Partida Rol por web

- Por la tarde llega a la ciudad por la calzada sur un grupo de veinte jinetes, que llevan un total de cincuenta caballos, entre caballos de monta, de reserva y de carga. Diez de los caballos son espléndidos caballos de guerra pesados, todos ellos blancos y de buena raza.

La mitad de los jinetes portan pesadas armaduras completas brillantes y relucientes, escudos, lanzas y espadas. El resto portan cota de malla, espada y daga. Son diez Paladines y sus diez escuderos.

La gente se reúne en las calles para verlos pasar, pues constituyen todo un gallardo espectáculo. Las doncellas les tiran flores y los hombres aplauden y vitorean.

Todo el mundo conoce la impecable reputación de los Paladines de la Provincia de Asulda. Son honorables y dedicados defensores del orden y del bien. Campeones que defienden a los inocentes y castigan a los pérfidos y a los malvados.

La Legión les escolta con honores hacia el Palacio del Gobernador, donde seguramente se alojarán.

 Bannor se mantiene en silencio la mayor parte del tiempo, en pié, sumido en sus reflexiones, repasando mentalmente las últimas semanas, a las personas que ha tenido por compañeros, los que se han ido...

CHAMPIÑÓN:

- Tirada de Aguante, dificultad 15, para recuperar la consciencia. En caso de conseguirlo, te despiertas, pero estás todavía muy malherido como para levantarte. En caso de fallo, permaneces inconsciente.

Tras agradecer al personal del templo el responder a mis preguntas, decido ir a ver ahora al dracónido, a ver si él ha tenido más suerte y está consciente.
Camino por la ciudad despacio, fijándome en la gente y agradeciendo el no estar encerrada.

- A ver si está consciente y me puede ayudar, que ahora que ando sola por la ciudad no sé qué es lo que tengo que hacer ni nada.. - Pienso mientras continuo mi camino hasta su casa.

BIZCOCHITO:

- Llegas a casa de Lagartija y observas que allí no hay nadie. La puerta no está cerrada con llave, no tiene cerradura, tan sólo una tranca para atrancar la puerta desde dentro. Es una casa humilde, aunque en comparación con la posada casi te parece un palacio.

- En la calle escuchas a dos viejos hablar sobre los Paladines que han llegado a la ciudad, y sobre el gladiador Tapón, que está en el Mercado de Esclavos, pero al que no le quiere comprar nadie por el momento.

Llego hasta la puerta del dracónido y veo que no hay nadie, así que mi desilusión se incrementa bastante.

- Me voy a pasar todo el día dando vueltas absolutamente para nada. Primero voy a ver a Babelín y continua inconsciente y ahora vengo aquí y no hay absolutamente nadie. Me empiezo a sentir realmente sola y eso que soy libre, tan difícil es conseguir hablar con alguien? - Pienso parada justo delante de la puerta, como si esperara que ocurriera algo interesante mientras estoy allí plantada.

Me vuelvo a girar sobre mis pasos y al comenzar a caminar de nuevo, esta vez sin rumbo fijo, escucho que Tapón está en venta en el mercado de esclavos, así que me dirijo hacia allí a ver si puedo verle.

MERCADO DE ESCLAVOS DE DETRITUS:

- Bizcochito se dirige al Mercado de Esclavos, que está bastante concurrido y lleno de gente. Los esclavistas muestran su género a los clientes potenciales y de vez en cuando subastan algún lote de esclavos domésticos o de placer.

- En ese momento llega un grupo de seis Paladines completamente armados y equipados para la batalla, la gente se aparta de ellos con temor y se forma un considerable revuelo cuando uno de ellos comienza a gritar con una fuerte y profunda voz.

MERCADO DE ESCLAVOS DE DETRITUS:

- "¡La esclavitud es una horrenda blasfemia contra los dioses! ¡Bahamut no lo aprueba y os maldice con ira y reprobación! ¡Esclavistas! ¡Liberad de inmediato a estos seres cautivos y disponéos a cumplir con vuestra penitencia por vuestros horribles pecados!" -

MERCADO DE ESCLAVOS DE DETRITUS:

- Se forma una tremenda agitación en el Mercado de Esclavos, los ciudadanos ociosos se apresuran a apartarse, al tiempo que los Esclavistas y sus guardias preparan sus armas.

- Tan sólo hay seis Paladines, mientras que los Esclavistas y guardias sumarán casi doscientos en toda la plaza del Mercado de Esclavos. Sin embargo, nadie quiere dar el primer paso ni alzar su arma contra un Paladín. Los Caballeros de Trystania tienen una reputación temible en la batalla. La tensión casi se puede cortar con un cuchillo...

MERCADO DE ESCLAVOS DE DETRITUS:

- "¡¿Quién eres tú para hablarnos de la voluntad de tu dios?! ¡La Esclavitud es legal en Detritus y en la mayor parte del Imperio! Es la base sobre la que se sustenta nuestra economía. En Trystania no tenéis esclavos, pero tenéis siervos que cultivan la tierra, y de quienes se dice que viven peor y están peor alimentados que nuestros esclavos. ¿Quiénes sois vosotros para dar lecciones de moralidad atacando tradiciones, leyes y costumbres milenarias?" -

 Bannor mira desde la jaula en la que está. Mirando la escena con gran interés. Mirando las figuras de los seis paladines, su imponente presencia. En contraposición se dibuja la miseria que representan los esclavistas y sus maromos, no atreviéndose a levantar la mano contra los caballeros.

Me paro unos instantes a observar qué es lo que está sucediento, pero luego hago un gesto de negación con la cabeza mientras suspiro. - Ojalá os hicieran caso - pienso al escuchar las palabras del paladín - pero me temo que por muy buenos guerreros que seáis hay demasiada gente como para que salgáis vivos utilizando la fuerza.

Sin meterme donde no me llaman, busco por las celdas hasta encontrar a Bannor.

- Hola - digo cuando le encuentro - crees que veremos la pelea? - Digo tranquilamente mientras observo de nuevo al lugar donde se encuentran los paladines.

 Bannor se ve sorprendido, ensimismado como estaba contemplando la escena, cuando Dora le habla. Tras recuperar la compostura el enano sonríe.

 -  Hola dora, buenos días. Que bueno es eso de ver una cara conocida, y más si es la tuya.- Comenta con voz cafable.

 Luego mira la escena de nuevo.

 - Espero que no se convierta en un baño de sangre...

Muestro una sincera sonrisa al ver que se encuentra bien y centro mi atención en él:

- Qué tal te encuentras? Estás bien? Por la ciudad se comenta que no te quiere comprar nadie.. Así que por eso vine a verte, porque sabía que estabas aquí. - Pregunto al enano preocupándome por su estado.

 El enano asiente. Se le ve estrañametne feliz, teniendo en cuenta su situación.

 - Te agradezco que hayas venido. Las horas pasan muy lentamente ante las miradas de los morbosos y las atenciones de los esclavistas.- Hace una pausa.- La verdad es que mi lugar no era estar allí dentro.- Dice señalando con el pulgar en dirección a las enormes arenas.- Y ciertamente nadie pagará por el precio que piden.

 Mira de nuevo a los paladines y luego a Dora.

 - La verdad es que tengo la esperanza de que me adquiera algún hombre acaudalado, y necesite algún guardia para su hijo. Creo que podría desarrollar mejor el papel de protector y tutor. Y tal vez pueda hacer algo bueno instruyendo a un joven.

- Yo no tengo dinero, ya lo sabes, aún no tengo ni terminados de arreglar los papeles de ciudadanía, sino yo misma te sacaría de aquí. Además, hay demasiada gente para intentar sacarte de otras maneras y conociéndote, seguro que te negarías a salir de ahí si abro la celda. Pero quizás.. - me quedo un segundo en silencio y luego sonrío pícaramente - tú eras paladín verdad ?

 Bannor mira a la menuda mediana.

 - De ningún modo he insinuado que te hicieras cargo de sacarme de aquí.- Dice cuando la mediana habla de sacarle de la jaula.- Y sí, soy un paladín de Pelor, o lo fuí. Pero hay un motivo por el que estoy aquí, encerrado en esta jaula, en condición de esclavo. Y en esa seguiré hasta que sea el momento en que suceda un cambio, pero este no ha llegado, pequeña.- Su rostro se endurece.- Yo fuí quien eligió este camino, yo me vendí como esclavo. Esta es la penitencia que elegí por mis pecados.

- Ahora vengo! - Son mis únicas palabras antes de salir en dirección a los paladines que estaban dando gritos sobre que si su dios desaprueba la esclavitud y demás tonterías varias de su religión. Me acerco a ellos sin miedo, total, también me acerqué al enorme orco del hacha, y estos al menos, tenían mejor aspecto.

- Señores, por mucho que su dios desapruebe la esclavitud en el mercado hay, mínimo, dos centenares de personas de las cuales todas han de seguir las leyes de la ciudad, que dicen, que la esclavitud está permitida. Si lleváis a cabo vuestras amenazas, podría morir gente inocente y por muy bueno que resulte el fin, dudo que vuestro dios lo aprobara. - Digo tras colocarme delante de ellos desde mi corta estatura. - Si queréis hacer la buena obra del día, y al menos, ayudar a uno de los esclavos, como lo era yo hasta ayer, en una de las celdas hay un paladín de Pelor en venta, pero no hay quien reuna el dinero para comprar su libertad.. quizás podríais hacerlo vosotros.