Partida Rol por web

AÑO: 4480.

ESTACION: Invierno.

MES: Erathis.

DIA DEL MES: 1.

DIA DE LA SEMANA: Luna.

Los guardias de capa azul os conducen hasta la Escuela Azul de Detritus. El Instructor Azul, que por su porte parece un poderoso guerrero, abre la marcha, y la cierra el semielfo Herreforo, quien se mueve con la agilidad y silencio de un explorador.

El recinto de la Escuela Azul consiste en un conjunto amurallado dentro de la ciudad, protegido por fuerte portón con barbacana y cuatro torres de vigilancia. Las torres de vigilancia tienen balistas que tanto pueden ser apuntadas hacia el exterior como el interior. Nada más entrar al amplio espacio interior veis a vuestra izquierda una carpintería, más allá hay barracones de guardias y criados. A vuestra derecha veis los establos, y más allá lo que parecen las cocinas, las letrinas y un pozo. Hacia el norte, en la parte central hay una arena de instrucción, y más allá se alzan tres edificios: la armería, el edificio principal de la Escuela (hacia donde os dirigís) y la Casa del Instructor.

Os conducen a una entrada lateral del edificio principal que conduce directamente al sótano. Allí abajo hay una zona central con grandes mesas de comedor, una armería, una sala de guardia, un montacargas, y varias celdas.

Al llegar, os ponen ante las celdas y el Instructor Azul os observa un rato en silencio a cada uno por turno. Diríais que está intentando discernir vuestras posibilidades para la Arena.

- “Bienvenidos a vuestra nueva casa. Este será vuestro hogar y lugar de entrenamiento durante las próximas dos semanas. Esperemos que más tiempo, pues eso significará que Herreforo y yo os hemos entrenado bien y habéis sobrevivido. 

Abandonad cualquier pensamiento de escapar. La mayoría de vosotros sois criminales o forasteros bárbaros. No os aguarda nada fuera del Circo. En cambio, en la Arena os espera el Honor, la Gloria y la Fama, y puede que también un futuro mejor. 

Luchando en la Arena es posible llegar a conseguir la libertad, ganar mucho dinero y codearse con la alta sociedad. 

Yo fui poco ambicioso, me retiré pronto como luchador y me uní a esta Escuela como entrenador. El anterior Maestro confió en mí para que dirigiera su Escuela y eso es lo que hago actualmente. Esta no es la mejor ciudad del Imperio, ni esta, admitámoslo, la mejor Escuela del Imperio. De hecho esta Escuela es pobre, y yo estoy al borde de la ruina tras haberos comprado a vosotros. Pero este es vuestro punto de partida, y aquí es donde comenzaréis a trabajar duro para labraros vuestro propio destino. 

Hace dos semanas, un Maestro de otra ciudad, Manchauser, quiso humillar a todos los luchadores de Detritus. Lanzó un desafío, la Arena lo aceptó y tuve que ver como morían todos los muchachos a los que tan duramente había entrenado. Es mi deseo que eso no vuelva a suceder. 

En cuanto a vosotros, lo que erais y quienes erais antes ya no importa. Ahora sois luchadores esclavos de la Escuela Azul de Detritus.” -

El Instructor Azul os va señalando, asignando a cada uno un mote y una celda:

- “Bola de Sebo.” – Señala a un mediano tan obeso que parece esférico. – “Celda Uno.” -

- “Caraculo.” – El pobre humano que recibe este mote es de hecho la persona más fea que jamás hayáis visto. – “Celda Dos.” -

- “Tapón.” – Dice, señalando a un enano de aspecto estoico. – “Celda Tres.” -

- “Petaculos.” – Este mote es para el único elfo del grupo, de sobras es conocida la mala reputación de los elfos en el Imperio. – “Celda Cuatro”. -

- “Bizcochito.” – La señalada es una mediana, algunos la conocéis como una pastelera de la ciudad. – “Celda Cinco." -

- “Sifilítico.” – Señala a un humano demacrado y casi esqueléticamente delgado, que porta unos grilletes rúnicos antimagia. – “Celda Seis.” -

- “Marronoso.” – El señalado es el dracónido que según dicen hace pocos días era una antigua estatua en la pared del circo. – “Celda Siete.” -

- “Y Bilis.” – Señala una tiefling que porta unos antiguos brazaletes antimagia, irónicamente con relieves que denotan su origen tiefling. – “Celda Ocho.” -

El Instructor Azul hace una pausa mientras os mira. Os llega en ese momento un suculento olor, cuando los criados comienzan a sacar comida humeante del montacargas: grandes hogazas de pan, jarras de vino, un cerdo asado entero y un cordero asado.

- “Esta noche, excepcionalmente, cenaréis con vuestros amos. Disfrutad de la cena, pues no tendremos dinero suficiente para celebrar otro banquete igual hasta que consigáis varias victorias por el honor de esta Escuela.” -

El Instructor os indica a todos que os sentéis y los guardias os van quitando las cadenas de pies y manos.

- “Algunos de vosotros tenéis poderes que os hacen peligrosos incluso estando desarmados, alguno podéis pensar en escamotear un cuchillo de la carne. Confío en vuestra sensatez y principios. No hagáis nada de lo que después os tengáis que arrepentir.

En cuanto a los dos que podéis usar la magia. Tengo entendido que los grilletes antimágicos que lleváis son incómodos y asfixiantes para vosotros. Os los quitaré si me dais vuestra palabra de no usar vuestros poderes hasta que yo os lo diga. Si rompéis vuestra palabra, yo mismo os partiré los brazos y os volveré a poner esos grilletes rúnicos que lleváis puestos. ¿Qué decís?” -

El ayudante semielfo del Instructor Azul se sienta en una cabecera de la mesa, mientras su señor se sienta en la otra. Cuatro de vosotros os sentáis a cada lado de la mesa repleta de apetitosas viandas humeantes. 

- “¡Disfrutad de la comida, pues a partir de mañana todos comeremos sopas y gachas!” -

Miro al resto de presos que se encuentran a mi lado y luego miro incómoda a las celdas..  Pero verdad se espera que gane a alguien luchando? Esto tiene que ser una broma de mal gusto o algo. Miro la comida de la mesa y mi estómago ruge como si fuera una enorme bestia. En vista de que ninguno hace ademán de acercarse y alguien tiene que ser el primero, me acerco a la mesa y trepo hasta la silla colocándome de rodillas en ella para poner comer a la misma altura que el resto. Me mantego a la espera con la cabeza agachada esperando a que el resto de presos venga y se siente.

El voluminoso Draconico camina hacia la mesa y se siente en silencio. Escucha las palabras del ayudante del instructor y los contempla a ambos, al ayudante y al maestro.

En mis tiempos hubiese acabado con ambos teniendo una mano atada a la espalda, y ahora solo soy un simple esclavo de estos sucios humanos... Oh gran Kord!! que has deparado para mi... parece que debere valerme de mi destreza en combate para demostrar lo que valgo. Por el momento, asi lo hare hasta ganar mi libertad.

Marronoso tomo una jarra de vino con una de sus garras, y lentamente la acerco hacia su boca. Queria disfrutar el dulce nectar que hacia mil años no probaba, saborear el aterciopelado gusto del vino que tanto anhelaba su garganta. Una vez probada la bebida comenzo a comer sin mas, sin veguenza ni remordimiento... Sabia que si queria ganarse el respeto que merecia dentro de aquel lugar lo tendria que hacer a fuerza de combate, y no hay mejor combatiente que el que tiene el estomago lleno.

La tiefling escucha las palabras del humano con aire enfadado. Cabreada, estado que parece ser permanente en ella desde hace unas semanas, más concretamente desde que se dejó atrapar con vergonzosa facilidad por esos humanos malnacidos, mira a su alrededor lo que será su nuevo hogar. Vuelve a sentir una oleada de humillación  ¡ella, una tiefling verse reducida a ser una esclava gladiadora! No le sorprende la risa burlona que oye en su cabeza, una vez más. Puñetero demonio, estás disfrutando con esto, a qué sí. 

Mueve la cabeza para aclarar las ideas y alejar las risas de su mente. Está claro que por humillante que sea la situación, no hay escapatoria,  y  no le queda más remedio que aceptar las circunstancias. ¡Sea! Toca adaptarse y aprender de estos humanos, que ya llegará la hora de la venganza- piensa mientras asoma a sus labios una sonrisa aviesa. 

Se acerca al instructor y le tiende sus muñecas esposadas:

- Tienes mi palabra – dice fríamente

Luego rodea la mesa para sentarse lo más lejos posible del dracónido a quien dedica una mirada de repugnancia, y se sienta mientras se le hace la boca agua ante el despliegue de viandas que cubre la mesa.

 El recio enano asiente con la cabeza y se encamina hacia la mesa, junto a la menuda mediana. Su rostro no muestra enfado ni altivez, sino serenidad.

 Toma asiento cruza sus dedos ante el plato gesticulando unas palabras sin emitir sonido alguno y empieza a servirse, acercando algún plato a la mediana.

 - Gracias Pelor por haber alumbrado en su día a estos alimentos para que pudieran medrar y crecer, hasta encontrarse hoy en esta mesa. Y podernos servir de alimento para continuar gozando de tu gracia.- Pronuncia esas palabras con una voz rica en matices, de forma pausada y devota.

 Una vez el plato esta servido, espera que los demás esclavos se sienten en la mesa para empezar a comer.

El Instructor sonríe a Bilis y le dice:

- "Ven aquí." -

Ella se acerca y nota la tremenda musculatura de él al tenerlo tan cerca. Se trata sin duda de un guerrero. Bilis supone que si quisiera podría romperle a ella sus bracitos como si fueran ramitas secas.

La llave gira dos veces y los grilletes son guardados en un saco por el Instructor.

- "Ya está, si cumples tu palabra nunca más tendrás que volver a llevarlos." -

¿así que si os aseguramos unas cuantas victorias, nos agasajareís con buenos banquetes? ¿no?

dice Bola de Sebo mientras se dirige a su celda...

Pues, creo que, por mi parte, no tendré problema alguno en romper unos cuantos craneos ajenos si la cena es buena... JAJAJA

Magos sueltos? Este hombre es demasiado valiente.. Pienso mientras un escalofrío recorre mi espalda. Cotinúo en silencio más por no querer llamar la atención que por no tener ganas de hablar, ya que nunca he sabido estar mucho tiempo en silencio. Supongo que cuanto menos se fijen en mí, mejor.
Miro al mediano gordo. Es enorme! Pero.. por qué se va a su celda? No tendrá hambre? Quizás esté intentando adelgazar para poder correr por la arena, aunque siendo así de enorme, rodando ganaría tiempo.
Mi vista se vuelve hacia el enano, aunque no le miro fijamente, sino de reojo. Está bendiciendo la mesa? Me dá que las próximas palabras así que escucharé serán las de mi funeral.
Luego miro al que ahora es nuestro señor y con voz tímida y bajito pregunto: Se se.. señor.. podemos empezar ya a a comer? Sigo sin levantar demasiado la cabeza ya que seguramente me eche a llorar en cualquier momento..

Con paso renqueante el demacrado humano ha seguido a todos, caminando siempre el último de forma lenta y pesada.

Gran Vacio... Reducido y encadenado!! Sucios perros! No sabéis en lo que habéis osado inmiscuiros!!

Su diatriba mental se ve interrumpida por un acceso de tos que le hace tambalearse y apunto está de caer al suelo. Por un momento algo parece arremolinarse en su rostro pero un brillo acerado desde los grilletes parece contenerlo, lo que arranca un gruñido de dolor y un nuevo esputo de negra sangre al suelo.

En el comedor escucha el reparto de habitaciones y posteriormente los grilletes. Los malditos grilletes!!

El hecho de acercarse al instructor y alzar las muñecas rodeadas por los grilletes rúnicos, parece costarle un sufrimiento terrible.

- Sea... - Dice con una voz que sorprende mas en un vivo de lo que podría sorprender en un muerto.

Una vez los grilletes son retirados una imperceptible vibración recorre su cuerpo. Jadea, retorciéndose medio doblado sobre su estómago, cuando el poder fluye de nuevo por él. Cuando se incorpora, por un momento, parece que su rostro fuese doble, superpuesto uno encima del otro pero uno orientado al revés, con los ojos donde debería estar la boca y la boca donde deberían estar los ojos.

Pero eso no es natural, eso no es posible, eso no es lógico.

Dura siquiera un instante, por lo que apenas pasa de ser una duda sin sentido.

Con pasos arrastrados busca un asiento lejos del religioso enano que parece tan fuera de lugar.

Después de toda la vida de sufrimiento a Caraculo no le molestaba el trato que estaba recibiendo, su vida era un sin sentido, que mas daba si algún día su horrible rostro yacía en la arena, que mas daba... Caraculo enseguida se había resignado a vivir en ese lugar hasta que llegara el día de su muerte, verdaderamente sabía que ya debería estar muerto, pero aún seguía vivito y coleando...

Miró a cada uno de los presentes y se fijo en las características de cada uno, era un grupo muy dispar, que serviría para la diversión del pueblo con sus muertes y sufrimientos, la verdad es que no le importaba, pero abeces pensaba en cuan cruel podía ser el destino de cualquier ser cuando no nacía en un entorno como todo ser se merecía...

Escuchó las palabras del instructor y le quedó claro que serían usados como animales para su beneficio... " Y que mas da, si has de morir morirás, será mejor que disfrute del manjar que hay en mesa, quizá sea el último... "

Después de sentarse y sentir libres piernas y manos donde tenía los grilletes, sin pensarlo y sin ningún pudor caraculo empezó a servirse y comer como nunca antes lo había echo, le daba igual los demás era su momento era el momento de alimentarse bien por primera vez en su vida...

 A medida que los esclavos van tomando asiento, el recio enano les va mirando, sin disimulo, con atención. Su rostro es sereno pero con un deje severo a medida que va pasando la mirada por todos los presentes. Al terminar empieza a tomar la comida.

El Instructor Azul le retira los grilletes antimágicos a Sifilítico y después sonríe a Bizcochito, diciendo para todos:

- "¡Empezad a comer! ¡No esperéis a que esta buena carne se enfríe! No volveremos a comer carne hasta que alguno de vosotros consiga una victoria en la Arena... A partir de mañana tendremos que contentarnos con gachas de avena y sopa de cebolla." -

Asiento con la cabeza y cojo un pedazo de carne, pan y vino, no sin tener que ponerme casi de pie en la silla para poder llegar a todo. Al menos tendré que aprobechar lo que parece mi última comida.. Suspiro antes de comenzar a comer, aunque sigo permaneciendo en silencio, ya que esta gente que tengo como compañeros me da miedo. Si mis compañeros son así como serán mis contrincantes? No quiero ni imaginármelo..

 Viendo las dificultades para alcanzar algunos platos, el enano acerca a la menuda mediana algunas fuentes con comida. La mira con una mirada piadosa, preguntandose que hará esa mediana en estas arenas.

Miro al enano que estaba rezando y muestro una tímida sonrisa de gratritud.

Gracias.. - Respondo ante su gesto, para luego seguir dando cuenta de la comida.