Día 0: Prólogo

Amanece en el pueblo dando comienzo a una nueva semana. Todos los habitantes habéis sido convocados por el Alcalde a una reunión de urgencia. Aunque no se ha especificado en ningún momento el motivo de dicha reunión, podéis sospecharlo. Ninguno sois tan ingenuo como para fingir que esa convocatorio os ha pillado por sorpresa.

Uno a uno vais entrando en la sala de plenos del ayuntamiento, donde se os ha citado. Este lugar es de sobra conocido por todos los habitantes del pueblo, ya que hace las veces de sala de eventos, oficina para reuniones importantes, capilla para bodas civiles, y un largo etcétera.

Parece que aún no ha hecho acto de presencia ni el alcalde ni ninguno de los demás miembros del Ayuntamiento, como es costumbre llegan tarde. Al acceder, encontráis la sala completamente desierta, sois los primeros en acceder al edificio.

Voy tirando migas de pan en la entrada mientras espero para tenderle trampas a las palomas. La cosa esta muy malita y hay que andar cocinando pajarillos cualquieras que se me acerquen pal'estomago.
Veo una señora, la Riti, tal ves le pida trabajo. Aunque soy algo vago, mejor sigo comiendo palomas silvestres.
Aparte ya tengo una changuita, estoy como Valete ParquIng. Y aqui tambien, ayudando a la gente a estacionar los automovIles.
Luego me siento atrasito para estar libre cuando halla que sacar los automovIles otra ves de la gente. Pero cuanto lujazO, no lo recordaba. ¿No les molestara si les pido prestadas unas sillas que me hacen falta?... Ya preguntare...
Me siento cruzado de brazos esperando el discurso. ¿Era algun politico que queria votacion? Por que yo ni sabia a quien votar... Ya veremos los candidatos. Si alguno es menos pior lo votamos con los vecinos segurito segurito...

-¡Holita, ricuras! -saludé, con una amplia sonrisa mientras entraba en la sala del pleno del ayuntamiento, caminando sobre mis preciosos zapatos de Channel rojos-. Lo siento mucho si me he retrasado un poco. ¡Perdonad, plis! ¡He venido con lo puesto desde casa!

Por supuesto, era mentira. Había tardado una hora entera en maquillarme para quedar divinida, con mis labios pintados de un encendido tono rojo y aplicarme una máscara de pestañas para resaltar mi mirada azul. La siguiente media hora la había invertido en elegir vestido para aquella reunión pero, al no conocer los motivos de la misma, opté por un discreto y sencillo vestido negro.

Había pensado también en llevar mi bolso, que me costó una auténtica fortuna, aunque intuía que para los otros convocados a la reunión, aquello hubiera sido demasiada elegancia en una misma persona.

Por suerte, llevaba a mano mi IPhone de cuatrocientos euros. No porque estuviera esperando ninguna llamada, sino porque una no sabe cuándo ni dónde será el momento ideal para echarse un selfie.

El mendigo se asea como puede en la fuente publica antes de ir a la reunión,mas que por interes es por si puede llevarse algo a la boca.

Al llegar ve a su vecino Negro dando de comer a las palomas,ni corto ni perezoso el mendigo pone sus puños bajo las axilas y comienza a caminar despacio pero levantando fuerte las rodillas hasta su desnutrido pecho.

Pacooo...Pacooooo

Hace el ruido para parecer una paloma mas Pacoooooo.... a la par que baja su cabeza y alza su culo para tomar del suelo los trozos de pan con sus finos labios para después levantar la cabeza al cielo y engullir como un ave.

Clint entra en el ayuntamiento a tiempo de ver a los dos pobres retrasados que se han quedado sin hogar. La anciana Riti le contó la historia de aquellos dos pobrecillos. Al parecer el aparcacoches se le escurrió a su padre en el nacimiento y el del nombre impronunciable que se creía una paloma en realidad se llamaba Arnold Stirling, pero no sabía pronunciar bien su nombre. Lo único que sabía pronunciar era simular un estornudo, y por eso se le llama así.

Nunca dudó de la palabra de Riti. ¿Por qué habría de mentir?

Avanzó por la sala y vio a la siempre impecable rubia.

Buenos días Brunhilda. He estado dibujando unos bocetos para la zona ajardinada de su edificio. Ya sabe, esa que me encargó que tuviera dos parterres de petunias y una fuente de mármol. No sabía que iba a venir usted, así que no traje los bocetos, pero si le parece luego puedo pasarme a llevárselos. O si está muy ocupada, puedo intentar contárselos con una servilleta y un lápiz.

Y mientras lo pronunciaba, de debajo de su boina y encima de su oreja, extraía ya un lapicero de punta blanda y se armaba con él dispuesto a compartir sus diseños a la mínima señal.

Como toda buena anciana de un porrón de años y parte del otro. Ritiana, Riti para todo pueblerino que se preciara de conocerla. Se encontraba desde dos horas antes en aquel lugar, en primera fila. Llego antes incluso que quien abría las puertas, pero al ser quien era ella, buen manojo de llaves tenia la Malaleche para abrir cuasi cualquier puerta de pueblo que para eso ayudo a construirlo prácticamente.

Así que permanecía en primera fila, recta, tanto como le dejara la edad, con su fiel bastón entre sus manos y a su vera derecha el casco de su moto, pulcramente aparcada en la zona de minusválidos a la espera de su dueña.

Poco a poco empezó a llegar el gentío y se preguntaba para sus adentros cuando llegaría el Alcalde para empezar con la dichosa reunión que le había costado el desayuno de las 5 de la mañana.

-¡Buenos días, Clint! -saludé aquel simpático hombre del que nunca había tenido muy claro en qué trabajaba.

Trabajar. Solo la palabra ya hacía que tuviese escalofríos. Lo más parecido a trabajar que yo había hecho en la vida había sido preparar cupcakes en los cumpleaños de mis amigas.

-Por favor, no me llame de "usted", Clint. ¡Si incluso podría ser su hija! -le aseguré, esbozando una sonrisa afable. Se hacía difícil que la gente no te tratase como si fueras una estrella cuando tu padre era el dueño de la mayoría de los negocios del pueblo-. Tuteéme, plis. Y no se preocupe por los bocetos. ¡Ya habrá tiempo de que me los enseñe uno de estos diítas!

Maximilian hace su entrada por la puerta principal, su orondo y rechoncho cuerpo cruza el pasillo tan veloz como un gato obeso que ha olido su cena desde la habitación de al lado. Unos para-nada gráciles movimientos de cadera compaseaban el replicar de la madera a cada paso que el hombre daba hacia las filas superiores de sillas.

Una vez allí, frente a las sillas del bando derecho, sacó un pañuelo de tela con sus iniciales bordadas y usándolo como un guante, acercó entre sí dos de las sillas contiguas con acceso al pasillo central, y acto seguido se dispuso a sentarse sobre estas, en el centro exacto, dejando media nalga a cada silla y espacio más que suficiente como para tener contacto corporal con nadie. De hecho, tanto detestaba que aquellos paletos y palurdos se le acercaran que incluso cogió su maletín de cuero negro y lo puso en la tercera silla en dicha misma hilera. Ocupando así 3 asientos de la primera fila.

Mirando alrededor a los presentes, el orondo hombre se arremangó levemente y como pudo su manga derecha para poder ver su reloj de oro blanco la hora que era, y tras comprobar nuevamente la hora marcada y por tercera vez los asistentes comentó en voz baja y para sí mismo.

-Unpünktlichkeit ist ein Verbrechen

Acto seguido, volvió a mirar al frente, se volvió a colocar la manga y se limpió con el lateral de la mano el polvo o la suciedad que los pantalones pudieran haber pillado desde su salida de su casa.
 

Abrí las puertas del ayuntamiento con un gran empujón para que el ruido provocado avisara a los espectadores de mi grandiosa llegada y extendiendo las manos cual cristo en la cruz grite -Buenas populacho ya ha llegado la estrella de la fiesta- pero todos me miraron por encima del hombro sin saludarme como repudiando mi llegada. JAJAJAJA- no pude evitar reírme estrepitosamente por su reacción. Eche un mirada a toda la habitación para ver quien había llegado, la vieja del pueblo, increíble que todavía se mantuviera en pie esa anciana con ese aspecto, la mendiga del pueblo, siempre pidiendo monedas ya hasta resulta insoportable, la rubia tonta, aunque no se puede negar sus encantos, el perezoso Morrison que raro verlo con tiempo libre para estar aquí y el negro amigo de las palomas, sin palabras para él. Tome asiento en el medio de la sala dejando espacio a mi alrededor para que mis amigos se sentaran cerca.

-Buenas Edrik,*me levanto de la silla* ¿Tienes asiento ya? ¿Te ayudo a encontrar silla? Por alli, por alli. *Tambien ayudo a la gente a encontrar asiento.* Voy a ver unas cosillas afuera, entre otras cosas tengo que aparcar los coches...-
Salgo y me encuentro al "palomo" mas flaco que he visto comiendose el pan -Shulls- -Shhhuuuu! Niño! Shuuuu! Que me espantas las palomas. Esta noche quiero hacer una parrillada de poloma o unas casuelas de paloma, o escaveche,... O al disco o una paella de paloma y arroz. Vecino, igual tu madrastra* me encargo que te cuide, no te me extravies, tu padrastro esta cortando la leña para cocinar, y tu me espantas las palomas. Vaya... Toma pan.- Le doy un bollo de pan que tenia en una mochila en un carrito.

Luego reviso las caja-trampas y veo que ya tengo un trio de palomas atrapadas, rearmo la trampa casera y sencilla y meto las palomas en una jaula.
En eso llegan mas autos y me voy a estacionar a la gente...

El Obeso Mueller al ver tanto ajetreo de pronto, no pudo hacer otra cosa que girar su grueso cuello hacia el gentío que acababa de llegar y hacer tal escándalo, desde un par de pordioseros intercambiándose pan, hasta un borracho con ganas de fiesta. ¿Acaso no había gente decente en este pueblo?.

La mirada de Maximilian entonces saltaría a Clint, un tipejo que parecía ser un galán pero no salía de putero ante la vista de Maximilian. Negando con la cabeza volvió a saltar y esta vez cayó sobre Ritiana una anciana más vieja que el hambre e igual de flaca; una mujer venerable solo por tener más dígitos que nadie en el Pueblo.

Por último su mirada se posó cual grácil mariposa sobre la dulce flor que era Brunhilda, no solo era la más hermosa flor de aquel vergel, sino que además sería una esposa perfecta; ya que a parte de rica era aria, como él. Con un poco de valor reunido en sus años de experiencia en vídeo-juegos de citas tales como "Boy's Love", "gakuen heaven"... 

Grüße
Schöne Frau.
Was denkst du über dieses Treffen?

Confiaba en que ella hiciera gala de sus apellidos y entendiera a la perfección el idioma en el que este humilde caballero le trataba. Puesto que había muchos paletos que tan solo hablaban un único idioma en aquel pueblo, y lo que es peor, un idioma de jardineros y camareros, el "Españolo".

Escucho a Maximilian Mueller hablarme en un perfecto alemán, y mis ojos azules como zafiros se clavan de inmediato en los de él. Teniendo en cuenta la gran cantidad de inmigrantes españoles que ahora viven en el pueblo, siempre es agradable comprobar que alguien sigue empleando la lengua nacional. Una sonrisa se dibuja en mis labios rojos mientras agacho la mirada y me aparto un mechón de mi rubio cabello detrás de la oreja.

Grüße, Max
Danke für das Kompliment
Du bist sehr nett
Ich denke, dieses Treffen wird sich mit der Einwanderung beschäftigen
Gibt es nicht zu viele Ausländer in dieser Dorf?

Maximilian asienta con la cabeza, era agradable poder tratar con alguien de su misma categoría e incluso pensamientos, es muy probable que lo que ella dijera fuera cierto, a fin de cuentas, el problema de la inmigración era cada vez mayor en toda Alemania, desde aquellos piojosos refugiados que convierten hermosas ciudades en gëttos, hasta los pordioseros que tenemos que aguantar en nuestro propio pueblo.

Es ist sehr gut möglich, dass Sie Recht haben.
Immerhin sind sehr wenige Arier in diesem Raum
Warum ein Haufen unkultiviert, die keinen Respekt für unsere Sprache und unsere Kultur kommen in unserer geliebten Nation zu leben?
 

Tras decir esto, Maximilian niega con la cabeza y se recolóca las gafas usando el rechoncho dedo corazón de su mano derecha sobre su grasienta nariz porcina; pues sabía que las mujeres adoraban como un hombre atractivo como él, se ajuste las gafas con ese gesto.

-¡¡A ver niños!! -Golpeo el suelo con su bastón sin girarse. -Aquí se habla en EspañoL, así que a hablar el idioma de los nazis a casa. Que este pueblo es decente. Hombre ya. -Volvió a golpear otra vez el suelo, a modo de anuncio que había acabado con las amenazas habladas...

Había ido varias veces a la sala de eventos para asistir a conferencias, admirando la capacidad intelectual que el pueblo quería mostrar sus habitantes, por lo que conocía perfectamente el camino. Sin embargo la llamada de urgencia fue distinta, no era un comunicado spam en su correo electrónico, sino un aviso que despertaría su curiosidad, madrugando aquella mañana por los nervios.

Siempre que iba a algo oficial se arreglaba, lo justo y necesario para ir formal pero no parecer demasiado presuntuoso, la mezcla perfecta entre tener clase y ser discreta. Se puso por tanto su vestido favorito, negro con un cinturón blanco que resaltaba las curvas y el cuerpo femenino que escondía a pesar de su juventud, descubriendo únicamente unas piernas cubiertas por medias transparentes y unos zapatos planos. El bolso a juego, regalo de su madre, era lo suficientemente grande para que cupiera lo básico, una libreta de hojas en blanco y un pequeño estuche con varios bolígrafos, un lápiz y una goma, aparte de lo básico indispensable que una mujer lleva siempre a mano.

Miró el reloj de su móvil para comprobar la hora mientras subía las escaleras del Ayuntamiento, verificando que no había llegado tarde a la reunión y saludando con una encantadora sonrisa a los vecinos con los que se encontraba.

Sin detenerse demasiado, se apresuró a sentarse en uno de los asientos libres por las primeras filas, cruzando las piernas y dejando el bolso sobre su regazo para poner después su móvil en silencio, esperando que no sonara en mitad del acto.

Un aleman orondo de nombre desconocido (porque siempre lo pronunciaba en Kartofen) pero que mentalmente Clint llamaba Ignatius (vaya a usted a saber por qué), interrumpió su conversación con la señorita Brunhilda. Como no. En alemán.

Clint se sintió fuera de lugar cuando ella le respondió y miró mal a Ignatius "Bola-de-seben" cuando éste le hizo el Fuck You a la señorita.

Pero entonces, la anciana Riti les amonestó y él descubrió que el cadáver de primer fila que había cuando él llegó no solo no era un cadáver sino que era su buena amiga Riti.

Avanzó hasta ella despidiéndose con un gesto y una sonrisa de la rubia alemana.

¡Riti! ¿Qué hacías ahí en silencio? Precisamente te estaba buscando. La gotera de tu tejado ya casi está acabada, pero me distraje cuando vi un atoramiento en el canalón. Te lo he estado desatascando gratis para que no acumule agua y formen nuevas goteras. Lo que no sabía es que las Zarigüeyas escalasen hasta los tejados, ni que les gustasen los tubos de metal estrechos para ir a morir. Total... que me he distraído un poco, pero ya lo tengo casi finiquitado. Eso sí, mientras consigo el alquitrán para impermeabilizarte la zona de la gotera, he visto que tienes desconchada la chimenea, así que si quieres te puedo reparar la mampostería y, ya que me pongo, deshollinarte un poco los conductos... ¡Ah! Y antes de que se me olvide ¿Hace cuanto que no renuevas la instalación de televisión? Con esa antena de los años 50 no debes pillar ni siquiera la nieve del canal público. Mejor será que te instale una antena nueva. Y un pararrayos, claro. Estos chismes nuevos son un tarro de miel para las tormentas eléctricas. El pararrayos evitará que te explote el televisor y se te chamusquen las pestañas por la estática de la instalación eléctrica.

En realidad, desde que había descubierto el filón de la casa de Riti, Clint no había vuelto a estar ocioso (Y eso que nunca había destacado precisamente por estar ocioso). Era una auténtica ruina que seguía en pie porque las catástrofes naturales sentían pena al verla.

El mendigo no se puede creer que un pan entero sería para el,por sus ojos comienzan a caer dos lagrimas como fundas de guitarra,toma el pan con ambas manos y o alza al cielo como dando las gracias a los dioses.

-Muchas gracias Señor Negro y mas viniendo de usted que es negro y tampoco lo pasa bien, hace tanto que no como que no recuerdo ni que es cagar,Señor, si me permite le canto algo creado por mi para situaciones como esta...

El mendigo deja con sumo cuidado el pan en el suelo,da dos pasos hacia tras,pone las manos bajo las axilas para parecer un pollito y comienza a cantar mientras mueve el culo como si fuera la colita de un pollo.

-Pio pio,el pollito hace pio pio,el pollito hace pio pio, el pollito comerá esta noche,pio pio, los gusanos no le sacarán los ojos por que no morirá de frio,pio pio.

La agradable conversación que mantenía con el corpulento joven alemán lleno a su final por lo más parecido a una bruja que teníamos en el pueblo: la señora Ritiana Malaleche. Nos había llamado nazis sólo por hablar en el idioma oficial de Alemania. "¿Pero esta señora no podría pensar en hacer cosas útiles, como morirse?" pensé para mis adentros, con rabia.

Diese alte Frau respektiert nichts!
Will sie, dass wir nicht Deutsch sprechen, wenn wir in Deutschland leben?

Maximilian se encogió de hombros, a fin de cuentas los misterios de la mente humana se le escapaban, él era feliz en su fábrica de enlatado de embutidos porcinos. Solo tenía que controlar la producción, hacer comprobaciones, hacer cálculos estadísticos, evitar que las máquinas se atascaran y hacer que todo siguiera como la seda. Como a él le gustaba. Aunque por desgracia ese tipo de vida lo alejaba de socializar con otras personas y por ello no comprendía la lógica de aquella mujer, aunque se pudo hacer una leve idea.

Die senile Demenz
Sie ist eine alte Frau, die nicht weiß, was er sagt,
Sie weiß nicht einmal, wo sie lebt

Las reuniones en el Ayuntamiento se realizaban con cierta periodicidad para tratar los asuntos referentes a la administración del poblado, pero rara vez se convocaban tan temprano. Algo que indicaba la importancia de la misma, más aun considerando la anomalía no estadística que había notado en las emergencias del hospital.

La noche anterior había estado de guardia por lo que me sentía cansado, sólo tuve oportunidad de darme una ducha rápida (lo peor es que ni siquiera pude compartirla con la enfermera Evans) antes de presentarme en el lugar.

Al llegar noté que aún faltaban la mayoría de los habitantes, y quienes estaban ya habían comenzado a segregarse. El pequeño Schulls cantaba mientras el “Negro” cazaba palomas. Ambos requieren refuerzos antivirales.. En el centro la llamativa Brunhilda, el siempre ocupado Clint y el presuntuoso Max formaban un trío dispar. Ella sin duda atrae a hombres de cualquier clase.. En la primera fila se encontraba la señora Riti digna representación de los beneficios de una alimentación sana. Y quien seguramente nos sobreviva a todos.. Poco detrás de ella, aunque a varios asientos de distancia entre sí, estaban el explosivo Edrik y la encantadora Olive. Cara y cruz.. Como era lógico, me sentaría más cerca de ella que de él, lo suficiente para hablarle sin levantar la voz.

Saludé de forma general antes de tomar asiento. -Buen día, vecinos. Me alegra no llegar tarde. Sin importar el idioma, en mis palabras siempre se distinguía el marcado acento de Oxford.