Partida Rol por web

-Mierda...

Está claro que la ha visto. No le da tiempo a esconderse de nuevo tras la columna porque él ya va hacia ella. Se pone delante de ella y bloquea la visión de los demás hombres que la acompañan.

-Te he seguido... - desvía la mirada, avergonzada por haber sido pillada... - Bueno, Pixie te ha encontrado... yo la he seguido a ella.

Sigue sin mirarle a los ojos.

-Quiero... quiero saber lo que pasa... Sé que algo va mal.

Parecía tenso y nervioso. Miraba hacia los lados con asiduidad y desde luego no parecía cómodo.

- ¿Cuánto has escuchado?

Esa era la primera pregunta que tenía que hacerle. El hecho de saber cómo le había encontrado no le importaba en absoluto. Además, debía volver cuanto antes allí o sospecharían. Y no quería que ninguno de esos tres se acercase hasta allí para comprobar qué pasaba.

-Algo de entrar en algún sitio... y salir con alguien... no se escuchaba bien...

Le mira.

-¿Qué está pasando, Lucas? No te metas en ningún. Sea lo que sea, no hagas nada peligroso. ¿Quieres hacerlo o te obligan?

Está preocupada. Por lo que ha podido escuchar y deducir, no es una cosa sencilla y sin peligro. Se esta jugando algo... lo sabe.

Mierda. Había escuchado bastante. Aquello complicaba aún más las cosas y el tiempo se acababa. Si tardaba un minuto más acabarían yendo a ver qué ocurría:

- Escúchame, Tabatha. No has debido venir y mucho menos espiar. Vuelve a casa, no salgas más en las vacaciones y regresa a Hogwarts. No hables con nadie de lo que has escuchado. Olvídalo si te es posible.- hablaba con urgencia. Solo esperaba no olvidarse de nada importante que decir.- Intento protegerte, pero no sé hasta qué punto podré hacerlo ya.- ¿Y si usaban legeremancia con él? Ahora sabía que Tabatha les había escuchado.- Vete. Hazme caso.

Esperaría su respuesta y la cubriría hasta que volviera a desaparecer tras la escalera.

Le mira sin entender muy bien lo que le dice. Parece que no ha a volver con ella a Hogwarts.

-¿No volverás a Hogwarts conmigo? ¿De qué intentas protegerme? ¿En qué estás metido?

Coge su mano.

-No quiero que te pase nada. No quiero que hagas nada peligroso.

La urgencia le estaba destrozando los nervios. 

- Volveré. ¡Pero vete ya! Si te ven no podré hacer nada.- estaba hablando más de la cuenta. ¡Pero necesitaba que se fuera de allí!- No me pasará nada. Pero vete ya, Tabatha. ¡Vete!

Le apartó la mano de su brazo. Su cara mostraba más súplica y urgencia que enfado, amenaza o cualquier expresión negativa.

Kegan escuchó atentamente a su amigo, mientras este le contaba lo que le había ocurrido recientemente.

- Esto es serio… y muy peligroso - advirtió preocupado - hay que estar alerta y no bajar la guardia en ningún momento, pueden volver a por ti y tu familia o al igual que también pueden venir a por mí o mi padre.

De pronto, se levantó de golpe

-¡Tengo que irme! - anunció en alto - Tengo que ir a avisar a mi padre. Lo siento, hablamos en otro momento, el tiempo es oro.

Tras pensarlo unos segundos, se le ocurrió el camino más rápido.

- ¿Puedo usar tu chimenea? Así llegaré directamente a la que tiene mi padre en la tienda.

Se aguanta las ganas de decir que no quiere irse, que solo se irá si va con ella. Pero sabe que no es una opción. Asiente, lentamente. Solo queda otra cosa que hacer, aunque no piensa decírsela. Aunque si la hace, le pondrá en peligro... más peligro del que tiene ya... y tampoco sabe si conseguirá pasar desapercibida. Bueno, el plan puede fallar por muchos lados. Puede transformarse en un trol como Max.

Pero tiene que intentarlo. Si consigue cambiar de forma para seguirle y averiguar lo que está pasando, quizá pueda ayudarle si las cosas salen mal. ¿Y si cambia solo su apariencia? De chica a chico... cortarse el pelo, ocultar sus formas... esas cosas. 

-Te espero en casa...

Se separa de la columna y baja a la planta baja intentando que no la vean.

Lucas respiró aliviado y aún más al ver que Tabatha se iba finalmente. No comentó nada sobre verla en casa porque volver a aquella casa muggle ya no sería una opción. 

Finalmente se dio media vuelta y regresó a la mesa, donde seguro que todos le preguntarían.

Mientras tanto, Tabatha descendió por la escalera sin llamar la atención de nadie en particular. Había mucha gente y parecía que la hora punta se extendía en aquel pub. Si quería transformarse lo mejor sería hacerlo en los baños. Por suerte ya tenía diecisiete años y no habría control del ministerio sobre ella o su varita.

Se mira al espejo. Ha conseguido escapar de la segunda planta sin problemas y ahora está en los baños de la primera. Nunca ha hecho nada parecido... Es más, lo que va a hacer no es propio de ella. Pero sabe que es importante y que su familia ha estado en peligro por culpa de eso. Coge la varita y aprovecha que no hay nadie para meterse en uno de los lavabos.

Respira hondo y se apunta con la varita. Decide cambiarse de aspecto... Parecer mas un chico que una chica... Por si falla lo de volverse un pájaro. Lo que quiere hacer es cambiar su corte de cabello, un poco sus facciones y ocultar sus formas femeninas.

Y la ropa. No se puede olvidar de la ropa.

Pocos minutos después, del físico de Tabatha solo quedaba el color de los ojos, el del cabello y su complexión delgada. Frente al espejo, y con aquellas ropas nuevas de chico, inclusive una gorra, Tabatha Smith era claramante un chico - al menos de forma externa-.

Cuando subió de nuevo pudo ver, aliviada, que continuaban en el mismo sitio. Y como pudo acercarse hasta la mesa de al lado, libre en aquellos momentos, pudo escuchar claramente lo que decían:

Tower:- Bien. Entonces está claro. Mañana es el día. ¿Alguna duda?

Lucas:-  Ninguna.

Tower:- Bien. Primera parada el ministerio, y la segunda... Hogwarts.

Lucas y los otros dos:- Y finalmente la victoria. 

Después de que todos asintieran y brindaran cada uno con su copa, se levantaron nuevamente, siempre sin percatarse de la presencia de Tabatha. Salieron del bar, y ella les siguió de forma disimulada. Hasta que alcanzaron un callejón estrecho, mugriento y vacío que contrataba bastante con la pulcra figura de los cuatro. Y de pronto... se desaparecieron.

Ian tenía muy buen cuerpo, hacía mucho deporte y estaba muy bueno. Le miré bien de arriba abajo y me mordí el labio inferior.

Me acerqué a él cuando hizo su entrada como Superman. Super Ian, eh? Le dije cogiéndole de la cintura. Y que super poder tienes? Le pregunté algo coqueto, mientras acariciaba su torso desnudo. te quedan muy bien. Le respondí al fin, mordiéndome la lengua para no decirle que le quedaban mejor quitados. 

Uy... la cercanía de Will... le estaba tentando demasiado. Ian se puso algo nervioso y vergonzoso. Y es que las sensaciones que Williams despertaba en él podían verse con solo mirar hacia abajo.

- G-Gracias. ¿Ahora qué te toca a ti ponerte unos calzoncillos míos?- insinuó.

Me parece justo. Le respondí a lo de ponerme sus calzoncillos, sin apartarme de él; y es que era su culpa por estar tan bueno!!! Era imposible no acercarse.

Esperé a que me diera unos calzoncillos suyos para probármelos; y cuando lo hizo, le pedí con un gesto con la mano, que se diera la vuelta para no mirar, y me cambié allí mismo, en su cuarto, asegurándome de que no miraba, aunque en realidad no tenía ningún problema en que me viera desnudo. Pero mejor hacerle sufrir un poco.

Ya estoy. Le dije una vez me los había puesto. Y allí desnudo estaba, con unos calzoncillos de Ian.

Era de esperar. El callejón se queda vacío con ella allí plantada. Pero tiene un dato más y necesita el profeta para saber que pasa mañana en el Ministerio de magia. Es la única explicación para querer entrar mañana en un sitio con tanta seguridad.

No está suscrita al periódico pero seguro que en el Caldero Chorreante tienen un ejemplar. Mira a su alrededor y cuando ve que está sola desaparece para aparecer serca del pub mágico.

Asentí a sus palabras, completamente de acuerdo con ellas pues había constatado que no se andaban con tonterías aquellos que planificaban los ataques.

-Claro tío, la duda ofende. -respondí sonriendo. Comprendía a la perfección su preocupación por su padre. -Gracias por venir Kegan. Ten mucho cuidado y dale un saludo a tu padre. Cualquier cosa que necesites ya sabes donde me tienes. -si me habia jugado la vida por mis padres no iba a dudar en jugarmela por mi mejor amigo.

Le di un abrazo a Kegan antes de acompañarlo hacia la chimenea. La visita de Kegan me había animado mucho aunque por otra parte me apenaba que Meredith ni se hubiera molestado en saber que había pasado.

Pues ahora mismo voy a arreglar esto.

Me acabe el desayuno decidido a hablar con Meredith de una vez por todas y, tras daeme una ducha y vestirme llamé a nuestro fiel Puf.

-¿Puf podrías llevarme a casa de Meredith por favor?

En el periódico del día siguiente no salió nada importante ni referido al ministerio. Tampoco al siguiente. Y Lucas no había vuelto a casa de los Smith.

Pero fue en la tercera visita de Tabatha al Caldero Chorreante cuando se encontró una noticia impactante en la portada de "El Profeta" y de la que todo el mundo estaba hablando:

EL MINISTRO DE MAGIA, EDWARD WRIGHT, DESAPARECE

-Pero ¿qué...?

Se muerde el labio. No quiere llamar la atención de los presente. Lucas y su grupo han secuestrado al Ministro de Magia y, por lo que escuchó, hay otro objetivo en Hogwarts. Pero, ¿qué relación puede haber? Tiene que haber algo sobre los dos objetivos para querer hacerlos desaparecer. Lee el artículo para saber más sobre la situación. 

Si consigue descubrir la conexión, sabrá quién es el objetivo que haya en Hogwarts y poder prevenir a la víctima.

Pero lo que peor es que Lucas no volverá a Hogwarts por ella o para verla. Volverá para secuestrar a esa persona... tiene que evitarlo. Secuestrar a alguien le enviará a Azkaban y no dejará que eso pase.

Los días siguientes fueron bastante normales para Anwen en el interior de su gran casa de lujo. Si bien los contactos de los Rhys traían noticias bastante curiosas. Para empezar, habían atacado a los Scofield, a Williams Scott, a Lilian Salvatore- sus padres estaban ingresados en San Mungo- al grito "muerte a los sangre limpia". Los atacantes capturados no estaban dando ningún tipo de información útil. Además, alguien había intentado suplantar las pociones matalobos de la casa de los Morgan, pero habían sido capturados. Ahora los Morgan recibían una disculpa pública y se les libraba de cualquier tipo de vigilancia.

Y para colmo, aquella misma mañana la portada de "El Profeta" culminaba unas vacaciones de los más misteriosas, peligrosas y preocupantes para el mundo mágico inglés:

EL MINISTRO DE MAGIA, EDWARD WRIGHT, DESAPARECE