Partida Rol por web

La mano de James llevaba una vez más el cigarrillo hasta sus labios, dispuesto a proporcionarles el preciado humo con el que se había estado entreteniendo haciendo oes en el aire, pero esta vez no llegó a su destino, sino que se quedó a medio camino al escuchar las palabras que ambas mujeres dejaron escapar en aquel salón. Una sala que no era propicia para ese tipo de conversaciones, sino para otras de corte menos relevante y, ¿por qué no decirlo?, menos imaginativas.

El olvidado cigarro se consumía, amenazando con dejar caer la ceniza en aquel suelo concienzudamente pulido.
Por suerte, al encontrarse junto a la chimenea no había alfombra que poder quemar, pues esta se encontraba a una distancia prudencial de las amenazantes chispas que pudiera provocar el fuego que les calentaba los cuerpos y tal vez los ánimos.

Connely no podía creer lo que escuchaba, pero incluso así, tuvo una sensación extraña. Como si durante un instante la habitación perdiera luminosidad. Una sombra de pesar había sobrevolado la estancia, aunque no era lo único que permanecía en aquel ambiente, pues tambien la incredulidad se dejaba notar en alguno de los ojos que observaba, aunque ni uno solo de los presentes había dejado escuchar las mismas dudas que, en aquel instante, atenazaban al agregado.

¿Están seguras de que eso fué lo que ocurrió? - preguntó finalmente sin poder contenerse. No es que quisiera poner en cuestión las palabras de una religiosa y de una mujer procedente de altas esferas sociales, pero se le hacía practicamente imposible creer en lo que habían relatado - Es posible que pueda existir alguna otra explicación a lo que sea que sucedió en esa casa. De hecho, podríamos intentar documentarnos acerca de situaciones similares, y así quizá encontremos una explicación......puede incluso que la biblioteca del profesor sea un buen lugar, además de que allí podríamos encontrar respuestas a la historia que nos contó.

Me parece una buena idea, mañana por la mañana podemos empezar con esta pequeña investigación, y estoy convencido de que encontraremos una explicación lógica para esa esfera que vieron, asi como seguro que tiraremos al suelo esa extraña historia de fantasmas que nuestro bien amado amigo tubo a bien de contarnos.

Regi miro a sus compañeros para luego posar la vista en la la señorita Ivanovna y en su prima No podemos olvidarnos que somos hombres de ciencia, no podemos hacer caso a estas historias de fantasmas

Poco a poco su cuerpo dejó de estremecerse y fue recuperando el control. Como a menudo decía su madre no había nada como un buen licor para templar los nervios y en cuestión de segundos Irina sintió cómo la calidez del coñac se extendía por su cuerpo confortándola. Como siga así me voy a emborrachar pensó al contemplar el vaso medio vacío y la idea de ella diciendo incoherencias le hizo sonreír. Aunque bueno...realmente ya las estoy diciendo...Meneando ligeramente la cabeza para centrarse de nuevo alzó los ojos y observó alternativamente a Lord Connely y a Lord Balmister con la seriedad plasmada en sus ojos brillantes por las lágrimas derramadas.

-Si dan una explicación para lo que la hermana y yo hemos visto esta noche seré la primera en estarles agradecida...no voy a mentir, señores, yo vi lo que vi y...-nuevo estremecimiento pero esta vezó mantener alejado el horror-y el hecho de que lo que ha ocurrido esta noche no se ajuste mucho a lo que consideramos...normal no quiere decir que no ocurriese-se irguió en su asiento sobre el borde del sofá y sus ojos chispearon con energía-Me considero una persona cuerda, sana, yntalmente estable que no sufre de alucinaciones, señores, y cuando digo que una esfera llameante echa de miles de puntos luminosos prendió fuego al señor Beddows..-esta vez no cambió su expresión, el hecho de que se hubiese dudado de la veracidad de sus palabras fue suficiente para mantener los recuerdos a raya-lo digo completamente en serio. No sé si era un demonio, un espíritu o el fruto de un conjuro. La explicación me da igual. Para mí sólo ha servido para darme cuenta de que si hasta el momento había tachado de loco e insensato al señor Smith, en realidad éste tenía razón al tener miedo y no seré yo la que no lleve a cabo su últimas voluntades-les aseguró meneando la cabeza con energía-Alguien...algo quería que muriese esta noche y la pregunta que tenemos que hacernos es ¿por qué?-realmente el coñac le había sentado bien porque ahora les miraba con expresión de lalerta, pasendo inquistivamente los ojos por todos ellos esperando una respuesta.

Lucía simplemente había rechazado con un gesto el ofrecimiento de una bebida espirituosa que le hizo Lord Balmister. Apretó los labios meditando una respuesta a los comentarios incrédulos y escépticos de los que se habían pronunciado, y cuando iba a hablar lo hizo en su lugar la rusa.

Asintió de nuevo a cada una de sus palabras. Es curioso que siendo tan distintas, tanto de procedencia como de esfera cultural, tenga tantos puntos de similitud con esta mujer. Una soviética y una monja...

-Remarco y hago mías cada una de las afirmaciones de la Señorita Irina. Si bien para mí está clara la explicación, eso no excluye que no haya que buscar el origen de todo este suceso. Tampoco a mí me parece que sea importante debatirse ahora acerca del adjetivo que quieran ponerle a la causa de lo sucedido. Si no les parece que "demoníaco" sea lo bastante científico, lo admito, pero no nos podemos quedar en discusiones vanas acerca de cual adjetivo sea mejor que ése. El caso es que lo que vimos es un hecho. Se destensó ligeramente, e hizo un gesto vago de su mano hacia el deán. -Por mi parte, he puesto en marcha los engranajes de los que dispongo para recibir la ayuda de la Iglesia a nivel de Archivos Históricos, secretos o no. Cualquier cosa que esté documentada con relación a lo que nos expuso el Profesor Smith llegará a mis manos lo más brevemente posible. Así que estoy de acuerdo en mover todos los resortes posibles en ese sentido. Consultar no sólo bibliotecas... también algunos de ustedes deben tener contacto o influencia en círculos de historiadores, o científicos, o incluso me atrevería a decir... esotéricos... Suspiró, no podían dejarse ningún campo por recorrer, por mucho que las mentes analíticas de todos ellos, la Hermana Sturzo la primera, rechazaran a priori algunos campos de estudio.

Su mirada se había templado, afinado. Y se sumó a la de su compañera. Ambas, sentadas de lado en el sofá, erguidas y serias, les miraban alternativamente a todos con ojos inquisitivos, espectantes.

Conforme las llamas quedaban atrás el calor había vuelto, sin embargo a las mejillas de Alexander, que presentaba un estado mucho más saludable. Fue entonces cuando cayó en la cuenta de que, al parecer, habían dejado atrás al Doctor. Imaginaba que el especialista contactaría con ellos más tarde para solicitar el pago de sus servicios... o tal vez no; poco importaba. El caso es que sentirse repentinamente enmarañado en tan vanales pensamientos lo hizo sentirse un poco estúpido; más aún cuando advirtió que los estaba teniendo por enterrar el terror que las llamas le habían producido. Bebiendo ávidamente de la preciosa tranquilidad que el viaje les servía, dedicó todas sus energías a recuperarse del shock mental, sin ahondar en los extraños detalles de toda la historia; ya habría tiempo para eso.

Cuando llegaron a la excelsa mansión de Sir Reginald, Wan tomó la retaguardia de la comitiva, y ni siquiera entregó su chaqueta cuando el servicio se la reclamó educadamente, limitándose a continuar tras el resto, sin mediar palabra. Parecía que el fuego había dejado más frío que calor en sus aterrados huesos, y la calidez de la gastada prenda le reconfortaba.

Ya en la gran sala, Bruswell se apoyó contra la pared más cercana, mientras observaba las evoluciones de los presentes, que cada uno a su manera se buscaba un hueco para sus propias cargas en el espacioso salón. Cuando por fin pareció que las mujeres ban a explicar lo ocurrido, sus manos se movieron ágiles, recuperando de su bolsillo interior su pluma y el sempiterno cuadernillo de apuntes que portaba, para apuntar los detalles.

Escuchó el relato impertérrito, con actitud más científica que sorprendida, si bien el relato del pequeño infierno viviente parecía la historia para no dormir de un maligno campamento de verano expresamente preparado para torturarlo. Se sonrió por dentro cuando volvió a descubrirse desviando su mente de tales terribles implicaciones, pensando lo afortunados que habían sido al haber sacado él mismo el dinero y los documentos de Smith de la sala, que sin duda se habrían perdido en el incendio, de haber ocurrido de otro modo. La conversación, por otro lado, no seguía derroteros muy distintos, perdiéndose en tecnicismos, en vez de dirigirse al núcleo de lo que realmente importaba.

Por fortuna, sor Sturzo no tardó en devolver algo de cordura a la situación:

-Estoy completamente de acuerdo, hermana.- dijo al angloriental a la eclesiástica italiana, sin una sombra de duda en la voz –Y no dudo de que lo que vieron es lo que cualquiera de nosotros hubiera visto en las mismas circunstancias.- arrojó un cabo de apoyo a la preciosidad rusa con la que comenzaba a simpatizar a ojos vista –Pero lo que quiera que haya sido, lo que sí que está claro es que no ha sido un desastre natural o un hecho fortuito. Hay una pauta entre lo que el Sr. Smith sufriera antes de encontrarse con nosotros y después de que partiéramos. La cuestión es cuál es la mente detrás de un acto así y por qué lo hizo. Obviamente, tiene que ver con alguna de las investigaciones que el profesor tenía entre manos; muy posiblemente con aquella que nos planteó. Obviamente visitar su archivo será la mejor de las ideas, por tanto. Y toa fuente externa será bienvenida.- felicitó Lucia por diligencia al contactar con sus superiores y solicitarles cuanta ayuda pudieran otorgarles –Yo también haré algunas averiguaciones, si me disculpan y trataré de obtener algunas respuestas o indicaciones de uno de los más eminentes especialistas en estos asuntos. Pero sobre todo, deberíamos de decidir qué vamos a hacer con todo lo que el Profesor y su mayordomo nos pidieron antes de dejar este mundo. Es más que probable que todo lo sucedido esté muy relacionado con ello.- dijo, mientras dejaba sobre la mesa el dinero obtenido en la casa incendiada antes de partir en busca del médico, con la indefectible ominosidad del símbolo que en cierto modo podía unirlos definitivamente con la cadena de terribles incidentes de las últimas horas... una cadena que podía resultar fatal –Como ya dije antes, yo tengo intención de seguir con la investigación del Profesor. Me gustaría conocer sus opiniones; pues está claro que ya no somos meros espectadores en este asunto. No al menos después de la decisión que podrían estar a punto de tomar.- terminó cediendo la palabra al resto de los presentes.

Las últimas palabras de Bruswell consiguieron penetrar en aquella figura que se mantenía firme junto a la chimenea, provocando que sus pensamientos se centraran en lo que realmente tenía importancia....poco importaba la forma en la que había muerto el profesor, al menos por el momento....la verdadera cuestión es que alguien había querido acabar con su vida y finalmente lo había conseguido al segundo intento, llevándose por delante tambien la vida de Beddows.

Una calada al cigarrillo siguió a la anterior, y los segundos se dispersaban junto con el humo que expulsaba lentamente el agregado, ya sin intentar hacer figuras originales. El tiempo de juegos ya había pasado y eso suponiendo que hubiese existido alguna vez, porque lo ocurrido esa noche entrañaba más cosas que las aparentemente visibles.
Fuese quien fuese la mente que había perpetrado los planes para acabar con la vida de Smith, sin duda conocía de la existencia de la hermana Sturzo y de la señorita Vasilieva en la casa cuando ocurrió el ataque, lo que implicaba que posiblemente tambien conocieran de la existencia de los demás, pues la casa debía haber estado vigilada desde el principio.

Creo que no tenemos demasiadas opciones - respondió finalmente tras mucho pensarlo. Sus palabras surgían lentas, como si le costase admitir lo que quería expresar, pero finalmente se decidió y comenzó a hablar con mayor fluidez - Que quede claro que no creo en nada demoníaco ni en objetos que sean capaces de conceder un poder inimaginable, pero desde luego hay alguien que lo cree y que es capaz de matar por ello.
El profesor tenía cierta información, adornada con mucha imaginación, y parece que hay gente que no está muy dispuesta a que dicha información sea de conocimiento público.....es por eso que le han matado, y tambien el motivo por el que puede que estemos todos en peligro en este momento, debido a las últimas palabras que compartió Smith con nosotros.

James se adelantó un par de pasos, dejando que las llamas quedaran a su espalda y alargaran su sombra entre los dos sillones que había en aquel salón, la cual parecía bailar ante su dueño de una forma febril - No soy de los que huyen de los problemas - continuó - y tampoco de los que pretenden ignorar los motivos que hay tras la muerte de un amigo. Por eso mismo voy a unirme a la investigación, y no pararé hasta descubrir al artífice de lo ocurrido esta noche......y entonces lo pagará.

Su voz había recuperado la fuerza que el político utilizaba en sus exposiciones ante sus rivales, aunque en aquel instante no veía rivales ante él, sino simples víctimas que habían sido involucradas en circunstancias extrañas y peligrosas.

El general aceptó gustosamente la invitación a los licores hecha por lord Balmister. Mientras se servía un generoso vaso de ese licor escocés que tanto exaltaban en occidente escuchó con calma las exposiciones de cada uno de los presentes.

- Estoy totalmente de acuerdo con Lord Connely en que aunque pensar en un objeto misterioso de gran poder es absurdo hay gente que sí lo cree y, como hemos visto, está dispuesta a matar por ello. No solo me mueve el ánimo de tomarme la revancha sobre el villano que le ha quitado la vida a nuestro común amigo, sino la preocupación de que esa gente esté dispuesta a volver a matar para recuperar ese supuesto artefacto.- tomando su copa se sentó en uno de los sillones - No creo que pueda serles de gran ayuda en investigaciones o papeleos... Siempre he sido un hombre de acción. Pero si van a tomar la determinación de llegar hasta el final de este asunto seguramente mis otras virtudes puedan ser valiosas si esos canallas deciden actuar de nuevo.

Sabiendo que poco más podía añadir a los planes de sus compañeros, ya que él no disponía de conocimientos útiles a la hora de realizar una investigación, Dimitri permaneció a la espera de ver que acciones concretas tenían pensado tomar.

Irina se dio cuenta de que una nueva atmósfera pendia sobre los ánimos de los presentes. Cierto...no es que diesen mucha veracidad a sus palabras y, si tenía que ser sincera consigo mismo si no lo hubiese visto con sus propios ojos ella tampoco se lo creería, pero al menos estaban dispuestos a hacer algo. Asintiendo en señal de aquiesciencia a las últimas palabras de los hombres  contempló sin ver los fajos de billetes que el señor Bruswel había colocado sobre la mesa mientras ordenaba sus pensamientos. Finalmente alzó los ojos y les miró con resolución.

-Mucho ha ocurrido esta noche que me ha marcado en lo más profundo de mi ser...acudí a nuestra cita con el señor Smith con ánimo de juego, pensando que quizás algo maravilloso nos sería revelado o al menos pasaría un grato divertido y agradable...-sonrió levemente como riéndose de lo ingenua que había sido y desenfocó los ojos pensativa y sus siguiente palabras las pronunció en un tono bajo, dolido-pero al final resulta que más preguntas que respuestas han surgido de todo lo acontecido, por no olvidar que alguien ha cometido un crimen horrible movido por quién sabe qué oscuro motivo...-suspiró apenada pero de nuevo les miró echando chispas por los ojos-Yo no tengo ni idea de archivos, ni bibliotecas y mis conocicimientos sobre el tema son prácticamente nulos-miró alternativamente a la hemana y al señor Bruswell a los que mentalmente había catalogado como expertos en el campo- pero quizás les pueda servir de ayuda en su búsqueda de alguna u otro forma. Es lo menos que puedo hacer por el señor Smith, por su memoria. Sin duda, cuénten conmigo para encontrar a esa gente que le ha hecho eso y evitar que esa...esa cosa acabe en las manos equivocadas-finalizó con voz tajante. Después posó suavemente el vaso vacío sobre el posavasos y guardó el pañuelo que hasta el momento había sostenido prietamente entre las manos.

Regi observo  a sus invitados  y tras escuchar los últimos comentarios, no pudo si no pensar  en el curioso sentido del humor que tiene el destino.  Ellos estaban creídos que elegían entrar en este asunto por su propia voluntad,  cuan equivocados estaban, se pregunto hasta que punto podía dejar afuera de esto a su prima, para que no corriera peligro.  Regi dejo su copa de la que apenas había  probado un sorbo, sobre la repisa de la chimenea y tras adelantarse un par de pasos para ponerse de forma que todos le pudiesen ver.

Caballeros, Señoras, siento tener que comunicarles que ya estamos metidos en este oscuro asunto, y no por obra o deseo nuestro. –Poso su vista sobre la Señorita Ivanóvna y la hermana Sturzo, si alguien se hubiese fijado se hubiese dado cuenta de la compasiva mirada con la que sus ojos hablaban.

No dudo que vieron una esfera llameante, asi como también estoy seguro de que fue ella la que causo el incendio que redujo la casa a escombros- Por un segundo se sintió culpable por haber barajado la posibilidad de que la Hermana Sturzo y la señorita Ivanóvna hubiesen provocado el incendio, el pensar que cuando llegaron a la causa esa era quizás la razón mas plausible no le consolo.

Y poco importa si esa esfera era una cosa u otra, como  muy bien se ha acabado de decir,  lo que importa es que alguien acabo con nuestro amigo-Regi apretó el puño para acompañar a sus palabras  y no estando contento con intentar acabar con el una vez, lo repitió para asegurarse de que moría. Esta claro que para el que hizo esto, la mente enferma que lo ha planeado, esta convencido de que lo que decía el doctor era cierto, y estaba tan convencido que esta dispuesto a matar por ello, y justo en medio de esto estamos nosotros.  Ahora que sabe que las señoritas han sobrevivido irá a por ellas, y también a por nosotros –Dijo señalando a cada uno de los presentes No se donde nos llevara este asunto, lo único que puedo decirles es que mientras estén bajo mi techo estarán a salvo.

Miró a la Señorita Ivanóvna Yo también me tome esto como un juego en un principio,  ahora no nos queda mas remedio que intentar atrapar al que esta detrás de esto y no solo por vengar a nuestro amigo, si no para que no haya ninguna victima mas

Imaginando que la prima de Balminster, siendo mujer, familiar menor y algo pusilánime, no hablaría por sí misma, Brsuwell volvió a hablar:

-Bien, entonces está decidido. Comencemos a movernos cuanto antes, por tanto. Lo cierto es que enfrentándonos a una burbuja flamígera,- adujo Wan con una leve sombra de escepticismo –no se yo muy bien cuan protegido puede estar nadie en ninguna parte, Sir. Pero independientemente de ello, no me quedaré a comprobarlo, pues hay mucho que hacer, más aún si tenemos intención de seguir el rastro que se nos marcó horas antes que, como bien nos indicaron, sigue la estela del Orient Express precisamente. Debo investigar un poco sobre el asunto y comunicarme con mi contacto, por no hablar de pagar los finalmente inútiles servicios del Doctor.- dijo señalando a lo depositado sobre la mesa –Lo que de hecho me recuerda que deberíamos de decidir cómo administrar dicha cantidad, aunque creo que lo más práctico será repartirla entre los participantes, no para uso personal, sino como modo práctico de pago, llevando un buen registro de los gastos incurridos. Si alguno debe realizar más pagos que otro, el resto le entregará parte de su reserva sin problemas, imagino.- comenzó a hablar la voz del expedicionario experimentado.

Luego se acercó hacia la mesa, como si no fuera a recibir oposición alguna y comenzó a separar el dinero en montones. Al terminar, extrajo su cartera, de la que sacó una tarjeta de visita que depositó sobre la mesa, tras apuntar una dirección en el reverso:

-Mi casa en la ciudad.- dijo dejando el trozo de cartoncillo tratado en la mesa.

Luego cogió su parte y la introdujo en la billetera, antes de devolverla a la chaqueta y disponerse a abandonar el lugar:

-¿Cuándo realizaremos la visita al despacho del Profesor? Me gustaría acudir.- declaró indicando que pretendía marcharse inmediatamente.

Bien, todos al parecer, por unos motivos u otros, a excepción de la señorita Worthington, parecían estar de acuerdo en dar respuesta al misterio en que se habían visto envueltos y cuya consecuencia inicial había sido la muerte del profesor Smith.
Parecía mentira que un grupo tan dispar fuese capaz de ponerse de acuerdo en algo, pero las circunstancias hacen extraños compañeros de viaje, y el de ellos comenzaba allí mismo, en un lujosamente adornado salón y que podía llevarles a recorrer gran parte de Europa.

Una vez tomada esa decisión, sólo había que trazar el plan de acción y ejecutarlo a la mayor brevedad posible.....como en la política, para no permitir que un contrincante se diera cuenta de lo que ocurría hasta que fuese demasiado tarde.

No creo que la idea de separarse sea lo mejor en este momento - indicó, aunque en cierto modo no le importaría perder de vista a aquel mestizo engreído - Debemos tener en cuenta que no sabemos quién está detrás de todo lo ocurrido, pero puede que él sí sepa quienes somos nosotros, y por lo tanto el peligro es mayor.

Sus palabras eran una mera suposición, pero más valía ser precavido ahora que tener que lamentarse después. Sin embargo, lo que dijo a continuación sí que era una certeza - Al despacho del profesor voy a ir ahora mismo. Dudo que quien lo ha matado no lo haya registrado a estas alturas, pero desde luego no voy a darle más tiempo para hacerlo. Además - si algo podía definir a Lord Connely era su pragmatismo en determinadas situaciones, siendo de estas la más común el no tener que ir dando explicaciones que no quería - por el momento dudo mucho que la policía sepa que el profesor haya muerto, pero no tardarán en descubrirlo, por lo que es mejor ir a su despacho en este momento que esperar a mañana y tener que rendir cuentas de nuestra presencia allí.

Alexander se detuvo cerca de la puerta i respondió:

-Es posible que, sin embargo, nos encontremos a las fuerzas del orden mientras estamos allí. Supongo que será el primer sitio al que irán. Aunque coincido en que será mucho más complicado en días venideros. Espero entonces; la conversación con mis contactos puede esperar a más tarde y cuanta más información tengamos más respuestas obtendremos.- dijo volviendo a su puesto en la pared y esperando a que el resto se movilizara -Sin embargo, discrepo con que no debamos separarnos. Si queremos actuar con rapidez y no dejar cabos sueltos antes de partir hacia la Europa Continental, no tendremos más remedio qe operar en paralelo. Lo cierto es que trabajo mejor solo, pero si prefieren que hagamos grupos de trabajo, no me opondré.- dice con una mirada muy indicativa a Irina y la hermana Sturzo, puede que por simple instinto simpatizante.

-Pues no estoy de acuerdo en eso, puede parecer extraño que proponga que nos movamos como un grupo compacto, pero sí, pienso que eso es exactamente lo que deberíamos hacer. Verán, quienes tenemos conocidos o contactos que puedan darnos datos acerca de este caso, debemos ponernos en marcha cada uno por su cuenta, eso es obvio. Pero una vez dados esos pasos individuales, lo que hagamos además, como es ir a echar un vistazo al despacho del Profesor, eso creo que debemos hacerlo todos. Y lo digo porque un grupo de... un titubeo rápido, una mirada fugaz a la sobrina de Lord Balmister, y prosiguió -seis o siete personas, aunque sea muy fácilmente localizable y fácil de seguir, es mucho más difícil de sorprender y de atacar. Aunque, como comenta el Sr. Wan, poco podríamos hacer, ni que fuéramos cientos, si lo que nos ataca es algo como lo que acabó con esos dos pobres hombres...

La Hermana Sturzo había recuperado casi por completo su control. Se había rehecho del suceso vivido, y sin duda su Fe le daba armas con las que adaptarse a lo que no comprendía, si no le daba respuestas. Ahora hablaba con voz firme, y en su entonación podía entreverse la mentalidad práctica y analítica de la religiosa.

-Me parece muy bien repartir esa enorme suma de dinero entre todos los que vayamos a seguir adelante en esta investigación, y desde luego es un regalo de la Providencia, o de lo que ustedes quieran, que la Trust nos haya hecho objeto del regalo del pasaje en el Orient Express, pues, como también ha apuntado certeramente el Sr Wan, va a resultar una columna vertebral idónea para seguir las pistas que el Sr Smith nos dejó antes de su muerte, acerca de ese extraño objeto. París, Milan, Trieste, Constantinopla... son eslabones en las cadenas tanto del Simulacro de Seldefkar como del Simplon. Una casualidad que nos viene como anillo al dedo...

Se levantó del sofá, y dió unos cuantos pasos rápidos, de allí hasta la chimenea, y de nuevo hasta el sofá. Parecía desuntemecerse, o quizá su carácter activo había vuelto a ganar la partida a su previa confusión.

-Yo estoy dispuesta, cuando quieran, les acompaño. Una mirada al deán... -Sólo una cosa más... le ruego que en cuanto tenga usted respuesta del Archivo Vaticano o de mi hermano, me lo comunique a la mayor brevedad posible, Eminencia. Aprovecharé la generosa oferta de Lord Balmister, y me hospedaré aquí hasta que partamos en el Orient.

Irina contempló silenciosamente y expresión atenta, el intercambio de palabras de sus compañeros. Como si de un espejo de sus emociones y pensamientos se tratara sus ojos pasaron de la sopresa cuando el señor Bruswell hizo ademán de marcharse, a un brillo de aquiescencia cuando Lord Connely y la hermana intervinieron, para finalmente estrecharse mientras meditava al respecto. En un momento dado, desvió su atención hacia el bolso que tenía posado sobre la mesa del centro y sacó la estilizada pitillera y una pequeña caja de fósforos. Después de encender el cigarro y guardarlo todo en su sitio, se puso lentamente en pie al tiempo que exhalaba una blanquecina nube de humo  tomó un cenicero de la mesa. Con pasos elegantes comenzó lentamente a caminar delante de los sófas de un lado a otro en actitud reflexiva. Por fin, se decidió a hablar.

-Bien...crreo que aquí estamos tratando varrias cosas a la vez. Por un lado está el asunto de buscarr información sobrre e...ese objeto maligno del que nos habló el señorr Smith. Los contactos de tanto el señor Bruswell y la señorrita Sturzo-inclinó la cabeza levemente en dirección a ambos-realmente pueden sernos de utilidad a ese respecto y deberríamos quizás pensar en alguna otrra fuente de información-sus ojos se alzaron hacia ellos interrogantes antes de volver a centrarse en la alfombra sobre la que caminaba, dando un paso tras otro-Estoy con ustedes en que el despacho del doctor podrría contener algo, aunque a estas alturas es casi seguro que debe de haber sido registrrado....y por esa razón debemos ir cuanto antes y un grupo grande sería mejor que uno pequeño. Cierto, puede ser peligroso si va uno solo, o dos, y podemos llamar la atención si vamos demasiados...por lo que la sugerencia del señor Bruswell me parrece la mejor opción-de nuevo alzó la mirada en dirección al interpelado y le sonrió levemente en señal de camadería y nuda aceptación y luego la desvió hacia el resto-¿Se les ocurre algún otro sitio en el que deberríamos investigarr o visitarr?-se detuvo ante el ventanal y su figura fue apenas una sombra perfilada por el fuego, una nube de humo la envolvió cuando exhaló-Por otrro lado, en cuanto a la conveniencia de marcharrnos todos a nuestras casas...por nuestra propia seguridad no deberríamos. La sugerencia de Lord Balmister de alojarnos en su casa hasta que marchemos en el Oriente Express me parece una buena idea. Además de que así podrríamos disminuir las posibilidades de que nos ocurra algo, esto es Londres y localizar a alguien en momentos de necesidad puede ser difícil...sincerramente crreo que el estar todos bajo el mismo techo aunque vayamos a sitios diferrentes durante el día puede facilitar el que nos organicemos y a medida que avancemos en la investigación pongamos lo averiguado en común.-saliendo de las sombras se adelantó unos pasos y les miró interrogante a través de sus rubias pestaña mientras daba un larga calada a la boquilla.

El primer paso es ir a casa del profesor. Ahi encontraremos la información que el fué recopilando, eso nos ahorrará esfuerzo y tiempo, una vez tengamos esos datos, y los hayamos estudiado sabremos que mas nos hace falta saber. Creo que el profesor sabía quien le perseguía, asi que si vamos a su despacho mataremos dos pajaros de un tiro

A casa del profesor...Irina se encontró dándole vueltas a esas palabras. No sé por qué pensé que el despacho estaría en otro sitio...caviló mientras apagaba el cigarro y tras quitar la boquilla lo dejaba caer en el cenicero. Y de repente recordó algo que la hizo pegar un respingo.

-Un momento, Lord Balmister...¿el despacho del profesor está en su casa?-preguntó al interpelado inclinándose durante unos segundos parad dejar el cenicero en una esquina de la mesa. Al ver el asentimiento el hombre sus pintados labios se contrayeron en una mueca-No sé si ir será entonces una buena idea o si servirá para algo...me refiero el señor Smith nos contó que había sido atacado allí, que habían intentado quemarlos y que a duras penas habían logrado quemar los documentos que contenían toda la información-meneó la cabeza disgustada y su rubio cabello brilló con reflejos cobrizos a la luz de las llamas-Aunque vayamos..sin duda no encontraremos otra cosa que cenizas y probablemente incluso el domicilio esté siendo vigilado...

Mia seguía atentamente la conversación de los presentes. El relato de la Hermana y de la joven rusa la había dejado estupefacta. A ella no le parecía que aquello pudiera llegar a explicarse de alguna forma lógica, pero los caballeros de la sala estaban muy seguros de poder encontrarle un razonamiento.

Sin embargo, la idea de encontrarse inmersa en una peculiar aventura de semejante magnitud hacia volar su joven mente. Sabía que el banquente de Challenger le depararía, sin duda alguna,interesantes oportunidades, pero lo que ahora se presentaba ante ella era un mundo completamente nuevo. La idea de iniciar semejante investigación la llenaba de un curioso interés que se encargó de disimular.

-Si el profesor consiguió información sobre aquel objeto, sin duda esos datos deben estar en algún sitio más que sus documentos... En decir, podríamos buscar directamente las fuentes de donde sacó la información en vez de recurrir a lo que él ya tenía recopilado, que probablemente no sea recuperable...- sus palabras eran tímidas siguiendo la estela de conversación que había abierto Irina.

Bruswell meditó la apreciación de Irina que ya giraba en su mente, apenas unos segundos por detrás de la de la inteligente mujer del Este, recreándose seguidamente en qué haría él, si estuviera en la situación del profesor. Porbablemente ocultar todos aquellos papel,es por duplicado y en lugar seguro, y avisar a un buen amigo o a un familiar de confianza:

-¿Alguien sabe si el Sr. Smith tenía familiares viovos cercanos, un editor, o alguna otra persona que pudiera haber guardado para él tan importante documentación para su investigación? Mucho me temo que lo que dice la Srta. Ivánovna es muy cierto.- indicó, obviando los comentarios sobre si seguir o no juntos -Algo que indudablemente deberemos hacer, eso sí, y con la menor brevedad, es visitar las embajadas de los países que pisaremos, pues estos trámites en ocasiones llevan algo de tiempo, y deberíamos de tener los papeles en regla cuanto antes, si no queremos retrasos.- añadió Alexander.