Partida Rol por web

Hogwarts: Génesis

Parte 1. La Profecía

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23/05/2016, 17:25
P-Aibhilín Hawk

Sentía lástima por la pobre muchacha. Le habría gustado poder darle alguna poción para calmarle los nervios, hacerla sentir mejor, y poder devolverle la sonrisa a su rostro. Pero, no podía hacer eso. No sería más que manipular a la pobre muchacha, y Aibhilín sabía que eso estaba mal. Si quería estar triste, estaba en todo su derecho de estarlo.

—Pues, si no quieres más comida, pues no quieres más comida— dijo, sonriente, intentando que se le pegara algo de su animosidad a la pequeña—. Y no hay más que hablar.

Con un movimiento de su varita (que más parecía una rama cualquiera de un árbol cualquiera), hizo que desapareciera la bandeja y los platos.

Suspiró, finalmente, y miró al muchacho que tenía algo magullado en el catre cercano.

Niños, pensó, poniendo los ojos en blanco, pero sin dejar de sonreír.

Se giró en cuanto Della sugirió que quería recuperar las clases.

—Ah, muy bien— indicó Aibhilín—. Tus compañeros han dado Encantamientos con la Fundadora Ravenclaw, y Pociones con Fara Brunt, quien ha sustituido a tu padre. Ella es la profesora de Alquimia en realidad, pero también se le dan bien las pociones— aseguró, sonriendo.

Hizo una pausa donde aprovechó para tragar saliva, y miró a Della.

—Ve a sus despachos, y podrás recuperar sus clases con ellas. Rowena estará en su despacho: en la Torre Norte— y le explicó cómo ir con pasos sencillos—. Y Fara está en las Mazmorras, dando la clase de la tarde a los alumnos mayores. Puedes ir allí tras su clase— sugirió, sonriente.

Miró a Taranis, y volvió la mirada a Della.

—No te preocupes, yo cuidaré de él— prometió—. Ve. Ve a aprender, Della.

Y fue cuando iba a levantarse para abrirle la puerta a Della, cuando apareció ante el umbral la pequeña Molly. Con un par de parpadeos, Aibhilín, sonrió, y la invitó a pasar.

—Mira, Della, creo que alguien viene a verte— anunció, y dejó pasar a Molly—. Seguro que tú la animas más que yo— murmuró a Molly, y terminó carraspeando—. Voy a ver cómo está el pequeño Stewart— y se volvió al catre donde estaba el muchacho que se había caído de una escoba, y cuya espalda tenía un ungüento verde que olía a menta. 

Notas de juego

Os junto a las dos, porque Della seguía en la Enfermería, y Molly quería ir a verla ^^ Luego, si ya queréis ir juntas a algún otro lado, me lo decís, sin problema ^^

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23/05/2016, 17:26
F-Helga Hufflepuff

Una vez la comida desapareció de los platos y fuentes, la Fundadora Hufflepuff se volvió a levantar de su asiento. Tras compartir nuevamente unas cortas palabras con Gryffindor, éste se marchó con una sonrisa en los labios, y la mujer bajita miró a los alumnos.

—Los que quieran ir a las clases especiales de lectura y escritura, por favor, acompañadme.

Bajó de la tarima con una sonrisa traviesa en los labios, y comenzó a andar por entre las mesas de las Casas.

—Sí, tú deberías de venir Ross, y tú también Stone— dijo tanto a una alumna de Hufflepuff como a un alumno de Slytherin—. No sabéis diferenciar la “a” de la “f”.

—¿La “a” de la qué, profesora?— preguntó, algo burlón el alumno de Slytherin, mientras se despedía de su grupo de amigos, entre los que estaba el hermano mayor de Geert, y saludó de manera animosa a Niall—. ¿Tú también, rubio?— preguntó, y suspiró, como si aquello fuera un tormento.

Cuando llegaron a la magnífica biblioteca, muchos de los niños no habían visto jamás tantos libros juntos. Llenaban paredes y paredes, volúmenes enormes, pequeños, delgados, y más gordos que los muslos de la Fundadora Hufflepuff. Algunos volaban de aquí para allá, pues el encargado de la biblioteca, el Prior Anthony, era el bibliotecario, y consideraba los libros como sus hijos, y la biblioteca su casa.

—Buenas tardes, Helga— saludó Anthony, y miró a todos los alumnos que la seguían—. Está esperando allí— señaló con el mentón, divertido, un lugar tras unas estanterías—. Ya lo tiene todo preparado.

—Gracias, Anthony— agradeció Helga, y miró por encima de sus alumnos—. Vamos, muchachos— murmuró, aunque se le oyó perfectamente.

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23/05/2016, 17:27
F-Godric Gryffindor

En un ala de la biblioteca, donde los colores de las vidrieras de los cristales emplomados creaban mosaicos sobre el suelo de piedra, y los pupitres de madera, estaba Godric Gryffindor, con las manos cruzadas a la espalda, y una amplia sonrisa.

—Bienvenidos— saludó—. Gracias por traerlos, Helga.

La Fundadora hizo un gesto con la mano para quitarle importancia, y sonrió.

—Son todo tuyos— y se marchó, tras murmurar unas palabras a un alumno. Algo así como “pórtate bien y aprende mucho”.

El Fundador Gryffindor dio unos segundos para que los alumnos se sentaran, miraran con cautela todo, y se habituaran al lugar.

—Yo seré quien os dé las clases de lectura y escritura— anunció, dando una sonora palmada. Hacer ruido no le importaba, por lo que los alumnos supusieron que había alguna especie de hechizo que mantenía aquel ala de la biblioteca en silencio.

Con un gesto de su varita, Godric hizo aparecer lo que a muchos les pareció un revoltijo de símbolos, rayas y garabatos. Para otros era el abecedario.

—Tenéis pergamino y tinta en vuestros pupitres— dijo el Fundador—. Comenzaremos poco a poco a conocer las letras, y a dibujarlas. A reconocer sus formas, y a poder pronunciarlas junto con otras. El prior Anthony ha escrito una pequeña obra que os servirá para aprender a leer. Palabras fáciles, sílabas por sílabas, para que os familiaricéis con las letras, y las primeras palabras sencillas.

Con otro movimiento de varita, de varias partes de la biblioteca comenzaron a volar suavemente libros pequeños, iluminados ricamente. Uno a uno se fueron posando frente a los alumnos en el pupitre.

—Leedlo siempre que podáis, y un poquito antes de dormir. Es lo mejor para aprender. Me lo dijo Rowena— añadió, y amplió la sonrisa.

Dio otra palmada, y llenó su pecho enorme de aire.

—Bien, vamos a aprender el inglés. El idioma que habláis la mayoría de vosotros. Según una profecía, el normando y el francés pronto dejará de hablarse en esta isla, por lo que ya no lo enseñamos, pero si queréis profundizar en ello, como está haciendo un compañero vuestro, Bernard de Císter, no dudéis en hablar con Anthony.

Con otro movimiento de varita, hizo que resaltara una letra dorada sobre las demás. Una que tenía forma picuda, y le atravesaba una raya en horizontal.

—Esta es la “a”…— y comenzó a explicar las diversas formas en las que los alumnos podrían encontrarse la letra, y cómo dibujarla.

Viendo, memorizando, repitiendo, y aprendiendo, poco a poco, la clase iba pasando, y las letras iban siendo aprendidas. 

Notas de juego

Esto es más trasfondo y demás, que puras tiradas a muerte, que si no las pasáis morís y tal XDXDXD no, en serio, es sencillo, y, simplemente, un mero trasfondo.

Tiráis un dado con el modificador/habilidad de lingüística, y tenéis que superar la dificultad de 12 ^^ ¿Qué pasa si no la pasáis? Que roleáis que os cuesta más, pero ello no significa que no vayáis a aprender a leer o a escribir. Sólo habrá esta clase roleada, aunque en vuestros siguientes posts de los siguientes días, si queréis, podéis narrar que seguís estudiando y tal ^^ Esta clase es roleada para justificar que tenéis el conocimiento y las bases básicas para leer y escribir ^^ Nada más :)

Ale, a jugar :P XDXDXD

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24/05/2016, 10:44
Molly Blackcap

Molly caminaba por los pasillos en solitario, sin embargo sus pasos ni siquiera resonaban. Era difícil decir si sería la propia niña la que se adaptaba con facilidad a cualquier ambiente, o era más bien el entorno el que, prudentemente, decidía no inmiscuirse en sus asuntos. Fuera como fuese, incluso el ruido parecía apartarse de su camino en una especie de muestra de cortesía de lo más extraña.

Una vez frente a la puerta de la enfermería se acordó de girar el picaporte en lugar de atravesarla directamente como le sucedía a veces. Sospechaba que ese tipo de cosas, por algún motivo, ponía a la gente nerviosa. Incluso a los magos.

Em… Hola – Saludó con un gesto tímido al encontrarse de pronto con la curandera. Suponía que Aibhilin estaría trabajando y no quería importunarla. – Vengo a ver a Della – Siguió inclinandose a un lado para ver si era capaz de dar con su compañera. Cuando la encontró unos pasos por detrás de la mujer, su rostro esbozó una pequeña sonrisa amistosa.

Enseguida Aibhilin la invitó a entrar y Molly hizo lo propio, asintiendo levemente a sus palabras. Aunque no había vacilado, la verdad es que no tenía tan claro si sería capaz de hacer algo como animarla. Molly podía ser muchas cosas, pero desde luego nunca se le habría ocurrido considerarse divertida. Ni siquiera se sabía un buen chiste, es más, no solía encontrarles la gracia.

- Te traigo algunas cosas que hemos hecho esta mañana – dijo al llegar a su altura descolgándose la bolsa que traía al hombro. Mientras lo hacía, procuró fijarse disimuladamente en el camastro que sabía que ocupaba el padre de su amiga, no obstante, las cortinas que servían para ofrecer algo más de intimidad a los enfermos estaban corridas. - ¿Cómo estás? – Preguntó entonces en voz baja.

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24/05/2016, 17:24
Geert Ollivander "Olli"

Pero al final, ni Marshmallow, ni Olli, ni Niall condujeron al pequeño grupo hacia la biblioteca, sino que fue la misma Helga quién lideró aquella expedición de alumnos, algo más numerosa de lo que el joven tallador de varitas habría esperado encontrar. Hufflepuff, con sus formas risueñas y amables, y su andar pausado, los encabezó por largas escaleras y estrechos pasillos hacia el futuro donde poco a poco, y a lo largo de los siglos, los ilustrados aventajarían en número a los analfabetos.

  Mientras subían peldaños, cada uno estaba sumido a sus propias cavilaciones, la voz de Molly volvía a su cabeza, animándole. La próxima vez lo haría mejor, sí, se dijo, y seguro que saber de leer ayudaría, concluyó, por lo que iba a poner todo su empeño a dejar esa mutilación intelectual atrás. Él quería aprender, quería ser mago, un gran mago, quería conseguir la aceptación de sus compañeros y la admiración de sus profesoras en especial de la fundadora de su casa, quería llegar a poder ser a las estrellas si eso era posible, y si no lo era… hacerlo posible. No era engreído, ni mucho menos, sino más bien un soñador y es que quizás a su edad todos los niños lo son.

  Hemos dicho que ascendían en su mayoría sumidos en sus pensamientos, pero no en silencio, pues uno de los de Slytherin no paraba de soltar tonterías y bromas desde que se había estrenado con lo de “¿La “a” de la qué, profesora?”, sus ensoñaciones se rompieron con alguna de sus burlas que tanto le recordaban a las de su propio hermano mayor. ¿Todos los de esa casa terminaban igual de insufribles? En el caso de Cronos podría afirmar que era algo innato a él desde que prácticamente podía recordar. Geert, no dijo ni replicó nada, pero destinó una mirada triste a Niall que le quedaba algunos escalones por delante, quién por la forma que le hablaba y tuteaba ese chico de la casa de la serpiente podían ser incluso amigos ya. ¿También Niall acabaría por resultarle odioso? Era una idea que lo ponía triste.

~

El olor del papel añejo, de la tinta seca, y de las cubiertas de piel impregnaron e inundaron de pronto sus fosas nasales. Habían llegado a la biblioteca, era una visión asombrosa también para los ojos, tanto el joven Ollivander como Albus, la ardilla que correteaba libre por su brazo, avanzaron atónicos y con sus cabezas en alto, corriendo el riesgo de tropezarse con cualquier baldosa mínimamente sobresaliente del suelo. Geert se enamoró enseguida de aquél lugar y de su luz filtrada mágicamente por los altos y estrechos ventanales. ¡Cuánta sabiduría habría aquél lugar! Si cada palabra conducía a un mundo de conocimientos, al joven aprendiz que contemplaba aquellos códex incontables de distintos tamaños y formas le fue imposible imaginar toda aquella fuente de información. Miró, sin querer perderse un ápice de cada movimiento, como el prior ordenaba sin descanso aquellos volúmenes y se preguntó si el acceso a aquella habitación siempre sería libre, o por lo contrario se vería obligado a infiltrarse a hurtadillas como antaño había hecho en el taller de varitas de su tío Rewel, que hasta ese momento había sido su sitio favorito del mundo.

  Llegaron al lugar donde el noble Gryffindor los esperaba, no pudo menos que maravillarse de que el mismo fundador de la casa del león fuese a darles clase siendo algo que se ofrecía a los magos menos aventajados, y de cómo éste los habría avanzado desde que se separaran en el comedor donde lo habían dejado. ¿Habría pasillos secretos en el castillo? ¿Y en la misma biblioteca? ¿O sencillamente sería magia? Olli no quería dejar de pensar cualquier posibilidad e intentar descubrirla en cuanto tuviese la ocasión de hallar la respuesta a sus preguntas, era más curiosidad que afán de aventuras más propio de Aquiles, pero en esos instantes no parecía mucha la diferencia.

  Tomaron asiento, por su parte buscó un pupitre procurando que estuviese a primera fila, y con visibilidad privilegiada, ávido de no perderse detalle. Entonces, Godric desató su magia.

  De la A a la Z Geert contempló cada uno de esos símbolos entusiasmado y ansioso de hacerse con ellos. Y, tras guardarse aquél ejemplar para aprender a leer que de seguro desgastaría de tanto usarlo más aun siendo un consejo que venía de su señora Ravenclaw, se aplicó enseguida con pluma en mano y con trazo tembloso a dibujar una letra tras otra sobre el papel. Y, casi se podría decir, que el tiempo voló bajo a sus pies.

  Después de eso, el joven Ollivander, acudiría a cada clase de lectura que les ofrecieran, sin perder un instante para asistir a las mismas, corriendo por los pasillos feliz y todo lo rápido que su carecía de movilidad le permitiese. Y así, en el trascurso de las siguientes semanas, puede que no brillase por su genio, pero fue dominando las letras, las palabras y el uso de la escritura con relativa facilidad, claro hay que añadir que su ímpetu y su obstinación ayudaron, y cada noche, sin falta, practicó, practicó y practicó como si le pudieran las prisas para ganar cada habilidad, cada trazo y cada texto, prisas para demostrar a cierta maga que podía ser un gran mago y conquistar su atención.

- Tiradas (1)

Motivo: cómorrrr... seguro que eso es una "a"? AAAaaaaaaaaaaaaAAAaaAaaHHH!! Ya lo entiendo :P

Dificultad: 12

Habilidad: 10

Tirada: 6 7 10

Total: 6 +10 = 16 Éxito

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31/05/2016, 11:21
Adelaide E. Gleann (Della)

Me he perdido encantamientos! La abuela me castiga de por vida- fue su primer pensamiento y se levantó como impelida por un resorte dispuesta a marchar casi corriendo, pero las siguientes palabras le trajeron un regusto amargo. Clase de pociones sin su padre. No creía poder soportarla, solo con pensar en cortar y mezclar los ingredientes sin su presencia hacia que se le formase un nudo en la garganta. A pesar de eso intentó mantener la máscara de dignidad pues la mujer la miraba, suficiente dolor había mostrado, debía recomponerse y aparentar tenerlo todo controlado.

Asintió a las explicaciones que le dio de dónde estaban ambas profesoras y se giró para despedirse de su padre, le cogio la mano de nuevo y la apretó entre las suyas más pequeñas. Escuchó como Aibhilín le decía que no se preocupase y no pudo evitar morderse el labio, por suerte estaba de espaldas todavía y no la vio, se inclinó para darle un beso en la mejilla rasposa por la incipiente barba y comenzó a andar hacia la puerta que se abría. 

-¡Molly! -exclamó la niña con una sonrisa sincera.

Cierto era que no habían intimado mucho pero era de las personas que más conocía en el castillo, no le importaba que no fuese de su casa, le alegraba que estuviese allí y no estar sola. Se encontraron a medio camino de la salida, Della asintió y se le iluminó la cara cuando le dijo que le traía algo de lo que habían hecho en clases, ante la pregunta de cómo estaba se puso algo más seria pero intentó quitarle importancia. 

-Bien, lo importante es que está aquí. -dijo con aplomo, parecía que tuviese más años de los once que se le suponian -Seguro que entre todos los profesores encuentran como curarlo. ¿Qué habéis hecho? -preguntó con verdadera curiosidad.

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31/05/2016, 14:04
Marshmallow Bowen

Había asentido, esbozando una sonrisa insegura cuando Olli había demostrado tener la seguridad que a ella le faltaba para invitarla a ir. ¿O quizás serían dotes sociales? Iba a preguntarle si tenía idea de cómo llegar a aquel santuario del conocimiento que Marshmallow sólo había oído mencionar muy de pasada cuando Niall se unió a ellos y le dio la enhorabuena por los puntos.

Durante un momento le sostuvo la mirada sin decir nada, sopesando si se trataba de una felicitación sincera o había alguna segunda intención tras aquello, pero al final optó por pensar que sería la primera opción. ¿Qué motivos podía tener Niall para decir aquello con malicia?

- Gracias.

Se devanó los sesos pensando en qué añadir pero todo lo demás, por algún motivo u otro, no le parecía apropiado. ¿Me he esforzado mucho? Parecía implicar que los demás no. ¿Ha sido suerte? No quería quitarse el mérito de aquel modo, porque en verdad se había esforzado y además seguro que influía la tradición familiar. De modo que decidió que con un agradecimiento bastaría pero como parecía que la conversación quedaba cortada, se rascó la cabeza y miró a sus dos compañeros alternativamente para acabar musitando:

- ...¿Biblioteca?

Por suerte, la rechoncha profesora que hiciera el anuncio hacía escasos minutos decidió que si muchos de los alumnos no sabían todavía leer, lo más probable era que tampoco supieran orientarse por aquel laberinto de piedra. Algunos de los alumnos parecían cómodos y desinhibidos pero a ella le parecía que sus groserías y esa libertad autoregalada sólo lograrían meterlos en líos de modo que, con la cabeza gacha y rascándose de vez en cuando el pelo enmarañado, Marshmallow se limitó a seguir a aquella mujer sin el temor habitual pero con un recelo juicioso.

Sin embargo, no pudo seguir comportándose como un reo camino hacia el patíbulo pues la Biblioteca pasó de ser un concepto abstracto a una realidad increíble. Alzó el rostro, maravillada y boquiabierta, observando tantos libros que su cerebro ni siquiera era capaz de concebir un número. Libros pequeños, gruesos, ajados, nuevos. ¡Libros voladores! ¿Y qué habría escrito en tantas hojas? No podía ser que las personas tuvieran tanto conocimiento como para plasmarlo en tantas palabras, seguro que no. ¿Y qué había de los escribas? Tenía entendido que se tardaba mucho, muchísimo tiempo en escribir un libro del grosor de algunos de los que ahí había. ¿Cuantos años de tiempo de personas desconocidas estaban ahí almacenados?

Vale, aquellos pensamientos eran demasiado profundos para su juvenil cerebro y durante un instante no supo si incluso sentir miedo. El conocimiento podía llegar a ser demasiado abrumador. Y su pequeña cabeza hervía, como siempre, con mil preguntas nuevas que se esforzaba por contener.

Fue entonces cuando reparó que Helga les había llevado frente al jefe de su propia casa, Godric Gryffindor. Le miró de cerca por primera vez, atrayendo tanto su atención como lo hicieron los libros en un primer momento. El concepto de familia y las casas seguía siendo extraño para ella y seguía preguntándose qué lugar ocupaba Godric en todo aquello. A decir verdad, de momento Helga parecía la madre, Godric el padre y Salazar y Rowena los tíos amargados.

Tuvo que apartar aquel cuadro familiar de su cabeza por de repente se encontró frente a un libro desconocido, mientras Godric les enseñaba las letras. Aquello que parecía de suma facilidad para la mayoría a ella se le hizo un infierno. Identificarlas era una cosa, incluso escribirlas con carboncillo, pero cuando tuvo que pasar a la pluma y al pergamino, sólo lograba emborronarlo todo sin que su motricidad fina se decidiera a colaborar. Se sentía frustrada, agobiada y sin entender cómo todo aquel arduo trabajo iba a permitirle ganar la partida a las letras para convertirlas en palabras y luego en frases.

- Tiradas (1)

Motivo: a la pequeña marshmallow le va a costarrrrrrrr

Dificultad: 12

Habilidad: 7

Tirada: 1 9 10

Total: 1 +7 = 8 Fracaso

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06/06/2016, 19:17
Niall

El ceño del muchacho rubio se convirtió en un nudo nada más comenzar la clase y no se desharía hasta que esta no llegó a su fin. Aquellos palotes no significaban nada para él. Aquellas formas redondas, curvas, rectas... le resultaban excesivamente arbitrarias como para que todo aquello pudiese tener un sentido. ¿Por qué...? Esa era la pregunta que se le pasaba todo el rato por su cabeza pero no quería formularla. No iba a reconocer ante nadie que no terminaba de entender todo aquello. En su interior una mezcolanza de orgullo y terrible ignorancia se removían formando una extraña pócima capaz de generar frustración en el pequeño Slytherin.

Godric Griffindor le cayó gordo nada más comenzar a escucharle. Aquellas formas grandilocuentes y pomposas... de hombre de mundo. No le gustaban. Le hacían sentirse inferior. Y eso que el profesor concedía una ronrisa fiera pero amable a todos los pupilos pero ni aún así.

Niall y su ceño... los dos comenzaron a apuntar aquellas cosas en un trozo de pergamino. La pluma era un instrumento extraño y solo sujetarla conforme debía de hacerse resultaba antinatural y doloroso. A poco que el chico llevaba dos de aquellas "letras" los dedos se le comenzaban a agarrotar y la muñeca le ardía. ¿Qué horror era aquello? ¿Realmente era necesario? Mal comenzaban. Si eso de la escritura se convertía finalemente en imprescindible para aprender magia a él no le iba a costar y no poco. ¿No era más sencillo hacer hechizos? Llevaban toda la mañana con ello y Niall ya había cosechado pequeños triunfos personales. Al menos así se sentía. Que lo había hecho bien. Que tal y conforme el profesor Salazar Slytherin había predicho, podría convertirse en un gran mago.

Aquello solo era una terrible pérdida de tiempo... y mientras los duendes haciendo de las suyas porque nos entretenemos en letras y palotes de diferentes formas.

Niall se recluyó en sí mismo. En sus propios pensamientos. Intentó seguir la clase pero por mucho que sus ojos y su mano siguiesen las indicaciones del profesor, su mente volaba a velocidades que aún no era capaz de gestionar. Solo al final se levantó de su pupitre y susurró más para sí que para nadie más...

- Menuda pérdida de tiempo...

- Tiradas (1)

Motivo: Lingüística

Dificultad: 12

Habilidad: 7

Tirada: 3 8 9

Total: 3 +7 = 10 Fracaso

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09/06/2016, 23:13
Adelaide E. Gleann (Della)

Molly iba a comenzar a sacar algo cuando una tos desde la esquina llamó la atención de las dos niñas, era Aibhilín que con una leve sonrisa negaba con la cabeza, estaba claro que no se encontraban en el lugar adecuado por lo que Della recogió sus cosas y se dirigió a la puerta. La abrió y esperó a que la otra niña saliera para hacer ella lo mismo y cerrar, no sin antes despedirse de la afable mujer con una leve inclinación de cabeza y dedicar una última mirada a la cortina donde se ocultaba el cuerpo mutilado de su padre.

Una vez fuera de la sala, Adelaide le dijo a la ravenclaw que pretendía ir al despacho de su jefa de casa, para recuperar la clase, y que podía mostrarle lo aprendido de camino. Ella avanzó pendiente de las explicaciones de la otra niña y del trayecto que la mujer del guarda le había explicado que tenia que seguir para llegar a la torre norte.

Llegaron a su destino, a pesar de que no se sentía nada segura dada la anterior frialdad de Rowena, puso su mejor cara y llamó con los nudillos a la puerta de madera maciza. Sabía qué hechizo tenía que hacer pues Molly se lo había dicho, pero hacerlo bien, a la primera y con la presión de ser la única alumna a la que esos ojos penetrantes se dirigirían, no le daba mucha tranquilidad. Para su sorpresa fue recibida con una sonrisa, pequeña pero ahí estaba, supuso que a la mujer le agradó lo que su visita indicaba pero, fuese cual fuese la causa, la verdad es que ese hecho hizo que se desprendiese de sus miedos y de la presión autoimpuesta.

Cuando después de la explicación tuvo que poner en práctica el hechizo, lo hizo con voz clara y serena.

-Wingardium Leviosa. -dijo mientras movía su varita, de izquierda a derecha y hacia arriba.

La pluma se elevó gracilmente, trazando elegantes círculos, se mantuvo en el aire unos instantes y al fin volvió a la mesa de donde habia comenzado su andadura. La pequeña no pudo evitar que una sonrisa de alegría asomase a su rostro, lo estaba haciendo, estaba haciendo magia con la varita y la sensación era increíble. 

Con el ánimo más ligero por haber superado su primera clase, decidió que tenía que apretar los dientes y hacer la poción. A pesar de que no fuese Taranis quien estuviese entre los calderos, a pesar del peso que eso suponía para su corazón. En el fondo sabia que cuando su padre despertase no le gustaría enterarse que había perdido clases por estar a su lado, donde nada podía hacer, él quería que aprendiese y que disfrutase del castillo, que hiciese amigos y forjase un buen carácter. Al salir le comunicó a Molly su hazaña con alegría en la voz y le dio las gracias por acompañarla, por contarle lo que habían hecho y por su apoyo.

-Ahora iré a las mazmorras para hacer la poción, no hace falta que me acompañes si quieres hacer otra cosa. -dijo a la otra niña.

En su voz se podía adivinar que lo decía por no robarle más tiempo, pero que en realidad le agradaría no tener que ir sola. Ante la respuesta de la niña su cara se iluminó un poco y comenzaron a descender los peldaños, les quedaba un buen trozo pues iban a ir desde la parte alta del castillo hasta sus entrañas, y Della aprovechó para informarse de qué poción habían hecho. Además, puesto que cuando Molly acabó de explicársela les sobró tiempo, le preguntó por la profesora de alquimia. Lo hizo con la boca pequeña, como si hablar de la sustituta de su padre fuese algún tipo de traición para con él o fuese a hacer que no se recuperase.

Poco antes de llegar se cruzaron con los alumnos mayores que salían de la clase y Della se mantuvo en su trayectoria, como si no viese ni oyese nada, los otros chicos tuvieron que esquivarla para no chocarse. Lo cierto es que a pesar de su imagen de tranquilidad por dentro estaba conteniendo el aliento. La puerta estaba abierta todavía, la niña tragó saliva mientras daba los últimos pasos y picó con los nudillos.

-Profesora Brunt, -dijo para llamar su atención -soy Adelaide Gleann. No he podido asistir a su clase... y me preguntaba si podía recuperarla. 

No pudo decir la causa de su ausencia, esperaba que la mujer estuviese informada y no se lo hiciese decir en voz alta, una cosa era saberlo y otra tener que repetirlo y ver caras de compasión. Entró en la sala hasta situarse al lado del caldero señalado y leyó los ingredientes y los pasos a seguir para hacer la poción correctamente. No era una receta muy difícil pero sí que le llevaría tiempo, tenia que darse prisa si no quería quedarse sin cenar. 

-Ortigas y ojos de pez globo... -comenzó a murmurar mientras empezaba a machacarlo en el mortero.

Encendió el fuego del caldero y echó la cantidad establecida, esperó veinte latidos y agitó su flamante varita casi conteniendo la respiración. La mezcla verdosa que resultó parecía bastante prometedora pero todavía no había acabado, tocaba esperar y la niña acabó por sumirse en oscuros pensamientos acerca de la recuperación de su padre y, por consiguiente, acerca de su propio futuro sin él. Una voz lejana y grave la sacó del pozo de reflexiones en el que se había sumido, parpadeó varias veces volviendo al presente y echó el último ingrediente, casi se le pasó el momento preciso de hacerlo pero por suerte le llegó el aviso.

-Vuelta, vuelta, vuelta y vuelta. -canturreó para seguir un ritmo regular en su acción, era un truco que le había enseñado su padre, y siguió con las instrucciones -Fuego bajo...

Esta vez tenía que contar treinta bombeos y se concentró para no perder la cuenta.

-Un poco de magia, -siguió enumerando sus acciones entre dientes mientras agitaba la varita por encima del caldero -y ya está. 

Se quedó mirando el resultado, el color, la textura... parecía que todo era correcto, pero no se atrevió a elevar la mirada del mejunje. Sabia que la voz que oiría no sería la que debía ser, en los ultimos instantes con los nervios de que no se le pasase nada casi se le había olvidado, pero ahora la realidad había vuelto a abofetearla y necesitaba un momento para recomponerse.

- Tiradas (2)

Motivo: Windardium Leviosa.

Dificultad: 12

Habilidad: 2+8

Tirada: 2 6 8

Total: 6 +2 +8 = 16 Éxito

Motivo: Poción Infladora

Dificultad: 12

Habilidad: 4+7

Tirada: 3 6 9

Total: 6 +4 +7 = 17 Éxito

Notas de juego

PENDIENTE DE APROBACIÓN tanto de dirección como de acompañante (que te he arrastrado conmigo)   n_n

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12/06/2016, 17:13
Molly Blackcap

Molly sacó un par de rollos de pergaminos de su bolsa y se los entregó a Della con una pequeña sonrisa. Se alegraba de verla más animada.

- Seguro que se pondrá bien – dijo observando con atención las acciones de la curandera. Como su madre, la señorita Aibihlin parecía ser una bruja de las buenas, de las que además de recitar encantamientos y hacer levitar cosas en el aire, sabía algunas cosas de lo que Mordag llamaba magia de la gente. A Molly también le gustaría ser una hechicera tan buena, aunque tenía que reconocer que a veces la parte de la gente le fastidiaba un poco, sobretodo cuando se veía obligada a lidiar con idiotas como Duke.

Ninguna de las dos quería importunar el trabajo de la bruja, así que no se entretuvieron mucho en el intercambio de deberes. Una vez fuera de la enfermería y hasta poder hablar de sus dudas con la señorita Ravenclaw, Molly se sentía extraña y fuera de lugar sin sus tareas. Aquí no había que ordeñar a las cabras o hacer queso o mantequilla y la gente le miraba raro si intentaba echar una mano a esos pobres y atareadísimos elfos. Se preguntaba como lograban no morirse de aburrimiento esas damas de vestidos bonitos. Todo el día sin nada más que hacer que aprender a declamar inutiles poemas o bordar cosas por todas partes ¿Para qué necesitaban tantos bordados?. Era cierto que se le daba bien la magia y que le gustaba poder mirar cuando quisiera todos esos libros tan fascinantes, pero no tenía muy claro que estuviera hecha para vivir en castillos. Además, tenía la sensación de que los magos hacían complicadas las cosas que deberían ser sencillas y eso le resultaba exasperante.

Decidió pues acompañar a Della y mostrarle lo que habían aprendido durante la mañana. A excepción de Duke (y en realidad el no contaba porque era tonto de remate), nunca había tenido muchos amigos y estaba empezando a gustarle compartir algunas cosas con niños de su edad.

Su última parada fueron las mazmorras y mientras su compañera terminaba con su poción infladora, Molly se dedicó a curiosear entre las entanterías llenas de botes con cosas tan extrañas como interesantes.

- Oiga um… Señorita Fara, ¿Podemos practicar pociones fuera del horario de clase? - Preguntó entonces, asomando la nariz por encima de un pesado grimorio de botánica elemental. El familiar borboteo de los calderos le hacía sentirse un poquito menos rara.

Notas de juego

Por fín! siento la espera ^^u

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13/06/2016, 18:16
F-Rowena Ravenclaw

Cuando Della asomó la cabeza por el despacho de Rowena, ésta alzó las cejas sin entender qué era lo que pasaba. Luego, se dio cuenta de que la alumna no había ido a su clase, sino que se había quedado velando a su padre.

Con una mirada, interrogó a la muchacha, y sonrió cuando vio que estaba dispuesta a recuperar la clase que había perdido. Totalmente complacida, comenzó a darle la explicación que les había dado antes a los muchachos, por lo que Molly sintió una repetición ese día. Eran casi las mismas palabras. Rowena no se había dado cuenta de que Molly ya había puesto al tanto del hechizo a Della, y que estaba perdiendo su precioso tiempo. Pero, en el fondo, a la Jefa de la Casa de las Águilas le gustaba oírse, y ver si los niños prestaban atención.

—Veamos cómo lo haces, Gleann— dijo, expectante, frunciendo un poco el ceño.

Rowena vio con ojos glaucos cómo la pluma que hacia instantes había sostenido se elevaba de manera lenta pero constante hacia arriba gracias al hechizo de Della.

—Muy bien, está muy bien— valoró, sonriendo—. Tienes la clase recuperada, Gleann. Está claro que has recibido muy buena educación en casa—. Palabras que ni Molly ni Della supieron interpretar como un cumplido o una ligera pulla—. Ya podéis iros. Y no olvidéis lo de esta noche.

Imaginó que Della, quizá, no estaría al corriente, por lo que le pidió a Molly que se lo dijera.

—A medianoche. Sin falta.

Con un gesto de su mano nívea hizo que las dos niñas salieran de su despacho para continuar con una carta que estaba escribiendo. Ambas pudieron ver las primeras palabras: “Querida Agrona, está pasando lo que…”.

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13/06/2016, 18:20
P-Fara Brunt

Fara estaba recogiendo unos frascos cuando las muchachas entraron en el aula de Pociones. Su mirada inquisitiva las perforó, pero sonrió en seguida.

—¿Qué deseáis?— preguntó con su dulce voz, hasta que se dio cuenta de quién era la muchacha con la que venía Molly, y Della se presentó—. Ah, ya, claro.

Comenzó a trastear en un armario lleno de botes de diversos tamaños, colores y olores, y sacó un par pequeños.

—Necesitarás esto— indicó, y lo dejó sobre una mesa con un ruido sordo—. Pero no esto— y retiró un frasco en el que había un líquido dorado.

Después, sacó un libro algo ajado, pero firme de otro armario, lleno de libros casi idénticos, y se lo puso delante de Della, junto a un caldero limpio.

—Tienes hasta la hora de la cena, Della— anunció Fara—. Es más que suficiente. Molly, ven, ayúdame un momento a guardar esto, ¿quieres?— dijo la profesora, para dejar así tranquila a la pequeña Della—. Será sólo un momento. Gracias, querida.

Cuando Molly y Fara terminaron de guardar unos cuantos frascos más que había por las mesas, se podía escuchar a Della canturrear frente al caldero. Fara sonrió, divertida, y compartió una mirada cómplice con Molly.

—Cada uno hace lo que hace para sentirse más tranquilo— dijo—. Yo necesito comer una delicia extranjera, que viene del otro lado del mar. Se llama chocolate. Los pobres muggles aún no sabe que existe, pero el día que lo prueben…— y rió por lo bajo, como si fuera un chiste muy bueno.

Mientras esperaba, Fara le contó a Molly un poco de aquello y un poco de esto. Cosas triviales acerca de los alumnos que había tenido, y de lo que planeaba hacer en sus clases de Alquimia. Sin embargo, su hilo de pensamientos cambió cuando Molly le preguntó aquello.

—Claro que podéis— respondió, sonriente—- Pero ha de estar un maestro en las clases. Solos es peligroso.  Ya anunciaremos algún día para hacer pociones, y practicar un poco más este arte— y comenzó a explicarle a Molly que el profesor Taranis era un auténtico entusiasta de la materia.

Cuando el tiempo pasó, y Fara consideró que era hora, se acercó a la poción de Della. Miró el contenido, y después a los ojos de la niña.

—Muy bien, Della. Está muy bien. Tu padre estaría muy orgulloso— ensanchó la sonrisa, y cogió un frasco pequeño para introducir una muestra desde el caldero—. Esto para mí— y se lo guardó en un bolsillo de su túnica.

Fue entonces cuando el olor proveniente de las cocinas las envolvió.

—Creo que es hora de subir al Gran Comedor— anunció—. Buenas noches.

Con un gesto de la mano, las despidió de la sala, para ella salir también. Se despidió de ellas con unas suaves palabras, y se dirigió escaleras arriba hacia el Gran Comedor o hacia cualquier otro lugar. Aquella mujer era un misterio. 

Notas de juego

Muy bien, chicas :DDD

Os avanzo a la cena, pero aún no estáis con los demás, así les dejo un poco más de tiempo para que ellos terminen ^^ Después, ya pondré un post donde estaréis todos en el Gran Comedor :))))

Gracias por vuestra paciencia :D

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15/06/2016, 17:22
Adelaide E. Gleann (Della)

Della había seguido con atención los movimientos y las palabras de la profesora de Alquimia* mientras no tenía la nariz metida en el caldero o en los ingredientes necesarios, así como también le dio un vistazo al aula, se preguntó si la mujer la habría cambiado para ponerla a su gusto o si estaba todo como lo había dejado Taranis. Pero al acabar se quedó cabizbaja.

Al sentir la presencia de la profesora elevó por fin la mirada y se encontró con los ojos alegres mirándola a su vez, no pudo evitar contagiarse de su buen humor y cuando le habló asintió mientras notaba una presión en el pecho. Contuvo las lágrimas, no sabia si eran de alegría por haberlo hecho bien o por la mención a su padre, pero estaba segura que no debían salir. Se preguntó por qué la señorita Brunt guardaba el frasco pero tuvo mucho cuidado de no decir ni demostrar nada, asintió a sus palabras y salió de la mazmorra con Molly.

-Lo he hecho, me han salido bien las dos clases. -dijo con alegría y restos de nervios -Muchas gracias, ha sido más fácil gracias a tí.

Solo cuando la tensión de recuperar las clases se le pasó y se dirigían al Gran Comedor, la niña recordó lo ocurrido en el despacho de Rowena -Estaba escribiendo a la abuela... ¿cómo que está pasando? ¿Sabían algo de todo esto desde hace tiempo? Pero papá... -pensó muy intrigada e incluso enfadada pues si lo sabían podían haber evitado lo que le había pasado a su padre, pero no podía hacer nada a ese respecto de momento por lo que se giró hacia su compañera de curso y de andanzas.

-¿Que pasa a medianoche? 

Notas de juego

*¿Dónde deja ese bote y cuales son esos chismes de los alumnos mayores? Desembucha   XDXD

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20/06/2016, 17:58
F-Helga Hufflepuff

El olor de la cena inundaba todos los corredores del castillo, y los estómagos hambrientos de los alumnos no dudaron en acudir a la cita: era hora de llenar la tripa, estar con los compañeros, y, después, irse a la Sala Común de sus respectivas Casas.

El olor de la carne asada golpeó de manera suave cuando los alumnos entraron en el Gran Comedor. pequeñas hogazas de pan recién hechas se trasladaban de una mesa a otra gracias a que un hechizo levitador (ese que los niños ya sabían hacer) sobre una bandeja de plata hacía que ésta se moviera de manera pausada, pero firme. En las mesas pudieron encontrar pequeños pollos asados, crujientes y bañados con un poco de miel, y, por encima de todo, encontraron algo nuevo, algo que no habían visto nunca: un alimento amarillo, algo redondo, suave al tacto, y sabroso. Apenas había nadie que lo hubiera probado antes, pues, según algunos niños privilegiados decían, y se extendió tal rumor como sólo un rumor podía hacerlo, venía de “más allá” y se decían “patatas”.

Niall, Olli, y Marshmallow pudieron encontrarse con Molly y Della. Ésta había conseguido recuperar las clases, aunque su padre todavía se encontrara convaleciente. Tras compartir unas palabras, cada uno se fue para su mesa, pues el hambre llamaba a su puerta.

Se fijaron de manera casi inmediata en que sólo estaba la Fundadora Hufflepuff en la mesa de los profesores. El asiento de los demás estaba vacío, y, aunque la Jefa de la Casa de los Tejones sonreía, y se deleitaba con ese manjar llamado patatas, una sombra de preocupación se le asomaba a la frente. Algo pasaba.

Y, de hecho, muchos alumnos lo notaban. La sorpresa del nuevo alimento casi inexplorado había durado poco. Algunos alumnos comenzaban a comentar que los profesores estaban agitados, y, otros muchos, comentaban que habían visto a un ser extraño por los terrenos del Colegio, con una sonrisa astuta y los ojos claros, y pelo negro lacio. Otros replicaban que no era más que Myrddin, que había vuelto de una tierra lejana. De hecho, decían que él había sido quien había traído las patatas, algo que olía mal, y se prendía fuego para, después, aspirar su humo por un pequeño canuto con una boca al final donde se depositaba la hierba, y algo marrón, que olía fuerte, pero también dulce.

Aun con todo, Helga parecía preocupada. Y era la mujer más optimista que existía.

—Queridos— dijo, tras aclararse la garganta con algo de torpeza—, esta noche os pediré un gran favor. Comed cuanto queráis, pero, al instante en que terminéis, no salgáis del Gran Comedor. Una vez la comida desaparezca de los platos, todos iréis a vuestras Salas Comunes guiados por vuestros Prefectos. Os pido que, al igual que anoche, no salgáis de vuestras Casas. Es lo más seguro.

Iba a añadir algo más, pero tragó saliva con dificultad, y terminó sentándose, mirando su plato. Masculló unas palabras a su regazo, y miró hacia arriba, hacia el cielo estrellado, como si fuera una pequeña plegaria. 

Notas de juego

Editado porque la máster se hizo un lío y puso dos veces Molly en lugar de Marshmallow XDXDXD Sorry, Érive DDD:

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20/06/2016, 17:58
Philippa Hawk

El ruido de pasos acelerados fue incrementándose. Unos pequeños zapatos eran los causantes de aquello, y la niña pequeña que los portaba tenía la cara algo congestionada, pero con la mirada fija. Tenía una misión que cumplir, y no quería fallar.

Buscó a los niños que tenía que llevarles las cartas. Era de suma prioridad que no se confundiera, pero Philippa tenía como un don, casi podía imaginarse en su mente las imágenes que los demás tenían en las suyas propias, por lo que todo era mucho más fácil. Tenía los rostros de los niños en su cerebro, y aquello la haría tener éxito en su empresa.

Miró por todos los lados, y al primero que vio a Niall. Era una cabellera rubia que sobresalía entre un mar de oscuridad. Él sería el primero.

—Señor, señor— dijo, tirando de la manga de la túnica a Niall—. La Fundadora Rowena me ha dado esto para vos.

Le tendió un sobre lacrado con el sello del águila de Rowena, y le sonrió.

—Es muy importante, un recordatorio, me ha dicho la Fundadora— ensanchó la sonrisa un poco más, y siguió corriendo.

Vio a su hermana Emmeline en la mesa de Hufflepuff, y la saludó con un gesto de la mano. Fue, entonces, cuando vio a Della.

Se acercó a ella, y sonrió también.

—Señorita, señorita— dijo Philippa—. Esto es para vos, de la Fundadora Rowena— le dejó el sobre sobre la mesa, junto a su plato, y sonrió de nuevo—. Un recordatorio.

Saludó con un gesto de cabeza, sacó la lengua a su hermana, y fue a la mesa de Gryffindor, donde estaba la destinataria del tercer sobre.

—Hola, señorita— saludó Philippa—. Esto es para vos, me lo ha dado la Fundadora Rowena— le dio el sobre y se lo dejó en las manos, para que no se le cayera—. Que aproveche— añadió, sonriendo, y se fue. Esperaba que, siendo más amable con una alumna de la Casa de Gryffindor pudiera tener más posibilidades para entrar en esa Casa en un futuro próximo.

Tras mirar un poco por el Gran Comedor, se fue a buscar a los destinatarios de los dos sobres que le quedaban.

Los encontró en la misma mesa de la Fundadora, y Philippa se enorgulleció de lo rápido y eficiente que había hecho el encargo. Se aproximó a Molly y a Olli, y les tiró de sendas mangas de las túnicas.

—Señor, señorita— dijo Philippa—, esto es para vos, y esto para vos— añadió, dando un sobre a cada uno—. Es un recordatorio, de la Fundadora Rowena— asintió con la cabeza a modo de despedida, y se fue corriendo hacia la puerta del Gran Comedor, y salió de allí. Al parecer, la advertencia de Helga no se aplicaba a la pequeña Philippa.

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20/06/2016, 17:59
-Director

—Escribí esas cartas para recordarles la cita que teníamos a la noche. “No tardéis. Os espero en la Torre Norte. El toque de queda no se os aplica a vosotros. No temáis”, decía la misiva. Sabía que Helga iba a dar el aviso, pero yo quería que vinieran a verme. Era imperante. Necesitaba hablarles de todo lo que pasaría, de todo lo que estaba pasando, de cómo sus vidas estaban ligadas a los acontecimientos que se sucedieron ese día— la voz se quebró un momento—. Si dijera que no sabía que iba a pasar lo que pasó, mentiría. Algo sabía, y traté de evitarlo, pero nunca me imaginé que él…

Suspiró, y volvió a coger aire, haciendo que los miembros del tribunal se agitaran nerviosos en sus asientos.

—Esa noche marcó el comienzo de todo.             

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20/06/2016, 18:06
Molly Blackcap

Molly se pasó la tarde ayudando a la señorita Fara, ordenando misteriosos botes en sus correspondientes vitrinas, colocando libros aquí y allá, y rellenando tarros de ingredientes (algunos más agradables que otros). Mientras lo hacía, escuchaba atenta las palabras de la maestra quien, como todas las brujas, alternaba lecciones vitales con extrañas historias que posiblemente no llevaban a ninguna parte. A Molly no le importaba, aunque a veces tenía tendencia a ser un pelín sentenciosa se le daba bien escuchar, de la misma manera que también solían gustarle las historias de todas clases.

Fue así como se enteró de que al otro lado del mar también había más tierra, aunque no pudiera verse desde aquí, y que también vivía gente. Que los alquimistas hacían más cosas además de mezclar cosas raras y pasarse dos semanas sin cejas como le había contado Mordag, y que siempre venía bien tener a mano un bezoar.

La verdad es que le estaba empezando a caerle bien la maestra Fara, sobretodo después de enterarse de que podrían practicar cuanto quisieran siempre que algún adulto se ofreciera a supervisarles.

Cuando Della terminó su poción la luz crepuscular prácticamente había desaparecido en el horizonte y las primeras estrellas titilaban perezosas, el olor de la cena se colaba ya por todos los rincones próximos a las cocinas y en general, la agradable sensación de que al final había sido un día de provecho flotaba en el ambiente limpio y ordenado del aula de pociones.

- Gracias señorita Fara, buenas noches. – Se despidió también Molly, saliendo detrás de su compañera con una sonrisa contenta y satisfecha.

- No ha sido nada, además, seguro que tú también habrías hecho lo mismo si hubiera sido al revés – Siguió hablando con Della mientras subían por las escaleras, contagiada de su reciente buen animo. Después cuando le preguntó acerca de la cita que tenían pendiente a media noche, bajó la voz a un tono más confidente. – Es verdad, casi se me olvida. La maestra Ravenclaw nos ha citado en su despacho. Dice que quiere explicarnos lo que está ocurriendo pero no se…- Molly cabeceó pensativa – Todo esto es un poco raro ¿no te parece?. ¿Cómo sabían que esa profecía iba dirigida a nosotros? -

Notas de juego

Dejo esto que nos hemos pisado y ya lo tenía escrito xD (aun no he leido la actualización, voy a ello)

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21/06/2016, 11:29
Molly Blackcap

Molly entró en el comedor comentando algo en voz baja con Della, una vez allí se encontraron con el resto de sus compañeros a quienes saludó con un discreto gesto amistoso de la mano.

- Hola chicos, ¿que tal ha ido? - preguntó interesándose por sus lecciones de escritura.

Sin embargo, enseguida la insistencia de sus respectivos estómagos, el olor de la carne asada y las bandejas flotantes de pan recién horneado les recordó que si no querían quedarse para degustar las migajas que dejaran los demás, debían acudir a sus mesas.

Molly se sentó junto a Olli en el que ya casi consideraba que era su sitio en Ravenclaw. - ¿Has visto esto? - dijo trinchando de forma experimental una de esas misteriosas “patatas” del plato. - Parece una especie de nabo o algo así…- comentó examinado un trocito con ojo crítico. Aún no se había decidido a probarlo cuando uno de los niños más mayores que tenía a su alrededor empezó a explicar con aire didáctico que por lo visto, era lo que comía la gente al otro lado del mar.

La niña Blackcap frunció el ceño suspicaz. Era una de las cosas de las que le había estado hablando la señorita Fara. Con gesto desconfiado, se animó a probar un trocito. Después de todo, por muy bien que le cayera la maestra de alquimia, esas cosas no eran de lejos ¡Eran de lejísimos! De más allá de lo que  Molly consideraba el ex-tran-je-ro (en cuyos límites se alzaba Hogwarts, por cierto). Seguro que no eran ni la mitad de buenas que sus na…

En cuanto se metió el trocito en la boca, la niña abrió mucho los ojos a causa de la sorpresa. ¡Que le dieran a esos dichosos nabos! ¡la habían tenido engañada toda la vida! A lo mejor debería empezar a reconsiderar la imagen que tenía de lo que era el extranjero y darle una oportunidad. Quizá, solo quizá, terminaría por llevarse una grata sorpresa, como había hecho con su comida.

Poco a poco, la novedad de las delicias extrangeras se fue diluyendo entre los cuchicheos de sus compañeros. La ausencia de mayoría de los fundadores, lo que le había ocurrido al padre de Della, la profecía, la advertencia de Hufflepuff y ahora también, la presencia de un misterioso intruso que, por algún motivo, hizo que a Molly le hormiguearan las plantas de los pies y se le erizara el vello de la nuca … Estaba mal. No sabía que era exáctamente, pero había algo que de alguna manera estaba categóricamente MAL en ese castillo.

Incómoda, como cuando Myrddin la dejó aquella última noche en el prado cerca de su casa, Molly se movió en el banco reprimiendo el primer impulso de encogerse bajo el peso de su túnica.

- Oh eh… Hola Philippa - saludó a la niña un tanto descolocada cuando tiró de su manga para llamar su atención. Tras recibir el sobre, intercambió una mirada inquieta con Olli - Vale, gracias - Terminó por agradecer a la pequeña antes de que se marchara corriendo como un gamo.Tras ello, se volvió para echar un vistazo a su alrededor, observando también cómo Marshmallow, Niall y Della, habían recibido el mismo sobre en sus respectivas mesas.

Aquella sensación comparable al olor a ozono, se le había clavado en el cerebro como un molesto aguijón. Apretó los labios, miró su carta y decidida, bajó de un saltito del banco tironeando de la manga de Olli para que no remoloneara. - Venga, vamos - terminó por apremiarle, poniéndose en marcha con expresión ceñuda. No es que Hogwarts fuera su hogar ni nada parecido, pero por algún motivo le irritaba que un hipotético intruso pudiera andar por ahí haciendo lo que le diera la gana. Era SU escuela. ¿Qué se había creído?

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23/06/2016, 19:46
Geert Ollivander "Olli"

De su pupitre se levantó feliz, la experiencia de aprender letras había sido enriquecedora. Estaba cansado, sí, pero deseoso de repetirlo al día siguiente, en ello había encontrado justamente lo que necesitaba tras la frustración alcanzada en la clase de pociones, y su alegría se delataba con una sonrisa.

  —Me ha gustado- saliendo por un lado a Marshmallow mientras algunos compañeros abandonaban ya la biblioteca al terminar la clase.

  —¿Y, sabes? He pensado que cuando dominemos todas las letras, podremos leer todos esos libros- imaginó ensanchando su expresión y con los ojos brillándole. —¿No es maravilloso?- dijo a buena voz. Pero algo de su alegría quedó truncada cuando sus ojos se posaron en la espalda de Niall, no se atrevía acercarse a él, o, al menos, ser él quien tomase la iniciativa de acortar distancias, de alguna forma lo intimidaba ahora que sabía que iba con el grupo de su hermano, por segunda vez, con el ceño fruncido se encontró preguntándose si su amigo rubio se tornaría igual que ellos.

~

Los minutos pasaron, y pronto, Olli y sus amigos se encontraban al comedor junto al resto de comensales. Un apetito voraz estaba más que presente, mas no, ni Molly ni Della estaban aún allí y el chico de las ardillas empezó a impacientarse pues era difícil olvidar en qué situación habían dejado a su compañera noble atrás. ¿Habría muerto su padre?

  El joven Ollivander recordó aquél brazo mutilado, y un escalofrío recorrió incómodamente su espalda a un tiempo que la mirada se le fue involuntariamente directa a su propia extremidad vendada. No eran pensamientos agradables, así que buscó el calor de la amistad, se levantó más necesitado de compañía que de la comida que estaba por destaparse, cuando, ambas desaparecidas, entraron por la puerta y se acercaron a ellos, la siempre enérgica Blackcap fue la primera a hablar.

  —Genial- respondió Olli sin pensarlo y sin acordarse de sus habituales reservas.

  —¡Nos ha dado clase el mismo Señor Gryffindor!- estaba eufórico o como mínimo, visiblemente entusiasmado. —Hemos probado de escribir usando un tintero y pluma, dibujando una letra tras otra, aunque lo he manchado prácticamente todo- Albus salió de algún rincón, y como si lo hubiese entendido mostró molesto otra vez su patita salpicada de tinta, cosa que visiblemente le disgustaba.

  Pero la alegría no parecía contagiarse con la misma facilidad que un resfriado, y no era de extrañar, dada la situación ya que con lo que leía en el rostro de Della pudo recordar al desdichado profesor Gleann.

  Ollie se sintió mal por ser feliz en ese instante. Se rascó la cabeza y consiguió preguntar con timidez y palabras fragmentadas por cómo estaban los hechos.

  Hablaron otros, y estuvieron juntos hasta que sus tripas los obligaron a sentarse al que empezaba ser su lugar ¡Qué curiosos son los hábitos humanos! Al lado de Molly, el joven de las ardillas había trasladado aquella conversación hasta que su amiga quiso mostrarle algo.

  —Qué cosa más rara- objetó Olli arrugando la nariz y poniendo cara de asco ante aquella cosa marrón, irregular y con raíces de aspecto tan poco apetitoso llamado “patata”. —¿Qué es esto?- preguntó asomando con curiosidad por encima del brazo de su amiga quién siempre con valentía se aventuraba a descubrirlo partiendo una por la mitad.

  —Desde luego nabo no es. Mira, está amarillo- observó como si el color fuese un inconveniente añadido y sin querer prestarse a aquél exquisito aroma. Pero alguien respondió a lo lejos, y, copiando a la audaz Molly, prestó oídos a aquella dirección. Algo debieron decir que él no oyó porque, de pronto, sin mucha convicción aparente, ya estaba la niña dispuesta a probar su sabor. Geert hizo una mueca con la boca, entrecerró los ojos y escondió la cabeza un poco entre sus hombros, atento y precavido, como si la maga o la patata fuesen a explotar, o como si él fuese a saborear con solo verlo algo que tenía todos los números de ser nada gustoso.

  Pero nada pasó, es más, ella sonreía.

  —¿Está bu…bueno?- preguntó con curiosidad y avergonzándose de olvidar su lado más intrépido e investigador.

  Rápidamente Olli alargó la mano y probó por sí mismo, lo que le permitió celebrar aquél hallazgo.

  Después de eso, la velada siguió, entre conversación y conversación el niño llenó los carrillos y su estómago con avidez. Mientras, otros más atentos o más avispados que él  observaron lo extraño del ambiente y la escasa asistencia en la mesa que se elevaba por encima de las otras, así como el aire de tensión que se respiraba al castillo. Sin mucha demora cada alumno se encontraba extendiendo un poco más aquellas hipótesis que nadie sabía quién había empezado.

  —¡¡Ala!! ¡Myrddin no tiene el pelo oscuro!- protestó enérgicamente cuando alguien describió la figura enigmática que presuntamente andaba recorriendo los largos pasillos de la escuela —Su larga cabellera es gris. ¿Es que no lo habéis visto?

  Lo hubiesen visto o no, Helga les interrumpió para darles un aviso que venía con un toque de queda. Él solo pudo pensar con desanimo una cosa: arruinada quedaba su esperada cita nocturna, y perdida quedaba la oportunidad de ser conocedor de parte de aquél misterio, a mano de la señora Ravenclaw.

  Tras un suspiro, torció la boca con frustración. En aquel entonces Molly se giraba alargando la mano para alcanzar las cartas que Philippa les traía. Geert tampoco tenía ni idea a qué venía nada de aquello, pero esperó que su amiga más ilustrada que él lo leyese para entrar en conocimiento.

  Segundos después, Olli estaba ensoñado en su propio intento de leerlo sin mucho éxito, aunque internamente emocionado por reconocer algunas letras, hasta que tironearon de su manga.

  —Vale, vale. Vamos. Voy contigo- acordó guardándose aquella misiva entre su ropa.

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28/06/2016, 20:20
Marshmallow Bowen

Al salir de la biblioteca, Marshmallow no sentía más que un ligero descorazonamiento. Había pensado que lo de leer y escribir requeriría de más habilidad innata que de paciencia. ¿Y por qué no? En parte los éxitos en clase le habían dado el optimismo para pensar que aquello iba a ser otra muestra de éxito. Ahogó un suspiro. Cuando Molly les enseñó, había resultado más sencillo, pero ni el esfuerzo de su mentora la había llevado a sobresalir frente a los otros.

- No sé, a mí me ha parecido muy difícil. Más que las clases - con Olli era fácil hablar un poco más de lo que acostumbraba. El chico tenía un aire honesto y vital que hacían de él alguien en quien confiar -. Sería fantástico poder leer algunos libros... - aunque ella sólo leería unos pocos. Le interesaba claro, ¿pero leerse todos esos? Se pasaría la vida leyendo sin hacer nada más y eso no parecía especialmente divertido a decir verdad -. Espero aprender a leer algún día - musitó tan bajo que posiblemente Olli ni siquiera la escuchó.

Fue entonces cuando Molly se acercó a ellos junto a Della, preguntando cómo les había ido, a lo que ella se hizo más pequeña, como si así fuera a desaparecer, enrojeciendo y sin querer reconocer su fracaso frente a su mentora. En su lugar miró a la otra niña, a Della. Apenas había hablado con ella, demasiado consciente de las diferencias sociales que las separaba, pero en aquel instante sólo buscó una señal en su rostro: el alivio de la vida o el dolor de la pérdida. Al parecer, la balanza se inclinó hacia la primera opción, lo que hizo que Marshmallow, en un gesto tan antiguo como la humanidad y puesto en práctica por personas mucho más sabias que ella, le pusiera una mano en el hombro y le diera un ligero apretón sin palabras, un gesto que le habían enseñado como algo reconfortante.

Tras aquello, se despidió de sus compañeros para ir a su mesa donde se sentó sola, todavía incapaz de hacer amigos entre los leones. Pero no importaba. Marshmallow y sus piojos se sentían cómodos siendo invisibles. Es más, durante el último año de su vida, era un estado que había preferido al del reconocimiento. Además, era complicado prestar atención a algo más cuando se encontraban en su momento preferido de la vida en el castillo: las comidas. Para alguien que había pasado tanta hambre y había estado malnutrida la mayor parte de su vida, esos manjares eran motivo suficiente para ser feliz. Aunque fue en esa cena cuando dio con su primera fuente de disgusto alimenticio: tuvo que escupir la patata al probarla. ¡Asquerosa! ¡Desagradable en todos los sentidos! Su color amarillo advertía de su peligro, estaba claro.

Estaba limpiándose la lengua con las manos cuando una niña llegó hasta ella con un cuadrado y palabras amables. La miró sin entender qué podía tener para ella hasta el punto de que para cuando agradeció su servicio, la niña ya se había marchado.

Abrió el sobre para encontrarse con más letras, ¡letras! Mientras Helga daba su discurso. Apenas escuchó ni una palabra mientras se esforzaba en descifrar lo escrito. Por suerte eran pocas palabras y no tardó más de un par de minutos en entender el mensaje. Para cuando alzó la vista, vio como Olli y Molly ya se marchaban, lo que hizo que se levantara de golpe y echara a correr hasta ellos. ¡No había tenido tiempo para investigar!

- ¿Ya os marcháis? Es que...no sé dónde queda la Torre Norte - reconoció, con una mirada esperanzada, deseando que le permitieran unirse.