Partida Rol por web

Horror en el Orient Express (2)

1.2 Londres - Charing Cross

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29/09/2008, 17:44
Beddows

Las dos mujeres oyeron con claridad a los caballos relinchar y echar al galope cuando sus compañeros abandonaron el lugar. El único sonido en el lamentable piso era el de la respiración pesada del profesor Smith, que parecía haber perdido la consciencia, y el andar nervioso de Beddows.

El mayordomo cerró la puerta de la calle y se enfrentó a Irina y a la hermana Lucia.

-Tienen que marcharse, ¡todo esto no tiene sentido! Ya han oído lo que les ha dicho mi amo, ¡deben darse prisa!

Siguió andando arriba y abajo mientras le dirigía miradas nerviosas a Smith. Era obvio que acceder a las peticiones de Beddows no era una opción muy recomendable puesto que sus compañeros habían partido con ambos coches, pero la mente del fiel mayordomo no parecía estar en esta tierra.

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30/09/2008, 17:08
Irina Ivanóvna Vasilieva

Dirigiendo una significativa mirada hacia la hermana, Irina meneó la cabeza. Está claro que este hombre no me va a servir de mucha ayuda...decidió. Con andares resueltos se dirigió hacia la puerta de la estancia cogiendo al pasar uno de los candelabros de la estancia.

-Quédes aquí con él, hermana...yo voy a ver si encuentro la cocina o un poco de agua en algún lugar-rogó con voz suave antes de salir al pasillo. Si tenía que ser sincera consigo misma no le hacía ninguna gracia el internarse por aquella casa mugrienta y medio desvencijada pero tampoco podía dejar al señor Smith de aquella manera. Haciendo acopio de valor avanzó a tientas atenta a cualquier objeto con el que pudiese tropezar.

Notas de juego

allá voy de exploración. Neijel tu dirás qué encuentro. pero por favor que no sea un fantasma :P

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30/09/2008, 17:16
Hermana Lucía Sturzo

La religiosa, por su parte, asintió a la rusa, y se giró hacia el mayordomo, con expresión tranquilizadora.

-Señor Beddows, somos adultas, y responsables de nuestros actos. Somos conscientes de lo que nos ha advertido, pero no podemos dejar al profesor en estas condiciones, igual que usted mismo ha decidido, por otra parte. 

Se dirigió de nuevo junto al camastro donde el pobre hombre estaba agonizando, para quedarse junto a él como había dicho. Sin embargo buscó con la vista una silla donde sentarse, o un banquillo. Lo que vió fué la ventana, y se dirigió a ella. Miró al exterior para comprobar que los miedos del ayudante de Smith eran infundados... 

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02/10/2008, 20:11
Director

La hermana Lucía observó por la rendija de la ventana el exterior de la calle. La farola iluminaba pobremente la escena y la visibilidad era aun más reducida a causa de la niebla pero parecía que no había nadie. Oía a Irina moverse en el otro extremo del piso mientras seguía con la mirada fija en el exterior, tratando de ver más alla de la bruma.

www.goear.com/listen.php

Lo primero que notó fue el calor. En la nuca, detrás suyo, un calor intenso sin llegar a quemar, como cuando se acercaba al fuego cuando era solo una niña. Luego pudo oir el crepitar de las llamas y el gemido ahogado de Beddows, que había dejado de andar. Al darse la vuelta sus peores sospechas se vieron confirmadas. La parte superior de la desvencijada cama ardía intensamente y las llamas empezaban a ennegrecer el techo de la habitación, ya oscuro por la mugre acumulada.

En mitad del inesperado y súbito incendio, algo desafiaba las leyes de la naturaleza tal y como eran entendidas por el hombre. Miles de pequeños puntos de luz danzaban inexplicablemente como si se tratara de un ser vivo de llama. Allá donde tocaban, prendían fuego. El ser, o lo que fuera eso, avanzó lentamente por el aire abrasando el resto del techo y se quedó inmovil unos segundos, a escasamente dos metros de la sorprendida monja.

Beddows gimoteaba descontroladamente con la mirada fija en las llamas mientras el profesor seguía inconsciente en la cama.

Notas de juego

Perdona por el enlace barato, no acabo de encontrar como meter el plugin de goear :P

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02/10/2008, 20:41
Director

Irina abandonó la habitación y se dirigió al otro extremo de la vivienda, donde había creído ver la cocina. La débil luz del candelabro creaba sombras macabras que danzaban amenazadoras a lado y lado de la joven a medida que avanzaba.

Al llegar a la cocina, más asustada de lo que estaba dispuesta a confesar, buscó un recipiente y algún grifo para poder llenarlo con agua. Abrió un par de armarios y cajones de los que salieron arañas y cucarachas, y aun cuando no había visto ninguna, Irina daba por sentado que en el lugar había probablemente una infestación de ratas. El olor en esa parte de la casa era demasiado intenso.

Finalmente dio con una vasija y, tras desalojar a los insectos que habían hecho de ella su hogar y pasarle un trapo no demasiado limpio, fue a llenarla a la pica, llena de platos rotos y vasos sucios. El agua, que Irina esperó fuera potable, salió a chorro del grifo y llenó la vasija en un instante, sorprendiendo a la joven.

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03/10/2008, 12:08
Irina Ivanóvna Vasilieva

Sobresaltada por la fuerza del agua Irina apunto estuvo de dejar caer la vasija dentro de la pica. Murmurando entre dientes en ruso cerró el grifo y llevando con una mano el recipiente y con la otra el candelabro se apresuró a salir de la inmunda cocina. No estaba dispuesta a pasar más tiempo del necesario en aquella zona de la casa. Andando con cuidado, volvió sobre sus pasos atenta a lo que le rodeaba. Qué extraño sitio....¿de quién será la casa? Sin duda, aquella noche estaba siendo de todo menos normal y lejos de discurrir por dónde ella había imaginado, de repente se había visto envuelta en todo aquél lío. Si madre me viese seguro que me soltaría uno de sus acostumbrado provervios rusos mientras menea la cabeza descontenta...pensó para luego jurarse que, pasase lo que pasase en el futuro, jamás le contaría a su madre cómo había muerto su amigo de toda la vida. No lo entendería y sin duda pensaría que le estoy gastanto una broma de mal gusto...Su sombra ondulante, proyectada por la luz de las velas la siguió mientras avanzaba por el  pasillo.

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03/10/2008, 12:32
Hermana Lucía Sturzo
Sólo para el director

El impacto visual fué arrollador. La visión atravesó sus ojos y se incrustó en su cerebro, completamente real, pero imposible.

Si la Hermana Sturzo no fuera una persona de entereza férrea, y de una larga trayectoria de estudios acerca de situaciones y sucesos que transgreden los límites de lo explicable, si hubiera sido una persona más lábil, o más inculta, lo que estaba viviendo, lo que estaba ocurriendo ante sus ojos la habría trastornado por completo.

Aún así, el aliento se petrificó en su pecho, y fué incapaz de reaccionar. Allí delante, a escasos dos metros, un ente ígneo, algo sobrenatural, se movía con aparente intención, consciencia.

No pudo gritar, aunque habría querido. No pudo ni mirar a Beddows, verificar que el profesor estaba vivo. La boca abierta, los ojos desorbitados, los músculos en tensión, sólo pudo seguir las evoluciones del ser. O lo que fuera. Midiéndole, abarcándole. Buscando una explicación, sin encontrarla.

Pero poco a poco se impuso su razocinio, su mente analítica, quirúrgica. Su razón planteó preguntas. Parpadeó, y su alma creyente le dio una respuesta. Lo sobrenatural no tiene por qué ser diabólico. Pero puede serlo...

Cayó de rodillas, y rezó...

 

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03/10/2008, 12:51
Director

La noche estaba resultando más excitante de lo que Irina hubiera supuesto y mucho más siniestra de lo que hubiera imaginado. El ambiente tétrico, el penoso barrio en el que se encontraban, el estado de la vivienda, por no hablar del moribundo que tenían a su cargo, todo había servido para ponerle la piel de gallina. Su última excursión a la cocina no había sido mucho mejor pero su temple la había mantenido aceptablemente serena.

Para lo que no estaba preparada en absoluto era para lo que encontró al llegar de vuelta a la habitación.

Lo primero que le pareció sorprendente incluso antes de llegar a la puerta fue el hecho de que parecía haber más luz que cuando se había marchado, cosa rara puesto que llevaba consigo uno de los dos únicos candelabros. Otro detalle fue que Beddows, que se había mostrado excepcionalmente nervioso durante el transcurso de la velada, no se movía. Intrigada, Irina avanzó hasta el dintel.

En el interior, la cama ardía en llamas. La hermana Lucía, obviamente aterrada, se encontraba de rodillas con las manos entrelazadas en una silenciosa plegaria mientras sus ojos, abiertos de par en par, observaban el fuego que ennegrecía el techo de la habitación. Beddows, que parecía petrificado también con las manos crispadas a lado y lado del cuerpo, gimoteaba suavemente. El pantalón húmedo del mayordomo indicaba que esta vez la situación le había superado.

Entonces lo vio. En lo alto de la cama, como un millar de puntos de luz, una masa amorfa, casi eterea, se movía grácilmente prendiendo fuego a todo cuanto tocaba como si tuviera vida propia. El ser, o lo que fuera aquella cosa, se detuvo en mitad del aire a pocos metros de la puerta.

Notas de juego

El próximo mensaje ya puedes ponerlo para la Hermana Lucía también :D

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03/10/2008, 13:17
Irina Ivanóvna Vasilieva

Ante la visión aterradora y totalmente fuera de lo normal a Irina se le escapó un grito que pareció resonar por toda la casa. En un instante fue consciente de la cama en llamas, del miedo de sus compañeros y, lo que era peor, de la presencia de la cosa ardiente que de manera sobrenatural flotaba sobre todos ellos. Sin ser consciente de lo que hacía se sorprendió al dar un paso adelante y lanzar el contenido de la vasija  al ser que ardía delante suya. No sabía qué esperaba que ocurriese, ni si serviría de algo, pero haciendo acopio de valor logró quedarse allí mientras la fresca agua volaba por lo aires y se recordaba en el borde de su mente que lo peor que podía hacer era soltar el candelabro que llevaba en la otra mano y que sin duda terminaría por prender fuego al resto de la habitación.

-¡Por Dios! ¡Hagan el favor de salir de ahí ahora mismo!-exclamó con voz estridente.

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03/10/2008, 13:33
Director

El agua cruzó el espacio que separaba a Irina de las llamas en un instante y pasó de largo tras impactar contra el ente. Y en ese momento se desató el caos.

Los puntos de luz se agitaron y chisporrotearon en contacto con el líquido para iniciar una frenética carrera por el techo de la habitación que acabó de quedar negro como el carbón. Antes de que pudieran reaccionar, todavía sorprendidos por el despliegue de actividad, el ente se lanzó en picado y se introdujo por el cuello de la camisa de Beddows, que lanzó un alarido y alargó los brazos buscando auxilio antes de convertirse en una tea humana.

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03/10/2008, 13:45
Director

Notas de juego

Esta vez, sí. Dos puntitos menos de cordura para Irina, que empieza fuerte la campaña jejeje :D

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03/10/2008, 14:32
Irina Ivanóvna Vasilieva

Perdida ya toda compostura, Irina lanzó un alarido ante la espeluznante visión y dejando a un lado cualquier tipo de preocupación por los que quedaban en la habitación se dio media vuelta y echó a correr hacia la salida como alma lleva el diablo. Sus pasos acelerados resonaron en el desigual suelo de madera mientras a su espalda los alaridos de Beddows resonaban terroríficos. Jadeando aterrorizada luchó contra la manija de la puerta principal al tiempo que musitaba una vieja oración rusa contra el diablo. Por fin, casi cuando estaba a punto de echarse a llorar logró abrir la puerta y la húmeda niebla se coló en el hall mientras ella salía a la calle atropelladamente.

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05/10/2008, 11:26
Hermana Lucía Sturzo

Nunca había pensado en cómo reaccionaría si esas experiencias sobrenaturales (a ella no le gustaba ese nuevo término, "paranormal", seguía pensando en que los sucesos inexplicables entraban en el ámbito de lo divino, o demoníaco, pero no lo psicológico, como estaban intentando afianzar algunos sectores) se presentaban algún día ante ella. Como ahora.

Aterrada, pero sin embargo analítica, rezando de rodillas y sin embargo sintiendo que Dios éstaba lejos de allí, y odiándose por ese sentimiento, Lucía asistió a la espantosa deflagración que estaba consumiendo al mayordomo. Escuchó como si fuera alguien lejano, como si no estuviera junto a ella, la voz apremiante de la Señorita Irina, instándola a salir, y después simplemente gritando. Ella no pudo gritar. Los ojos clavados en el cuerpo en llamas, la boca abierta, tardó aún unos segundos en reaccionar. Irina ya se había ido, como alma que lleva el diablo, escaleras abajo y después a la calle. O eso suponía, había desaparecido de su visión.

El agua no había servido de nada, estaba claro que aquello era obra del Diablo, y explicaba todos los casos de combustión espontánea que estaban documentados y que los escépticos negaban contundentemente.

Se levantó, despacio, las pupilas fijas en la antorcha humana que ardía en en centro de la habitación, y reculó hacia la puerta. Con una infinita tristeza por las almas de Beddows y del profesor, de las que esperaba que el Señor se apiadara ya que nada cabía hacer por sus cuerpos, finalmente la atravesó, recuperó su sentido de supervivencia, y echó a correr hacia las escaleras y la entrada, hacia la calle, intentando no sentirse culpable por ello...

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06/10/2008, 15:26
Director

Las dos mujeres se reencontraron fuera, en la fría noche londinense, ahora más fría que nunca pese a las llamas. La calle desierta parecía más siniestra que cuando llegaron y en el interior del piso, donde hasta hacía pocos segundos habían estado escondidas, las llamas devoraban cuanto encontraban a gran velocidad.

Un agónico grito desgarró la noche mientras Irina y la hermana Lucía observaban el fuego hipnotizadas, como si se tratara de un encantador de serpientes. Luego, el silencio las envolvió a las dos, a excepción del rugido del incendio que ahora amenazaba con propagarse a los edificios adyacentes.

La calle empezó a cobrar vida al grito de "¡Fuego!", más bien tímido, de algunos vecinos.

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06/10/2008, 17:54
Irina Ivanóvna Vasilieva

Las danzantes llamas, dotadas de vida propia salía ahora por las ventanas de lo que anteriormente había sido la habitación del enfermo hipnotizándolas. Todavía conmocionada por todo lo ocurrido Irina luchó por depertar de su inmovilidad y finalmente logró posar suavemente una mano sobre el hábito de la monja. Jadeando por el humo comenzaba a salir del edificio logró preguntarla con una voz que le sóno estridente:

-¿Es...está usted bien?-despegando sus ojos del hermoso espectáculo que tenía lugar frente a ellas centró su atención en la monja observándola con detenimiento en busca de cualquier herida o signo de debilidad. Ella misma se encontraba débil, laxa como un muñeco de trapo como si toda la fuerza que se había adueñado de ella allí dentro la hubiese abandonado dejando una cáscara vacía-Por...por el amor de Dios...herrmana ¿qué...qué ha sido eso?-el mero hecho de aludir a ello la hizo estremecerse descontroladamente.

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08/10/2008, 23:31
Hermana Lucía Sturzo

La mano en su hombro fué suficiente para que saltara como un resorte, la sacó de su ensimismamiento bruscamente. Había salido de la casa con la mente completamente atrapada en la terrorífica visión, y aunque su cuerpo la había  llevado de un modo inconsciente por completo hasta el exterior, obedeciendo al primario instinto de supervivencia, su pensamiento seguía inmovilizado, bloqueado por la total falta de explicación de lo que acababa de presenciar.

Se giró hacia ella, mirándola sin ver, sin comprender. Sus pupilas atravesaron las de Irina, y se hundieron en el espacio que se abría tras ellas. Pero fué una fracción de segundo, inmediatamente se enfocaron y la realidad, sino el sentido común, regresó a la Hermana Sturzo.

-Ir... Irina... Dios mío...

Parpadeó, la respiración acelerada y el corazón latiendo desbocado bombeando sangre a su aturdido cerebro. En un esfuerzo de autodominio domeñó su miedo, su descontrol, y se centró en lo que había que hacer, había que pensar, reaccionar con entereza. Apretó los labios, inspiró profundamente, y asintió.

-Estoy... bien. ¿Y usted? La miró como ella había mirado a la monja segundos antes, y asintió de nuevo, aliviada. -No tengo... iba a decir ni la más mínima idea... pero me temo que idea sí tengo de lo que hemos presenciado... aunque ninguna certeza. Creo que hemos visto una manifestación diabólica, eso creo...

Su voz consiguió mantenerse firme a pesar de que se había afinado con la aseveración. Carraspeó.

-Hay que dar la alarma... vió que a su alrededor los vecinos empezaban a ser conscientes de lo que ocurría. -Hay que avisar al Cuerpo de Bomberos, caballeros. ¡Por favor! ¿Alguien tiene en su casa un teléfono...?

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09/10/2008, 16:03
Director

Los siguientes minutos transcurrieron en medio de una tremenda tensión. El fuego ardía con fuerza provocando que se perlaran las frentes de los que acudían a curiosear y ayudar en lo que pudieran. Las dos mujeres se dejaron arrastrar por los acontecimientos pero poco podían hacer para luchar contra semejante manifestación del poder de la naturaleza.

Las llamas salían por las ventanas del edificio, levantando una columna de humo que probablemente habría sido visible desde el otro lado de la ciudad de no ser por la niebla que seguía envolviendoles y que le daba ese aspecto siniestro, como si el fuego tuviera un aura.

En mitad de la confusión, los dos coches que habían partido minutos antes llegaron de forma casi simultanea y se detuvieron a una distancia prudencial del incendio.

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09/10/2008, 16:12
Director

Notas de juego

Estáis todos juntos otra vez.

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09/10/2008, 16:39
Mia Worthington Balmister

-¡Santo cielo! ¿Qué está pasando?- los ojos de Mia se abrieron desmesuradamente al ver las llamas que envolvían el edificio en el que hacía poco había estado acompañando al profesor Smith.

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09/10/2008, 16:36
Irina Ivanóvna Vasilieva

Llamando la atención de su compañera con el codo Irina hizo un ligero gesto en dirección a los carruajes recién llegados. A la luz parpadeante de las llamas su rostro se veía anguloso y tenso y, a pesar de la niebla que les envolvía, pequeñas gotitas de sudor perlaban su frente quizás por la cercanía del fuego. Las sombras se hacían más oscuras por debajo de sus ojos, dándole un aspecto de total agotamiento

-Parecen que ya han llegado...-comentó en un susurro antes de girarse y alejarse sin llamar la atención en dirección a los carruajes, escabulléndose con agilidad entre la mochedumbre que fascinada contemplaba el macabro espectáculo.  Cuando se paró cerca del primero se inclinó hacia delante ansiosa intentando ver cuáles de los hombres iban en su interior. Ahora que estaban todos de nuevo reunidos la urgencia de abandonar aquel sitio infernal la invadía junto con un inmenso alivio. Durante largos minutos había temido también por ellos y la joven hasta aquel momento no fue consciente de que interiormente había estado conteniendo el aliento. Sobrepasada por las emociones vividas, vaciló unos instantes y finalmente se apoyó en el vehículo incapaz de moverse.