Partida Rol por web

Lo que tenía claro era que Bagshot podía comportarse como un cretino. Eso de acusar a los demás de su torpeza estaba fatal, y le había afeado su actitud, pero parecía no darse por aludido. Hasana frunció un poco el ceño, pero finalmente lo dejó pasar, al menos no había vuelto a abrir la boca, menos daba una piedra. Tras dejar a Bagshot en la enfermería se reunió con sus compañeros en el gran comedor para acabar de perfilar el reparto de tareas. 

Ella se había autoasignado todos los ingredientes de origen animal, y para ello, lo mejor era ir a su origen: El aula de cuidado de las criaturas mágicas. Hasana no sabía donde era, pero sabía que debía haberla, porque sus padres se habían enamorado precisamente al conocerse en aquella clase, y, a fin de cuentas, lo que aprendía un mago en Hogwarts y en Uagadou no debía ser tan diferente. ¿Pero como llegar a ella? ¿A quién podía preguntar? Hasana no era de las que se quedaba quieta, se encaminó hacia la zona del patio donde estaban los alumnos mayores de la casa de Hufflepuff y como si los conociera de toda la vida les dijo

- ¡Hola! ¡Me llamo Hasana Bekele! Estoy buscando el aula de cuidado de criaturas mágicas - carraspeó - Es para un casti...que diga, un trabajo del profesor cuervo, que diga, Snape.

Los alumnos rompieron a reír ante la mención del profesor y la trataron de tranquilizar. Era normal que los miembros de Hufflepuff fueran castigados por Snape, así que estuvieron hablando un buen rato, mientras los mayores les compartían alguna de sus anécdotas con el profesor. Hasana sonrió, sintiéndose acogida por sus compañeros. Realmente era verdad, los Hufflepuff eran todos buenas personas, amables y serviciales, y ella estaba contenta de ser una de ellos. Con las indicaciones de los alumnos se dirigió hacia la zona exterior del castillo para hablar con el profesor, que le habían dicho que a pesar de parecer raro era bastante simpático, y que, sobre todo, amaba las criaturas.

Silvanus Kettleborn, ese era su nombre, y la verdad es que, a pesar de las apariciencias parecía saber lo que estaba haciendo cuando estaba cepillando la crin de un unicornio. Hasana ya había visto muchos allí en África, aunque en vez de ser blancos del todo, tenían rayas negras, y los muggles los llamaban cebras. Todo era debido a la magia del unicornio africano, que ocultaba su cuerno a cualquiera que no tuviera magia en las venas. De ese modo, a simple vista, se camuflaban de los muggles, haciéndoles ver como animales normales, o como muchos de ellos, cuando en realidad solo había uno. Eran fascinantes, la criatura mágica favorita de Hasana, por supuesto, detrás de los dragones. La niña carraspeó y el profesor alzó una mano, pidiéndole que esperara. La niña empezó a dar saltitos de impaciencia pero se mantuvo en silencio. Aquellos gestos eran muy familiares, la precisión, el cariño, le recordaba a sus padres, aunque sus padres tenían todos los miembros, no como aquel profesor que le faltaba un brazo y una pierna. En cuanto acabó le dijo

- ¿A que debo esta agradable visita? ¿Te gustan las criaturas? Tendrás que esperar hasta tercero, eres todavía demasiado pequeña... - Le dijo con una sonrisa.

Aquello era verdad, era bajita, pero decidida, y tenía mucha experiencia en criaturas. Eso le dio un poco de rabia, pero se mordió la lengua, tenía que cumplir con su obligación. No quería que castigaran a Molly, ni a Seth, que también le caía bien, así que puso su sonrisa más beatífica y le dijo

- Hola, señor. Me llamo Hasana Bekele, y me preguntaba si podría ayudarme a recolectar algunos ingredientes que el profesor Snape nos ha pedido para la poción herbovitalizante. 

El profesor sonrió y asintió, comprensivo, cuando entonces algo le hizo reparar en la niña
- ¿Tienes que ver algo con Jim Bekele? - Hasana sonrió y asintió varias veces 

- Sí, soy su hija.

El profesor sonrió y le dijo

- Tu padre y tu madre son viejos conocidos míos, a veces intercambiamos cartas para ayudarnos mutuamente en el estudio de las criaturas. - La miró, evaluándola, de arriba a abajo. Finalmente asintió - Te puedo ayudar con los ingredientes, pero, necesito ayuda adecentando el establo de los escregutos. ¿No te darán problemas, verdad?

Hasana puso cara de asco mientras negaba. No le darían problemas, pero los escrementos de los escregutos eran particularmente apestosos y le daban asco. Alguna vez lo había hecho en Kenya, así que le dijo al profesor

- Tenemos un trato. Necesito...

Pero el profesor sabía todo lo que necesitaba. Le dio una pala y la niña empezó a trabajar. Había que moverse con cuidado, porque no convenía molestar a los escregutos, y así empleó el tiempo, moviendo los excrementos del establo al lugar que le había dicho el profesor. Tras un buen rato con la pala el trabajo estaba hecho, entonces se dio cuenta como el profesor la miraba con una sonrisa

- Serás una buena magizoologa, como tus padres... - Pero Hasana lo cortó rápidamente

- No, señor, seré una gran aurora, la mejor aurora... - Y es que aquella conversación le recordaba a las riñas en su casa, donde sus padres la trataban de convencer que siguiera con la tradición familiar, algo que ella había descartado. El profesor se rio, diciéndole que estaba seguro que sería así, y le dio una bolsita con los ingredientes. 

Hasana la abrió, no por desconfianza sino por curiosidad. Había muchos que no había visto nunca, así que los miró y al ver que estaban todos sonrió triunfante.

- Muchas gracias, señor.

Y salió corriendo con sus piernecitas en dirección al gran comedor. Allí estaban todos en la mesa de Hufflepuff. Molly sonreía, pero Seth tenía cara de preocupado, y Bagshot, bueno, tenía cara de Bagshot. Al acercarse a la mesa les dijo

- Los he conseguido, aunque me ha costado un poco, porque me han hecho trabajar para conseguirlos. Al menos he conocido al profe de cuidado de las criaturas, que es muy guay. ¿Cómo os ha ido a vosotros?

Molly miró sorprendida al muchacho pelirrojo. Ambas afirmaciones la habían dejado de piedra.

—Sybill, claro que tus ideas son bien recibidas, ¿por qué dices es…? ¿¡Un asesino!? ¿C-cómo que un asesino?

Antes de que ninguno de los dos pudiese seguir hablando, llegó Hasana. Al parecer, solo las chicas del grupo habían logrado hacerse con todos los ingredientes para la poción.

—¡Hola, Hasana! Yo conseguí mi parte de los ingredientes —dijo, señalando orgullosa la tintineante caja de madera llena de tarros y macetas—. Pero Seth no ha tenido mucha suerte aún. Estábamos planeando el siguiente paso, aunque ya les dije que no contasen conmigo después de comer. La profesora Sprout me ha puesto trabajo extra trasplantando unas vainillas de viento —resopló.

Penny entró al Gran Comedor, buscando con la mirada a sus amigas. No tardó en ver a Molly y Hasana, sentadas en la mesa de Hufflepuff. A su lado, para su disgusto, estaba también el desagradable muchacho pelirrojo y un niño de Ravenclaw, cuyo nombre no lograba recordar en ese momento.

Con entusiasmo, se dirigió hacia ellos, esquivando grupos de alumnos y bandejas flotantes. Al llegar, se dejó caer junto a Hasana con una sonrisa ansiosa.

—¡Por los pasillos del castillo se rumorea que hay un muchacho sin memoria en la enfermería! —exclamó en voz alta, atrayendo algunas miradas curiosas de las mesas cercanas—. ¿Ustedes saben algo? ¿Lo vieron? ¿Es cierto?

Sus ojos brillaban de expectación, claramente deseosa de enterarse de cualquier detalle que pudieran compartir.

Durante la conversación permanecí en silencio cabizbajo aunque escuchaba las conversaciones y distintas propuestas y finalmente suspiré.

--- Creo que será mejor la biblioteca, sí la Señora Pomfrey tiene tanto trabajo ,unos alumnos de primero en su primer dia de clase no le ayudará mucho ¿no?- digo levantandome del banco- Deberiamos ponernos en marcha ya y recuperar los ingredientes cuanto antes.

Una sonrisa de orgullo por su amiga se ensanchó en el rostro de Hasana. Estaba segura de ella, y no se había equivocado, su súper amiga había vuelto con todos los ingredientes . No había tenido tanta suerte Seth, pero no pasaba nada, lo ayudarían y estaba segura de que trabajando en equipo lo conseguirían. Miró al chico y le dijo

- No te preocupes Seth, seguro que los conseguimos. Con la inteligencia de un ravenclaw y la capacidad de trabajo de dos hufflepuffs y.... - miró a Sybill - lo que sea que tengan en Slytherin, seguro que hacemos el trabajo y evitamos que nos castiguen. 

La mención al trabajo extra fue un golpe inesperado que le hizo suspirar.

- Será solo una hufflepuff entonces, es una lata, pero bueno, creo que si es el invernadero te lo pasarás bien - Dijo sabiendo que su amiga disfrutaba con la herbología.

Entonces llegó Penny, preguntando por el chico desmemoriado de la enfermería. Hasana asintió, aunque no le gustaba hacer chismes de los demás, ni entendía como alguien podía estar tan excitado por una enfermedad de otra persona, y eso que ella era de las que se alteraba por casi cualquier cosa. Sonrió, tratando de calmarla

- Sí, lo hemos visto, y es cierto, pero no creo que haya nada de lo que preocuparse. La señora Pomfrey lo curará enseguida. Si no fíjate en Bagshot, hace nada estaba cubierto de pústulas y forúnculos y ya está curado. Se curará, estoy segura...

Aunque en realidad no estaba tan segura de que eso fuera a ser así. Seth comentó que tenían que ponerse en marcha y que la señora Pomfrey debía estar muy ocupada para atenderles. Hasana fue asintiendo muchas veces según hablaba el chico. Se le notaba que era inteligente y decía cosas con mucho sentido. Se mordió el labio, pensativa ¿Dónde podían encontrar esos ingredientes? Entonces se le ocurrió una idea

- Hemos estado pensando en como recolectar los ingredientes, pero... ¿Y sí pensamos al revés? ¿Quiénes tienen la necesidad de tener pociones herbovitalizantes? Se me ocurre que el profe cuervo debe tener, pero igual también tiene la profesora de vuelo, o los estudiantes de últimos cursos. Podríamos ir a pedírselo a los perfectos, que diga, prefectos de nuestras casas... Ellos son estudiantes ejemplares, y seguro que tienen ingredientes para hacer sus pociones, o saben como conseguirlos.

Seth parecía tener prisa, aunque su plan para ir a la biblioteca no era mala idea. La enfermera Pomfrey parecía ocupada y no sabían si le haría gracia tener a niños de primer año preguntando por ingredientes —aunque tampoco podía descartarse como opción—.

—Lo de los invernaderos será un momento… creo. Si os apetece pasaros un rato, sois bienvenidos. Sino, me reuniré con vosotros en cuanto termine. ¿Nos vemos en alguna parte?

Molly saludó a Penny según se acercaba. La mención del niño desmemoriado le hizo recordar que aún había un misterio inquietante flotando en el aire.

—Sí, le vimos esta mañana, como dice Hasana. Sybill es el que más tiempo estuvo en enfermería y acaba de mencionar algo sobre un asesino. ¿Acaso has visto u oído algo en la enfermería? Di por hecho que se trataba de un accidente.

Dado que la conversación volvió momentáneamente a los ingredientes, Molly se adaptó, aunque parte de ella todavía se aferraba a aquel emocionante caso de la enfermería.

—¡No es mala idea! ¡Seguro que los prefectos o la profesora de vuelo saben algo! Aunque no descartaría tan pronto la enfermería. Seguro que podemos molestarla unos segundos por unos ingredientes, ¿no?

Escuché silencioso hablar a mis compañeros justo cuando llegó Hasana con ínfulas de papel protagonista toda alegre preguntó como nos había ido, aunque no entendía porque buscaba la provocación todo el tiempo conmigo yo estana alli para cumplir mi parte, incluso trato de humillarme en público cuando vino una compañera suya, que la verdad poco me importaba yo ya me estaba levantando para ir hacia la biblioteca cuando escuché a Hasana hablar con su amiga sobre mi incidente de la poción contra forúnculos, bastante malo era ya haberlo sufrido para que tuviera que recordármelo.

Pero sabía como encontrar palabras hirientes yo también poseía astucia no iba a caer en sus necias provocaciones.
-A esto me refiero con que mis ideas no son bienvenidasves Molly, intento exponer mis opiniones y siempre hay alguien que se cree mejor intentando provocarme como ahora, trato de poner de mi parte por ayudaros aunque se que a todos os caigo mal, pero me resulta bastante desagradable que se me este recordando ese desagradable incidente Hasana- lo dije con fría indiferencia,-serías una buena Slitheryn sabes muy bien como escupir tu veneno- a aquella desconocida no iba a contarle nada más Seth estaba de acuerdo en bajar a la biblioteca, yo me iba ya-las opciones están ya propuestas pueden hacer una cosa u otra yo por mi parte voy a cumplir mi parte lo crean o no-, miré a Hasana con frialdad, -si Seth viene a la biblioteca nos encargaremos cada uno de un ingrediente si no no me importaría encargarme a mi de ambos.

-No explicaré más sobre mis inquietudes está claro que da igual lo que diga les ayudaré esta vez y nada más, esos del asesino son solo rumores, pero tengan cuidado puede que sean ciertos o puede que no....investígenlo si quieren. me levanté y me marché a la biblioteca sin mirar atrás ya había sembrado el miedo en Molly y tal vez incluso la duda.

Gotas de aguamiel y rocío de luna me encargaría de ello enseguida, por supuesto iba a ayudarles porque me convenía y ya había sembrado el miedo y la duda seguramente con los rumores sobre un asesino en Howgarts si no había ninguno saldría ganando ya que estarían investigando aquello y si había alguno podría ser interesante y enriquecedor.

Tampoco me importaba que yo fuese el desagradable del grupo, pero quise explicarle aquello a Molly para confundirla, no era responsable, no mucho menos pero sabía lo que quería, así que abandoné el Gran Comedor para ir a la Biblioteca.