Partida Rol por web

Con un chaporroteo final, la última batisfera cargada hasta los topes de aquellos ciudadanos premiados, ascendieron hasta la superficie desde lo más profundo de Rapture. Todos y cada uno de los presentes, tanto de los de la Batisfera como de los que estaban a la espera de la última tanda ya en el faro habían sido convocados especialmente para poder disfrutar de esta velada.

Un recorrido por Rapture en donde podían apreciar la hermosa ciudad submarina que tantos hombres y mujeres han trabajado para crear, y que ahora mismo era el hogar de todos ellos. Una utopía que no pudo haber sido construida en ningún otro lugar, alejándose de los Parásitos que claman como suyo el trabajo producido por la sangre y el sudor de la frente de las personas honradas.

Aunque a decir verdad, esta invitación tan particular se sintió como una obligación; puesto que a todos, miembros de la policía secreta de Ryan fueron en persona a traerlos para disfrutar de esta experiencia tan particular, en un día tan particular como era el de hoy.

Desarmados todos ellos, por motivos de seguridad.

Entre estas personas se encontraba Sullivan, el Jefe de Seguridad de Rapture, el "perro rabioso" de Ryan. Este hombre menudo con ojos cansados sobre sus ennegrecidas bolsas, no era alguien a quien pasar por alto, puesto que desde siempre demostró devoción leal a Ryan y al Proyecto de Rapture, al igual que mostraba una moral férrea.

-Muy bien, -comentó sacando el reloj del bolsillo- en nombre de Andrew Ryan, me gustaría decir unas palabras mientras avanzamos hacia el exterior del faro...

Y con esto dicho, sus primeras palabras en todo aquel viaje, y con un paso acelerado, el hombre fue guiando a todos los presentes por las escaleras laterales hasta las grandes puertas del faro, en donde dos agentes de Ryan abrieron con esfuerzo, dejando ver la luz de la luna y las estrellas una visión que muchos anhelaban desde el fondo del océano.

-Rapture es un Proyecto Utópico que se ha podido llevar a cabo gracias a la más pura rectitud y buen hacer de todos los eslabones de la gran cadena de progreso. Tanto grandes líderes de la industria como meros trabajadores, todos formamos parte de esta gran cadena y... -El hombre sacó de su otro bolsillo un papel arrugado del cual empezó a leer tras encontrarse- _Aquí... tan solo por medio de la discrección podemos continuar de este modo. El Parásito del exterior busca las riquezas que hemos creado a la hora de hacer cuantiosos sacrificios para llegar a ella. Espero que todos y cada uno de vosotros cumpla con su función dentro de la gran cadena de progreso, ahora que todos los problemas y escollos han sido solucionados con la sangre y sudor de la frente de tantos hombres y mujeres de Rapture.

Tras leer aquel último mensaje, el hombre volvió a guardar el papel arrugado en el mismo bolsillo a la par que sacaba una pequeña cajetilla de tabaco del interior del mismo. Al parecer también iban a disfrutar de estar en el exterior. 

-Ya pueden contemplar el paisaje. -Dijo mientras se apartaba de la puerta y se encendía un cigarrillo- Enhorabuena por ser elegidos "al azar" para esta experiencia.

Anthony pareció disfrutar del ascenso a pesar de lo abarrotado de la batiesfera. En todo momento mantuvo una sonrisa afable y se entretuvo con el espectáculo marino que se vislumbraba más allá del enorme ojo de buey del artilugio.

Una vez en la superficie, el señor Abbot absorbió el discurso del jefe de seguridad con decoro. Le dedicó un medido aplauso a Sullivan cuando este finalizó sus inspiradoras palabras, satisfecho.

Acto seguido se apresuró por salir al exterior, manos anidadas a la espalda. Quedó inmóvil al poner un pie fuera, contemplando el cielo, las estrellas... aquella luz que no era artificial. La brisa, a la vez igual y distinta a la de Rapture, le acarició el rostro.

—Vaya... casi había olvidado la pinta que tenía —afirmó en voz alta.

Menudo lío, tan cómodo que se está abajo. - pienso mientras intento pasar desapercibido entre la multitud.

No me gustaba salir de Rapture, este mundo ya estaba jodido y Rapture era el futuro, pero cuando eOs bastardos de la seguridad te decían andando, lo mejor era obedecer antes de que te partieran una costilla de un buen golpe.

Lo cierto es que las palabras de Ryan eran una verdad innegable y como tal, no veía sentido en contradecirlas, en especial porque todos los gobiernos que quedaban aquí afuera eran sucios y corruptos. 

Ojalá algún día el mundo cambie.

La abarrotada batisfera finalmente abrió sus puertas para permitirle la salida. El doctor Konrad se permitió un momento para poder estirar las piernas y después avanzar entre el conglomerado de figuras y siluetas que se habían ido uniendo para escuchar el discurso del señor Sullivan. 

Tomó su distancia, mostrando evidencias visibles con su expresión, mientras buscaba evitar el humo de quienes extraían un tabaco para fumar. Una vez concluidas las palabras del jefe de seguridad, el hombre se acercó a la primera persona que observó. Se trataba de un hombre adulto, pelo castaño y quien portaba un bigote poblado. Aquel hombre estaba apreciando el cielo y las estrellas cuando finalmente, el doctor decidió romper el hielo expresando: - Es curioso, ¿no le parece?, cómo buscamos la libertad en los lugares más ... extraños. Uno podría decir que Rapture es una prisión sumergida, pero el señor Ryan ha logrado darnos la libertad en un sitio confinado - 

El doctor extiende la mano para introducirse y dice - Permítame presentarme, creo que no hemos sido introducidos, mi nombre es Doctor Argus Konrad, me place conocerle... - termina en una pausa con la cual solicita el nombre de su interlocutor.

  A pesar de que parecía que no se tenia una razón de peso ...que valiera... para negarse a esta invitación, lo cierto es que disfrutaba el poder contemplar mas haya del mar para variar ... nada en contra de la belleza marina, pero un cambio de aire nunca viene mal la verdad.... 

    ¿ saben lo que siempre me sirve para eliminar  los parásitos estomacales ? - mentaba tras escuchar la forma despectiva que usaban los Raptunianos para referirse a los extranjeros  - una buena botella de Whiskey recién abierta, por que dios !! y te deja como tuna recién cosechada Bwajajajaja.. - dejando escapar una carcajada bastante animada mientras contemplaba las vistas del lugar, siendo consciente de que no era un lujo que se pudiera repetir constantemente.

- Qué bien sienta la brisa - nada más salir de la batisfera la joven Nina había abierto los brazos y había respirado hondo. No es que le gustara abandonar la seguridad de Rupture, pero si la obligaban a salir pues tampoco estaba de más disfrutar de la salida - cuanto tiempo sin ver el cielo nocturno.

Dejó un momento que el fresco aire de la noche llenara sus pulmones y luego, como si alguien le hubiera hablado, se giró a un lado y se puso hablar - ¿Qué dices, Mr Flipp? Claro que no hay monstruos marinos aquí - agitó la mano y siguió hablando a la nada - no te preocupes, si se presenta uno yo te protegeré. O en caso de apuro puedes tirarle tus zanahorias para distraerle y escapar.

Por unos momento continuó con su solitaria charla hasta que escuchó algo por ahí que le llamó la atención - si vais a tomar unos tragos yo también me apunto - animada se acercó a los hombres que estaban hablando - parece que vamos a estar aquí un buen rato, así que mejor pasarlo de la mejor manera. Por cierto, me llamo Nina Stuart, novelista de cuentos infantiles.

¡Uy uy uy! Aquí se cocía algo. El detector de Beth para los chismes estaba desbocado, como las alarmas ante vías de agua en la ciudad submarina. A esta corista le fascinaba aquella congregación de personalidades tan variopintas... ¡y algunas hasta famosas! Era un día especial, que rompía la monotonía.

Todo el viaje en la batisfera, así como mientras Sullivan daba su discurso, Beth tuvo el oído puesto en las conversaciones ajenas. Y no era algo que disimulara, la verdad. Quién la conocía, sabía que era su único hobby en Rapture. 

Pero su comportamiento pueril se disipó en cuanto las puertas se abrieron y observó el cielo nocturno. Sus ojos se abrieron tanto como su boca. Pre-cio-sas... No recuerdo la última vez que las vi. Estrellas.... Una lágrima de emoción se escapó de su rostro. Sin duda era un día especial, que rompía la monotonía.

Giuseppe no dejó de maravillarse por el funcionamiento de la batisfera y del paisaje que les rodeaba, cuando finalmente se abrió, tardó unos instantes en salir de la misma. Una vez fuera, sonrió al disfrutar de la brisa marina de nuevo - Como se echan de menos las pequeñas cosas - dijo, para si mismo, con un leve acento italiano.

Tras escuchar las palabras del señor Sullivan, y dedicarle un educado aplauso, se dirigió a la fuente de las risas -Vaya, si eso ha sido una invitación, cuenten conmigo- rió Giuseppe. -En cualquier caso, ¡salute!-.

Tras haberse acercado al grupo, Giuseppe ofreció su mano a los presentes, presentándose -Giuseppe Mallone, a su servicio y al de su familia-.

Me había quedado dormido, durante todo el viaje, así que estuve algo despistado, durante los primeros minutos de la incursión, ignorando al resto que estaban en su rollo, no me quería meterme en mas de los que ya tengo. Me quedo viendo el faro, de arriba a abajo, sin alguna duda, ya se ve, que todo es un proyecto muy ambicioso, aun que me pregunto, si esto va servir para conseguirme una nueva vida. Intento prender un cigarrillo, aprovechando que estamos en un lugar abierto, pero debido al choque de las olas, con las rocas de la mini isla, los cigarrillos junto al encendedor, están empapados, así que solo me quejo con mi mala suerte, para luego desahogarme con el tal Sullivan, que solo le digo una cosa, de todo lo que ha comentado, mientras caminamos al faro. 

Mientras se pueda fumar a gusto, me conformo. Tras decir eso, volteo ver al resto de la gente que mi acompaña, sin alguna duda provienen de diferentes lugares, con diferentes oficios y talentos, pero paso de largo por ellos. 

- Es curioso que lo mencione, señor Konrad. No es sino la obligación del secretismo la que mascara esa libertad tan deseada pero... ¿una prisión? Un retiro espiritual, me atrevería a decir.

Un hombre perfectamente trajeado da un paso hacia adelante, con un claro acento de Arizona. Se lleva una mano al sombrero a modo de saludo

- Burt Reginald Mallory, caballeros. Y señoritas.

Anthony viró el rostro hacia el doctor, su improvisado interlocutor. Haciendo gala de un semblante todavía jovial, asintió un par de veces y devolvió la mirada a aquellos cielos repletos de misterios.

—Decía el filósofo romano Séneca que "para escapar de lo que nos hostiga no necesitamos estar en otro lugar, si no ser una persona diferente"... ¡se nota que no conocía Rapture! —bromeó, carcajeándose—. Es una paradoja deliciosa, si le digo la verdad. "Una jaula en el fondo del mar", el lugar más libre del mundo.

Le estrechó la mano con vigor.

—¡Un placer, Doctor Konrad! Mi nombre es Anthony Abbot, el propietario de The Finer Choice, aportándole el mejor vestuario, para hombre o mujer, desde la incepción de nuestra querida ciudad. 

Burt se unió a la conversación, a lo que Anthony le dedicó una sonrisa, mostrándole sus impolutos dientes superiores.

—¡Un placer, señor Mallory! Tiene usted buen gusto con los trajes —le halagó.

Ed se encontraba apoyado en su muleta con ambas manos, mirando al cielo estrellado, cuando miró con cierta apatía a Sullivan durante su discurso, uno que era bastante evidente que había sido preparado con antelación, pero no la suficiente. No reaccionó demasiado al escucharlo, simplemente dirigió la mirada de su único ojo hacia la infinidad del espacio.

Una gran melancolía se podía ver en Chasey, quien, tras un suspiro, pronunció en voz baja para sí mismo. - ¿A caso somos realmente libres si no podemos apreciar este paisaje? - comentó, rememorando y contestando al corto discurso pronunciado hace escasos minutos. - Pero quien algo quiere, algo le cuesta y el resto del mundo es menos libre que un grupo de gente que se ve relegada a vivir en el fondo del mar. - dijo un poco más alto, sin dirigirse a nadie.

Toda mi vida siempre ha sido igual. Una mujer con un cierto atractivo pero negra y mujer siempre va a despertar el rechazo de la sociedad. Porque si no te discriminan por una cosa lo hacen por la otra, o por ambas, o se hacen los que no te discriminan quizá por buscar llevarte a la cama.

En cualquier caso cuando surgió la oportunidad de venir a Rapture ya estaba cansada de mi vida, así que acepté. Y aunque reconozco que aquí encontré menos discriminación hacia mi persona, esa sigue existiendo. Como cuando eres una químico y no te dejan ejercer porque tienen todos los puestos ocupados en ese momento. Y al final te toca trabajar de lo que sea.

Cuando la policía llegó a mi casa por lo menos rompió la monotonía. Casa trabajo trabajo casa casa trabajo trabajo casa...

Estoy en la batisfera mirando como el agua pasa a nuestro lado como una centella, asombrada por esa tecnología. Y reconozco que una sonrisa asoma a mis labios.

Y por fin llegamos. Me bajo de la cápsula y realizo unas cuantas profundas inspiraciones mirando al mar. Veo un grupo de personas pero decido no acercarme, bastante discriminación tengo como para hacerlo.

Sin embargo me fijo que un hombre está intentando encender un cigarrillo y con la humedad y el viento no lo consigue. Lo primero que hago es sacar un poco del relleno del forro del abrigo que llevo, que supongo será lana mezclada con algo. Me voy a una de las zonas metálicas que estén en el exterior oxidadas, raspo un poco el óxido y lo envuelvo en el trozo relleno. Finalmente me acerco al hombre.

Perdón, señor le digo al tipo del cigarrillo, pero no he podido evitar ver su problema. ¿Me permite su mechero? En caso de que acepte, colocaré el rulo que he hecho con el forro del abrigo manchado con un poco de óxido y apenas en un par de chispas consigo que se empiece a desarrollar un fuego pequeño. Fuego que luego ofrezco al señor junto con su mechero.

Cuan grande fue mi decepción al verme metida en aquella batisfera repleta de gente de cualquier índole. Cuando recibí la "invitación" de Andrew Ryan imaginé que sería un encuentro entre las personas de más alta clase y estatus social que habíamos invertido en Rapture... no una mezcla de todo tipo de... individuos. Por ponerles nombre.

No entendía a qué venía entonces todo aquello. ¿Acontentar a las masas?. Contuve la respiración tanto como fui capaz hasta que salimos de aquél aparato abarrotado sumergible. Demasiados olores indeseados, demasiada gente. Aunque debía admitir el orgullo que sentí viendo a Rapture en todo su esplendor durante el tour. Quizás sólo por eso hubiera merecido la pena. Aunque esperaba sacar algo mejor de ésta experiencia.

Sullivan dio su discurso, evidentemente bien programado. Y para cuando nos llevó al exterior, algunos le aplaudían y otros simplemente se dejaban llevar. Miré al cielo estrellado con expresión indiferente. No era algo que echase tanto de menos. Pero respirar aire puro sí se sintió bien, tras haber estado embutida con todos los demás.

Bravo, señor Sullivan. Unas palabras dignas del mismísimo Ryan.   Le elogié con educada elegancia y seriedad. El resto parecían concentrados en disfrutar del paisaje. Especialmente los que evidentemente no podrían permitirse una cosa semejante en toda su vida. 

Sólo tenía ganas de regresar. La empresa que Yo y mi marido habíamos tirado adelante allá abajo no iba a funcionar por sí sola. Quizás alguno de estos personajes merecieran la pena mi atención. Descarté de mi rango de visión a aquellos que no estuvieran a la altura, e intenté socializar.

A primera instancia, el Doctor Argus Konrad y un empresario textiles y vestimenta llamado Anthony Abbot, parecieron ser los más interesantes.

Desde luego sólo los grandes visionarios ven la libertad donde otros más incapaces sólo ven una prisión submarina. Digo, uniéndome a su conversación. Mi nombre es Madamme Maum. Propietaria de industrias Protect&Fusile. Era obvio que no necesitaba muchas más explicaciones, pues era una empresa de seguridad conocida por todo Rapture. Es agradable encontrarse con gente de  buen vestir  en ésta ...exclusiva visita al exterior.

Mira, mira, el mar. Qué lindo, no. Decía mientras abrazaba fuertemente mi peluche de trapo. Pececitos, en el mar. Nadan y nadan. Ves, ves. Dije señalando al mar, llena de emoción. Esto no es como en Bethlem. Aquí se ve todo, dije mientras me reía cubriéndome la cara con el peluche.

Ah, cierto. No me he presentado. Dije con un tono se sorpresa. Me gire y mire al resto; haciendo una pequeña reverencia mientras levanto sutilmente un lado de la falda con una mano y en la otra sostengo al peluche. Encantado de conocerlos, me llamo Olivia Colman. Estaré encantada de pasar esta experiencia con ustedes. Dije mientras sonreía dulcemente.

Sumida en sus propios pensamientos, con aquel rostro sumamente angelical y a su vez rebosante de tremenda tristeza y melancolía, la joven artista y única heredera de la acaudalada familia Overheart se mantuvo imperturbable y serena mirando fijamente el hermoso horizonte estrellado, que parecía no tener fin. Suspiros quedos escapaban en ocasiones de sus finos labios, cual punzadas en su recién lastimado corazón.

Cualquiera de los presentes podría sospechar, sin miedo a equivocarse, que la muchacha peligrís con exquisito vestido de luto de tonalidad oscura y de estilo Gótico Victoriano no habría escuchado ni una palabra del discurso del señor Sullivan. Y no era para menos, ya que por la mayoría era sabido que apenas había transcurrido un par de semanas desde que se produjesen las sorprendentes y lamentables muertes de sus dos progenitores bajo circunstancias que todavía seguían pendientes de resolver, y de lo cual para nadie sería un plato de buen gusto.

No obstante, allí estaba Lenore Overheart en plenitud, quién siendo conocedora de que había sido elegida para acudir a aquella cita o invitación, no había puesto reparo alguno en acudir. Probablemente aquel tour le serviría para despejar la mente y levantar el ánimo, y quizá con suerte, hallar respuestas a su desdicha. ¿A caso no les acompañaba el mismísimo Jefe de Seguridad de Rapture? ¿No encontraría el momento y la oportunidad de socializar con algunos de los magnates y grandes personalidades del lugar?

- Realmente este paisaje es hermoso, digno de ser inmortalizado... - terminó por romper su silencio con un breve y delicado susurro, sujetando entre sus finos dedos la cámara de fotos que siempre pendía de su cuello y le acompañaba a todas partes, y lanzando varias fotografías que recogiesen la bella estampa nocturna. Probablemente estaría disfrutando mucho más esta experiencia si las circunstancias fuesen otras...