- Mmmmm... no - le respondo como seriamente, y añado - Bueno, salir a correr con Kyoya, ir a los recreativos con Kyoya, jugar al baloncesto con Kyoya...
Mientras digo esto lo enumero con los dedos para darle un gesto más dramático, luego la miro y digo
- Ir a la playa contigo, ir al parque de atracciones contigo, ir a ver los fuegos artificiales contigo...
Esto último trato de decirlo con seguridad, pero me sale la voz un poco nerviosa, a fin de cuentas la estoy invitando a una cita, bueno, a varias...
(respondo antes de los bip bip)
Natsuko inclina ligeramente la cabeza y te mira de lado.
- Esperaba que me ayudaras a elegir un bikini nuevo hoy, pero parece que también tendremos que mirar yukatas. Pero solo si tú también te pruebas alguno.
Eso era... un sí? :D
- Supooooongo... - antes de seguir hablando suena mi móvil, y luego justo otra vez, lo pongo en silencio y la miro - Perdona, ya está muteado, no más interrupciones. Entonces, a comprar bañadores que vamos, yo también necesito unos. A no ser que quieras que vaya con los slip viejos de mi padre... Mis trunks del verano pasado se han quedado pequeños
- Sugerente afirmación la de los trunks príncipe Maeda. Vayamos pues a la zona comercial. ¿Viajaremos de nuevo en su corcel?
Si decides ir "en corcel" ponlo y ya lo describiré yo.
- Depende, ¿tienes prisa por llegar?
Y mientras digo esto le sonrío, de verdad, no con la sonrisa falsa que le dedico al resto
- Yo no...
Natsuko sonríe y agarra tu brazo con su mano.
- Hoy no tengo ninguna prisa. Vayamos al ritmo que nos marquen los pies.
Y comenzáis a caminar.
No podía ser más bonito. Sentías el peso de su brazo sobre el tuyo. Ella caminaba a tu lado, sonriente. Parece mentira que hacía tan poco la habíais conocido Kyoya y tú posando junto a D-Five. Y luego... lo que viene luego era agua pasada, pero seguía siendo impresionante el cambio.
Pero caminando junto a la vía de tren viste algo, al otro lado de la vía.
¿Una chica? Entre la verja de la estación y la distancia no sabrías decir, pero jurarías que iba... ¿desnuda? No, eso no sería posible. Una chica muy delgada y con pelo plateado, aunque eras incapaz de distinguir sus rasgos.
Pero eso no era todo.
OS ESTABA MIRANDO
En ese momento pasa un tren, veloz como una bala. Cuando pasa de largo y llega a la estación, pocos metros más adelante, la chica ya no estaba.
- ¿Pasa algo?
Natsuko mira hacia el otro lado de la vía.
- ¿Qué hay?
Dudo unos instantes si contarle o no lo que creo haber visto. No tiene sentido fastidiar la cita por algo que podría ser perfectamente mi imaginación o yo viendo mal. Aprovecho que está mirando hacia el otro lado para hacerle cosquillas en las costillas.
- ¡ Picaste! - No es que realmetne sea mi estilo, pero así bajo la tensión que siento yo también... espero que no me mate...
Pero esta chica... es demasiado resistente a las cosquillas. Te mira seriamente y arquea una ceja.
- ¿Eso son cosquillas? ESTO son cosquillas.
Y te comienza a hacer cosquillas ella a ti.
Ahora mismo el contacto físico con ella, aunque fuera a base de cosquillas, era maravilloso. Y ambos reíais, y ninguna chica desnuda al otro lado de la vía iba a estropearlo.
[...]
Llegáis al centro. Al principio de la calle donde estuvisteis ayer y visteis vuestra cita interrumpida. Esta vez, paráis en varias tiendas de ropa.
En la sección de bañadores, Natsuko busca frenética entre los bikinis sin mucha suerte: busca de su talla.
Oyes a Natsuko hablar con la dependienta. Natsuko se sonroja. La dependienta sonríe. Baja la vista a los pechos de Natsuko. Asiente. La guía.
En cuestión de unos minutos Natsuko había encontrado un bikini de su talla que le gustaba bastante y había entrado al probador a cambiarse. En nada de tiempo oyes:
- Hey Akito, asómate a ver qué tal me queda.
Dudando sobre cómo de mal quedará que mire dentro de un probador ocupado, cojo con cuidado la cortina y asomo un poco la cabeza.
Lo que ven mis ojos es demasiado para la mente de un pobre adolescente virgen, y simplemente logro murmurar un
- Te queda bien. Quizás demasiado...
- Tú crees?
Natsuko hace giros de unos 60 grados ante el espejo, para mirarse desde varios ángulos.
- Bueno, supongo que me quedaré con este. Espero que a ti también te quede "demasiado bien" lo tuyo.
Tras las compras de bañadores y aún pensando en el de Natsuko, vais a otra tienda. En esta tienda se venden kimonos, yukatas y ropa tradicional en general.
Es bastante caro. Hay varios yukatas que hacen soltar una exclamación a Natsuko, por lo mucho que le gustan. Pero cuando ve el precio, pone una cara deprimida y va al siguiente. Así, hasta que no espera un mejor precio para el siguiente.
- No esperaba que fueran tan caros... Me temo que no podré ir en yukata a las fiestas de verano.
- No importa, siempre puedes ir con un vestido bonito, siendo tú seguro que te queda bien.
Y le sonrío para que no piense en tonterías.
- ¿Que te parece si te invito a merendar? Seguro que hay alguna cafetería a la que quieres ir, las chicas siempre estáis con esas cosas ¿no?
Realmente solo quiero alargar el tiempo que estoy con ella, espero que sí que haya alguna cafetería a la que quiera ir...
- Se ha hecho algo tarde... ¿que te parece si nos olvidamos de la merienda, hacemos algo más de tiempo, y vamos a cenar?
La tentación es grande, muy grande, pero...
- No puedo... Mi padre trabaja hasta tarde y sólo estoy yo en casa para hacer la cena. No puedo cenar fuera sin avisarle con tiempo... Lo siento...
Realmente me apetecería ir a cenar con ella por ahí, pero simplemente... no puedo.
¿Estás seguro de haber considerado todos los caminos posibles, Akito?
Una especie de flash pasa por tu cabeza. De alguna manera, no te sientes dueño de ese hilo de pensamiento. Como si la misma idea hubiera venido de sopetón. ¿Qué narices...?
- Oh, vaya. Bueno, otra vez será. Espero que podamos algún día durante las vacaciones.
Parece que llega el momento de despedirse. Ella también lo siente, pero no parece querer hacerlo.
- Lo que sí puedo hacer es acompañarte a casa. Y así hablamos de los planes para cenar un día de las vacaciones, si le aviso con tiempo no creo que haya problema... Es solo que hoy... No puedo.
Pone de esas medias sonrisas que solo ella sabe hacer.
- Tranquilo, es totalmente comprensible. Esperaré con ganas esa cena.
Por el camino a su casa, comentáis cuál sería el mejor día para ir a cenar. Por lo que te dice, a ella realmente le van bien todos los días, así que al final lo deja a tu decisión.
- Ya está. Vivo al doblar esa esquina. Muchas gracias por acompañarme.
Y te da un suave beso en la mejilla.
Despídete o dile lo que quieras y pasamos al siguiente día. Puedes aprovechar para describirme los planes que tenías con Kyoya.
Cuando se acerca y me da el beso es como si electricidad recorriera todo mi cuerpo, y sin poder contenerme, antes de que se separe de mí, la abrazo con fuerza apoyando mi cabeza en su hombro. Noto que se sorprende y se tensa, pero no aflojo el abrazo.
- Quedémonos así un momento... Por favor.