Partida Rol por web

"ZZZzzzzZZZzz"

"Jigglypufff... Jigglypuuuuuuf" el pobre clérigo está soñando con el mayor deseo que puede tener todo hombre: Una pizza, mitad barbacoa y mitad carbonara.

Quizá tras esta misión se anime, y enseñe a las gentes de este mundo a hacer el exquisito manjar que ni siquiera las deidades han probado.

Grundar golpea con furia en el pecho de la criatura. Tu hacer daño Shaun, Gorum y Grundar hacer daño ahora. CROCK !

Anacteia suspiró aliviada al ver cómo la brillantina cegaba al ser y Froug podía acercarse a Shaun y atenderle sin que el ser pudiera golpearle.

- ¡Sácalo de ahí! - dijo a Froug para que aprovechara su ceguera y arrastrara al clérigo fuera del alcance de la monstruo, poniéndose ambos a seguro.

Tras ello, la hechicera comenzó a conjurar. De alguna manera se concentró de sobremanera, reteniendo el hechizo en su mano, en forma de llama, y no lanzándolo a la espera de obtener algo más poderoso.

Oyendo la órden de Anacteia, el semiorco que se unió al grupo, tira del clérigo y lo saca del área de combate, aprovechando el estado en que se encuentra el enemigo, aún cegado por la magia de Anacteia. Lo gordo viene de manos de Grundar, que atiza un tremendo golpe al enemigo, que nada puede hacer por esquivarlo. En el caso del druida, las tornas se habían igualado, pues ahora era igual de grande que el gigante que tenía frente a sí.

Pese a la incipiente brecha en la cabeza que empezaba a manar sangre y derramarse por el rostro del gigante cegado, este trató de dar una estocada con su arpón, del lugar donde creía que le había venido el golpe, pero seguía cegado y Grundar pudo esquivar el arma de su rival.

Anacteia se mantuvo a la espera, mientras trataba de conjurar algún sortilegio, pero un enorme grito del gigante los hizo a todos centrarse en el mismo.

- ¡¡¡¡Gggguuuuuuarrrrrrggggggg!!!! - Rugió, tanto de enfado como de dolor. Ahora parpadeaba y os miraba a uno y a otro, como si hubiese conseguido deshacerse del conjuro de la hechicera del grupo.

Y espabiló. Y antes de lo esperado. Anacteia estaba en mitad de una conjuración larga y ya no podía detenerla, así que trató de concentrarse y lanzarla contra el gigante. La llama creció y se redujo hasta casi extinguirse, para crecer de nuevo y encogerse constantemente. La hechicera pugnó para darle forma mientras su rostro dibujaba unas facciones en lucha, hasta que, finalmente, se relajó y sonrió.

- A ver que tal bailas, grandullón - le dijo mientras un rayo de fuego golpeó al gigante.

Grundar intenta machacar la cabeza de la ogra pero su bastonazo impacta en el suelo sin causar ni un rasguño

El hechizo de Anacteia es poderosísimo, pero por pura suerte, y porque se había librado de las lucecitas que le cegaban, el gigante logra evitar parte del daño, pero sigue gruñendo. Por su parte, el druida en su forma gigante¹ no consigue herir a su adversario, que está teniendo bastante suerte, por el momento.

Mientras tanto, en la retaguardia, Froug saca una de sus tres pociones sanadoras, dando de beber al clérigo herido, sosteniéndole la cabeza. - ¡Vamos, Shaun tragar y curar! - Le grita a Shaun.

Por fortuna, el líquido hace su efecto y cura en parte el daño del feroniés, al menos devolviéndole la consciencia, cosa que antes no tenía.

- ¡Grrruuuuaaarrrrggggg! - Vuelve a gruñir vuestro enemigo, que rápidamente aprovecha el fallo de Grundar y arremete con su arpón, clavándolo en el torso del semiorco. La sangre fluye a borbotones cuando saca el filo del arma, empapado en la sangre del druida.

Anacteia miró incrédula al gigante que bien podría ser una especie de deidad. Horriblemente resistente, increiblemente ágil y con una voluntad enorme. Brutal fuerza por descontado.

Le habían contado que las criaturas gigantes eran muy fuertes y resistentes. Pero que adolecían de cerebro o de destreza. Esa mole lo desmentía absolutamente todo.

El caso es que, de nuevo, ese monstruo tenía que ser reducido o machacaría a Grundar. Y por ello Anacteia intentó de nuevo cegarlo.

Grundar golpeo de refilon en el pecho de la criatura. Pero el impacto no fue muy certero

Visto esto, y que está hecho unos ciscos, SHAUN MICHAELS le agradece al buen amigo orco que le ha salvado la vida

"Gracias, amigo mio. Eres un amigo de los de verdad"
el clérigo se levanta, toma la varitita y se aplica una curación, ya que no se ve en muchas condiciones de seguir golpeando
 

De nuevo, el hechizo de Anacteia logró cegar a su enemigo, que volvía a tratar de apartar, inútilmente, las lucecitas que le cegaban de su vista. Aquello fue aprovechado por Grundar, que de otro modo no habría conseguido impactar en el cuerpo de la enorme gigantona. El testarazo fue tremendo, rompiendo varias costillas de su adversaria, que gruñía de dolor mientras trataba de contraatacar, aunque golpeando a lo que no veía. Pero por pura suerte, consiguió dirigir su arpón contra el druida, aunque su armadura le ayudó a que el filo no tocase su gruesa carne.

Mientras el clérigo se ponía en pie, malherido, y utilizaba la varita para sanar algo sus heridas, Froug, el otro mestizo del grupo, se movía para coger ángulo de tiro y volvía a hacer diana en el cuerpo de la giganta, aunque no con tanto acierto como la vez anterior. Lo que si estaba claro es que se le iba acabando el fuelle a la enorme criatura.

Anacteia comprobó cómo la giganta trastabilló, dolorida por los múltiples ataques recibidos y cegada por su conjuro. Aprovechando la situación trató de aportar más daño, aunque con hechizos de menor nivel ya que corría peligro de agotar los más poderosos.

- Aseguremos - dijo la mujer entre dientes mientras señalaba con un dedo a la mole y varios proyectiles mágicos salían de sus dedos impactando contra la monstruo*. 

Grundar vuelve a intentar el mismo movimiento contra la ogra, pero su ataque vuelve a ir desencaminado

SHAUN MICHAELS se echa una seunda curacion y se acerca a la monatrua para poder flanquear en el siguiebte ataquem pwro viendo que la muy pwtarda se aprovecha de sus largos brazps, prefiere axercarse despacio, para no llevarse ub ad0

El golpe de Grundar dió al aire, pero no porque no fuera bien dirigido, todo lo contrario, sino porque los proyectiles arcanos que lanzó Anacteia contra la criatura dieron con los huesos de la giganta en el suelo, sin acabar con su existencia, pero fuera de combate, a todas luces. Junto a ella, tan solo su enorme arpón golpeó el suelo al caer.

Por otro lado, Shaun aprovechó el tiempo para volver a usar la varita de curación y sanar aún más sus ya de por si variadas heridas, pues el clérigo seguía en estado lamentable después del castigo de su adversaria de enormes ubres.

Ya con el camino despejado, veíais a vuestro alrededor que no había más peligros, aparentemente.

- ¿Ahora poder entrar puerta? - Preguntó Froug al resto.

Anacteia suspiró aliviada cuando la mole terminó cayendo bajo los impactos de sus proyectiles mágicos. Observó las heridas de sus compañeros y negó con la cabeza a Froug.

- Deben reponerse primero, después avanzaremos. Aunque... ¿Podrías echar un vistazo a la entrada para ver si es segura? Tal vez tenga algún tipo de alarma o trampa - arguyó la joven invitando al exmarino a asegurar el acceso al grupo.

Posteriormente, la hechicera conjuró un hechizo, sus ojos brillaron con una luz magenta y se concentró en el enorme cuerpo caído.

SHAUN MICHAELS se acerca, aun apretandose la herida que le ha hecho la monstrua

"Wow... bien hecho, parejita! Realmente sois imparables"

Para asegurarse, saca la daga y deguella a la giganta, o lo que matrioskas que sea, y luego suelta una canalización para recuperar al grupo entero

"Pipirupirupirupipiruri. Recupera tu vitalidad en un tris"