Partida Rol por web

Parecía un tema sensible, por ello decidió no ahondar en el mismo - lo lamento - fue lo único que dijo, empatizando con ella y sintiendo de corazón que su relación paterno-filial fuera mala. Paseó la mirada por la cocina y luego sonrió a Beth - ¿no tenías más preguntas que hacerme? - le preguntó curioso y amable para después añadir una pequeña pulla con un tono más jocoso que ofensivo - no parece que se te de bien interrogar a la gente - y soltó una austera carcajada. Todo muy bavaro. 

- Espero que no se lo hayas dejado caer a ella. A mí me entraría tensión de solo ver tu cara de advertencia.- Pobre Bella. Algo le decía que ahora sería vista con mirada crítica todo el tiempo. Eileen estaría siempre pendiente de la felicidad de Stana- Seguro que todo va bien. Y si no... bueno, avísame que prepare el alegato de tu defensa en el tribunal.- bromeó, riendo.

Sonrió brevemente ante el comentario de Zoey antes de estirarse en el sofá y ponerse cómoda. La verdad era que estaba cansada y tensa y había estado deseando llegar a casa.

- No, no le he dicho nada a Bella. Creo que ya va a ser difícil para ella sin necesidad de que se sienta presionada por mí. Sólo quiero que se porte bien, nada más, no que le jure amor eterno. Pero no te preocupes, si tengo que matarla me fugaré a México y viviré al margen de la ley en una granja con búfalos y bolas de paja o lo que sea que sale en las películas del oeste que corren por ahí. Ah y fumaré en pipa.

Al salir de casa de Vilma, algo apurados, comenté con Sean la "entrevista" con Aengus.

-Creo que el placebo ha funcionado, y aunque Aengus no me gusta nada, es lo mejor que tenemos.

Fue entonces cuando Sean dijo lo de ir a Hawaii sola mientras él investigaba lo de Azkaban. Abrí la boca mientras el resto de mi expresión dejaba claro que no me gustaba nada aquello, pero unos segundos después la cerré de nuevo, sin decir nada. Quería decirle que quería ir con él, que necesitaba su compañía, su apoyo y su presencia. Que además, y aunque sonase infantil, tenía ganas de poder caminar en las playas de Hawaii con él y volver a ser los Smith, esta vez de luna de miel, para recabar información. Quería darle tantas razones para que no nos separásemos de una misión que podíamos hacer juntos... Pero no lo hice. Era importante que alguien investigase lo de Azkaban. Creía que podía confiar en Ivanovich, pero no hasta que punto ni su disponibilidad. De Sean no dudaba, y además, el tenía más accesos que el resto al no ser un "simple" auror. Fruncí los labios, nada contenta con la idea, pero aceptándola.

- Ten cuidado... Y había pensado en meter a Aengus en alguno de los pisos de protección de testigos, pero no podemos hacerlo oficial. A lo mejor deberíamos simplemente buscar algun, llenarlo de protecciones y hacerlo inmarcable. - le expliqué mientras miraba a mis pies. Era una tonta, pero no podía evitar estar algo decepcionada después de la ilusión que había construído la noche interior sobre el viaje a Hawaii. - Yo me encargaré entonces de la pista que conseguimos de Tabatha.

A Sean le gustaba tan poco como a Emily el separarse. Más aún cuando Clark ocuparía su lugar en aquel viaje. Pero no se fiaba de nadie y desde luego el tema de Azkaban era exclusivo de Reino Unido, por lo que tendría que ocuparse él y no delegarlo en aquel americano.

- Me reuniré cuanto antes contigo, ¿vale?

Odiaba su parte responsable. Esa que había sido capaz de ocultar en Hogwarts durante muchos años, llevado por su amor hacia Emily. Pero ahora estaban en una situación muy peligrosa y no podían andarse con chiquitas. Un pequeño fallo les podría traer peligrosos problemas.

- Me parece bien lo de Aengus. Trataré también el tema.- se acercó a ella y la besó, tomándose su tiempo para la temporal despedida.-Nos vemos pronto. Y no hagas nada que no haría yo.- le dijo, antes de sonreír. Aquella sonrisa fue la última imagen que Emily tuvo de él antes de partir hacia Hawai.

En efecto se encontró con Clark, que como compañero de Emily adjudicado por el mismísimo ministro inglés, ocuparía el lugar de Sean en aquella misión. Al menos de forma temporal. Además, él era americano e iban a su terreno.

Justo acababa de darle las llaves a Kegan y Mía, vestidos de forma muy veraniega, cuando Emily y un chico alto, atractivo y moreno, aparecieron en recepción. 

Mía se dio la vuelta y se sorprendió al encontrarse a la chica rubia allí, aunque intentó que no se le notara la sorpresa.

Mía:- ¡Emily! Qué casualidad.- Ja, ja, ja. Grandísima casualidad.

No pudo evitar sonreir con divertimento ante el comentario del chico. La verdad era que tenía razón. No se le daba bien ahondar en las vidas.

- Siempre he sido muy reservada con mi vida.-admitió-así que tiendo a pensar que los demás también lo son.-se encogió de hombros, finalizando ya el lavado de tazas y platitos de té.- Oye, ¿te gusta la música? Tengo una amiga que tiene un grupo y me he enterado de que hará una prueba de sonido. ¿Te apetece ir?

La imagen que se creó de esa Eileen habitante de Mexico le hizo reir. Se sentó en el sofá, cogió los pies de Eileen y empezó a masajearlos.

- Tienes cara de cansada.- le comentó.- ¿Un día duro aparte de porque te haya besado Bella?

Stan se sentó en el suelo, pegado al sofá, esperando que Zoey le acariciara; pero la rubia estaba bastante ocupada en esos momentos.

Esbozó una sonrisa de genuina felicidad cuando Zoey empezó con el masaje. Era superior a ella, adoraba las caricias, los masajes y que le tocara el pelo. Y Zoey lo sabía. Por eso se acurrucó aún más cerca de ella, poniéndose bien para recibir mejor sus atenciones.

- Una semana dura y larga y pesada. Sigo con lo de la poción pero no saco nada de ello. Sólo información vaga que da lugar a más preguntas. Puede que tengamos una pista sobre cómo seguir - añadió, sin dar mucha más información al respecto. Seguía siendo una investigación, al fin y al cabo -. Pero quién sabe. Aunque tengo que admitir que cuando he llegado aquí y te he visto bailando me he sentido mucho mejor - acabó por decir mientras alzaba ambas cejas con una sonrisa pilla -. Oh y también he visto una foto tuya en casa de Bella con ese vestido super sexy que tienes, eso ayuda - se dio cuenta de que aquello era algo que nunca le había dicho al ser un vestido que se compró durante su mala época así que esgrimió su sonrisa más lobuna antes de añadir -. Ese negro ajustado. El que te pusiste para el cumpleaños de Stana.

Soy todo tuyo - respondió ante lo de que ella era reservada en cuanto a su vida personal - te debo mucho, así que, con lo poco que puedo ofrecerte a día de hoy, solo puedo darte todo lo que pidas o preguntes... sería lo justo - le dijo con buena actitud y predisposición. La ayudó a secar la vajilla recién lavada y la guardó donde le pudo indicar Beth - ¿música? - preguntó de manera estúpida, lo cierto es que tanto tiempo aislado le había hecho olvidar aquello, la música, el arte - no... no se... - se sentía confuso, no recordaba que canciones le gustaban o que grupos - podría estar bien - añadió tras unos segundos de debate interno con una mirada triste perdida en las paredes de la cocina. 

¡Vaya! Y ella que pensaba que Eileen ni se había fijado en aquel vestido. Debía admitir que lo había comprado precisamente con la intención de llamar la atención de su novia y lo cierto es que aquella noche acabó bastante decepcionada por el hecho de que no había funcionado. Muchas miradas de Bella, alguna que otra de Stana, otras de chicos invitados... pero ninguna de su novia. Así que ahora no podía evitar sonreir mientras alzaba una ceja y se deleitaba con aquella sonrisa lobuna de Eileen.

- Y yo que pensaba que ni te habías fijado.-admitió.- Pues está en el armario. Invítame a cenar o a una fiesta... y me lo pondré de nuevo.- continuó con el masaje, a sabiendas de que a Eileen le encantaba. Esa chica nunca se cansaría de masajes, cosquillas y caricias. Y eso Zoey lo adoraba.- ¿Tú qué te pondrías?-y se mordió el labio inferior. Eileen nunca se arreglaba tanto como ella. Odiaba los vestidos y cuando se ponía uno estropeaba su preciosa figura con unas botas.

La sonrisa se amplió cuando escuchó cómo decía que si la invitaba se lo pondría de nuevo, sólo para ella. Si sonaba a directa es porque lo era.

- Pues vamos a cenar esta noche - acabó por decir más alegre que unas castañuelas mientras dejaba que su brazo cayera por el lado del sofá para acabar sobre Stan, a quien empezó a acariciar parsimoniosamente para que no tuviera celos. Fue entonces cuando puso cara pensativa y soltó -. Vale, si vamos a cenar hoy dejo que escojas mi vestuario al completo. ¡Y ni siquiera me quejaré! ¿qué te parece?

La carcajada que pronunció fue claro signo de divertimento. Eileen muchas veces resultaba una persona de lo más graciosa, dulce y tierna. Pero también era una cascarrabias enorme.

- Te digo que no me lo creo.- comentó aún con la sonrisa bailando en su rostro.- Pero vale. Cenemos esta noche y yo elegiré tu vestuario. Te lo dejaré en el cuarto y esperaré en el rellano de la puerta, llamaré y me deleitaré con tu aspecto.- comentó, divertida, antes de extender la mano hacia ella- ¿Trato?

Si lo pensara con más detenimiento sabría que iba a arrepentirse de aquel trato porque Zoey iba a sacar partido de aquella situación. Pero nunca había podido dejar escapar un buen juego en el que las apuestas se ponían interesantes, sobre todo si eran inocuas.

- ¿Como una cita de verdad? - le preguntó, divertida pro el detalle de esperarla en el rellano -. Pero sin flores, ¿eh? - ¿cuántas veces le habría repetido eso? Bueno, no muchas porque las citas reales que habían tenido se podían contar con los dedos de las manos, pero siempre le había dejado claro que nada de flores. Eran cursis y además un maltrato innecesario a la naturaleza. Al final, subió la mano que acariciaba a Stan para estrechar la de su novia, divertida -. ¡Trato!

Tener que despedirme de Sean de manera tan repentina no me había gustado mucho, sobretodo cuando se suponía que esta investigación la haríamos los dos juntos, pero el trabajo era el trabajo. Y sabía que lo mejor era separarnos para cubrir ambos frentes. Eran dos factores importantes que necesitaban de alguien de confianza, con lo que lo lógico y práctico era que cada uno se encargase de uno. Aun así habría querido estar en Hawaii con él.

Al llegar a la isla y ver la cara familiar de Clark, siempre atento y esperando, sonreí ligeramente. Al menos era un buen compañero. Sin embargo mi expresión se convirtió en incredulidad al ver su camiseta (y aunque no lo admitiría, me había sonrojado ligeramente ante su… explícito mensaje).

- Clark, se supone que estamos de vacaciones, pero podrías cortarte un poco, no? – le recriminé, aunque claramente iba en broma.

Fue al llegar a la recepción y ver a Kegan y Mia que mi radar saltó. Mia era muy pero que MUY mala disimulando. Me fijé entonces en la recepcionista que era, ni más ni menos, que Tabatha.

- Vaya, reunión escolar al parecer. – les comenté con una sonrisa que aparentaba cordialidad y tranquilidad a cualquiera que anduviese cerca, pero para ellos claramente no colaba. Sabían que era auror y con lo ocurrido hacía dos días no se creerían que estaba de casuales vacaciones. Me dirigí entonces a la pareja. – Toda una casualidad sí. Podríamos hablar de ella mientras comemos algo… - les dije con la misma cordialidad, aunque en mi mirada los jugadores de Quidditch podrían leer sin problemas que les iba a caer una bronca.

Me apoyé entonces en la recepción sacando de mi bolsa los detalles de nuestra reserva.

- Creo que tienes unas llaves para mí. No sabía que trabajabas aquí. – le comenté con total sinceridad. Probablemente si lo hubiese sabido todo el tema de ir de incógnito lo habríamos organizado de manera distinta.

A pesar de que resultaba un tanto ridículo, al ver marchar a Zoey y dirigirse a la habitación, se sentía un tanto nerviosa. ¿Qué habría preparado para ella? Si aquel hubiera sido un juego con Emily, posiblemente le habría dado algo ridículo o un vestido cortísimo para que estuviera incómoda todo el rato pero Zoey no era Emily, por supuesto, y aunque a aquellas alturas la conocía más que a su amiga, en momentos como aquel le costaba saber por dónde saldría. ¿Querría reírse un rato o aprovecharía la fantasía para vestirla como le gustaría?

Pronto lo descubrió al ver un vestido de Zoey que nunca le había visto puesto ya que su novia acostumbraba a lucir vestidos más corporativos o simplemente ceñidos. Suspiró con pesadumbre. Ya empezaba a arrepentirse. ¡Pendientes y todo! Suerte que no se le había ocurrido escogerle la ropa interior. Por suerte el vestido no era lo suficiente ceñido como para que necesitara utilizar un tanga pero lo del escote era más problemático. Se pusiera el sujetador que se pusiera, se le veía por alguna parte. O la espalda dejaba ver el enganche del mismo o se veía el pico de la copa de modo que tuvo que acabar renunciando a llevar esa prenda lo cuál era un problema porque Eileen nunca jamás había llevado nada sin sujetador y estaba paranóica cuanto menos.

Al final, se miró al espejo. Pendientes largos que le molestaban en las orejas, zapatos de tacón que le hacían tener la sensación de que iba a romperse de un momento a otro, nada de sujetador con un vestido que lucía más escote que otra cosa. Bien, bravo. Apretó los labios con disgusto al saber cuál era el siguiente paso. Y es que no podía haberse puesto así para Zoey y prescindir del maquillaje. Y ella odiaba maquillarse. Pero si hacía eso por su novia, iba a hacerlo bien. Soltó otro suspiro antes de acercarse el lápiz de ojos a la línea de agua. 

Y ahora, poco a poco...

Media hora más tarde, Eileen llevaba un levísimo toque de maquillaje - que le había llevado diez intentos y casi quedarse tuerta -, la chica se dirigió al salón, taconeando de forma incómoda mientras esperaba a que Zoey llamara.

Llevaba arreglada como media hora o más, en el rellano, caminando con algo de nerviosismo y emoción. Sus tacones se oían desde los demás pisos, lo que provocó que Irene Chambers se asomara a ver qué ocurría. Intercambiaron un par de palabras en plan "estoy esperando a mi novia. Tenemos una cita. Lo sé. Suena algo ridículo que espere fuera." y "oh. Pues pasadlo bien. Estás increíble".

Hasta que se oyeron los pasos de Eileen en el salón. Entonces Zoey alzó las cejas, mirando a la puerta cerrada y aguantando las ganas de sonreír. ¿Finalmente se habría atrevido a vestirse?

Averiguémoslo.

Con dos cortos pasos y con Irene Chambers asomada por su puerta, expectante y de paso dando un repaso a Zoey por detrás, Zoey llamó dos veces a la puerta. ¿Cómo podía ser que estuviera nerviosa ante eso?

Con Aengus prometiendo que se portaría bien y con Killian aún en la cama creyendo que se había soñado que Vilma le hablaba, la chica se reunió con Jess y el resto de integrantes de su grupo en un gran salón de actos donde harían un concierto. El público tenía permitido pasarse por allí siempre y cuando permanecieran callados y sentados en las butacas. 

Y así fue cómo vio a gente conocida y no tan conocida desde lo alto del escenario. Por un lado, Beth Laggers llegaba junto a un tipo bastante masculino, con ropas bien planchadas, barba de varias semanas y un caminar algo tenso. Hablaban tranquilamente mientras se sentaban por la tercera fila:

Beth:-... Fuimos juntas a Hogwarts y canta genial. La verdad es que tienen mucha fama.- le informaba a Ermendrud.- A lo mejor con suerte puedo presentártela.

Ahí estaba, el timbre. La verdad era que se sentía ridícula y nerviosa pero le había prometido que no se quejaría. Por lo menos, no mucho. Apretó los labios un momento, intentando contener toda su frustración y molestia, tras lo cuál trató de que su rostro perdiera toda su tensión y se convirtiera en la sonrisa que su novia se merecía.

- ¡Llevo como dos horas esperando! - la regañó, obviamente en broma. Estaba de tan buen humor, a pesar de la vestimenta, que incluso se tomó la molestia de saludar a la vecina entrometida con una sonrisa y un gesto de cabeza antes de devolver la atención a su Zoey -. Pero te perdono porque estás totalmente sexy.