Partida Rol por web

Os alejasteis de allí con cierta intranquilidad cuando el Doctor se acercó a hablar con el policía, Dietter sabía que podía hacer que el policía hiciera lo que el quisiera, que os detuviera por cualquier cosa que no hubierais hecho.
Las ultimas palabras de dietter cayeron en saco roto o así lo pareció.
Mientras que el calificativo de Pasteur hacia vosotros volvía eventualmente a vuestros pensamientos una y otra vez "cebo vivo"
Era invierno y cuando bajasteis del autobus el sol estaba ya muy bajo. Empezaba a esconderse tras el skyline de la ciudad y las calles se tornaban sombra.
Juntos subisteis las escaleras a vuestra casa conjunta.

Todo se ha ido a la mierda, y no tenemos otra posibilidad. Nada más llegar al apartamento, me meto en internet, buscando vuelos. Vuelos que nos saquen de allí, que nos lleven lejos, a la tierra de Mary. No veo otra posibilidad. ¿Qué otra cosa podemos hacer?

Miro a Mary. Deberías preparar las maletas. No podemos quedarnos aquí. Y date prisa.

Busco un vuelo a EEUU, sí, pero solo busco un billete. Uno para Mary. No me importa gastarme todo mi dinero, o incluso mis ahorros. Si lo que pienso sale bien, solo yo moriré esta noche, pero no necesitaré dinero allá donde voy.

Una vez lo encuentre, imprimiré dos copias del billete, como si fuera una de Mary y otra mía. Y escribiré una nota:

La mujer que me acompaña ha sufrido una crisis mental, y cree estar siendo perseguida. No es peligrosa, pero quiero que, por favor, se aseguren que se monta en el avión. Cuando se entere que yo no la acompaño, puede que empiece a ver conspiraciones por todas partes y no quiera montar. Por favor, ayúdela para que vuelva a su casa.

Intentas ponerte a buscar aunque estas realmente nervioso. La conversación con el doctor te ha puesto de mala hostia y frenético.... cuando de repente alzas la vista para ver que tu portatil está al lado de un bol de cereales abandonado. Parece que lleva ahi horas.
Tu compañero de piso con TOC no hubiera consentido eso.... Ahora que recuerdas la advertencia del doctor llevas sin ver a Duncan varios días.

¡Mierda! ¡Mierda, mierda, mierda! Mary, no te quedes parada. Tenemos que irnos. Mete todo lo que puedas en una maleta, pero ya. Y ya es ya, nos van a pillar.

Cojo el portátil y empiezo a buscar frenéticamente. Necesito que sea esta noche, no me vale mañana. No, por dios... Mary tiene que salvarse. Tengo que salvarla. No voy a permitir que le pase nada, no a ella.

Estaba sentada en el sofá, como si la cosa ni fuera conmigo.

Iba ir y venir a Dietter. Mirando vuelos, haciendo la maleta...No me atrevía a decir nada. Sabía que estaba preocupado por mi, y eso era tierno, ver que se preocupaba por mi. Pero no me moví del asiento hasta que gritó, para que me diera prisa.

Miré al suelo mientras me abrazaba a mi misma, como si tuviera frio.

-No...- Dije por lo bajo. No quería huir. No podía huir- No quiero irme. No quiero salir corriendo solo porque un viejo nos lo diga. - Empecé a gimotear, con actitud de niña llorosa.- Y si es cierto que no quieren dejar cabos sueltos... al final darán con nosotros.

Alcé la vista para mirar a Dieter.

- No voy a huir, Dieter. Lo siento. - Me mordí los labios para contener la pena que me embriagaba por dentro.- Puede que... si no es de una manera... - Me levanté con los puños cerrados y cara de enfadada.-No pienso quedarme de brazos cruzados. Voy a ir a buscarles. Hablaré con ellos. Si Pasteur no quiere ayudarnos contra ellos... quizá ellos si quieran tenernos de su lado contra Pasteur.

La miro, horrorizado. ¡No vas a ir allí ni de coña! grito, antes de darme cuenta que la he gritado. Agacho la cabeza. Mary... tengo que protegerte... no vayas. Yo no puedo protegerte contra eso... no creo poder protegerte contra eso...

Levanto la cabeza y la miro, fijamente. Voy a ir yo. Tú te quedas aquí. No dejaré que te pase nada malo, no lo permitiré. Aunque tenga que encerrarte en casa.

Es una tontería, por supuesto. Mary sabe que no la dejaría nunca encerrada en casa, que no soy ese tipo de personas. Solo estoy intentando protegerla, de la forma que sé, de la forma que se me ocurre. Porque, aunque pudiera derrotarles físicamente, ¿qué hago contra poderes mentales?

Me acerco a su lado y me siento junto a ella. Cuando hemos llegado, había un bol de cereales junto al portátil. Sabes perfectamente que Duncan nunca lo hubiera permitido. ¿Sabes lo que eso significa? Mary... tengo mucho miedo. Por todos mis seres queridos. ¿Cómo os voy a proteger a todos?

- No puedes Di!- Suspiro derrotada mirando al bol de cereales.

Me doy cuenta de lo que dice es cierto. Duncan! Oh, dios mio!

-Solo tienes que preocuparte por mi y yo me preocuparé por ti. Estaremos bien. Pero tenemos que acabar con esto. Si no, viviré toda la vida huyendo. Esperando que a la vuelta de la esquina haya alguien esperando a matarme. O peor.. matarte a ti...- cogí sus manos y las besé- Seré fuerte si tu lo eres.

- Tenemos que ver a Milliner.- dije firmemente.- Lo de Duncan es un aviso. Lo se. Nunca nos dejarán escapar. no quiere tener miedo. No podemos tenerlo.

Suspiro y saco un papel, enseñándotelo. Mary, mi intención era que tú sola cogieras ese vuelo.

La mujer que me acompaña ha sufrido una crisis mental, y cree estar siendo perseguida. No es peligrosa, pero quiero que, por favor, se aseguren que se monta en el avión. Cuando se entere que yo no la acompaño, puede que empiece a ver conspiraciones por todas partes y no quiera montar. Por favor, ayúdela para que vuelva a su casa.

Luego yo iría a ver a Milliner y haría un trato para salvarte a ti y a mi familia, a cambio de Pasteur. Pero veo que sigues siendo una cabezota, y que no sabes ver cuando alguien quiere sacrificarse por ti.

Porque no me engaño, ir al Milliner, con todo lo que ha pasado, lo veo como un auténtico suicidio.

Me levanto y le tiendo la mano, entristecido. Vamos, princesa. Iremos juntos.

Todo da vueltas y la cabeza te pesa para despertarte con las manos atadas a una caba, tus ataduras, son ataduras anchas, de cuero, con hebilla que no te dan libertad para moverte, el brazo izquierdo lo tienes especialmente inmovilizado, pues te han puesto una via con un gotero.
A tu alrededor hay una sala pequeña ilumianda por florescentes, algunos deberían cambiarse ya, de vez en cuando parpadean con un sonido acompañando el ritmo de los parpadeos.
A tu lado está miliner en idénticas condiciones, no ves a Marie por ninguna parte.
Tampoco ves al doctor.
Poco a poco te centras en donde estas, en el tú, en el ahora, y la garganta la tienes seca, y parece arder, necesitas beber algo ya, crees que te va a dar algo sino lo haces.

- Asi que Loca, eh?- gruñí con los ojos abiertos.

Instintivamente le di un manotazo en el brazo, no fuerte, solo como algo simbólico- Nunca me llames loca, idiota.- Dije sin importancia en el todo.- Aunque ha sido muy tierno querer protegerme.- susurré dándole un beso en el rostro.- Iremos juntos. No hay mas que hablar.

–Ag… aguua –consigo sacar un hilillo de voz, tenía una sed espantosa, no sabía cuanto rato llevaba dormida. Ese cabrón de doctor me había drogado.

Entonces me percaté de quien había al lado –¡Milliner! ¿Estás bien? ¿Dónde estamos? –traté de buscar sin éxito a Marie, forcejé con el brazo derecho –¡Marie! –grité en alto.

Traté con todas mis fuerzas de soltarme de las ataduras, ver si alguna estaba algo suelta. –¡Ayuda! –.

El camino al milliner fue tranquilo, el autobus en que fuisteis estaba casi vacío y no había mucha gente en la calle por la promesa de los cielos de una noche de pesadilla como la que ya habíais sufrido hacía dos noches. El camino al milliner fue tranquilo, el autobus en que fuisteis estaba casi vacío y no había mucha gente en la calle por la promesa de los cielos de una noche de pesadilla como la que ya habíais sufrido hacía dos noches.
Girasteis la esquina en el callejón que tan bien conocíais para no ver nada en él, las luces que iluminaban el bar no están, en su lugar la fachada esta llena de hollín, los cristales reventados y la puerta acordonada. Parece y huele como si el milliner hubiera ardido por completo.

¡¡¡Jodeerrr!!! pienso, mirando a Mary con una evidente cara de "¿Y ahora qué coño hacemos?" Joder, ahora sí estábamos jodidos, muy jodidos. El Milliner era la única forma que teníamos de dar con aquellos tipos, y ahora esa forma se había disipado.

A menos que probemos con la sombra. ¿Pero una sombra? Vale, sería mejor que nada... y ni siquiera sé si la encontraría. Pero...

Solo se me ocurre una cosa que hacer. Pero es aún más arriesgada que esto, ya que puede que no consigamos nada de ello. ¿Tienes tú alguna idea, preciosa? pregunto a Mary, tragando saliva, nervioso, muy nervioso, casi histérico porque ella tuviera alguna idea genial, una de esas que tenemos solo cuando, literalmente, la vida está en juego.

Un relámpago iluminó el callejón donde antes estuviera el milliner, el trueno que lo precedió os sacó de vuestro ensimismamiento. Estaba claro que allí no ibais a encontrar al regente de aquel sitio. Pero entonces escuchasteis un movil sonar dentro del callejón y una figura se hirguió de entre dos contenedores, parecía un chaval joven, universitario, probablemente, vestía hecho un pincel y de marcas que identificasteis rapidamente como caras, había recogido algo del suelo y lo miraba preocupado.
Marie, donde coño te has metido.... dijo casi como si dejara escapar un pensamiento mas que si esperara una respuesta.
Absorto como estaba en el movil que acababa de recoger no os vio.

-¿Idea?- Pregunto a Dieter algo decepcionada.- Mis esperanzas estaban en ese sitio. -Digo señalando al montón humeante del pub- Como no quieras que haga de cebo en algún banco del parque...- gruñí.

Aunque tampoco es que fuera una idea tan descabellada. Iba a proponérselo cuando apareció él.

-¿Jakob?- Pregunté en alto llamando la atención del chico.- ¿Eres tu? ¿Que haces por aquí?- Quería parecer amable pero que apareciera el por allí era extraño.

Todo esto es una mierda, todo se ha ido a la mierda. La imagen de mi madre y, sobre todo, de mi hermana me vienen a la cabeza. Quiero llorar, realmente quiero llorar. Ya es mala mi situación, pero Pasteur... dijo que irían a por nuestras familias y conocidos también. Mierda...

Miro al callejón, primero sin apenas interés. Entonces mary habla con el tipo, y le miro ahora sí más detenidamente. ¿Le conoces? pregunto, extrañado y poniéndome ante Mary, no tapándola pero sí dejando claro que la defendería si algo pasaba.