Partida Rol por web

Gritó un poco de dolor, pero inmediatamente transformó su expresión en una risa rayana en la histeria. Continuó riendo un rato, a pesar el dolor que había sentido.

- ¿Eso es todo lo que puedes hacer?- La miró a los ojos directamente, queriendo retarla- Saca la varita, apúntame con ella y realiza una maldición. Quizás así puedas sacar algo de mí. 

Estaba aliviada. Realmente aliviada por el hecho de que Max no se lo tomara a mal y que además fuera tan caballeroso. Volvía a hacer ver a la chica que había elegido bien a su acompañante aquella noche. ¡Menos mal que no se lo pidió a Will! Habría sido un desastre.

Se quitó los tacones y se sujetó del brazo del chico. Estaba fuerte. La verdad era que Max Scofield tenía un cuerpo increíble. 

El suelo estaba helado pero para Lilian fue de agradecer. ¡Al fin podía caminar bien!

No volveré a llevar tacones en... cuatro días.

Y al final llegaron a la sala común de Gryffindor. Estaba vacía por completo. Todos los Gryffindor debían de estar en alguna otra parte. Lilian se sintió algo intrusa y cohibida. Miró a Max. Mejor que él diera los siguientes pasos. Al fin y al cabo, estaban en su casa.

- Tu casa, tus reglas.

Sonrei al ver que se agarraba de mi brazo, contento de no haber metido la pata. Pero la tranquilidad del paseo no iba a durar mucho pues antes de darme cuenta ya estábamos en la sala común.

Sonreí aliviado de que no estuviera cierta pareja así que con algo más de confianza cogí su mano con confianza para ir hacia mi habitación. Estaba bastante nervioso, como antes de una final de quidditch pero peor.

-Espero que no haya nadie en la habitación... -no quería prolongar su estancia en la sala común porque entendía perfectamente que no estaba a gusto, pues en el caso inverso yo tampoco lo estaría.

Lo estábamos haciendo bien, sentía el ritmo en mi cuerpo y los nervios ya habían desaparecido por completo; además era divertida la conversación que estábamos teniendo Stone y yo, me encantaba picarle y tratar de ponerle nervioso, aunque él era mucho mejor que yo en eso, de momento el que se había puesto nervioso había sido yo. Y como de si una competición se tratase, continué con mi sonrisa malvada y mis comentarios con segundas.

Es cierto, tengo mucho aguante. Reí por lo bajo. Maldito Stone, las cosas que me hacía decir!! y es que cuando el ejercicio es placentero.....

-¿De verdad?

Mira hacia el techo encantado del gran comedor. La verdad es que si que parece que va a caer una buena nevada y las noches no es que sean de lo más cálidas.

-Pues me he dejado la capa gorda en la habitación. Tendremos que pasar por la sala común antes de nada.

Sonríe.

Anwen se dejó llevar por Roy, que estaba demostrando lo bien que se le daba aquello. Ella estaba algo descoordinada aún, pero una buena pareja arreglaba parte del problema.

En este momento la Slyhterin se fijó en su compañero de casa (era preferible eso a mirar a Pullap con Emily). La verdad es que ambos chicos hacían buena pareja.

Loca. Estaba como una loca, pensó mientras se bajaba el vestido para volver a estar cubierta de forma decente. Aquella clara evidencia acabó por borrar la falsa sonrisa que había dibujado, dejándola seria mientras se sentía presa del desasosiego. ¿Cómo podía haberse mimetizado tan bien entre los demás cuando estaba tan desquiciada? ¿Y quién más habría? Ya no podían fiarse de los extranjeros. Aquello sonaba terrible.

Aún así, por un momento, sólo un segundo, se sintió tentada de dejarse llevar por la rabia y hacerle borrar esa sonrisa estúpida de la cara, hacer que lograra de reír, hacerle daño de verdad. Y sin embargo, Eileen no era así. Sólo había tonteada una vez con ello al explotarle los testículos a Aengus y había sido sin querer. Recordaba demasiado bien el asco y la culpa como para volver a caer en aquello.

- Yo no soy como tú, puta chiflada - pero los insultos eran gratis e indoloros, por suerte -. Por suerte. Ohhh mírame, pobrecita de mí, he tenido una vida muy dura - y hablar con soniquete moviendo las manos con toda la intención de burlarse de ella también era gratis -. Aguanto el dolor porque me han maltratado, blablabla,blablabla. Por eso ahora que soy mayor me voy a volver una puta loca para hacerlo pagar a todo el mundo, porque eso suena suuuuper inteligente. ¿Que la historia está llena de estúpidos casos como el mío y todos han acabado como el culo? Da igual porque me creo guay y yo triunfaré donde los demás fracasaron.

¿Dónde estaba Smallet? Dudaba que pudiera aguantar demasiado más de rodillas o sin pegar otra vez a Elliot.

Sin poder aguantarlo más, las lágrimas comenzaron a derramarse sobre mis mejillas ¡No quería ser una llorica, pero me costaba tanto evitarlo!

- Oh, Henry... Lo siento mucho. -Digo limpiándome los mocos con un pañuelo.- Nunca más beberé, mira como me pongo... -No sabía muy bien cómo llegar a lo de Max y todavía no me sentía lo suficientemente ebria para contárselo con soltura. Pero, Henry merecía una explicación. Me pongo erguida en el sofá para evitar coger más sueño y noto como el gesto repentino hace que me maree. Miro a mi chico, más serio que nunca, delante mío y trago saliva. 

- Max siempre había sido mi amor platónico. -Suelto sin más. "Empiezas mal, mal, muy mal... Tienes que arreglarlo."- O sea, hablo en pasado, como sabrás. Solo que pues... Bajo los efectos del alcohol no he podido...- Con cada palabra que decía me notaba la boca más pastosa y me costaba más encontrar la palabra adecuada para explicarme. Por suerte, me estaban saliendo palabras muy formales.- erradicar mis pensamientos negativos para con él. Es decir, no he podido evitar que esos pensamientos invadieran mi cerebro y se apoderarán de mis actos. Si no fuera bebida los podría haber controlado. Pero no he podido evitar pensar qué habrá hecho ella que yo no hubiera hecho durante tantos años para conseguir estar en el baile con él. -Le miro a los ojos mientras noto como una última lágrima cae.- Quería ir al baile contigo, no te confundas. Ahora me da igual Max, solo que... Bueno, no son muy antiguos los sentimientos que tenía hacia él. Hasta que te conocí a ti, claro. Antes era una infeliz y contigo soy... Feliz. 

Aquella imitación sí que había hecho mella en Adriana. El odio con que miró a Eileen durante aquella representación fue más intenso que nunca.

- La que no tiene ni puta idea eres tú. ¡No sabes lo que es que te desprecien por no ser lo suficientemente buena! Que acabes viviendo en las calles, muerta de hambre, culpándote a ti misma en vez de a la sociedad.- quizás estaba hablando algo más de lo necesario, pero Eileen había dado en el clavo- Por suerte el señor T me salvó. ¡Nos salvó a muchos! Y nos abrió los ojos. ¡La culpa no es nuestra sino de la infestada sociedad! Sangres limpia... ¡Caeréis!- y le escupió.

Justo en aquel momento apareció por el pasillo Smallet. Iba descalza, varita en mano, con la respiración muy agitada. Había ido lo más deprisa posible. Al identificar a Eileen corrió hacia ella.

- ¡Morgan! ¿¡Qué ha pasado aquí?! 

Sala común. ¡Por fin lo había pillado! Seguro que Tabatha estaba jugando al despiste. Quizás la vergüenza le impedía hablar con claridad sobre el asunto.

- Vale.

¿Pero y si no era así? ¿Y si de verdad iba a ir a por el abrigo? ¿Qué haría entonces? Decidió no darle más vueltas al asunto y centrarse en el baile que estaba ya llegando a su fin.

- ¿Preparada para el movimiento final?

A diferencia de los flipados de los Gryffindor, Lucas solo atraería a Tabatha hacia él hasta que acabara pegando su espalda con el pecho del chico y él sujetando su cadera.

¡¡¿¿PERO ESTABA LOCO??!! ¡Kegan había decidido intentarlo! ¡Pero si ella lo decía en broma! Lo miró algo confundida, pero desde luego el chico estaba muy decidido. Se había apartado de ella y preparado para recibirla.

La que nos vamos a pegar...

Pero desde luego ella no se echaría atrás. ¡Jamás! Lo intentarían y ganarían ese concurso como fuera. Su mirada fue de determinación. Se puso en posición.

- ¡Allá vamos!

Cogió impulso y corrió hacia él*, permitiendo que Kegan la sujetara y alzara. Estuvieron así pocos segundos y luego la lanzó en el aire para volver a atraparla. El movimiento no había sido muy fluido, pero desde luego que Mía supo ser muy estilosa. A muchos les pareció una estrategia arriesgada que no había salido del todo mal.

Alzó una ceja ante el comentario del baile marchoso en privado y rió divertido sobre los pasos secretos que no quería mostrar. 

- Vale. Yo te muestro los míos y tú los tuyos.- obviamente se refería a en privado.- Sobre el número de canciones... creo que como bailásemos una más acabarían sospechando.- le daba rabia pero era cierto.- Y por mucho que comieras, seguirías igual de fantástica que ahora.- le aclaró, asintiendo dos veces con el fin de fortalecer su comentario.

Emily era una exagerada y eso todo el mundo lo sabía. ¿Cómo iba su madre a desheredarla por algo así? Entonces le dio un poco de miedo el imaginarse conociendo a los padres de Emily. El señor Van Dyck parecía realmente estricto y su mujer debía de ser parecida aunque con asuntos distintos. Los pensamientos de Sean le fueron interrumpidos al observar los diversos movimientos finales que estaban realizando en aquella sala de baile. Los Gryffindor como siempre, atreviéndose a lo más complicado, solventándolo mucho mejor de lo esperado. Eran valientes, sin duda. Los Slytherin continuaban en su afán por aparentar elegancia y saber estar al tiempo que mostraban su fachada más impermeable y fría. Los Hufflepuff con su saber estar y movimientos rayanos en lo discreto. ¿Y qué harían el antiguo Slytherin y la Ravenclaw?

Sean miró a Emily:

- ¿Preparada para el final?

Pudo ver el cambio en el brillo de su mirada. Algo se le había ocurrido y desde luego lo iba a llevar a cabo. Lo siguiente que la chica vio fue una sonrisa pícara y atrevida en los labios de Sean antes de verse atraída hacia él del todo, al tiempo que su cuerpo se inclinaba hacia atrás. De no ser porque Sean la sujetaba con firmeza por la espalda habría caído al suelo por falta de equilibrio. Y así quedaron justo cuando la música acabó.

- Si te vas, espérame.

Ellos no eran como los salvajes de los leones, ni tampoco tan "cuquis" como los Hufflepuff. Roy y Anwen sabían estar en una sala de baila. ¡Por supuesto que querían ganar! Pero obviamente siempre desde la posición elegante y fina que tan bien conocían. 

Emily debió de decir algo gracioso, porque había conseguido que el profesor Pullap mudara su siempre seria e imponente fachada y riera. A continuación asintió un par de veces. Probablemente Emily le hubiera hecho una pregunta realmente graciosa.

El final de la melodía estaba llegando. Kegan y Mía terminaron a lo grande, Lucas y Tabatha de forma inesperada, Anwen sabía que Roy la acercaría más a ella, la inclinaría hacia atrás hasta que solo pudiera mantener el equilibrio gracias a la mano del chico en su espalda y que se quedarían quietos durante unos segundos, como petrificados en una elegante imagen. 

Y así sucedió. En el momento indicado su acompañante hizo lo propio. Lo curioso fue que sus movimientos fueron al mismo compás que los del profesor Pullap. Habían quedado los cuatro en la misma posición. Si bien Anwen parecía quedar algo mejor que Emily, ya que la primera sí se esperaba el paso y desde luego Emily no. Pero el profesor Pullap si hacía las cosas, siempre las intentaba hacer lo mejor posible.

Agradecida y algo nerviosa, se dejó llevar hasta la habitación de Max. Cuando llegaron no había nadie más allí. Estaban a solas y a Lilian le gustó comprobar que el color rojo y amarillo que predominaba en la zona resultaba cálido y acogedor. Mucho más que el verde y plateado de la suya.

- ¿Cuál es tu cama?

¿Cómo sería Max en el sexo? 

Un león salvaje, fijo.

Tabby permanece ajena a las intenciones ocultas de Lucas y sus pensamientos más bien... "oscuros".

-No sé... ahora lo veremos - sonríe.

Parece que el baile llega a su fin y hay que hacer algo bonito para poner punto y final. Con la confianza ganada al ver que va bailando cada vez mejor, se deja llevar por los expertos movimientos de Lucas y cuando se acercan al final, se separan quedando solo cogidos por una mano y luego él tira para "enrollarla" y quedar espalda contra pecho.

La observó en silencio según iba hablando. Al principio intentó hacerse el duro, pero al verla llorar se le rompieron todas las defensas. Vilma era una chica sincera, sin duda. Y también bastante más frágil de lo que quería aparentar. Se descubrió pensando que no la conocía mucho, que se había enamorado de una chica que cada día le mostraba nuevas facetas, algunas buenas y otras no tan buenas. Pero poco a poco cada una de ellas iban completando a la persona que le gustaba. Pensó entonces que él también debía de parecerle un desconocido en muchos ámbitos.

- No te disculpes- le comentó.

Y aún así, lo primordial era lo que Vilma había dicho al final. La chica era feliz junto a él, no junto al capuyo ese. ¿Y él? ¿Era él feliz en la situación en que estaban? Henry era muy visceral, pero aquellos momentos le estaban dando que pensar. No se le daba bien reflexionar, ni expresarse con palabras. Por lo tanto, decidió hacer lo que mejor se le daba: dejarse llevar.

Acortó la distancia con Vilma, mirándola a los ojos. Debía de haber sufrido mucho por culpa de ese estúpido. Él no sería igual. La besó intentando mostrarle todas sus intenciones con aquel tema: Olvidarlo. Hacer como que no había pasado nada malo aquella noche. Dejar de llorar y dejarse llevar.

Alzó las cejas, abriendo los ojos bastante, echando hacia atrás la cabeza, antes las palabras de Williams:

- No, en serio. ¿Qué has bebido?- estaba medio en broma medio en serio. Y es que Williams estaba pasando de ignorarle y huir en ciertas situaciones a tentarle de una manera muy obvia.- ¿Has visto a Vilma? Pues tú también tienes prohibida la bebida con alcohol. A partir de ahora solo agua.

Debería sentir pena por todo lo que implicaban las palabras de la chica pero lo cierto es que era incapaz. Los sucesos del pasado no significaban nada. Era como si ella decidiera que con todo el juicio a su padre lo mejor era transmitir la licantropía a todo el mundo para que sufrieran por sus actos. Ridículo. Absurdo.

El escupitajo le sacó una mueca de asco y justo cuando se limpiaba la cara llegó Smallet a quien le hizo una señal para que esperara un momento. Tenía algo más que decir.

- Puede que en Australia no os enterarais mucho de todo lo que pasó hará unos veinte años pero yo te lo explico, bonita. Hace muchísimos años hubo un pobre niñito que se quedó más o menos huérfano. Su madre era bruja, su padre muggle. Resulta que su madre había seducido a su padre con amortentia y cuando el flujo se acabó, el amor también. El tío se largó, ella se dejó morir de pena tras el agotamiento del parto. Así que el niño quedó solo y desamparado y pobrecito, que pena daba. Ese niño acabó siendo Voldemort que atrajo a muchos a su bando para ir contra los sangre sucia. ¿Te suena de algo? ¿Empiezas a ver la semejanza aunque sea inversa o voy demasiado rápido para ti? Como sea, luego al tío tampoco le importaba tanto eso, lo único que quería era hacerse con el poder y para ello mató a sangre sucia, a sangre limpia, a aliados, a muggles...¿Y para qué? Está muerto y enterrado. Cualquier guerra por un bando, sea cual sea éste, es igual de absurda y normalmente la sangre suele ser un motivo muy fácil para atraer a los estúpidos. Y uno muy alejado del objetivo real - le empezaban a temblar las rodillas cuando acabó de decir aquellas palabras con el tono más despectivo que pudo. Entonces se giró hacia Smallet con una fría rabia en la mirada que cada vez le costaba más ocultar -. Dígame profesora Smallet. ¿El castigo por lanzar una imperdonable es Azkaban o el beso del dementor?

Sabía cuál era la respuesta. Azkaban. Sólo esperaba que Elliot empezara a comprender las consecuencias de sus actos y empezara a cantar como un pajarito.

Al ver que la habitación estaba desierta sonreí, contento de que no tuviera que dar explicaciones a nadie. Cerré la puerta apuntando con mi varita hacia ella, dispuesto a que nadie pudiera escucharnos ni molestarnos.

-Insonorus.

Estaba algo nervioso pues sabía lo que iba a pasar y nunca había llegado tan lejos con una chica. La teoría me la sabía muy bien y chicas desnudas había visto de sobra gracias a las revistas muggles. Ahora sólo tenía que centrarme en disfrutar y pasarlo bien con Lilian.

La cogí de la mano y la guié hacia mi cama, besándola al llegar a nuestro destino. Me tumbé en la cama y cuando ella estuvo a mi lado bajé los doseles, sólo por si acaso.

-¿Y bien? ¿Qué me querías enseñar? -pregunté con voz sugerente.

Se separaron, preparándose para hacer unas piruetas. Eso quedaría genial y seguro que les acercaba más al premio… si salía bien claro.

Mia cogió impulso y… salió corriendo hacia él, que la agarró y la alzó, quedándose así unos segundos y tras eso Kegan la lanzó y la atrapó en el aire, no habia sido una actuación perfecta pero Mia lo habia hecho genial.

- Has estado… ¡Fantástica! - Le susurró cuando volvieron a los pasos normales - Si ganamos, será gracias a ti - y rió contento, se lo estaba pasando muy bien esa noche.