema en el trasero, al arrancarle la púa que tenía clavada, este empezó a sentir como se hundía en el piso.

-Ganaré.

Eso fue lo único que dijo, mientras empujaba hacia abajo a aquella criatura grotesca que era Maurice Perv hasta hacerlo desaparecer, hundiéndolo en el suelo.

Para acto seguido, ella misma hundirse también y seguir hundiéndose por el suelo, desapareciendo de la vista y por tanto de las cámaras que lo grababan todo.

Al parecer esta muchacha tenía otros planes.

Aquel lugar era oscuro, era sucio y era húmedo... las cajas de madera ya habían empezado a pudrirse desprendiendo aquel olor rancio característico de la madera podrida, y el metal estaba ya deshaciéndose con todo el óxido que había encima. Aún con todo, una cosa que destacaba de aquel lugar es que no había puertas, tampoco ventanas.

La única posible entrada era un conducto de aire que mantenía aquella pesada atmósfera apenas respirable. Entre la oscuridad la mirada de dos pequeñas figuras de ratones, probablemente de un evento antiguo, estaban mirando a esta víctima de secuestro... además de una persona más...

En aquella zona oscura, lúgubre y sucia se encontraba no otro que el desaparecido Wii-Liam Womkat, el cual -por algún motivo- se estaba agarrando el estómago como si fuera una embaraza. La presencia de este hombre en aquel lugar parecía ser un hecho más que evidente, a fin de cuentas, debería haber estado en algún sitio.

Sin decir palabra alguna, aquella muchacha agarró del cuello de la camisa a Wii-Liam Womkat y tiró de este hacia la pared, haciendo que el hombre con un embarazo psicológico la atravesara sin mayores problemas y una vez ahí, esta muchacha se quedó mirando a Maurice.

- Adiós.

Tras despedirse de aquel otro competidor, esta simplemente volvió a hundirse en el suelo, dejándole a este atrapado en aquella zona. Al parecer lo último que Maurice Perv miró fue el rostro inexpresivo de ella hundirse en el suelo hasta desaparecer de la sala.

Aquel dúo subió a la sala blanca con aquella barra gigante de chocolate, al parecer habían sido los últimos que quedaban, si es que se ignoraba la presencia de Tooth Kowasu causando destrozos con su silueta por la fábrica mientras era ordenada por la pequeña Rori Peropero que aún seguía con aquella piruleta de otra marca.

Ah... sí... y Fou Malvaviscfou también andaba por ahí.

"¡Ah! ¡Al fin libre! Por un momento me sentí como una mujer embarazada, qué sensación más al mismo tiempo hermosa y terriblemente terrorífica." se dirigió a un lavabo cercano a refrescarse la cara. Después, con su pañuelo se secó. "¡Cuánto trabajo acumulado por hacer...! Facturas, cuentas, cartas..." negó con la cabeza. "...Tengo que mucho que limpiar, también." tomó la mano de Ayana Sakanagi y la estrechó mucho. "¡Muy bien, ahí tienes la salida! ¡Espero que lo hayas pasado bien! ¡Adiós!"

Y enseñándole la puerta, la invitó educadamente a irse.