Partida Rol por web

Hombres lobo de Castronegro

El último aullido

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01/04/2013, 20:01
Narrador

Después de la elección popular, la Diosa bajó de los cielos, con una sonrisa maléfica. Parecía que la hubiera poseído el mismísimo Dios de los lobos, pues estaba ansiosa por ejecutar al último elegido por el pueblo. Februus estaba igual que siempre, pues el hecho de cobrarse una vida no le suponía ninguna satisfacción, todo lo contrario. Sabía lo que era la muerte, e incluso él mismo la temía, paradójicamente.

Orlac emprendió la carrera más rápida de su vida intentando escapar. La Diosa, de repente, se puso más que nerviosa y gritó con toda su fuerza:

-¡NI SE TE OCURRA DEJARLE ESCAPAR!

Februus no tardó en desvanecerse para volver a aparecer frente a Orlac. En éste podía sentirse el miedo en su mirada. No era miedo, era más bien pánico. Tragó saliva sin saber qué hacer. Podía leerse las pulsaciones de su corazón en la aorta. Februus miraba la arteria pensando en rebanarle la cabeza por ese sitio.

-¡ARREBÁTALE YA EL ALMA! ¿A QUÉ ESPERAS?

Februus volvió en si, empuñó el arma justiciera del pueblo dispuesto a clavársela en el corazón pero de repente apareció una figura delante de la guadaña, parándola con la mano.

Más desafiante que nunca, el Dios de los lobos intentó pegar un zarpazo a Februus, cuando la Diosa se interpuso entre ellos y se lo impidió, diciendo:

-¿Qué estás haciendo hermano? Esta es la decisión del pueblo. No puedes interponerte entre el chico y su destino.

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01/04/2013, 20:17
Dios de los lobos

-Durante años, desde que fui desterrado, tú y los tuyos me habéis ninguneado. No sabes lo que se siente viendo que tu gente se ha olvidado de lo que una vez fui. Parece mentira que compartamos sangre. Todo este tiempo me has ignorado... ¡Y ahora pagarás por ello!

Cayó al suelo apoyado por sus cuatro extremidades, y entre gritos y aullidos comenzó a dejar su figura medio humana para tomar forma de lobo gigante de color negro*. Antes de poder ni siquiera darse cuenta los aldeanos, el lobo intentó atacar a la Diosa.

Notas de juego

*Al grito de YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, se convirtió en súper saiyan 4.

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01/04/2013, 20:22
Diosa de Castronegro

Al apartar el primer zarpazo del lobo negro, la diosa dijo:

-Nunca quisiste darte cuenta, pero yo te quería. Yo aceptaba nuestra situación. Eres tú el que te has empeñado en ver las cosas de otro modo y te encerraste tú mismo en tu mundo cuando padre te desterró del reino. Yo era feliz a tu lado.

Cuando la primera lágrima de la Diosa cayó al suelo, ésta se arrodilló. Un halo verde empezó a rodearla. Con la primera brisa floja que llegó, el halo desapareció y se vio la esbelta figura de un lobo blanco, inmaculado.

-Por favor. No lo hagas. No quiero hacerte daño.

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01/04/2013, 20:27
Dios de los lobos

-¡Yo estaba enamorado de ti, por eso me desterró padre! ¿Qué hiciste tú mientras? ¡Miraste hacia otro lado y dejaste que me condenara!

Se abalanzó de nuevo sobre el lobo blanco, pero esta vez con la mandíbula abierta de par en par, hasta alcanzar una de las patas delanteras.

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01/04/2013, 20:29
Diosa de Castronegro

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!

-¡No sigas con esto! Yo te amaba también, pero no podía exponerme a ser desterrada como tú. Quería que volvieras, pero para cuando padre murió y te pedí que vinieras ya estabas cegado por la ira y no quisiste ni escucharme. Por favor, para ya, realmente no quiero hacerte daño.

Con la garra que tenía suelta, pegó un zarpazo a la cabeza del lobo negro, dejándole una herida abierta que le atravesaba un ojo. El lobo negro soltó la pata y vaciló un instante en el suelo hasta que pudo volver a ponerse en pie.

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01/04/2013, 20:31
Dios de los lobos

-¡Eso es mentira!

Dijo el lobo negro, con lágrimas en un ojo y sangre en el otro.

-Lo estás diciendo para que me apacigüe y puedas vencerme. Eres una manipuladora, siempre lo has sido y siempre lo serás.

Dirigió esta vez la mandíbula abierta hacia la yugular del lobo blanco, al cual pilló desprevenido. Instantes antes de poder morder, notó cómo algo le golpeaba la cabeza. Se giró y vio a Basil empuñando el arma que le había concedido la Diosa y vio cómo salía humo del cañón.

-¿Te crees que a un Dios se le puede matar con un simple escopetazo?

Con los ojos inyectados en sangre (uno literalmente) se giró hacia Robert desafiante.

-No sólo me desafiáis día tras día. No sólo os cargáis a mis secuaces, sino que vienes aquí, miserable mortal, creyendo que puedes disparar a un Dios para matarle... ¿Creías que ibas a salir impune por tu acción? Te mataré a ti el primero, y luego me encargaré del resto.

Alzó la zarpa derecha para sacar sus afiladas uñas. Se vio cómo Robert tragó saliva y juraríais que se le podía escuchar rezando, aunque sus labios ni se movieran. Se quitó el sombrero para ponérselo en el pecho en espera de que un milagro ocurriese.

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01/04/2013, 20:38
Diosa de Castronegro

-¡BASTA YA!

Se escuchó de fondo, mientras los colmillos del lobo blanco se clavaban en el cuello del negro. A la Diosa empezó a chorrearle sangre por la comisura de la mandíbula y el Dios intentó en su último aliento alargar la zarpa hasta donde estaba Basil, pero sólo consiguió rozarle el brazo para dejarle la marca de tres de sus garras. Aunque sangraba, la herida no era nada grave, aunque dejaría marca de por vida.

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01/04/2013, 20:42
Narrador

El lobo negro emitía unos sonidos ininteligibles. Con gran esfuerzo intentó mantenerse en pie, pero cayó desplomado al suelo. Miró con el ojo ensangrentado hacia su hermana antes de soltar el último aullido.

El lobo blanco soltó el cuello de su víctima y aulló al unísono con él. El sonido era ensordecedor. 

-Descansa en paz, hermano...

Cayó exhausta al suelo la Diosa, y cuando Februus fue a recogerla, ésta ya tomó forma humana de nuevo. 

-Acaba tu trabajo, por favor.

Orlac esta vez se mostró muy histérico al ver que se acercaba su hora.

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01/04/2013, 20:49
Orlac de Melk

-¡Es una treta! ¡Todo esto es una puta treta! ¿Acaso no veis quién maneja los hilos? ¡Es Tom! Tom es el último lobo. Os ha hecho creer todo este tiempo que sabía lo que hacía, pero en realidad él estaba todo el rato controlándoos a vosotros para que hicierais lo que él quería y así os ha ido. ¡Os vais a cargar a un inocente, coño! Por favor, por favor, por favor, hacedme caso, ¡POR FAVOOOOOOOOOOOOR!

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01/04/2013, 20:53
Narrador

Februus empuñó su arma, y con un gesto de lo más indiferente, le arrebató el alma a Orlac, el cual, después de que se le pusiera el pelo cano y los ojos en blanco debido al miedo que pasó en última instancia, cayó desplomado al suelo, primero de rodillas y luego hundiendo la cara en el barro.

La Diosa se acercó y explicó la historia de cómo su padre desterró a su hermano por amarla. Más tarde, expuso que el Dios de los lobos únicamente poseía a las personas, pero una vez muerto, no dejaría restos de maldad en ninguno de ellos.

Seguidamente, abrió de par en par las puertas de la iglesia y dijo:

-Februus, mira a ver si puedes hacer algo con esto. En cuanto acabes, creo que no voy a necesitar más tus servicios. Eres libre de irte.

Februus sacó un guante dorado de su capa y lo enfundó en sus huesudos dedos. Fue cogiendo una a una las almas que por allí revoloteaban, y con un movimiento brusco y sonoro, empezó a empotrarlas contra los pechos de sus respectivos dueños.

Se escuchaban crujidos, como si el esternón de los difuntos se partiera, seguido de una bocanada de aire inmensa por parte de los resucitados. Todos empezaron a levantarse, excepto Jimena, Orlac, Bonny y Eladius.

Al salir, Februus dejó el guante en una estantería dentro de la iglesia. Al lado de la pila bautismal. Se dio la vuelta y dijo:

-Ahora es decisión suya.

Cuando todos se giraron hacia la Diosa porque no entendían sus palabra, Februus desapareció antes de que pudieran verlo de nuevo.

-Hijos míos, estos personajes han causado mucho daño en el pueblo, pero estaban poseídos por un espíritu maligno. Al morir, nunca más van a volver a hacer el mal, os lo prometo. Aún así, está en vuestras manos el perdón o no de los aquí presentes. Por ello, os dejo el guante de Februus para que volváis a meter el alma en los cuerpos si lo creéis necesario.

La Diosa repartió un beso a cada uno de los allí presentes, muertos o no, y se despidió de todos.

-Que la vida os depare suerte y haya paz entre vosotros. Espero volver a veros por aquí en el mercado de invierno, pero esta vez sin tanta agonía de por medio.

Para cuando giraron la cabeza del guante para despedir a su Diosa, ésta ya se había desvanecido. Todos saltabais de alegría y os mirabais los unos a los otros llenos de satisfacción por el fin de las matanzas.

Lo único que quedaba por debatir ahora era qué se iba a hacer con aquellos cuerpos libres de pecado y quién se iba a poner el guante dorado.

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03/04/2013, 21:31
Director

Notas de juego

Trujillo y Adán se casaron e intentaron tener un hijo. Aún no sabían cómo iba eso de que los hombres tuvieran hijos, por lo que cada vez que Trujillo se hinchaba a cervezas Adán daba saltos de alegría, pero en realidad no era un progenitor, sino un simple empacho de cebada. Acabaron frustrados y decidieron acoger al pequeño Tom como su progenitor. Desde ese momento, montaron su propia empresa de adopción, la cual fue muy bien, puesto que Fabricia y Lidia realmente no se odiaban, sino que tenían un amor incondicional la una por la otra en lo más profundo de su corazón. En cuanto vieron a Trujillo y Adán proclamarse pareja en público, ellas dos se pusieron manos a la obra. Tijereta va y tijereta viene, pero el hijo no venía. ¿En qué estamos fallando? ¡Las mujeres sí que podemos embarazarnos! Al ver que después de muchos intentos fallidos ninguna de las dos se quedaba embarazada, fueron a que Trujillo les consiguiera un pupilo en adopción, por lo que les encasquetó a Felicia, que nadie la quería por lo borde que era. Tres caracteres tan chocantes no podían estar juntos en una casa, por lo que cada día se escuchaban platos ir y venir, pero eso no era problema ninguno, ya que ahí estaba Ciguaco con su arte milenario traído de vetetúasaberdónde que se quedó en el pueblo para proporcionar a los aldeanos todo tipo de útiles de cocina de barro. Ahí es donde empezaron a moldearse las primeras ollas donde se podía cocer un cochinillo sin que se partieran y el sabor era delicioso, pues el barro conservaba mejor el calor. A la vista de lo famosa que se estaba haciendo, el ladrón Travis intentó arrimar cebolleta, pero lo único que encontró fue un guantazo de la joven.

Robert Basil salió a cazar por el bosque. Llevaba unos ropajes tan oscuros que Vinganna confundió su trasero con el de un jabalí e hizo diana en "tolbullate" con una flecha. Se sintió tan culpable al ver a Basil sollozando que prometió estar con él y ayudarle en lo que hiciera falta hasta que se recuperara. Entre limpieza y limpieza de escopeta, Vinganna se fue quedando más colada por él. Ambos compartían la misma afición así que decidieron vivir la vida unidos en pecado, pues no creían mucho en la unión a través de la iglesia. Vivieron felices y comieron ciervo asado.

El pobre Hidalgo sólo veía gigantes donde sólo había molinos y estaba medio colgado. Pero eso no quita que encontrara el amor de su vida. A lo lejos, vislumbró a una muchacha que le guiñaba un ojo. Era preciosa, muy alta y pareció complacer los gustos de nuestro peculiar visitante. Estuvo año y medio "saliendo" con el faro del puerto de Castronegro y, al ver que del interior de su "mujer" salió el controlador marítimo de la zona, montó en cólera al ver que su mujer le era infiel con otro. Intentó matar al pobre hombre, que resultó ser Jebediah. Le dejó una pierna inservible y por fin podía usar el puto palo que tiene en la foto para algo útil: usarlo de muleta.

Shade intentó volver a sus orígenes, pero sus compañeros quisieron coger el barco borrachos, por lo que dando marcha atrás para sacarlo del aparcamiento, hundieron la popa. Shade se refugiaba en él, sobreviviendo con las pocas provisiones que quedaban en el barco. Cuando se veía falta de dinero, se levantaba un poco la falda y al primero que venía a meter la mano donde no debía, le arreaba en las pelotas para arrebatarle todo lo que llevaba encima, hasta que el que se acercó fue Garos. Le dio la patada en sus partes nobles, como a todos los demás, y éste ni se inmutó. "Soy ironballs, nena, conmigo no puedes". Se quedó tan prendada de la fortaleza de sus atributos que no tardó en lanzarse a sus brazos y tener un retoño al que llamaron Robocop.

El cura Melchor Izzo fue condenado a vagar por las afueras del pueblo mientras hubiera niños dentro, ya que las leyendas sobre curas se volvieron "no tan leyendas" con la llegada de Izzo al pueblo. En su ronda habitual, se encontró con el cuerpo de Alfonso Bernardino, el cual huyó despavorido el primer día del pueblo, haciéndose caquita en los pantalones, con tal mala suerte que se resbaló con sus propias heces y se desnucó al caer al suelo y golpear una piedra con la parte trasera del cráneo.

Por otra parte, Orlac, Jimena, Bonny y Eladius, fueron condenados a reencarnarse en lindos caniches y tuvieron que soportar la tortura de ser adoptados por súperpijorras al estilo Paris Hilton y ver cómo les ponían vestidos súper fashon de color rosita y les hacían trencitas en el pelo y deshonras varias por malotes.