Partida Rol por web

Un momento, esto es una información de la buena, si es cierta... Si alguien se está metiendo en el territorio de Massería el Don debe saberlo.

Oye Sal, no seamos ruines, si esto es cierto, lo que deberíamos hacer es proteger a nuestra gente, como hemos hecho siempre...

Genaro,  como eran? Creo que debería acompañarnos a ver al jefe y que le contara todo lo que sabe... En el fondo usted sabe que es lo mismo que le maten unos u otros... Ahora solo puede elegir en quien confiar para que le ayuden...

Muchachos, a alguno le suena el nombre del tal Verocchio? Mierda, puede usted abrir la puerta de detrás don Genaro?

Luigi se acercó y lo ayudó  a levantarse. Le acompañó, no era caso de dejar a Enzo fuera esperando y quizás preocupándose al no saber nada.

Tras abrir, le hizo un gesto a Enzo:

Entra... tenemos nueva información. A ver que te parece. Verocchio? sabes de el?

Supongo que de ahi el comentario de su sobrino de que esta semana vinieron dos veces a reclamar el dinero, sin saber que no era la misma gente.

Le contó algo a su sobrino?

A Filippo no le sorprendió nada de esto. Esos eran los otros tipos que habían venido a cobrarle, claramente. Y eso cambiaba las cosas. Maseria era un hombre de palabra y no permitiría que esto pasase en su territorio. Al fin y al cabo, Schimilliani pagaba por "protección".

Asintió a las palabras de Luigi. 

Sal miró al mecánico sin un gesto, pero era de suponer lo que pensaba respecto a apretar a Genaro; su posición había sido siempre favorable a una vía negociada. Filippo también parecía aliviado y que optaría por dejar tranquilo al frutero.

Luigi se le anticipó en ir a abrir la puerta de atrás. Por un momento imaginó que los estuvieran esperando en la trastienda... pero descartó la idea, y se acercó al escaparate a echar un vistazo a la calle, atento a posibles movimientos sospechosos.

-¿Por qué no nos lo dijo directamente ayer, señor Genaro? ¿Y su sobrino, dónde está?

Verocchio... Sal se quedó pensando...

-Siéntese ahí, Genaro, y tranquilícese -dijo al tendero. Hizo un aparte con los otros tres. Tenía cara de circunstancias. Mientras explicó su perspectiva miraba a Enzo, que era el único que no había expresado su opinión. -La información es importante para Lucky, sí; pero querrá cobrar igualmente. Lo que tenemos aquí es un aplazamiento, en el mejor de los casos. En el peor, puede que nos toque a nosotros apechugar con la gentileza. Aún así, estoy con Luigi. Lo que no tengo claro es que a Luciano le parezca bien que le llevemos a Genaro.

Miró de nuevo a Schilliamini con expresión severa. -¿Dijeron esos hombres si iban a volver por aquí, y cuándo?

Al ver entrar a dos tipos por la calle, se echó para atrás intentando ocultarse tras el muro. Inspiró y lo hizo distendidamente, sin movimientos bruscos. Justo cuando se giraba pudo ver otras dos siluetas entrando al fondo de la calle. Esperaba que no le hubieran visto pero estaba casi seguro que lo habían mirado a la cara. Me cago en su puta madre. Se agachó tras un contenedor. Rápidamente pero de forma metódica se puso a inspeccionar la trasera de los locales colindantes y el edificio de enfrente buscando una puerta, una ventana cualquier salida o entrada que se pudiera intentar usar por las buenas o por la malas ¿el restaurante? ¿la cocina dará para aquí? Miró hacia arriba buscando un acceso a la azotea, incluso al suelo buscando una alcantarilla o la entrada a un sótano. Asomó un poco el pescuezo al mirar a la calle y la trasera del restaurante gateando sin hacer ruido, pero sobre todo cerraba los ojos intentando recordar esos detalles, desandando mentalmente los paseos que había dado de un lado a otro todo este tiempo esperando.

Los ojos de Enzo buscaban desesperadamente una escapatoria mientras los cuatro tipos se acercaban divididos por ambas direcciones, sin darle opción a huir por el callejón. Enzo buscaba la manera de escapar aunque fuera a través de uno de los negocios, las puertas estaban cerradas, aunque si tenía suerte era probable que hubiera alguna abierta, sin cerrojo en el interior. Aunque si no tenía suerte... la cosa podría ponerse mal.

De pronto. La escapatoria se la brindó la propia frutería. Enzo escuchó como alguien quitaba el cerrojo y la puerta se abría. Por un segundo, Enzo temió que otro de aquellos tipos apareciera por allí para no dejarle mayor opción que pelear o utilizar su labia para libarse de una buena paliza. Jamás en la vida se había alegrado tanto de ver el jeto feo de Luigi.

-Entra... tenemos nueva información. A ver que te parece. Verocchio. ¿Sabes de él? - Le dijo el mecánico sin ser consciente de la presencia de los cuatro tipos que se acercaban por el callejón.

Luigi se encontró a Enzo a un par de metros en cuclillas apoyado al lado de un contendor al a lado izquierdo y mirando en la dirección opuesta, de soslayo a lo largo de la calle. La punta de la navaja asomaba por la manga. Al verle abrir la puerta giro la cabeza rápidamente…. 

-Entra... tenemos nueva información. A ver que te parece. Verocchio. ¿Sabes de él? 

- shhhh sshhhh le dijo con un gesto del índice. Dejo la navaja en el bolsillo del abrigo, sacó el revolver y en dos movimientos rápidos agachado llegó a la puerta. Sin mediar palabra, entró entró apuntando a la izquierda. Cerró la puerta sin preguntar, apuntando al espacio de la derecha y rápidamente volvió a pasar el cerrojo. Se colocó a un lado haciendo gestos a los demás para dejar claro el espacio en frente de la puerta. Solo entonces miró alrededor haciéndose cargo del panorama*. Volvió a mirar a Luigi como si ahora se acordara de él. 

- No sé qué habréis estado haciendo… dijo cabreado ...pero vienen cuatro fulanos a abrirnos el culo… cabeceo en dirección a la puerta. Abrió el tambor del revolver checkeando que las seis cámaras estaban llenas y con gesto de urgencia a los demás. Se lo había visto hacer a otros… pero el todavía no tenía tanta destreza así que parecía un poco un niño revisando que la “c” con la “a” hace “ca”. – La madre que os parió… decía en voz más baja, mientras manipulaba el arma y levantaba la mirada fugazmente sin mucha acritud, incredulidad y enfado pero no reproche… - uno viene conmigo… así y asa... joder, que bien, los mejores en un apuro. Miró alrededor sin entender nada – Me alegra saber que tú ya has vuelto le dijo a Luigi  !ja! se rio de su propio chiste cerrando el revolver - ¿qué pasa con Verocchio**? dijo en dijo en tono de interrogación.

Sal miró al mecánico sin un gesto, pero era de suponer lo que pensaba respecto a apretar a Genaro; su posición había sido siempre favorable a una vía negociada. Filippo también parecía aliviado y que optaría por dejar tranquilo al frutero.

Luigi se le anticipó en ir a abrir la puerta de atrás. Por un momento imaginó que los estuvieran esperando en la trastienda... pero descartó la idea, y se acercó al escaparate a echar un vistazo a la calle, atento a posibles movimientos sospechosos.

-¿Por qué no nos lo dijo directamente ayer, señor Genaro? ¿Y su sobrino, dónde está?

Verocchio... Sal se quedó pensando...

En ese momento entró Enzo como un vendaval, anunciando problemas. Sal volvió de inmediato a su posición anterior, en el mostrador, encarando la puerta trasera, semiagachado para cubrirse mejor.* Ya tenía el revólver en la mano cuando miró con los ojos entrecerrados a Genaro.

-Tienes cinco segundos para explicarnos qué hace toda esta mierda tirada por el suelo -señaló con la cabeza las cajas de fruta desparramadas; el ustedeo se había esfumado- o el primer tiro te lo llevas tú.

Mierda si vienen 4 se va a liar... Estamos encerrados como ratas...

Bueno yo llevo mi para balas particular, así que me quedo en la zona mas ancha por donde pueden entrar mas fácilmente. Si entran por delante, lanzad allí las botellas y meteos todos en la trastienda y defendamos el fuerte, no se me ocurre nada mejor.

Ellos no creo vayan preparados para las bombas, así que usemos eso para ganarles la mano y friámoslos a tiros después.

En ese momento sacó su Lupara de la bolsa... No la había enseñado nunca...

Aquí tengo a "Geppetta". No tiene mucho alcance, pero tampoco falla... Y lo mejor, no tengo que apuntar demasiado, y el humo de las bombas no paran lo que dispara esto...

Don Genaro, responda a Sal y luego raudo a la parte de atrás y tumbado. Boca cerrada.

Salvo que tengáis un plan mejor, claro. Que cojones!!! ya dije que no os volvería a decir nada... haced lo que os de la gana, y suerte a todos!!!

Luigi, se parapetó. Era posible que entraran fuerte y era cuestión de dejar que descargaran un poco y saludarles justo después. Tanto si lanzaban las bombas como si no, sus compañeros... Dejó la bolsa con la palanca y el tubo a sus pies. Si la cosa acababa a cuerpo acuerpo irían bien.

-Alessandro está en el hospital. Esos cabrones le partieron la cabeza. Por eso está todo así tirado por el suelo, maldita sea. Y además se llevaron mercancia. Ya os he dicho que esa gente no se anda con bromas. Si le hubiera dicho a don Luciano que esto estaba así, ¿qué os creéis que habría pasado? Estaba jodido, maldita sea.

La llegada de Enzo no hizo sino que llenar de tensión el ambiente dentro de la frutería, ya se empezaba a hablar incluso de tiros y don Genaro se puso blanco.

-¿Qué? No, por favor. No disparen aquí. ¡Mi negocio! ¡Por favor!

El nombre de Rodolfo Verocchio no les decía nada a ninguno de ellos. Enzo conocía a un Rodolfo que tocaba el acordeón pero dudaba mucho que se diera a este tipo de actos, y su apellido era distinto, estaba seguro. Los demás no habían oído hablar de él. Sal, que tenía facilidad para quedarse con los hombres no recordaba que nadie en ninguna timba hubiera mencionado ese nombre antes, no le sonaba ni de entre los hombres de Masseria ni entre los de Maranzano. Debía ser alguien nuevo.

Don Genaro, estando nosotros aquí me temo que su vida ya es historia para esa gente. Y le aseguro que lo que sea que andan buscando no era su dinero. Eso es miseria para esta gente... Creo que están lanzando un órdago en toda regla.

Y eso va a generar una guerra...

Su familia, usted, nosotros, la tienda,  somos simples peones, sacrificables... Pero a veces, rara vez, un peón hace una jugada magistral que acaba en Jaque Mate...

Ahora lo importante es poder salir vivos de aquí.

Luigi se fue aun a parte con Enzo y le dijo:

Oye, esto es trabajo, para nada tiene que ver con amistad, pero tendremos que vigilarnos el culo nosotros. Yo no me fio de nadie y cuando digo de nadie es nadie...

Sigues creyendo que esto no es una jugada a doble o nada de Luciano, sin que salga su nombre? Es muy extraño que aparezcan unos "nuevos" y se metan en medio de las tensiones existentes entre dos grandes familias como Maranzano y Massería.

Y curiosamente nos han enviado a nosotros a "solucionar" este tema, los más pardillos de todos los hombres que tiene Luciano...

Podemos tener coraje y valor, pero nos falta experiencia, puedes reconocerlo o no, me da igual, pero esto es un marronazo.

Aquí alguien está intentado generar una guerra para acabar ocupando una silla en un escalafón más alto, así que ha de ser alguien de segunda fila.

Que opinas?

-Estoy contigo Luigi. Esto pinta feo. Y es muy muy raro encontrarse con semejante pastel justamente en nuestro primer encargo y viniendo de Luciano.

Filippo miró a Schimilliani con preocupación.

-Es verdad que somos novatos en esto y no sabemos mucho, pero si me hubiese visto en su situación, lo hubiera dicho. Si no tiene dinero para pagar, su única salvación sería que existiese un buen motivo para ello. Y que haya gente meando en el terrotiro de Maseria posiblemente fuese suficiente. Como dice Luigi, ahora la cuestión ya no es 210 dólares. La cuestión es quien pisa y quién se deja pisar. Y Maseria no es de los que se dejan pisar. 

Luego se volvió hacia el resto de sus compañeros.

-Y esta situación se sale por completo de nuestro encargo que por otro lado, se ha vuelto impracticable. Ahora se trata de salir de una pieza y como dice Luigi, no nos queda más remedio que cubrirnos los unos a los otros si queremos salir de esta. Luego ya se verá. 

una jugada magistral que acaba en Jaque Mate

Enzo negaba con la cabeza, superado por la vena dramática del mecánico en momentos de acción. ¿qué cojones pasa entonces? que el tal Verrochio ese es el que les ha partido la cara ¿no? y será el que andaba cobrando aparte de Lucky ¿no?

Se dejo llevar cuando Luigi le cogió del hombro hablándole en confidencia, los brazos bajos y las manos juntas, una sobre otra, las dos encima del revolver. Ladeó la cabeza mirándolo con gesto escéptico, pero no negó ni le interrumpió. Inspiró al acabar, dejando claro que por supuesto, no era ni la primera vez que lo pensaba, ni la primera vez que se lo oía de Lugi. Pero no recordaba haberle respondido nunca ni que si, ni que no, solo que el trabajo, es el trabajo. - No me lo tomes a mal Luigi. El tono era sincero. Tienes seso, lo tienes. Pero te puede la boca. Os lo dije en nochevieja, habláis cuando ya no hay nada que decir.Cambio a un tono más distendido y le puso una mano en el hombro. Eso no es para hablarlo ahora, dijo en voz más alta mirando a Filippo que estaba enmierdando al jefe delante de Genaro. - Que más da lo que crea yo Luigi. Algún carbón quiere algo y le parece bien que seamos carne mechada ¿Lucky? ¿el verrocio ese? que más da. A mi que cojones me importa que me la jueguen, claro que me la juegan, a mi, a ti, a todo Dios se la juegan, todos los días. El asunto es el mismo. Ser mejor, más listo, más fuerte, más guapo. Lo que hay que hacer es limpiar la situación a las bravas, y ya verán los perros gordos que explicaciones se dan entre esos. Nosotros a salir de aquí de pie, sacar a Genaro de una pieza a ver que hacemos con esa historia suya y cualquier otro hijo de puta con los pies por delante. Ya tendremos tiempo después.

Aguantar aquí esta bien dijo asintiendo a Luigi, pero hay que tener un plan de salida… si no, nos van a freir ¿Cuanta gente viene por delante? Les preguntó… se pasaba la mano por la boca… ¿el coche, donde lo has dejado?  le dijo a Luigi* Mientras le respondía dio dos pasos para mirar por la puerta a la parte delantera. Las bombas no las tiréis dentro, no me jodáis. Nos axfisiamos. Fuera, a la acera. ¡Genaro! gritó de repente usted preocúpese de su pescuezo, que los tiros van a venir solos. Y a estos Don Guiseppe les va a enseñar modales. Estese tranquilo. No tiene ningún sótano, ni salida al segundo verdad, ni ventanas joder… ¿la pared esta? dijo señalando a la pared de la derecha que presumiblemente daba a otro local y dando dos toquecitos con el cañón del revolver ¿cuento tiempo tiene?**

- Ayúdame con esto, le dijo a Luigi volviendo al despacho. - Vamos a barricar esta entrada y nos preocupamos solo de delante. Y se puso a arrastrar la estantería al lado de la puerta con todas sus fuerzas, A… lo… mejor decía en medio del esfuerzo… psi lanzamos la mierda esa… hizo una pausa resoplando… podemos ir hasta el coche y llevárnoslos por delante en la acera   continuó y cuando había movido la suya hasta bloquear la apertura de la puerta, le dijo tú tira de esa haciendo gestos, para que hagan tope ahí, señaló la otra pared haciendo  L ***. Fue a ayudarle, esa era más grande.

Fruncía el ceño dándole vueltas a la teoría de Luigi; ¿qué ganaría Luciano metiéndolos a ellos en aquel fregado, si es que realmente estaba intentando hacerle la cama a Masseria? Como bien decía Enzo, en realidad era totalmente secundario: tanto si era aguantando a pie firme como si ponían tierra de por medio, había que seguir las órdenes, y las órdenes las daba Lucky. Por fin alguien había hablado con algo de sentido. Era reconfortante.

-Si queréis salir, salgamos por delante entonces -dijo al músico-. Yo no he visto a nadie; echa un ojo, tú, Filippo. El coche de Luigi no está lejos*, y las botellas estas pueden hacernos una cortina de humo.

Lo dijo con toda la flema del mundo, mirando la calle por encima del hombro, a través del escaparate. Parecía que supiera de lo que hablaba y todo. Con la puerta de atrás atrancada tardarían en entrar, y si no había nadie delante...

-Estate tranquilo Genaro, y a callar.

Las ideas se atropellaban en su cabeza; era evidente, a pesar de la sangre fría con la que se movía, que no tenía claro cuál era la mejor opción. Por un lado, si aquellos tipos estaban campando a sus anchas en territorio Masseria, darles su merecido (lo que quizás era mucho suponer) sería un gran punto a su favor; siempre y cuando la teoría de Luigi no fuera cierta. Porque si lo era, lo mismo daba lo uno que lo otro...

-Si esos tipos vinieron ya esta mañana, a qué vuelven ahora...

Miró a Luigi, mordiéndose el labio inferior, intentando razonar rápido.

El grupo trataba de organizarse, sacar conclusiones de qué había ocurrido y por qué de pronto parecía que todo se estaba torciendo contra ellos a una velocidad vertiginosa. Sal miraba hacia la calle principal a través del escaparate, por donde seguían pasando transeúntes. No se dio cuenta hasta que fue demasiado tarde de que unos tipos con gabardina y sombrero se juntaron en la puerta de la frutería. En total eran cuatro, el más flaco de ellos fue quien abrió la puerta y con una sonrisa afilada comenzó a hablar para el resto y lanzándole a Genaro Schilliamini la misma mirada que un halcón le lanzaría a un ratoncillo indefenso.

-Vaya, vaya. ¿Qué tenemos aquí? ¿Conspirando a nuestras espaldas, don Genaro? - Chasqueó los labios a la vez que negaba con la cabeza. -Muy mal. Esto no le va a hacer ninguna gracia a don Verocchio, no. Creo que debemos tomar medidas para solucionarlo.

Enzo reconoció a los tipos. Eran los mismos que habían venido por el callejón, que probablemente al ver que la puerta estaba cerrada habían dado la vuelta, aunque no podía descartar que otros tantos estuvieran cubriendo esa salida si ya la conocían. El grupo había estado intentando hacer cábalas sobre a qué se debía todo aquello, incluso culpando a Luciano de tenderles una emboscada. Enzo trató de ser más práctico, pero apenas les dio tiempo a preparar nada, al menos tenían el mostrador para cubrirse si la cosa se ponía mal, o incluso la despensa para parapetarse allí dentro. La tienda no daba mucho más de sí. No había puertas laterales, ni sótano, ni ventanas en los laterales. Solo la cristalera y la entrada principal que ahora cubrían los cuatro tipos, y la trasera, por la que no sabían a qué se enfrentarían. El flaco quitó su mirada aguileña de Genaro y se centró en los demás.

-Muchachos, esto no va con vosotros. Os aconsejo que os larguéis de aquí.

De súbito, Enzo agarro a Luigi por el cuello. Nada más cogerle del pescuezo se tiró hacia adelante como si le diera un rodillazo en el estómago y le dijo al oído _{- sígueme el rollo...} le empujó hasta la estantería haciendo ruido… _{aquí nos fríen a tiros...} y entre un golpe y otro en el despacho, lo volvió a abrazar como un boxeador, zarandeándolo… _{ve al coche, toca la bocina y les lanzamos las botellas a la boca…} le dijo al oído… ¡Stronzo de mieeeeerda! gritó empujándolo en voz alta, forcejeo a un lado… _{entonces embestís por detrás a estos cabrones en la acera.} Maldi… grmmm - _{Yo me ocupo de este…}

¡HIJO DE… dijo en voz alta. Enzo cogió a Luigi por la solapa de la camisa y se pusieron a forcejear, de un lado a otro, - PLAS. Se dieron con la puerta que daba al despacho. CATACLAC Con la cabeza pegada una a otra como boxeadores. Se oían bajito los gruñidos entre el ruido de los golpes a la puerta y cosas cayendo de la estantería. Se les veía aparecer y desaparecer por el hueco. ¡STRONZZO de mieeeeerda! se le oyó gritar entre los ruidos. Maldi… dio un empujón a Luigi en dirección al mostrador hacia la salida… intentándolo sacar del despacho. Al final se separaron entre empujones grmmm, Enzo despeinado con el pelo engominado encabritado.

¡Sabias a qué veníais! gritó en su dirección utilizando como cualquier buen embaucador la verdad, la mala baba que había entre los dos.  Por eso no querías, por eso. Carbón. Se ajustó la chaqueta mirando alrededor con algo de desconcierto. Cobarde. Dijo con más calma inspeccionado si tenia sangre en la saliva. Echó una mirada furtiva a una bolsa con 4 botellas de vidrio, en el suelo al final del mostrador, deberían ser los cócteles del mecánico, la recogió con una mano como si fuera suya, arrastrándola casualmente. ¡Zap! Escupió en la dirección de Bacoli. Vete con tu puto jefe desgraciado y ¡ llévate al inútil de tu primo ! dijo señalando a Filippo con el brazo derecho que empuñaba el revolver extendido mientras salía del final del mostrador, con el ceño fruncido. Miró a Sal a los ojos, de frente, con el tipo de intensidad que lo podría haber clavado en la pared con dos alfileres azules. Se le veía encolerizado, ofendido, pero era Pagnotto ¿dónde estaba la sonrisa? ¿el sadismo? Se conocían desde hacia tiempo y si algo estaba claro es que a Enzo se la traía bien floja las traiciones, la sangre caliente, el honor y todas esas chorradas. Traidor, dijo en un tono todo lo herido que pudo, imaginándose como lo haría alguien a quien le importara una mierda. Hizo una pequeña pausa dejando que el silencio aclarara el ambiente antes de dirigirse al tipo al lado de Don Genaro. Al estar a 4 metros del hombre dejo la bolsa, guardó el revolver en el abrigo muy lentamente y se quitó el sombrero cogiéndolo con la mano derecha. Serio, pero con respeto, abrió los brazos en señal de bandera blanca, solo quería parlamentar. Los pelos de la nuca se le erizaron esperando a ver como respondían los primos Bacoli. Más listos, más fuertes, más guapos... y mucho más hijos de puta.

Fillio de la Puttana, esto no acaba aquí, io lo juro per il Santissimo Padre.

Recogió su bolsa y cogiendo del hombro a Phillipo, le dijo:

Vámonos de aquí, y no me discutas ahora. Al parecer estos "signores" tienen cosas importantes de que hablar, no me hagas arrastrarte, por favor... ya aclararemos esto en otro lugar y momento.

Tira COÑO!!! Ya has oído al Señor, esto no va con nosotros...

Luigi intentó seguir la corriente de Enzo, y viendo que el teatro igual no pasaría por veraz, si no había sangre, decidió golpearse contra un mueble, voluntariamente para que la cosa pareciera verdaderamente real. Aprovechó uno de los momentos que quedaron escondidos en la trastienda. Empezó a salir sangre de su nariz...

Le hubiera dicho a Enzo que le golpeara de verdad, pero no era cuestión de forzar la situación con más palabras de las necesarias, y le sobraban arrestos. Luigi no era un cobarde.

 Tienes seso, lo tienes. Pero te puede la boca. Os lo dije en nochevieja, habláis cuando ya no hay nada que decir.

Se lo acababa de decir, así que haciéndole caso,  solo le insultó, y escupió un poco de sangre contra el, mientras cogía a su  primo y lo arrastraba casi a fuera de la tienda... Supongo que esto y el irse, debería extrañar tanto a su primo como a Sal, y hacerles pensar que algo estaban tramando Enzo y el, porque no era una reacción normal.

Sus movimientos no eran muy allá, pues la plancha de metal no le dejaba tanta libertad, pero después de la supuesta paliza por sorpresa, incluso parecía que andara así por culpa de los golpes...

En su bolsa llevaba lo suyo, y si Enzo cumplía, podría tirar las botellas y aguantar con sus pañuelos húmedos a que el embistiera por detrás a esos mal nacidos, mientras éstos reculaban para salir del tóxico humo, posiblemente abriendo fuego...

Conducir era lo suyo; fuera de la tienda le explicaría a su primo en 4 palabras. Tenían que llegar al coche. Y hacer una entrada triunfal en la tienda si era necesario para que entraran en el coche el resto del grupo y don Genaro. 

Esperaba que Enzo no dejara tirado a Genaro, era una evidencia de lo que estaba pasando, y la iban a necesitar...

Ese pobre coche... le iba a costar una vida repararlo.... pero para eso tenía que salir vivo.

A Filippo no le sorprendió ver entrar a esos cuatro tipos, seguros de si mismos. Esto no era un malentendido, sabían lo que hacían y probablemente esperaban que estuvieran por allí. 

Ya estaba echando mano de su navaja cuando Enzo explotó contra su primo y contra él. Sonaba muy convincente, pero nunca había visto a Enzo así, de modo que solo podía pensar que estaba actuando. Muy inteligente. Parecía que Luigi le seguía el juego y decidió que él también debía hacerlo.

-¡De esto nada yo...!-dijo en un primer momento simulando que pretendía oponerse, para después dejarse llevar, haciendo como que se revolvía un poco.

El plan de Luigi parecía correcto. La situación no daba para nada más elaborado, así que asintió y siguió con él en dirección al coche.

Una vez fuera en la calle, mientras restregaba su manga por la nariz para secarse la sangre, y miraba 2 veces hacia la tienda, metió la mano en el bolsillo para hacerse con las llaves del coche.

Vamos!!!, Enzo tiene la intención de usar las botellas y generar una nube para poder salir. Nosotros debemos ir a por el coche y llevarnos por delante a los que podamos de esos 4. Si no llevas arma de fuego, agáchate y reza. Espero que no abandonen a Genaro, lo necesitamos para que declare... Esto se nos va de las manos...

Además me preocupa seriamente la familia de Don Genaro... ahora mismo están desprotegidos... En que coño estará metido Lucky para que se le haya pasado algo así? Ni que fuera un novato, esto no me gusta!!!

-Perché questi idioti stanno combattendo adesso? - Preguntó uno de los tipos cuando Enzo y Luigi empezaron a agarrarse, darse empujones y golpes fingidos. El flaco se encogió de hombros, pero se apartó de la puerta para que Luigi y Filippo salieran. -Vai, y vosotros también. Largo. - Le dijo a Enzo y Sal manteniendo una distancia prudencial por si se les ocurría hacer alguna tontería.

Don Genaro, en cambio, no entendía nada de lo que estaba pasando y comenzó a gritar que sí se habían vuelto locos, y que le iban a destrozar la tienda. Luego,cuando el grupo se fue les suplicó que no les dejaran solos. Uno de los matones fue hasta él y le pegó un guantazo con el dorso de la mano para que dejara de lloriquear y don Genaro cayó al suelo de culo sobre una caja de melocotones.