Partida Rol por web

La explosión del lanzagranadas me tiró al suelo. Me dolió caer de culo, pero no dejé de mirar. Finalmente ese maldito BigDaddy había sido eliminado.

Estaba frustrada, agotada y despeinada. Cuanto estrés. Y mi vida estaba en las manos de estos majaretas? aldije por lo bajo poniéndome en pie, por fin tomándome un "respiro", si es que podía decirse así.

Maldita sea me daba por muerta. Ya está! destruido! ahora déjenos marchar de una vez! grité hacia donde fuese que pudiera oírme Atlas.

Burt se lanzó a por sus municiones el primero. El que no corre vuela, y encima tanta historia pidiendo balas y aún tenía. A mi no me sirve nada, sólo el dinero que me toque, o quien quiera darme más que me dé más. me parecía injusto, pero me daba igual a estas alturas. A saber si nos dejaba marchar a todos o no. Lo veríamos en cuestión de minutos.

Eso sí, si nadie reclamaba algo en particular, me lo llevaría yo y ya lo repartiría luego. No iba a permitir que volviera a perderse otra arma, como mi maldito lanzagranadas que le di a John y que ahora yacía en el suelo vete tu a saber dónde.

Klymene suspiro aliviada, pese a que aquella explosion le tomo totalmente por sorpresa. Al menos habian logrado lo que ese hombre les habia pedido, esperaba que cumpliese su palabra.

-Hemos con nuestra parte cumplido, espero que usted cpn la suya cumpla.

Dijo mientras se acercaba al botin.

-Ninguna de estas m8niciones me sirve, tomadlas ustedes, solo me quedare con parte del dinero.

Comento

-¡¡AGh!! ¿Pueden dejar de atacarme solo un segundo? -Que me llegara la deflación de aquel ultimo ataque me dejo tirado en el suelo y malherido apenas a un soplo de la muerte y pese a que todo esta situación me había dado una buena idea para una nueva obra, temía que ni siquiera pudiera levantar el pincel, por suerte el monstruo de latón estaba muerto y podríamos respirar tranquilos, siempre y cuando Atlas mantuviera su palabra.

-Me quedare la munición de metralladora, con suerte abra alguna mas tirada por hay. -Viendo lo necesario de tener un arma no solo para protegerme de traidores y locos, me acerque al cadáver, así al menos tendría munición de algo o podría usarlo de trueque llegado el momento.

-Espero que se haya guardado esas balas para cumplir con su palabra cuando vengan a buscar a la niña, Sr.Abbot -Advirtió al sastre pasando a su lado.

-Y si alguien tiene a bien ofrecerme un botiquín o alguna galleta la aceptaría con gusto, creo que estas heridas empiezan a ser mortales de necesidad.

- El señor Abbot fue un oportunista la otra vez, disparando a Ed. Y ahora no ha hecho nada por ayudar. Me pregunto qué está maquinando, señor Abbot.

- Por otro lado, la señorita Mbaba me temo que no va a ser la próxima víctima. Si fuera yo, me gustaría que fuera el señor John C. quien le diera un buen uso a mis pertenencias.

Con la caída de aquel gigantesco Big Daddy y su característico lamento metálico, los hombres de Atlas hicieron su aparición, ahora más fuertemente armados con Bots de seguridad, e incluso la torreta que se encontraba en esta sala y nadie hackeó (leed el post de las ) también se activó. Todo esto tenía un único sentido, amedrentarlos.

-Un gran trabajo, chicos. -Comentó Atlas dando un par de palmadas a la culata de su revolver- He de admitir que por un momento me habéis pillado y pensaba que tenía que venir con todo el equipo a hacer el trabajo sucio y a limpiar unos mierdecillas... ¡Pero lo habéis logrado!.

El hombre señaló con el revolver a aquella batisfera y lanzó con su mano libre una llave activadora con una secuencia de ADN especial a Klymene Morgenstern. Al parecer esta le iba a dar acceso a la Batisfera y a viajar con ella.

-Ahora subid a ese trasto que os voy a mandar de viaje. -Les ordenó a todos los presentes- Y recordad; ni una palabra a ese viejo perro de Sullivan. Sería una desgracia que se chafase la sorpresa, ¿No creéis?.

Mientras aquellos hombres y mujeres secuestrados se disponían a abandonar el complejo, cada uno a su debido ritmo; estos no tuvieron más remedio que callarse todo lo que había acontecido, al menos de momento mientras la amenaza de Atlas y sus matones estuviera presente si no querían ser ejecutados ahí mismo, por otro lado, lograron repartirse algo del botín que había disponible del Big Daddy asesinado.

• x2 Balas Antipersonal de Pistola para Burt Reginald Mallory
• x3 Balas Antipersonal de Metralleta para Lenore Overheart
• x3 Balas Antipersonal de Metralleta para Jarno Kantelinen
• x2 Balas Eléctricas de Escopeta para Burt Reginald Mallory
• x3 Misíl Teledirigido de Lanzagranadas para Olivia Colman
• 20$ para Madamme Maum
• 20$ para Olivia Colman
• 20$ para Burt Reginald Mallory
• 20$ para Anthony Abbot
• 21$ para Jarno Kantelinen
• 21$ para Klymene Morgenstern
• 21$ para Lenore Overheart
• 21$ para John C.

La pequeña Little Sister salió corriendo del lugar, tratando de escapar, pero aquellos matones de Atlas la habían logrado atrapar y desarmar, llevándola a una sala contigua en volandas, agarrada de muñecas y tobillos mientras esta se retorcía como podía, lloraba y gritaba por ayuda que no llegaría.

-¡Señor Pompas!. ¡Ayuda!. ¡Chicos malos!. -Gritaba una y otra vez sin poder hacer nada para liberarse de lo que su destino le depararía- ¡Chicos malos!. -Volvía a repetir- ¡Noooo! ¡Nooooo!. -Los gritos eran de auténtico terror, pánico y eso que no sabía lo que le depararía el futuro.

Mientras todos subían a aquella batisfera, ahora teniendo espacio más que de sobra para que todos ellos pudieran acomodarse -incluyendo el bot de seguridad de Lenore Overheart- Atlas parecía interesado en ver uno a uno, como estos se disponían a partir hasta que...

-Un momento. -Dijo con más de la mitad de los secuestrados a bordo- ¿Quien?. ¿Este?. -Preguntó al aire, a uno de los presentes y tras recibir la confirmación de alguna forma, levantó el revolver a la altura de la cabeza de Anthony Abbot, el cual estaba cruzando hacia la Batisfera y disparó a traición.- Tu no tienes pase de viaje.

El cuerpo inherte de Anthony Abbot cayó hacia un lado de aquel pequeño muelle improvisado de los contrabandistas, perdiéndose y hundiéndose en las oscuras aguas de aquella cueva. Al parecer; este había sido elegido para morir por orden de alguno de los traidores reales que se encontraban entre ellos... o quizás por simple capricho de un teatrero Atlas que quería segar una vida más.

En total desde la llegada de Atlas se habían cobrado tres vidas más, la de Nicholas Castle ejecutado por este luego de que por medio de la democracia lo hubieran atrapado y atado; la de Irene Morgan para hacerle una lobotomía y conseguir algo más de práctica, la de Aberash Mbaba enfrentándose al Big Daddy y finalmente la de Anthony Abbot, señalado por uno de los traidores para dejarles vía libre.