Partida Rol por web

La pregunta le había pillado totalmente desprevenida. No había pensado en si sería secreto o no porque había deducido que, como los padres de Eileen no lo sabían, nadie más lo sabría tampoco. Además, ¿cómo se presentarían? Porque no creía que Eileen, quien le había pedido paciencia hacía escasos minutos, ahora le estuviera pidiendo salir formalmente. 

- No tendré ningún tipo de autoridad allí.- aclaró.- ¿Tú quieres que no sea secreto?- estaba confundida. No sabía lo que quería Eileen. Había dado por supuesto que se comportarían allí igual que en aquella casa. Al menos al principio, hasta que vieran a dónde les llevaba eso. Sin embargo, el hecho de pensar que Eileen querría salir del armario por ella la hacía sentir feliz.- Es decir, tus padres no lo saben. Tu hermano vive en Hogwarts. ¿Y qué hay del resto del colegio? ¿Y tus amigos? ¿No te importaría decir que tienes algo serio conmigo?- hizo una pausa.- lo dejo a tu elección. Cuando llegue el momento, déjate llevar si no estás segura ahora con lo que te he dicho, y ya veremos qué pasa. Por mí no hay ningún problema en una cosa o en otra. 

Zoey estaba confundida, Eileen estaba confundida. Allí no había nada que hacer para aclarar la situación pero sólo porque la morena estaba tan enmarañada en sus propios sentimientos que era imposible comprender lo que quería, pedía y preguntaba en cada situación. Zoey debía pensar que era una cría bipolar, sin duda...

- No, yo, bueno, no me refería a que fuera algo de dominio público - reconoció, con la mano ya en el picaporte. Se metía en cada conversación ella sola que tenía delito -. Para mí está bien así por ahora, simplemente me refería a cómo actuar si salía el tema con alguna amiga o yo que sé - se encogió de hombros, nerviosa. Realmente se sentía muy perdida, entre que ella no sabía que quería y que odiaba no saber con precisión lo que Zoey esperaba de ella...tenía la sensación de equivocarse con cada palabra y le daba miedo pronunciar una que definitivamente sólo sirviera para ofender tanto a la rubia que se desdijera de todo -. Bueno, sobre la marcha.

¿Cómo iba a ser Hogwarts a partir de ahora?

Bueno, se habían puesto de acuerdo. Algo era algo. Asintió a las palabras de Eileen y bajó la mirada hasta su culo, alzando una ceja y pensando que esos pantalones le quedaban realmente bien. Pensamiento que de momento quedaría para ella. ¿Qué ocurriría de ahí en adelante? Ni idea. Pero estaba dispuesta a averiguarlo.

Cuando llegaron arriba del todo, sorprendemente todo estaba en silencio y la radio puesta. Zoey iba a abrir la boca, pero el señor Morgan levantó una mano, serio, para que dejara escuchar la radio:

Comentarista:- ... y no hay señales ni pistas que indiquen quién ni cómo lo han secuestrado. Esas son las últimas noticias sobre la desaparición del ministro de magia, Edward Wright.

- ¿Eileen? Pues no lo sé. Admito que a veces lo he pensado. Sobre ella y sobre Emily.- comentó, pensativa- Pero no lo sé con certeza. ¿Por qué no le preguntas? Tú admiras mucho a Eileen.

Continuaron su camino, hasta llegar a la sala común, donde Henry se había quedado dormido, tirado en el sofá de la sala común de Hufflepuff. Había sido una noche bastante intensa y estaba tan relajado allí que fue cerrar dos segundos los ojos y dormirse.

- Ahí lo tienes.- sonrió.- Te dejo. Voy a ver si encuentro a Isaac.

Asentí a las palabras de papá, aunque en realidad seguía preocupada y lo que era más, decidida a solucionarlo. Pero eso no podía decírselo, claro que no.

Puse la última taza en una bandeja además de unas galletitas y salimos de la cocina. Por un momento me imaginé a mi madre asaltando a Sean, pero me quité esa imagen de la cabeza al pensar que mi madre no haría algo así. Le gustaba seducir, pero engañar a mi padre era algo que no haría. Yo estaba convencida de que se querían aunque no fuesen tan afectuosos cómo otros padres.

Se siente triste porque Lucas ha preferido irse con ese hombre sin decirle nada. Decepcionada porque no es capaz de confiar en ella para contarle lo que está pasando. ¿Es que acaso no es de confianza? O quizá ha pensado que podía mentirle porque ella confía siempre en todo el mundo.

Y eso es algo que no le gusta. Se gira y busca a Lucas con la mirada. Sí, está decepcionada... pero quiere respuestas. No es una persona curiosa, pero es algo que le afecta directamente.

¿Dónde estará?

La inevitable sonrisa tímida que pugnaba por surgir en su rostro murió antes de nacer al ver las caras serias que había en el salón. Durante un momento se temió que hubieran dado una mala noticia respecto al caso Morgan pero al escuchar las palabras que crepitaban a través de la anticuada radio de su casa, portando muy malas noticias.

Poco a poco, fue palideciendo. Porque a pesar de haber descubierto durante los últimos días que en aquel mundo seguía habiendo lugar para las cosas buenas, las cosas malas seguían teniendo lugar. ¿Qué estaba pasando? Aquello le daba miedo, miedo de verdad, claramente relacionado con todos los sucesos de Hogwarts y con la carta de Claire, la amiga de Zoey.

El Ministro había desaparecido. Aquello era una declaración de intenciones en toda regla, una muestra de lo mal que iban las cosas. Su mirada fue hasta Zoey, cerrando los ojos instantes después, durante un sólo segundo. Uno era más que suficiente para expresar lo que la rubia sabía y, posiblemente, lo que intuía. Las cosas iban a ponerse muy, pero que muy, feas en Hogwarts y no podían saber hasta que punto sería así.

No dijo nada. No hacía falta y no quería poner sus pensamientos en voz alta que sólo servirían para preocupar a sus padres pero ojalá pudiera pedirles que Jeremy no volviera a Hogwarts aquel curso.

Cuando regresaron al salón, Sean y Claudia estaban hablando de forma amistosa. Claudia había abandonado momentáneamente su actitud de seductora "involuntaria" y simplemente charlaba con él. Tomaron el café sin ningún tipo de conversación extraña y finalmente el señor Tower se marchó. Tenía mucho trabajo que hacer. 

En cuanto el señor Van Dyck salió por la puerta, la señora Van Dyck se terminó el café que le quedaba y se levantó:

- Bueno, querida. Yo me marcho. Tu tía me está esperando.- cogió el abrigo que había dejado en el perchero. No le importaba nada lo que dijera su marido.- Pórtate bien. No me rompas nada de la casa. Podéis quedaros todo el tiempo que queráis. Ya me dirás qué quieres de regalo. ¿Un vestido channel? ¿Unos pendientes de brillantes? Elige, elige. Ya me lo contarás.- se puso una bufanda elegante y se aseguró de que llevaba todo en el bolso.- Y tú cuídala.- le dijo entonces a Sean.- Como le hagas daño no importará que sea muggle y tú un mago.- sonrió entonces, con la medio sonrisa que acostumbraba- Te lo aseguro.

Se acercó, le dio un beso a su hija y se marchó:

- ¡Ciao, ciao!

Cuando la puerta se cerró tras mi madre, esperé uos segundos en absoluto silencio antes  de darme la vuelta y ponerme de rodillas frente a Sean, juntando las manos en posición de súplica.

- ​Perdóname por hacerte pasar la peor comida navideña de la historia. Juro que no esperaba algo así. Haré lo que quieras para compensart. Y podemos irnos de aquí en cuanto quieras.

También quería explicarle lo de Max y Will, pero primero tenía que disculparme.

Respiró aliviado cuando ambos padres se fueron. Había sido la situación más incómoda en que se había encontrado, sin duda alguna. Por suerte para Emily, no saldría corriendo ni huyendo. Se agachó para estar al mismo nivel que ella y la miró, alzando las cejas en un gesto suyo de lo más atractivo:

- Ha sido... una buena primera toma de contacto- comentó de primeras. No quería hacer sentir mal a Emily. Ni quería que se arrodillara de aquella manea ni lamentase lo sucedido- Pero creo que mejor dejamos para otro momento la visita a mis padres.- sonrió, divertido. Demasiadas emociones.- No van a volver. Así que... ¿qué te parece si nos quedamos aquí el resto de días? Tú, yo... esa bañera... y tus masajes de compensación.

-No.- le contesto tajantemente a Kath. -Desde que pasó lo de Aen no me fío de ella. Además, últimamente esta muy agresiva por lo visto.-

Recordando cómo me echó de la sala común de Ravenclaw para luego herir a mi mejor amigo y enviarle a San mungo, me acerco a Henry. La verdad es que ella también merece una lección... Ella y Emily. Quizás no morir, pero si darles un susto. 

- Menos mal que en hufflepuff somos majos y no echamos a la gente de nuestra sala común.- Le digo a Henry, zarandeándolo para que despierte. - Oye...- Intenté no andarme con rodeos. Pero primero, le tenía que preguntar lo obvio. lo que ya sabía todo el mundo, todo el mundo menos yo. Soplé un poco antes de comentárselo, quizás al estar dormido no se lo tomaría a mal... ¡Anda que perder la virginidad y tener un momento romántico e íntimo por primera vez y siquiera acordarme! Yo si fuera él me deprimiría... Pero claro, no soy él. Quizás se enfade. Quizás, por lo que sé, se piense que prefiero olvidar lo sucedido porque sigo pillada de Max. Pero había una cosa que no era normal, y esa era Tabatha y Lucas. Vale que Tabby y yo somos amigas... Y Henry y Lucas... Pero eso no significaba que tuviéramos ésa confianza ¡Y mucho menos si yo iba borracha, por las barbas de Merlin! 

Pensé que, si le tenía que preguntar si yo y él habíamos consumado el amor, se enfadaría menos si me sentaba encima de él. Al menos le daría un par de besos antes. De modo que lo hago; me siento con las dos piernas juntas y de lado sobre su regazo y le rodeo el cuello con los brazos. Le beso tiernamente en los labios y después finalizo con un cariñoso pico. Le miro a los ojos, dispuesta a preguntárselo. Pero entonces se me ocurre una idea mejor ¡Mucho mejor ¿dónde va a parar?! 

- ¿Ayer lo pasaste bien?- Pregunto, esta vez segura de mi misma. No sospechará que no me acuerdo de nada, es más... Pensará que me daba vergüenza preguntarle y por eso he tardado tanto. O quizás pensará que quiero repetir tal y como me estaba comportando. Lo que esta claro es que yo estoy dándole demasiadas vueltas a la pregunta más fácil, cuando lo que me costará realmente es añadir a los otros dos al acto. 

Levanté la mirada sin poder evitar sentirme feliz y frustrada al mismo tiempo. Me reí justo antes de golpear el hombro de Sean. Maldito fuere, siempre sabiendo qué hacer y qué decir. El sabía incluso mejro que yo misma loq ue quería y necesitaba oír.

- Maldita sea Sean, ¿puedes dejar de ser tan perfecto, sobretodo después de la que he liado yo? ¡Me haces quedar mal! - antes de que pudiera protestar le besé, arrastrándole hacia mi mientras me tumbaba en el suelo. - Te mereces mucho más que unos masajes. - dije antes de besarle de nuevo - Tengo que decirte una última cosa antes de aparcar el tema hasta que volvamos Hogwarts. Han atacado fuera de Hogwarts también. Los Scofield y los Scott. Están todos bien, han arrestado gente pero nadie dice nada. Y ahora deja que de un masaje completo. por todo el cuerpo. Todo.

Anwen estaba algo preocupada con toda la situación y no estaba descansando mentalmente tanto como le gustaría. No era una persona que se pasara demasiado tiempo descansando o inactiva. Pero no es lo mismo una preocupación rutinaria como la buena marcha de los negocios o los estudios, que los problemas que parecían estar rodeándolos.

Quizá hablando con Aengus consiguiera reducir la incertidumbre...

Estuvo pensando en como enfocar el encuentro con Connelly. La manipulación era su arma y que Aengus la hubiera engañado había sido toda una patada a su orgullo. Tenía esa espina clavada y quería resarcirse. Pero si no le sacaba nada, no dudaría en utilizar cualquier medio que estimara oportuno.

Entró y miró a Aengus poniendo una cara de tristeza que realmente no sentía.-Hola Aengus. He venido a verte y a preguntarte ¿Por qué hiciste lo que hiciste?- En verdad sentía asco.

A los pocos segundos de llamar a la puerta de Mía, la chica abrió y se llevó tal sorpresa al encontrarse a Kegan allí que una espléndida sonrisa se dibujó en su cara.

Mía:- ¡Kegan!

Inconscientemente dio dos grandes zancadas y se abrazó al chico, pasando sus manos por su nuca. No obstante, también alguien más apareció con un "puf". Era pequeño, feo, delgado... con un trapo blanco impoluto como ropa. 

Puf:- ¡Señor Porcher, señor! Le traigo una carta de parte del amo Max. Es de hace unos días, pero fue difícil encontrarle, señor.

Se alegró mucho de ver a Mia y la abrazó con fuerzas, pero su felicidad duró poco pues un mensajero les llego con una carta de Max. Leyó la carta con Mia y cuando acabó de leerla se echó las manos a la cabeza.

- ¿En serio? Primero lo del ministerio y ahora esto, algo muy extraño está pasando - le comentaba a Mia y tras pensar en ello durante unos segundos añadió - creo que lo mejor será ir a ver qué le ha pasado y como se encuentran él y su familia… lo siento mucho.

Añadió, le dio otro abrazo y le ofreció el regalo.

- Había venido a darte una sorpresa y entregarte tu regalo de navidad. Incluso me había venido con mi propia escoba para que nos divirtiésemos un rato pero… lo siento mucho.

A pesar del cambio de color de pelo, a Anwen seguía sentándole todo bien. En realidad ella dignificaba cualquier cosa. Y era por ello que Aengus evitó mirarla en un principio. Quizás para no sucumbir tan fácilmente a sus encantos, o quizás por vergüenza. Se sorprendió que la chica fuera tan directa, y no supo muy bien por qué. Era obvio que iba a ir al grano. Empezó a responderle en tono bajo, mirando al suelo:

- Quería demostrar que no soy ningún pringado.- el verbalizar aquel sentimiento provocó que apretara el puño con fuerza- Que puedo proponerme cualquier cosa y que a pesar de ser sangre limpia tengo derecho a aspirar a grandes cosas. 

Anwen tenía culpa de aquello. A lo mejor lo sabía o no. Pero sus contínuos rechazos, su actitud en ciertos momentos, el ir detrás de muchos y que ninguno fuera él... eso había afectado a Aengus. Obviamente eso no se lo diría.

Se dejó querer, rodeando la cintura de la chica con sus brazos, devolviendo besos y sonriendo, divertido. Ante la pregunta no dudó en asentir varias veces poniendo una expresión de "ya te digo..." clara:

- Muy bien. ¿Y tú? ¿Qué tal la excursión a ver a tu amigo? Yo he pasado un rato con Bella y una amiga suya. - ese recuerdo provocó que arrugase la frente.- Parecía preocupada, pero no me ha dicho por qué. 

Normalmente Bella era una chica activa y risueña. Muy bromista y de buen humor, como él. Pero aquel día parecía como despistada, con la cabeza en otra parte. Henry siempre se había llevado bien con la chica y sabía que algo debía de estar pasándosele por la cabeza.

El chico alzó las cejas. Era muy curioso cuando se trataba de regalos, y desde luego si provenían de Will aún más. Tenía la solución perfecta para saciar su curiosidad cuanto antes. Su familia se iría a continuación a la excursión de siempre. Y, por una vez, Ian no iría con ellos. Al menos en un principio.

- Adelantaos vosotros. Nosotros vamos luego.

Anunció al rato de que ya hubieran abierto los regalos. Nadie dijo nada, pero se miraron y ahogaron una sonrisa. Éste Ian... sí que le había dado fuerte con la serpiente.

En cuanto se quedaron a solas, Ian condujo a Will hasta la habitación y en cuanto llegaron no dudó en pedir:

- Vale. Mi regalo. ¿Cuál es? ¿Dónde está? ¿Es grande o pequeño?

En la consecución de los días siguientes, Max fue recibiendo la respuesta a sus cartas. La primera fue la de Lilian:

Hola Max,

A nosotros también nos atacaron. Mis padres están en San Mungo, aunque fuera de peligro. Me he quedado el resto de días en casa de mis tíos. Fue un horror. Llegaron de pronto, sin previo aviso, gritaron un "muerte a los sangre limpia" y comenzaron a lanzar maldiciones. Yo estoy bien. Y me alegro de que tú también lo estés. Gracias por preocuparte por mí. 

Lilian.

La siguiente que recibió fue de Meredith. Escueta. Demasiado para tratarse de su mejor amiga:

Por aquí no ha sucedido nada, aunque he escuchado en las noticias que ha habido varios ataques el mismo día. Todo está bien y me alegro de que no os pasara nada.

                                Meredith

La de Katherine tardó un poco más, pero también respondió:

¡Por las barbas de Merlín! ¡Max! ¡No tenía ni idea! Me quedé en Hogwarts estas vacaciones. Aquí no está sucediendo nada fuera de lo normal. ¡¿Seguro que estás bien?! ¿Necesitas que vaya? Si necesitas cualquier cosa no dudes en contar conmigo. No puedo ni imaginarme la tensión que habrás pasado...

El otro día acompañé a Vilma a ver a Aengus. Ella salió bastante animada, pero no sé si eso es bueno o malo. No sé qué hablaron.

Infórmame de cualquier cosa, ¿de acuerdo?

Te quiero mucho,

                          Kate

Y aquella misma mañana, mientras desayunaba. Adivinó a leer la portada de "El Profeta". Una portada realmente alarmante:

EL MINISTRO DE MAGIA, EDWARD WRIGHT, DESAPARECE

Justo acababa de leer aquello cuando Kegan apareció a su lado.

Era realmente preocupante. ¡Max había sido atacado! Mía no dudó, con cara seria, en asentir varias veces.

- Ve. Pero ten cuidado. ¿Vale? Escríbeme cuando sepas algo.