Partida Rol por web

Hombres de Honor 2: Por los viejos tiempos

El traidor

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25/11/2022, 22:45
Salvatore Marrone

Sal sonrió entusiasmado a la referencia automovilística de Luigi. -Me parece -añadió. -Conozco un par de locales por los que andaba, podemos empezar por ahí, ¿qué dices, Gigante? Están muy cerca de su casa y su oficina.

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27/11/2022, 23:16
Amadeo "El gigante" Carisi

A Amadeo le gustaba que Luigi sacase su faceta "explosiva", aunque a veces hubiese que darle un empujoncito. Perderse las posibles llamaradas le decepcionaba un poco, pero tampoco le importaba acompañar a Sal. Además, llevaba ya mucho tiempo ocioso y le apetecía algo de acción.

No me importará tomarme una copa mientras indagamos. Solo espero que la misión no incluya más momentos de espera y vigilancia.

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03/12/2022, 12:49
Director

Al final, tras darle varias vueltas, decidieron dividirse de manera que los dos primos iban a casa de Caranta y Amadeo y Sal se dirigían a investigar la oficina. Sal les dijo a los primos en qué bar cercano a su casa solía desayunar Caranta, para que le echaran un ojo también. Y así se separaron. 

Caranta vivía en un pequeño bloque de dos plantas situado en la calle Broods. Tenía una vecina anciana en la planta baja, la señora Rottenmeier, de origen marcadamente alemán a juzgar por su notorio acento, pero que a pesar de su brusca manera de hablar era una señora muy simpática. En algunas ocasiones, cuando habían visitado a su viejo amigo Caranta, la habían visto preocuparse por su aspecto delgado y llevarle comida para "ver si engordaba algo". También era una de esas señoras que se escondía detrás del visillo de su ventana para no perderse detalle de lo que ocurría fuera. Por lo que podría saber algo sobre el paradero de su vecino. 

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03/12/2022, 13:04
Director

Al final, tras darle varias vueltas, decidieron dividirse de manera que los dos primos iban a casa de Caranta y Amadeo y Sal se dirigían a investigar la oficina. Sal les dijo a los primos en qué bar cercano a su casa solía desayunar Caranta, para que le echaran un ojo también. Y así se separaron. 

La oficina de Caranta era un lujoso despacho en una calle del centro de la Gran Manzana. Sal y Amadeo tuvieron que desplazarse hasta el corazón de la ciudad, poblado de altos rascacielos, para poder llegar hasta el despacho. Primero comprobaron la cafetería donde Caranta solía tomar un café o algo de almorzar a media mañana en sus maratonianas jornadas de trabajo, pero ninguno de los camareros tenían noticias de él desde hacía unos días. Subieron al despacho y se sorprendieron de que la secretaria de Caranta tampoco estaba en su puesto. Tal vez hubiera aprovechado la ausencia de su jefe como improvisadas vacaciones dejando desatendida la oficina. 

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04/12/2022, 12:40
Salvatore Marrone

Amadeo y Sal se dirigieron al centro, donde estaba la oficina de Caranta. Primero pasaron por la cafetería. La percha de Carisi (y la cara, salvo que te fijaras bien y fueras capaz de ir más allá de la nariz torcida y los rasgos patibularios) amedrentaba a cualquiera, y el permanente aire de rata mojada de Sal tampoco resultaba propicio para simpatizar con nadie, pero hicieron lo que pudieron. Sal incluso aflojó un par de billetes a personal de servicio para que hiciesen un esfuerzo memorístico: el día y la hora en la que Caranta estuvo allí por última vez; si lo hizo solo o en compañía; y si parecía como siempre o más nervioso de lo habitual.

Luego entraron cautelosamente en la oficina. En principio no supieron decir si la ausencia de la secretaria era un alivio o una contrariedad, pero el caso es que pudieron rebuscar con más facilidad.

-¿Qué tal se te dan los números y las letras, Gigante? -dijo Sal, con poco entusiasmo; desde luego, tampoco eran lo suyo. Empezó a curiosear cajones, armarios, bolsillos de abrigos, en fin, lo típico. Pasó también por el cuarto de baño. Luego centró la atención en los papeles de la mesa de Caranta, y miró los documentos con los que trabajaba como cuando miraba lo que había debajo del capó de uno de los coches del taller de Luigi (con interés, pero sin entender gran cosa). Y también se mostró especialmente minucioso con la mesa de la secretaria. Cajones, agenda, todo eso.

-¿Por qué crees que la secretaria no está aquí? ¿Caranta no habrá hecho alguna tontería con el dinero de Masseria y se habrán largado juntos? No lo creo, la verdad, ni lo uno ni lo otro; pero tal vez deberíamos buscarla y hacerle un par de preguntas, ¿qué opinas?

- Tiradas (3)

Notas de juego

En el primer caso (la cafetería), no uso Sobornar porque no creo que sea aplicable. En el segundo, Percibir sería para ver algún detalle general (como una colilla en un cenicero de una marca que no fuma Caranta, cosas de esas), Contabilidad para ver ese aspecto de los libros de Caranta, y Revisar libros para buscar alguna info valiosa en la agenda de la secretaria, en los cajones las mesas, cosas así (si hubiera Registrar creo que sería más ajustado).

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05/12/2022, 13:26
Amadeo "El gigante" Carisi

No son mi fuerte —contestó algo avergonzado.

Desde muy pequeño había fantaseado con ser un cerebrito para poder salir del negocio familiar. Su padre solo le alentaba a que estudiase matemáticas para tener a alguien que le hiciese las cuentas de la zapatería. Pero todo lo que no tenía de seso lo compensó entrenando duro y con una constitución casi milagrosa, algo que captó la atención de su primer entrenador*.

Es por ello que se quedó rígido como un armario, mirando con curiosidad mientras dejaba que Salvatore husmease entre los papeles.

Aún con dinero, no creo que Caranta se largase con su secretaria. Si yo le hubiese secuestrado y careciese de escrúpulos, me habría hecho cargo de cualquier testigo**.

Notas de juego

*Aquella experiencia ayudó a cimentar uno de los pilares de la filosofía de vida de Amadeo Carisi: «Si no puedes lograrlo con maña o cerebro, muélelo a golpes».

**Matar ancianos o heridos era una cosa, pero para Carisi resultaba impensable ponerle la mano encima a una mujer. Salvo que fuese una mujer dispuesta a defenderse y con un físico similar al Gigante, claro. Pero existen pocas mujeres como Helga, la leona de Harlem. Ese sí que fue un combate memorable.

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05/12/2022, 21:25
Filippo Benedetti

Siguiendo el plan acordado, Filippo se agenció una botella de vino y unos pasteles. El tipo de cosa que podría llevar alguien a quien le invitan a comer y se dispuso a acercase a la vivienda de su tocayo sin más dilación. 

-¿Estamos de acuerdo en el plan? Llamamos a la puerta de Caranta y si no nos contesta, que no lo hará, preguntamos a los vecinos ¿si?

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07/12/2022, 10:20
Luigi Bacoli

Me parece correcto Filippo. Pero yo iría mas alla... Tu recuerdas a esa vecina que tenia Caranta? Esa que se pasa el día intentando averiguar todo lo que ocurre en su rellano? Pues yo llevaría algo que aparentemente sea para nuestro amigo, pero que al final se lo entregaremos a ella, para ver si nos suelta prenda, que puede ser que haya visto o oido algo. Al entregárselo le decimos algo así que muchas gracias por su ayuda, que queremos que se quede "eso" ya que Caranta no está y no queremos que se desaproveche, y ella siempre va ayudando a nuestro amigo, asi que quien mejor para degustarlo? o algo así, no te parece? Unas galletas de la confiteria de la Sra. Sicca por ejemplo...

Luigi recordaba a esa mujer... buena gente pero con esa costumbre pueblerina de meter las narices en todos los fregados, y en este caso eso podría ser un problema para ella si veia algo que no debía... En nuestro mundo, los "Fisgones" eran "cabos sueltos" que una vez exprimidos solian acabar mal... Si conseguiamos averiguar si sabia algo y eso nos ayudaba a encontrar a Caranta, quizás todo quedara en una anecdota y la señora pudria seguir con su vida como siempre...

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10/12/2022, 22:50
Filippo Benedetti

-Eso mismo, sí. Pues nada, cojamos esas galletas y en marcha-.

Dicho esto, se dirigió a la confitería y escogió un paquete de galletas discreto. Ni el más grande, ni el más pequeño y junto con su primo se dirigió a la casa de Caranta a poner en marcha el plan. 

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14/12/2022, 04:03
Director

No habían visto a Caranta en el bar desde el viernes, cuando estuvo él solo —como era habitual— tomándose un café a la misma hora de siempre, más o menos a mitad de mañana. Lo recordaban bien porque era un habitual, y además dejaba buenas propinas. No lo habían vuelto a ver desde entonces. Lo habían echado en falta aquella semana, y pensaban que se había enfermado o algo similar. 

Los documentos de Filippo estaban ordenados meticulosamente, lo cual daba cuenta de que nadie había llegado hasta allí para meter mano en los papeles. No había ningún ladrón capaz de ordenar todo aquello con le pulcritud de Caranta, y Sal temía que no supiera dónde colocar el libro de cuentas que acababa de tomar entre sus manos una vez terminara de revisarlo. Pero a pesar de lo bien detallado y cuidado que tenía Caranta todo aquello, Sal no entendía demasiado de números y cuentas, y Carisi tampoco es que fuera un lince en el tema. 

Notas de juego

Tirad por Intuir.

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14/12/2022, 04:24
Director

Filippo se hizo con una caja de galletas en la confitería de la señora Sicca, de esas de metal que tanto gustan a las ancianas y que, una vez terminan las deliciosas galletas, pueden reutilizar para guardar allí sus enseres de costura. Una vez preparada la estratagema, el par de primos se dirigió al bloque de dos plantas de la calle Broods donde vivía Caranta y llamaron a la puerta de su viejo amigo, obteniendo la respuesta esperada, es decir, que nadie respondió. 

Así pues, llamaron a casa de la señora Rottenmeier, quien fingió no estar controlando el rellano a través de la mirilla cuando llamaron a la puerta de Caranta y tardó unos instantes en abrir la puerta, suficientes para hacer el teatro de que venía desde la otra punta de la casa cuando en realidad estaba allí mismo. La anciana les atendió con su amable sonrisa y mirada benévola. 

Hola, jóvenes, ¿en qué puedo ayudarles?

Notas de juego

Desmarcad a Sal y Amadeo. 

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14/12/2022, 19:01
Filippo Benedetti

Filippo se arregla el pelo, se pasa la lengua por las encías y se aclara la voz, dispuesto a ofrecer la versión más educada y formal de sí mismo a la señora Rottenmeier. 

-Buenas tardes, señora-dice esbozando una amplia sonrisa cuando la vecina de Caranta les abre finalmente la puerta-Disculpe la molestia, pero habíamos quedado de visitar a nuestro buen amigo el señor Filippo Caranta, su vecino y nos sorprende que no esté en casa. Es tan poco propio de él ¿No lo habrá visto hoy por casualidad?

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15/12/2022, 19:12
Salvatore Marrone

Sal asentía silencioso a las últimas palabras de Carisi, todavía con el libro de contabilidad en la mano y los ojos posados en el escritorio de la secretaria. Bien pudiera ser que, si habían ido a buscarlo allí (que no tenía por qué ser el caso), ella hubiera desaparecido también. O que hubiera visto algo. O que...

-Cu u sapi... -murmuró. Descolgó el auricular del teléfono del despacho y marcó un número. Era el de Lucky. No el suyo personal, aclaró a Amadeo, pero al otro lado siempre había alguien de la familia para cualquier eventualidad o recado. Esperó unos segundos.

-Ciao. Soy Marrone. Beni. ¿Puedes averiguar el nombre de la secretaria de Caranta y la dirección de su casa? Estamos en su despacho, llámame aquí. Grazzi.

Colgó, miró al Gigante y se encogió de hombros. Sacó un cigarrillo y ofreció otro al boxeador. Con las primeras caladas miró alrededor, como despistado entre tanto libro y con todo tan impoluto.

-Seguramente aquí no haya pasado nada. Quiero decir que si lo han secuestrado, no ha sido aquí. Sin embargo, si la secretaria hubiese llegado el lunes y Caranta no se hubiera presentado, ¿no crees que hubiera avisado a alguien?

Inclinaba la cabeza y señalaba a Carisi mientras hablaba con la mano que sostenía el cigarrillo, y entrecerraba los ojos por efecto del humo. Volvió a mirar alrededor; ¿se les estaba escapando algo importante?

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro Intuir en oculto.

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15/12/2022, 20:20
Luigi Bacoli

Luigi se mantuvo un poco por detrás de su primo, por no dar la sensación de apelotonamiento en la puerta de la señora... No quería que se sintiera avasallada. En un rápido gesto, se quitó la gorra cuando se abrió la puerta de la vecina de Caranta, y la mantuvo cogida entre las dos manos a la altura del estómago, esbozando una sonrisa. 

En lugar de su clásico pitillo, llevaba un mondadientes que manejaba de un lado al otro de su boca... y con la cabeza asentía a las palabras de su compañero, para terminar diciendo...

Exacto, exacto, bien dicho primo, no es propio de él.

 

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16/12/2022, 22:22
Amadeo "El gigante" Carisi

Tal vez los han secuestrado a los dos —se aventuró a conjeturar Amadeo.

Al fin y al cabo, si quisiese evitar testigos, es lo que habría hecho él. ¿Para qué dejar a alguien que pueda avisar pudiendo encargarte de ambos y ganar un valioso tiempo.

Sin embargo, la teoría de Sal cuadraba. No parecía haber desperfectos en la oficina. Aunque ni Caranta o la muchacha no fuesen demasiado difíciles de liquidar, era difícil hacer esa clase de trabajo sin dejar rastros. Lo sabía por experiencia.

O han limpiado este sitio o los levantaron en otra parte, eso está claro.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Igual.

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20/12/2022, 13:00
Director

Pues ahora que lo dicen —respondió la anciana con su marcado acento alemán como si no estuviera al tanto de todo lo que ocurría en ese edificio—, hace varios días que no lo veo. Pero, oigan, ¿no querrán pasar a tomar el té? Tengo unas pastillas que están deliciosas.

A la señora Rottenmeier le gustaba fisgonear a todos sus vecinos, pero no le gustaba pasar demasiado tiempo en el rellano para evitar que otros pudieran fisgonear de ella. Además, a la anciana se le notaba falta de compañía, era la típica mujer mayor que invitaba a tomar el té incluso a los vendedores de aspiradoras solo por pasar un rato charlando y no estar sola. 

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20/12/2022, 13:08
Director

Sal miraba el libro de contabilidad que tenía en la mano como si allí estuviera la respuesta al enigma y él no fuera capaz de verla. Tenía la sensación de que algo se le estaba escapando, pero no sabía el qué. Por supuesto, Amadeo ni siquiera pensó en que entre aquellas páginas pudiera haber nada relevante. Solo se imaginaba lo fácil que sería llevarse al delgaducho Caranta si es que lo habían secuestrado. 

Optó por llamar a un número que Lucky les había dejado tiempo atrás, no contestó el propio Luciano, obviamente, pero apenas dos minutos después alguien de la familia les devolvió la llamada con todos los datos de la secretaria de Caranta. Una muchacha italiana, joven, sobrina de una de los miembros de la familia, a la que le habían dado el trabajo como favor a su padre. La susodicha era Sabina Romano, y vivía en el barrio, en casa de su padre Dino. Un buen hombre, cumplidor y trabajador, corto de miras para llegar a algo más dentro de la familia, pero un buen soldato

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21/12/2022, 22:18
Filippo Benedetti

-Vaya...-dice Filippo sin tener que fingir su preocupación por las palabras de la anciana-lo cierto es que traíamos un detalle para nuestro amigo, pero visto que no está, no se va a desperdiciar. 

Filippo le tiende la caja que trae consigo y espera a que la señora le dé paso para entrar en la vivienda. 

 

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21/12/2022, 23:39
Luigi Bacoli

Mamma mía, y dice que hace días que no lo ha visto? La puerta parece bien cerrada... pero desde fuera no parece que las persianas estén bajadas como si quien vive se hubiera ido por varios días fuera...

Mientras la señora decidía si los invitaba a pasar o rehusaba cortésmente el ofrecimiento de Filippo, Luigi se acercó a la puerta de Caranta, y probó si esta se abría por estar mal cerrada o similar... pero sin dejar de mirar hacia la vecina y su primo...

Por cierto, las de coco están fenomenales!!!

De nuevo la sonrisa afloró en el peculiar rostro de Luigi.

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22/12/2022, 14:05
Director

La anciana les invitó a pasar y les condujo hasta la cocina, donde les indicó que se sentaran junto una mesa con un bonito mantel y puso una tetera a hervir mientras servía las galletitas que ellos traían en un plato. La señora Rottenmeier no se pudo resistir a probar una de ellas y por la cara que puso debían estar deliciosas. Dejó el plato en la mesa y se sentó contenta de tener compañía con quien charlar de su tema favorito de conversación: los cotilleos. 

Antes de entrar en el piso de la señora Rottenmeier, Luigi probó a ver si por casualidad la puerta de Caranta estuviera abierta, pero no era así. Aunque nada que no pudieran solucionar forzando la cerradura. Echarían de menos a Sal, que tenía algo de pericia en tales manejos, o a Carisi, que bien podría echarla abajo solo con una mala mirada. 

Mmm, desde luego que están ricas —dijo la anciana tomando una de las de coco y dándole un mordisquito—. Pues sí, sí, el muchacho lleva unos días sin aparecer por aquí. No recuerdo cuantos, pero ya serán más de tres seguramente. Tal vez cuatro. 

Notas de juego

No marqueis a Carisi ni a Sal.